martes, 16 de septiembre de 2008
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La Hora de Bolivia y de Evo Morales
Miguel Bonasso14.09.2008
http://www.criticadigital.com.ar:80/index.php?secc=nota&nid=10776&pagina=3
Los gobiernos sudamericanos, que se reunirán mañana en Santiago de Chile, deben dar una contundente respuesta al gobierno agonizante de George W. Bush, por su apoyo solapado, pero probado, a favor de los separatistas de Bolivia, que buscan derrocar al régimen constitucional y democrático de Evo Morales.
Aunque las cancillerías de la Argentina, Brasil, Venezuela y otros países de la región ya expresaron su apoyo a la democracia, la paz y la integridad de este país tan castigado y de tanto valor estratégico, es preciso que el conjunto de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) le haga sentir a Washington que la realidad hemisférica es muy distinta de la que imperaba cuando la CIA, la ITT y Henry Kissinger propiciaron el pinochetazo contra Salvador Allende, en aquel otro septiembre negro de 1973.
La dureza de la respuesta diplomática es imprescindible para que los candidatos presidenciales Barack Obama y John McCain sepan que, por encima de diferencias políticas e ideológicas, la diplomacia norteamericana está más que desacreditada en nuestra región, porque el modelo económico que propician ha convertido a América Latina en la zona más inequitativa del planeta.
Tanto el duro McCain, como esa incógnita que es Obama, deben saber que por este camino van mal y sólo conseguirán alentar el profundo sentimiento antinorteamericano que impera en la mayoría de nuestras sociedades.
El ejemplo de la Cumbre de Mar del Plata, en noviembre de 2005, debería resultar aleccionador. Allí la movilización popular del “Stop Bush”, aquel famoso Tren del ALBA, donde viajaron codo a codo el entonces candidato Evo Morales y Diego Armando Maradona, generaron el contexto adecuado para que los presidentes del Mercosur rechazaran de plano la intención de sumergirnos en el ALCA.
Todos somos Evo. Lo que está ocurriendo en Bolivia puede sucederle a cualquier presidente latinoamericano que pretenda hacer valer la soberanía nacional. Especialmente si intenta defender sus recursos naturales.
La estabilidad democrática en Bolivia es esencial para toda América del Sur, pero de manera muy especial para la Argentina y Brasil, que dependen en grado sumo del gas boliviano.
A los presidentes sudamericanos les sobran argumentos para defender a Evo Morales. Sus credenciales son absolutamente impecables. Acaba de ganar el referéndum con el 68 por ciento de los votos y a nadie le caben dudas de que las masas populares de Bolivia, incluidas las que padecen racismo y exclusión en los departamentos separatistas, lo apoyan decididamente.
Está procediendo, además, con una clara vocación pacifista, que excluye la represión violenta de los opositores, a pesar de que uno de los prefectos separatistas, el feudal Leopoldo Fernández, que fue funcionario de los dictadores militares García Meza y Banzer, organizó la reciente masacre de Porvenir, donde hubo al menos quince campesinos asesinados y numerosos desaparecidos.
Sólo apeló a la última ratio, que es el Ejército, cuando los separatistas de la “media luna” se lanzaron a ocupar aeropuertos, estaciones de ómnibus, aduanas y rutas aledañas a los campos petroleros y gasíferos. Lo cual está más que justificado por la índole criminal y racista de las minorías oligárquicas que amenazan balcanizar a Bolivia.
Ha sido tan prudente que algunos sectores populares, indefensos ante los grupos paramilitares del separatismo, se lo reprochan. Su respuesta ha sido eminentemente política:les envió una carta a los cinco prefectos separatistas de Beni, Pando, Santa Cruz, Tarija y Chuquisaca, llamándolos al diálogo. Y ha demostrado en los hechos esa vocación dialoguista al encontrarse con Mario Cossio, el prefecto de Tarija, un ex diputado del derechista MNR que fue colaborador del único presidente de Bolivia que hablaba con acento norteamericano, el inefable Sánchez de Losada.
Los clásicos “observadores”, supuestamente imparciales, no toman en cuenta , en sus llamados abstractos y reiterados a un diálogo de supuestos iguales, la índole fascista de los opositores que ahora ha quedado rubricada con sangre. Pretenden igualar la fortaleza institucional de Morales con la de estos conspiradores atrincherados en sus feudos.
Bolivianos recientes, en muchos casos naturalizados y emigrados de los Balcanes, no ocultan ni su ideología ni sus propósitos. Como Branko Marinkovik, el croata nazi que preside el autodenominado Comité Cívico de Santa Cruz. Hace algunos meses prenunció la masacre con esta frase: “Mi familia conoce la dureza del comunismo, huimos de un país que fue tomado por los comunistas y allí también hubo hambruna. […] Se acerca la guerra, que sepan las madres cruceñas que si vamos a ir a la guerra, vamos a derramar la sangre de sus hijos de manera responsable”.
Tampoco hubo imprudencia alguna en la decisión de expulsar al embajador norteamericano Philip S. Goldberg, diga lo que diga el Departamento de Estado. Goldberg, a quien calificamos en estas mismas páginas como “un experto en secesiones”, había sido un protagonista en la rebalcanización de los Balcanes: entre 1994 y 1996 estuvo en Bosnia y antes de su destino en La Paz fue jefe de misión en Pristina, la capital de Kosovo.
Muchos meses antes de que Evo Morales lo expulsara, tuvo que disculparse ante el presidente boliviano, cuando el asistente de seguridad de la embajada, Vicent Cooper, fue acusado judicialmente de contratar agentes locales para espiar a cubanos y venezolanos en territorio boliviano.
Antes y después de ese escándalo financió a los grupos opositores a través de dos agencias habitualmente utilizadas por Washington para estos menesteres. La NED (National Endowment for Democracy), que cumplió la misma tarea en el golpe de 2002 contra Hugo Chávez, y la USAID, que en los setenta entrenaba a policías sudamericanos, como los que organizaron la Triple A. En enero de 2007 promovió un interesante seminario sobre seguridad y defensa en el que participaron militares norteamericanos, con la clásica excusa de la “ayuda humanitaria al pueblo boliviano”.
Ya vieron los campesinos de Porvenir cómo se canaliza esa “ayuda humanitaria”.
Con estas y otras cartas en la mano, los presidentes sudamericanos que se reunirán mañana en Santiago de Chile deberían señalarle a Washington que ya no hay espacio en la región para tolerar injerencias golpistas.
Enviado por: Emiliano Luaces emilianoluaces@hotmail.com
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Mario Benedetti vive adrede a sus 88 años
Caracas, 14 Sep. ABN.- El 14 de septiembre de 1920, exactamente 88 años atrás, la esposa de Brenno Benedetti, Matilde Farugia, parió un niño en Paso de los Toros, Uruguay. Sus padres lo bautizaron a la usanza italiana con cinco nombres: Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia.
Celebra su cumpleaños con su último libro, Vivir adrede, publicado este año. Una reflexión sobre la vida de los que aman y los que matan; de los que creen en Dios o le dicen 'adiós'; de los que abrazan y de los que oprimen; del condenado a muerte y de aquellos cuya existencia es la condena, para comprobar, a sus 88 años, que todo sigue igual en este 'viejo mundo'.
El libro también critica al imperialismo y la globalización, así como la denuncia de la pobreza y la miseria, Benedetti no hace concesiones y continúa siendo el mismo irreverente de siempre
A los dos años de edad hizo la primera de sus muchas mudanzas a Tacuarembó. Dos años más tarde, víctima de una estafa, la familia se trasladó a Montevideo, donde inicia sus estudios primarios en el Colegio Alemán de Montevideo.
En 1933 ingresa al liceo Miranda de donde su padre lo retira ya que lo obligaban a hacer el saludo nazi, y un año más tarde ingresa a la Escuela Raumsólica de Logosofía. Sus estudios secundarios fueron interrumpidos por problemas económicos y los finalizó de manera libre. Desde los catorce años trabajó en la empresa de repuestos para automóviles Will L. Smith, S.A.
En 1945 Benedetti ingresó al equipo de redacción del semanario Marcha, y en 1954 es nombrado director literario. Permaneció en el semanario hasta 1974, cuando fue clausurado por la dictadura de Juan María Bordaberry. Al año siguiente se casa con Luz López Alegre, 'es que casarse con alguien que lleva la luz y la alegría en su nombre parece una buena inversión' dijo sobre su esposa, a la que había conocido desde que eran niños 'tardé 6 años en decírselo y ella un minuto y medio en aceptarlo'.
En 1949 participa en el movimiento contra el Tratado Militar con los Estados Unidos en su primera acción como militante y recibió el Premio del Ministerio de Instrucción Pública por su libro de cuentos Esta mañana.
En 1964 viaja a Cuba para participar en el jurado del concurso Casa de las Américas. En 1968 participa en el Congreso Cultural de La Habana con la ponencia 'Sobre las relaciones entre el hombre de acción y el intelectual' y se vuelve miembro del Consejo de Dirección de Casa de las Américas, entonces funda y dirige el Centro de Investigaciones literarias de Casa de las Américas, cargo en el cual se mantendría hasta 1971.
Junto a miembros del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, fundó en 1971 el Movimiento de Independientes 26 de Marzo, una agrupación que pasó a formar parte de la coalición de izquierdas Frente Amplio desde sus orígenes. Benedetti fue representante del Movimiento 26 de Marzo en la Mesa Ejecutiva del Frente Amplio desde 1971 a 1973.
Tras el golpe de Estado del 27 de junio de 1973 parte al exilio en Argentina. Posteriormente se exiliaría en Perú donde fue detenido, deportado y amnistiado, para luego instalarse en Cuba, en el año 1976. Al año siguiente su periplo lo conduce a España. Durante diez años vivió alejado de su patria y su esposa, quien tuvo que permanecer en Uruguay cuidando de las madres de ambos.
En 1980 se traslada a Palma de Mallorca. En 1983 se residencia a Madrid.
Vuelve a Uruguay en 1983, iniciando su período de desexilio. A partir de ese momento Benedetti es reconocido mundialmente y empieza una época de homenajes y celebraciones oficiales.
El cantautor catalán Joan Manuel Serrat graba el disco El sur también existe, sobre sus poemas; recibe el Premio Jristo Botev de Bulgaria; en Bruselas es galardonado con el premio Llama de Oro de Amnistía Internacional por su novela Primavera con una esquina rota; es condecorado con la Medalla Haydeé Santamaría por el Consejo de Estado de Cuba.
Benedetti también recibió el Premio Morosoli de Plata de Literatura, entregado por la Fundación Lolita Rubial, de Minas, Uruguay; junto a otros cincuenta escritores, fue distinguido por el Estado de Chile con la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral; el Premio León Felipe, en mención a los valores cívicos del escritor; el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana; y el I Premio Iberoamericano José Martí, entre infinidad de homenajes.
Después del exilio ha sido investido con títulos Doctor honoris causa por diversas universidades, entre ellas la de Alicante, la de La Habana y la de Valladolid.
La condecoración de mayor rango que ha recibido el laureado autor es la orden Francisco de Miranda en su Primera Clase, la más alta distinción que otorga Venezuela por aporte a la ciencia, a la educación y al progreso de los pueblos, impuesta en el Paraninfo de la Universidad de la República, en Uruguay en 2007, por el presidente Hugo Chávez, quien calificó a Benedetti como uno de los indispensables: 'Benedetti es uno de los indispensables. Nosotros sigamos su ejemplo, luchemos toda la vida'.
En 2004 se presentó un documental sobre la vida y la poesía de Benedetti, titulado 'Mario Benedetti y otras sorpresas'. El documental, escrito y dirigido por Alessandra Mosca, es protagonizado por el mismo autor.
Después de la muerte de su esposa, Luz López, el 13 de abril de 2006, se trasladó definitivamente a su residencia en el barrio Centro de Montevideo, Uruguay. Entonces donó parte de su biblioteca personal, al Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti de la Universidad de Alicante.
Ha publicado mas de 40 libros y ha sido traducido a 20 idiomas. Su versátil producción literaria abarca todos los géneros, incluso famosas y emblemáticas letras de canciones, y suma más de setenta obras; destacan entre ellas sus recopilaciones poéticas Inventario e Inventario Dos, los cuentos de La muerte y otras sorpresas, Con y sin nostalgia y Geografías; las novelas Gracias por el fuego y Primavera con una esquina rota, sin duda su mejor obra en prosa.
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