martes, 3 de marzo de 2009
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De cerca nadie es normal
Alfredo Grande
sábado 28 de febrero de 2009
Entrevista a Alfredo Grande, psicoanalista argentino: “De cerca nadie es normal”
Meriem Choukroun (Desde Buenos Aires, Argentina. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)
Introducción
Todo comenzó cuando una ‘peligrosa’ y revolucionaria disciplina fundada por Sigmund Freud abrió puertas para intentar vencer las resistencias que impiden llegar al meollo de la conflictividad humana. Y como si esto fuera poco, puso la sexualidad en el tapete al punto que llegó a adjudicarse la patente de su invención al mismo Freud. Una humorada, por cierto, pero no tanto. A lo largo de su historia, el psicoanálisis transitó profundas crisis generando más detractores que apologistas. Desde su confrontación con la historia social nacida a principios del siglo XIX en Francia, hasta las corrientes más importantes del pensamiento científico contemporáneo.
¿Es sólo una ciencia del inconsciente individual? ¿Puede abarcar el campo social y cultural o es la expresión de una necesidad burguesa que acabará cuando se acaben los burgueses?
Otras corrientes de pensamiento lo asociaron a la teoría marxista profundizando en la praxis psicoanalítica. Pero los componentes naturales del ser humano pocas páginas ocupaban en las teorías de esa orientación, incluidos Marx y Engels. En contraposición se destacaba lo clasista e histórico-social. Así surgía la antinomia biologismo-historicismo que lo desechaba o reprobaba pues proponía algo así como mezclar el agua con el fuego. Pero Freud ofreció suficiente conocimiento como para saber que el psiquismo se origina desde la aptitud y las variables para la transformación del instinto humano.
Alfredo Grande, psiquiatra y psicoanalista, nos regala sus reflexiones, desandando un largo camino de profundo compromiso. Y con generosidad y humor nos ofrece también sus datos biográficos, por mano propia.
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Argenpress: El psicoanálisis, que lleva más de un siglo de existencia y múltiples desarrollos, generó más detractores que apologistas en sus inicios y más acá también. En la actualidad y en el campo de la salud, pareciera estar un tanto desplazado por otras ofertas psicoterapéuticas que van en aumento. ¿Cómo se orienta el psicoanálisis así considerado? ¿Qué se entiende por crecimiento en ese ámbito?
Alfredo Grande: Antes que nada, o sea después de todo, el psicoanálisis no es una oferta terapéutica. Freud lo señaló con claridad: “La aplicación del psicoanálisis para la terapia de las neurosis es sólo una de ellas y ni siquiera la más importante”.
Siempre el psicoanálisis, como todo pensamiento sobre la libertad, tiene detractores. Más bien, represores con más o menos barniz cientificista. El crecimiento del psicoanálisis nos autoriza a hablar de ‘los psicoanálisis’. Yo señalo que hay un psicoanálisis de la Plaza y un psicoanálisis del Palacio. Es decir, una ortopedia de la dominación o una estrategia de liberación. Por eso la orientación en la que estamos trabajando varios compañeros hace más de 10 años, la denominamos ‘psicoanálisis implicado’. Pretende el análisis del fundante represor de la cultura. Es un mismo campo de lucha que la psicología social y la teología de la liberación.
Argenpress: En sus primeras horas, el psicoanálisis fue muy cuestionado desde lo ideológico, al extremo que se le impidió hacer pie en el campo socialista. Marie Langer junto a otros profesionales, incluido vos, lo llevó a Cuba aunque tenía la seguridad de que no cambiaría el mundo. Pero luchó por alejarlo del elitismo ideológico y por considerarlo una herramienta muy valiosa a la hora de acceder profundamente a los laberintos humanos.
Alfredo Grande: El campo del denominado socialismo real fue refractario al psicoanálisis por considerarlo un artefacto burgués. También Freud fue refractario al socialismo por considerarlo un artefacto económico. Vio con interés el experimento en Rusia, como decía, pero fue escéptico respecto a las consecuencias inmediatas sobre la subjetividad. Y tenía razón.
Además de Marie Langer, luchadora incansable, Juan Carlos Volnovich y Silvia Werthein que vivieron muchos años en Cuba, organizaron Congresos Internacionales sobre Psicoanálisis y Marxismo. Yo mismo, en el año 1987 dicté un curso en el Hospital Joaquín Albarrán, invitado por la doctora Reina Rodríguez Mesa. En varios viajes a La Habana di cursos y participé en mesas redondas, por lo cual queda claro que se concretó su ingreso real. Por supuesto, el psicoanálisis tiene que tolerar ser re-visitado teórica y políticamente desde el socialismo.
Argenpress: Si bien el psicoanálisis abrió campos insospechados en el ámbito clínico, asistimos a una vertiginosa y espectacular proliferación de prácticas que, sin desmerecerlas, al menos abren interrogantes. Están todas las técnicas de autoayuda (es el renglón de libros que más se vende en el mundo) y una explosión de religiones fundamentalistas, sobre todo evangelistas protestantes, que pareciera no detenerse. ¿Por qué este fenómeno? ¿Cómo entenderlo desde el psicoanálisis?
Alfredo Grande: El psicoanálisis no es funcional al orden capitalista financiero. La problemática del sujeto del deseo no interesa, a menos que sea el deseo formateado de consumir. El psicoanálisis no habilita ni siquiera el consumo de uno mismo, con la excepción de consumir algún saber y alguna verdad.
Hay una variante funcional al consumismo de las elites que el sociólogo Roberto Castel denominó ‘psicoanalismo’ hace más de 40 años.
En la Argentina, los grupos “Plataforma” y “Documento” produjeron un cisma en la Asociación Psicoanalítica en la inolvidable década del ‘70. Las técnicas de autoayuda son ‘ayudadas’ por los diferentes gurúes que los mercados fabrican. Pensamos: autoayuda y ayuda celestial, idealización en ambos casos. El psicoanálisis, tal como lo entiendo, es mucho más terrenal y libidinal.
Argenpress: ¿Es posible articular psicoanálisis y posiciones críticas al sistema de salud pública? Y específicamente, ¿plantear políticas en salud mental desde la teoría y prácticas del psicoanálisis?
Alfredo Grande: En lo que se denomina la desmanicomialización trabajan importantes psicoanalistas. Si entendemos la salud pública, no como una estrategia del Estado para sanear los males irredentos del capitalismo, sino como la construcción colectiva de otra cultura, el psicoanálisis tiene una presencia fundante.
Todos mis libros editados por TOPIA, una editorial que primero fue revista, sostiene el tránsito entre psicoanálisis, sociedad y cultura. Un claro ejemplo es la obra de Silvia Bleichmar, Leon Rozitchner, Enrique Carpintero y tantos otros y otras.
Argenpress: En las últimas décadas, el psicoanálisis convive con una feroz corriente biologista y mercantil que ‘cura’ hasta los más profundos conflictos psicológicos. Qué consideración te merece?
Alfredo Grande: Cuando yo estudiaba Psiquiatría, la división era entre psiquiatrones y psiquiatras dinámicos. Esa corriente feroz que dice curar es un negocio de las multinacionales de los psicofármacos. Poderosas en lo económico y en lo cultural. Hasta Woody Allen recomendó el Prozac. Un psicoanálisis real y en la realidad, toma a los medicamentos como un auxiliar útil. No hace una Razón Farmacológica de la existencia. Ni siquiera el Dr. House lo hace.
Argenpress: Teniendo en cuenta que Freud ‘inventó’ la sexualidad creo que también provocó, indirectamente, la ira de las Iglesias en general. Algo así como la libertad desde el placer frente al crimen y castigo ancestral a la felicidad, sobre todo desde el catolicismo.
Alfredo Grande: En realidad el aporte revolucionario de Freud fue darle estatuto científico a la sexualidad. Ya es complejo definir qué es sexualidad, pero yo tomo una definición primera del creador del psicoanálisis: placer ligado al cuerpo.
El tema de los placeres, su diferencia con la sexualidad fue muy estudiado, entre otros por Michel Foucault. Pero hay que señalar que el psicoanálisis da una clave sobre la subjetividad: ser sujeto es entre muchas cosas, ser sujeto de deseo. Y sujeto al deseo. Por eso las Iglesias en general, con sus vertientes más reaccionarias en particular, han perseguido al psicoanálisis. No por sus muchos defectos, sino por sus profundos aciertos. Freud no se quedó tranquilo y escribió “El Porvenir de una ilusión”, donde diseca lo que se llama el sentimiento religioso en la humanidad.
Argenpress: Para saber quién es Alfredo Grande, nada mejor que recurrir a la fuente primera. ¿Y vos quién sos?
Alfredo Grande: A diferencia del personaje de Osvaldo Soriano, cuando dice “nunca me metí en política, siempre fui peronista” yo siempre me metí en política. Mi filiación la dejamos para otra entrevista (risas). Pero yo entiendo al psicoanálisis como una militancia cultural, social, política y artística. Mis pacientes leen mis libros, chismosean con el google, muchos son militantes sociales a los que veo en sus lugares de lucha. Otros van al Teatro a ver mi Unipersonal (NR Como buen histrión que es en: “La soga en la casa del ahorcado” y “Cultura por mano propia”).
Escribo para varias agencias alternativas, en la revista La ‘Tecla Ñ’ digital, la Agencia Pelota de Trapo…
Es decir, de neutralidad nada. Es lo que llamo la implicación en acto. Por ejemplo: en abril volveré a Cuba por el Congreso Internacional de Psicoterapia. Soy Miembro Correspondiente de Honor de la Sociedad Cubana de Psiquiatría ¡¡a pesar de ser psicoanalista!!
Y el emprendimiento más querido “ATICO”, la Cooperativa de Trabajo en Salud Mental que fundé en 1986. Casi 23 años de cooperativismo y psicoanálisis. A mis 60 años puedo decir también: ‘Confieso que he vivido’. Mi manera de entender al psicoanálisis mucho tiene que ver. Actualmente me obsesiona escribir un libro sobre el superyó. Esa mezcla nada ingenua de cura y de cara que todos tenemos adentro, según la profana definición que doy en mi unipersonal. El análisis del superyó es una de las claves para entender el amor al represor.
Argenpress: A esta altura del acoso cometido sobre tu persona y con la pelota que nos dejaste picando, deseo que pongas el broche de oro, en libertad.
Alfredo Grande: Entonces elijo preguntarme hoy, a más de un siglo, ¿porqué el psicoanálisis?
Vicente Zito Lema (NR poeta, periodista, filósofo argentino) me invitó en el año 2000 a coordinar un seminario sobre Psicoanálisis-Marxismo-Capitalismo. Recuerdo sus palabras en la clase inaugural: “Se trata de volver a colocar la cuestión del sujeto en el campo de la izquierda”. Y eso es el desafío vigente que Freud propone: pensar al sujeto, para que deje de ser pensado por los diferentes amos.