El 20 de mayo de 1912, el Partido Independiente de Color se alzó en armas. El alzamiento fue realizado con el propósito de que se derogara la Enmienda Morúa, que previamente había ilegalizado al mencionado partido. En sólo dos meses el sanguinario general Monteagudo, con el beneplácito del presidente José Miguel Gómez y el vicepresidente Alfredo Zayas, llamados "el tiburón" y "el pesetero" respectivamente, ¿no masacraron a más de 3.000 negros y mulatos, la mayor parte de ellos desarmados?
Años más adelante ¿no envió Gerardo Machado, uno de los más sanguinarios presidentes de aquellos tiempos, a un grupo de matones para asesinar a Julio Antonio Mella en su exilio mexicano? No tengo ni un ápice de miedo a la muerte, expresó en varias ocasiones el joven revolucionario, lo único que siento es que me van a asesinar por la espalda. Y así mismo fue.
Fundador junto a otros compañeros, el 20 de diciembre de 1922, de la Federación de Estudiantes Universitarios, FEU, la Universidad Popular José Martí, 1923, la Sección Cubana de la Liga Antiimperialista y el primer Partido Comunista de Cuba, 1925,
Mella, no sólo como líder cubano sino también continental, era la figura más sobresaliente en esos momentos y comenzaba a enfrentarse a Estados Unidos, de modo que estorbaba. El imperialismo se dio cuenta de cómo avanzaban las ideas nuevas y quería desaparecerlas en su origen, ¡qué necios, como si las ideas pudieran ser asesinadas!. A eso precisamente se debe su muerte el 10 de enero de 1929. "Muero por la revolución, asesinado por agentes de Machado", fueron sus últimas palabras. Y ¿acaso se apendejaron el resto de sus compañeros en Cuba? ¿No continuaron con la lucha a pesar de la fuerte represión gubernamental que les combatía? Vencer o servir de trinchera a los demás: Hasta después de muertos somos útiles. Nada de nuestra obra se pierde. El revolucionario tiene orgullo de ser puente para que los demás avancen sobre él, la cursiva es de Julio Antonio Mella.
Casi un año antes, el 20 de enero de 1928, los obreros Claudio Brouzón y Norke Yalob ¿no fueron torturados en la sección de expertos y posteriormente asesinados en la fortaleza de la Cabaña? Arrojados después sus cadáveres al mar, unos pescadores encontraron un brazo de Brouzón en el vientre de un tiburón capturado; en cuanto al cadáver de Yalob, éste fue hallado en la bahía de La Habana amarrado a un lingote de hierro.
Durante el "Machadato" (1925-1933), sólo en la Prisión Modelo de la Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud, ¿no fueron asesinados más de quinientos presos?
El 8 de mayo de 1935, Antonio Guiteras, Secretario de Gobernación del "Gobierno de los Cien Días", ¿no fue asesinado, junto al venezolano Carlos Aponte cuando salía clandestinamente de Cuba para regresar en una expedición armada?
Jesús Menéndez, el "General de las Cañas", dirigente obrero y comunista del sector azucarero, ¿no fue cobardemente asesinado en Manzanillo, el 22 de enero de 1948, durante el régimen presidido por Ramón Grau San Martín?
Y algo más cercano a nuestros tiempos. Cuando fracasó el asalto al Cuartel Moncada, militarmente, nunca políticamente, gran parte de los combatientes, ya detenidos, ¿no fueron salvajemente torturados y asesinados allá mismo a boca de jarro?. El 13 de marzo de 1957, José Antonio Echeverría, presidente de la FEU por aquel entonces y uno de los máximos organizadores del asalto al Palacio Presidencial y a la emisora de Radio Reloj, ¿no fue asesinado frente a la Universidad de La Habana?. Cuando el 30 de julio de 1957, sin cumplir todavía los 23 años y en Santiago de Cuba, los esbirros detuvieron a Frank País junto a Raúl Puyol y dos cuadras y media más abajo del lugar de la detención los bajaron del carro donde los llevaban, ¿no los asesinaron igualmente a boca de jarro en aquel Callejón del Muro?. Un mes antes y también en Santiago de Cuba, Josué País, hermano menor de Frank, ¿no fue rematado por los esbirros estando ya detenido y mal herido junto a sus compañeros caídos Salvador Pascual y Floro Vistel?. El 13 de agosto de 1957, los hermanos Saíz ¿no fueron igualmente asesinados siendo éstos unos adolescentes?...
Y sin embargo ¿se quedó el pueblo sumiso y amilanado ante la tiranía de Batista? ¡No! Prueba de ello es que, a pesar de las grandes dificultades, de las grandes masacres cometidas por los tiranos durante todo ese tiempo para tratar de frenar el imparable avance de la guerrilla, cinco años, cinco meses y cinco días después del asalto al Moncada, tras poco más de dos años de guerra, los Barbudos entraron a Santiago de Cuba, y siete días después, el 8 de enero de 1959, a La Habana.
Estos que acabo de citar, sólo son algunos de los muchísimos y sangrientos ejemplos que lamentablemente existen a lo largo de todo el proceso emancipador en la historia de Cuba.
Si nos limitamos a la última dictadura militar de Fulgencio Batista (1952-1958), estaríamos hablando de unos 20.000 muertos como consecuencia de los heroicos combates librados contra los soldados de la tiranía.
¿Por qué, entonces, si los revolucionarios de todas esas épocas eran tan brutalmente reprimidos para que no alcanzaran sus libertarios propósitos, no cesaron en su empeño hasta conseguirlos?. ¿No será que, en verdad, ellos sí tenían qué combatir y una causa justa que alcanzar?. ¿Por qué en los tiempos actuales, si tan injusto es el régimen que les rige, como dicen, si tanta escasez de libertad y democracia tienen, si tanto se les reprime cada vez que abren la boca, por qué, insisto, por qué ellos no hacen exactamente lo mismo?. ¿No será que tan tamaña injusticia por parte del gobierno cubano no existe, y que si la citada injusticia existe viene de otro lado?. ¿No será que la escasez de libertad y democracia no es tal, al menos para la inmensa mayoría de los cubanos? ¿Y esa represión de la que tanto se habla?. ¿Existe o no existe?. Y si existe, ¿por qué existe, para quién existe y para qué existe?. Me parece que las respuestas a estas preguntas son más que evidentes.
El Estado es una herramienta represora, cierto, pero en manos del pueblo sólo se utiliza para reprimir a la minoría que se opone a su dicha. Obviamente, me estoy refiriendo a la dictadura del proletariado; instrumento que en manos del pueblo es legítimo y necesario como mecanismo organizativo y de autodefensa. En Cuba hace más de cincuenta años que el pueblo arrebató el Estado a la burguesía nacional, supeditada ésta al imperialismo yanqui. Y, transformándolo de manera radical, actualmente lo utiliza para proteger sus importantes conquistas.
De todas maneras, en Cuba la dictadura del proletariado casi siempre ha sido ejercida de manera bastante comedida. Un ejemplo relativamente cercano es el de los famosos "disidentes" que fueron detenidos, juzgados y encarcelados en abril de 2003. Contrariamente a lo que las lenguas más interesadas o ignorantes dicen, según los casos, estas personas no son presos de conciencia perseguidos por sus ideas, no fueron sancionados por lo que escribían, sino asalariados del imperio que fueron condenados por delitos debidamente probados. Todos los países del mundo disponen de un arsenal jurídico que les permite defender la independencia nacional contra casos semejantes de agresión extranjera; la mayoría, además, mucho más severo que el de Cuba. Pasado un tiempo y debido al padecimiento de enfermedades de cierta gravedad, varios de estos individuos fueron puestos en libertad; gesto humano que muchos gobiernos del mundo no aplican a presos con parecidos cuadros clínicos, aunque a estos la ley les ampare.
Un gobierno quizá pueda mantener en el engaño a su población durante cuatro años, pero nunca, jamás durante más de cincuenta. Y si a lo largo de tanto tiempo ha contado con la complicidad de gran parte de la ciudadanía, será por algo ¿no les parece?. ¿O es que acaso los cubanos son tontos?. ¿No está Cuba mundialmente reconocido como el pueblo más culto de América Latina?
A este pueblo no le decimos cree, le decimos lee, dijo Fidel hace ya mucho tiempo. Ser culto es el único modo de ser libres, ésta última cursiva es de José Martí.
Históricamente, una de las "armas" más utilizada por las tiranías mundiales ha sido, y es, la supresión de la cultura y el entorpecimiento de su desarrollo en todas sus posibles manifestaciones. Y esto se hace con el único y perverso propósito de crear los cerebros inertes que, a los tiranos, les permita controlar a la población sin demasiados problemas. En Cuba, donde, como se sabe, el índice cultural alcanzado es muy elevado, obviamente ocurre justo lo contrario.
Un pueblo de analfabetos o semianalfabetos, o de gente idiotizada ante la televisión y mutilada en sus capacidades intelectuales, no podrá ser jamás un pueblo libre, la cursiva es de Abel Prieto. Queremos seres pensantes, no seres conducidos, dijo Julio Antonio Mella.
Cincuenta años de supuesta agonía es más que suficiente para que, al menos de vez en cuando, se hubiera hecho alguna manifestación de protesta contra los responsables de, según las serpentinas lenguas, tan caótica situación. ¿Cuando se han visto en Cuba revolucionaria actos semejantes? ¡Nunca! Y no me digan que no se celebran por miedo a la represión, eso sería tacharlos de cobardes, cuando la historia cubana demuestra con creces que nunca lo fueron, porque en todos los países del mundo se reprimen con extrema dureza, muchas de ellas hasta con fuego real que provocan muertos, incluso, y no por ello, a pesar de las prohibiciones, se dejan de convocar y secundar. En cambio, sí se convocan y se secundan numerosas y multitudinarias manifestaciones en defensa de la Revolución y contra sus conocidos enemigos. Y tampoco sirve decir que la ciudadanía está obligada a participar en ellas, porque, por causas diversas, mucha gente ha dejado de acudir a más de una y jamás han sido represaliadas por ese motivo.
En La Habana muchas veces se acerca o se supera el millón de manifestantes en las diferentes convocatorias, la última el pasado Primero de Mayo. Con el resto de los habitantes que conforma el censo de la ciudad y no acude a las manifestaciones, otro millón, aproximadamente, ¿qué hacen las autoridades cubanas?, ¿acaso los encarcelan?.
Bien tontos son los que creen que este pueblo se puede gobernar por la fuerza o por otra forma que no sea el consenso que emana de la obra realizada, la elevada cultura política de nuestros ciudadanos y la envidiable relación de la Dirección con las masas. En las elecciones del Poder Popular participan de forma consciente y entusiasta más del 95 por ciento de los electores, la cursiva es de Fidel.
El más fuerte no es nunca suficientemente fuerte para ser siempre el amo, si no transforma la fuerza en derecho y la obediencia en deber, la cursiva es de Jean Jacques Rousseau.
Ningún pueblo se hace revolucionario por la fuerza. Quienes siembran ideas no necesitan jamás reprimir al pueblo. Las armas, en manos de ese pueblo, son para luchar contra los que desde el exterior intenten arrebatarle sus conquistas, la cursiva es de Fidel.
Si, como ha quedado demostrado, la represión, por fuerte que sea, no es suficiente para evitar rebelarse contra la injusticia, ¿por qué en Cuba se rebelan contra el imperialismo yanqui y sus lacayos, que estos sí que los reprimen, y nunca lo hacen contra su propio gobierno?. La respuesta a esta pregunta también creo que es más que evidente.
¿Cuando Fidel u otros dirigentes cubanos han sido increpados y desautorizados por la población en cualquiera de los numerosísimos y multitudinarios actos donde han participado?. ¡Nunca!. Siempre ha ocurrido justo lo contrario. Algo que muy pocos, o ningún mandatario mundial, incluso, pueden decir de sí mismo.
Entonces, si a una supuesta represión gubernamental no se debe, ¿a qué podemos atribuir, pues, la tan elevada consanguinidad existente entre la dirección y las masas? Si recordamos que la fuerza no constituye derecho y en que únicamente estamos obligados a obedecer a los poderes legítimos, la cursiva es de Rousseau, creo, sinceramente, que la respuesta a esta última pregunta también se cae de la mata:
Es el apoyo popular al sistema lo que le otorga su estabilidad. Es la continuada identificación del sistema con el interés de la población lo que le acredita su apoyo. A pesar de la relativa erosión del consenso en los últimos años (primeros del período especial), lo más notable es el nivel de mantenimiento de esa correspondencia, la cursiva es de Rafael Hernández.
¿Cuándo en Cuba revolucionaria ha habido un solo torturado?. ¿Cuándo un solo desaparecido?. ¿Cuándo un solo asesinado en cárceles y comisarías?. ¿Cuándo manifestaciones brutalmente reprimidas por la policía, si ni siquiera ha habido manifestaciones por parte de los supuestos detractores?. El cubano es un pueblo guapo y fajao, pero cuando y contra quien debe serlo. Con la saludable e imprescindible diversidad de pensamiento existente, la pluralidad de pensamiento no tiene necesariamente por qué manifestarse a través de los tradicionales y podridos partidos políticos, en Cuba la dirección y las masas comparten ideas, reivindicaciones y calles, y se manifiestan siempre juntos porque son una misma cosa. ¿O alguien cree todavía que una "víctima", al parecer tan castigada, puede ir durante más de cinco décadas, hombro con hombro, con su supuesto "verdugo" así, como si nada? ¿No será más acertado decir que la inmensa mayoría de la población cubana, a pesar de la intoxicación informativa creada y pagada por la CIA y que del exterior les llega, la mal llamada Radio Martí etc, son perfectamente conscientes de dónde vienen los males que les golpean?
Los imperialistas intentan ridículamente presentar a nuestro país como un régimen de fuerza. Efectivamente hay fuerza, pero la fuerza no está en las armas, ni en las leyes, ni en las instituciones del Estado; está en el pueblo, en las masas, en las convicciones revolucionarias y en la cultura política de cada ciudadano. La fuerza no está en la mentira ni en la demagogia, sino en la sinceridad, la verdad y la conciencia. Las armas además las tiene el pueblo y con ellas defiende a la Revolución sin torturas, sin crímenes, sin batallones de la muerte, sin desaparecidos, sin ilegalidades ni arbitrariedades, como ocurre a diario en los países doblegados al imperialismo para mantener regímenes reaccionarios de injusticia y opresión. Esto lo empiezan a reconocer hoy hasta nuestros más enconados enemigos. Ello se debe a las semillas de principios y ética revolucionaria que sembramos desde el mismo Moncada y que fructificaron en la guerra de liberación y en el ulterior desarrollo de la Revolución. Por encima de las montañas de calumnias imperialistas se yergue firme e invencible la realidad histórica, la cursiva es de Fidel.
Ningún país del llamado mundo occidental y democrático puede jactarse de lo que apunto en estas líneas. Muchos de sus gobernantes, sin embargo, seguirán pidiendo, exigiendo más bien, a la dirigencia cubana que "democratice" el sistema de la Isla, que no es otra cosa que exigir la entrega incondicional de todos sus recursos, incluidos los humanos, a las transnacionales; demanda que, por supuesto, no va a ser satisfecha, porque, como ya ha quedado demostrado en este escrito, la inmensa mayoría de la población cubana hace más de cincuenta años que decidió enterrar al capitalismo. Y la decisión de vivir en Revolución Socialista se renueva periódicamente mediante elecciones democráticas, libres y secretas.
Desde entonces, el gran "pecado" de Cuba no ha sido otro que demostrar, con su ejemplo, que un mundo nuevo, además de urgentemente necesario, es muy posible. |