El tema de los instructores de arte suscitó reflexiones entre los asistentes al Consejo Nacional de la organización
Sonia Sánchez y Michel Hernández
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Con el determinante propósito de enriquecer cada vez más la vida cultural del país, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), celebró ayer su Consejo Nacional tras finalizar el primer semestre del 2009 de trabajo sostenido y favorable, que incluyó afianzar el reconocimiento a nivel internacional de la organización.
Luego de abundar en el cumplimiento de los acuerdos de la etapa "dentro de las exigencias, la racionalidad y el ahorro que requiere la actual situación económica", Miguel Barnet, presidente de la UNEAC, enfatizó, especialmente, acerca de que las organizaciones políticas y de masas han sido receptoras del trabajo de la institución, lo que se ajusta "al sentimiento nuestro de escritores y artistas revolucionarios".
En la capitalina sala de teatro Bertolt Brecht, tuvo lugar el encuentro presidido también por el miembro del Buró Político del Partido y ministro de Cultura, Abel Prieto Jiménez; el vicepresidente de la UNEAC José Villa Soberón; Armando Hart, director de la Oficina del Programa Martiano y el coordinador del Departamento de Cultura del Comité Central del Partido, Pablo Bacallao.
Hart dio a conocer un mensaje que expresa: "El momento que viven Cuba, Nuestra América y el mundo exige de los escritores y artistas una vinculación, de manera creadora, con la política culta fundamentada en la tradición intelectual de la nación cubana con su aspiración a una cultura general integral (¼ )", análisis basado en los preceptos martianos al respecto y de los pensadores de la ciencias sociales y humanistas y artistas que se han acercado al ideal de justicia universal.
A partir de estas ideas Hart propuso unánimemente aceptado por el consejo crear en el seno de la UNEAC un programa martiano que lleve el nombre de El arte de hacer política y fundar un club martiano para impulsar ese trabajo.
En el comunicado sugiere, además, aunar esfuerzos para erigir un monumento a Mariana Grajales en los alrededores del aeropuerto de Santiago de Cuba "e incluir en su entorno a tres mujeres hijas de Mariana: Celia Sánchez, Haydée Santamaría y Vilma Espín".
Otro llamado fue realizado por el compositor Roberto Valera quien instó a tener en cuenta los 50 años de fundada la Orquesta Sinfónica Nacional, recordar a sus creadores y a los músicos y directores que hoy siguen poniendo en alto el prestigio de la agrupación.
Un concurrido plenario escuchó con interés los resultados del trabajo de las comisiones expuesto por Cary Diez, quien destacó que en el período las de mejor trabajo fueron Ciudad, Cultura y Arquitectura; Cultura y Economía; Cultura Comunitaria y Cultura y Turismo.
Los delegados centraron su atención en el tema Los Instructores de Arte que conforman la Brigada José Martí, expuesto por Helmo Hernández, presidente de la Fundación Ludwig, en el que analiza, entre otros aspectos, que el mejor escenario para que estos jóvenes libren sus batallas es la escuela y destaca que la esencia distintiva de su acción no podría ser la de imponer modelos preestablecidos para la apreciación estética, ni simplificadores.
"Coincidiríamos además, en que su formación profesional debería atemperarse permanentemente a las nuevas necesidades que la sociedad desarrolla, y requiere, por tanto, la generación de nuevos conocimientos y modos de proceder", observó Helmo.
Al respecto intervino el pintor Manuel López Oliva para insistir en la necesidad de que esta fuerza artística debe repensar el trabajo en las comunidades; el director de Sonantas Habaneras, Jesús Ortega, resaltó que el instructor de arte es un generador de cultura y conservador de tradiciones que debe ser un gran autodidacta. "Tenemos que respetar a ese joven que va a conducir las bases culturales de nuestro país", afirmó.
En otro sentido, el investigador Desiderio Navarro abogó por ampliar el acceso a una bibliografía adecuada que ayude a la superación de los instructores de arte, propuesta respaldada por Miguel Barnet al decir que deben estar al tanto de las corrientes del pensamiento contemporáneo.
Al consejo fue invitado, y detalló su quehacer comunitario, el instructor de arte Onel Rodríguez, quien desarrolla su trabajo en un espacio denominado El Patio de Pelegrín, en Puerta de Golpe, Pinar del Río, proyecto que por sus logros ha trascendido hacia los pobladores de otras zonas aledañas.
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