Moncada 50 a 56 UN JOVEN ARTEMISEÑO EN EL MONCADA Por Lucilo Tejera Díaz Foto: Rodolfo Blanco Cué Servicio Especial de la AIN
En 1948, Mario Lazo Díaz era un joven repostero en Artemisa, ciudad al oeste de La Habana, perteneciente entonces a la provincia de Pinar del Río. Allí también estudiaba en el Instituto de Segunda Enseñanza, donde, además de alumno, fungía como subdirector de un pequeño periódico del centro. Políticamente resultaba un ferviente admirador de Eduardo Chibás, el fundador del Partido Ortodoxo. Con 18 años de edad, militaba en la Juventud Ortodoxa. El 27 de noviembre de aquel año se realizaría en el Instituto una actividad en recordación de los estudiantes de medicina fusilados en 1871 por el colonialismo español. A Mario se le encomendó contactar con la FEU en la Universidad de La Habana, para que alguno de sus dirigentes fuera a Artemisa a hablar en el homenaje a los mártires. "No te preocupes, que irá uno de nosotros", le dijo el presidente de entonces de la federación.-Aquel 27 de noviembre no lo olvido, nos dice Mario. Yo tenía que reportar el acto y redactar enseguida, porque en dos días más se imprimiría el "periodiquito". El que vino de la Universidad fue Fidel Castro, quien estudiaba la carrera de Derecho. Aquel día lo conocí. Recuerda que a raíz del golpe de estado del 10 de marzo de 1952, cuando Fulgencio Batista derrocó al presidente Carlos Prío, circuló por Artemisa un manifiesto escrito por Fidel, en el cual denunciaba la maniobra.-Lo leímos en varios lugares, y aquello devino un acicate para los jóvenes que deseábamos un cambio en bien de Cuba. Luego el futuro abogado regresó al territorio, donde se reunió con José (Pepe) Suárez y Ramiro Valdés. A partir de ese momento empezaron a organizar células clandestinas con los revolucionarios.
EL "MOVIMIENTO" Todavía el movimiento no tenía denominación alguna. Solo se designaba así, pero después de la Marcha de las Antorchas en La Habana, en la noche del 27 al 28 de enero de 1953, en homenaje a José Martí por los 100 años de su nacimiento, se identificó como Generación del Centenario. Los integrantes de los grupos deducían que la organización clandestina era para luchar contra el régimen, si bien no sabían cómo. Pronto recibieron algunas señales.-Empezamos a prepararnos en cuestiones militares y a hacer prácticas de tiro. Cogimos una puntería tremenda, al extremo que cuando llegaban a Artemisa los circos con tiro al blanco no nos dejaban participar a ninguno de nosotros porque siempre ganábamos las cajetillas de cigarro puestas de trofeo.
A SANTIAGO DE CUBA Avanzado el mes de julio, algunos de los artemiseños vinculados al "movimiento" recibieron la orden de encontrarse el 24 en un punto de La Habana.-Así hicimos, y allí nos recogió Fidel manejando su auto. Nos trasladó a una terminal de ómnibus, entregó los boletos y partimos para Santiago de Cuba. Pensaba sería para una práctica de mayor envergadura. El 25 llegaron a la ciudad oriental, entonces en pleno carnaval. Los recibió un joven "con una mancha debajo de su ojo derecho", como les había dicho Fidel. Era Renato Guitart, un hombre clave en la organización de la acción a punto de comenzar. Fueron para una casa en la calle Celda. Abel Santamaría, uno de los responsables (después supieron que era el segundo jefe del asalto), ordenó que no se podía salir por la cantidad de policías y soldados en las calles a causa de las fiestas. Pero la comida no alcanzó, y a varios se nos permitió ir a comer fuera de la vivienda.-Fuimos a un "puesto" que vendía bebidas y comidas ligeras. Pedimos refrescos para acompañar la comida. El que despachaba nos miró asombrado y preguntó dos veces si era refresco lo que queríamos. Se extrañaba que siendo jóvenes no tomáramos cerveza, en medio de los carnavales. Además, no teníamos mucho dinero. Antes de la medianoche, en autos se dirigen a un lugar distante a 13 kilómetros de Santiago, la Granjita Siboney. Los más de 150 comprometidos allí se reunieron.-Cuando ví a dos mujeres (Haydée Santamaría y Melba Hernández), por nuestro concepto de machismo, pensé que no realizaríamos ninguna acción militar. Estaba totalmente equivocado. Se visten con uniformes del ejército de la tiranía y les entregan armas: escopetas de caza, fusiles del calibre 22 y algunas pistolas. Este era el parque que estuvo escondido durante días en un pozo ciego de la finca. Como a la una de la madrugada del 26, llega Fidel y explica el objetivo que iban a atacar al amanecer.-Partimos de la granja en los autos en una caravana, y a la entrada del cuartel Moncada comenzó el combate. No conseguimos la sorpresa que nos proponíamos, porque una ronda de guardia, por las afueras de la fortaleza, se dio cuenta de nuestro propósito y empezó el tiroteo antes de lo que planeábamos. Solo entraron cinco o seis combatientes.-Al ver que la acción no prosperaría y para evitar la muerte de muchos de nosotros, pues ya los soldados que descansaban dentro estaban de lleno en la lucha con mejor armamento, Fidel da la orden de retirarnos. Un pequeño grupo nos protegió. Mario y otros de los asaltantes regresaron a la granja. Poco después llegó Fidel, quien dijo que había dos variantes: retornar a Santiago y buscar la forma de salir de la urbe y volver a nuestros lugares de residencia, oemprender el camino del lomerío, mantenerse allí un tiempo y marchar al extranjero para iniciar una nueva etapa de la lucha que habíamos iniciado.-Yo me fui con Fidel para el monte. Con nosotros venían Reinaldo Benítez, herido en una rodilla, y Jesús Montané, quien padecía de pies planos y miopía. Accidentalmente, me herí de bala. En vista de la situación, el Jefe ordenó que los tres nos dirigiéramos a Santiago, acompañados por otros tres compañeros. Luego de varios días y con la ayuda de personas de aquellos entornos, Mario logra llegar a la ciudad, donde permaneció con nombre falso hasta 1955.-Algo me pasó. En una de las casas donde me escondía en Santiago, en una ocasión armaron otra cama en el cuarto donde dormía y vino Frank País a esconderse también. ¡Joven admirable! Conocí una de sus facetas que no la suponía en él, un revolucionario completo: ¡qué bien dibujaba! Mario siguió en la lucha clandestina por toda Cuba hasta el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959. En una oportunidad pidió marchar a la Sierra Maestra a incorporarse al Ejército Rebelde, pero le plantearon lo necesario de su labor en las ciudades. Con 71 años de edad, sigue activo en el Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, organización de la cual es fundador.-Me voy a morir igual que cuando fui al Moncada: revolucionario. (AIN)
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