jueves, 25 de marzo de 2010

Matar a la muerte salvando vidas Brigada Henry Reeve Dorys Herrera cubanísima

En nombre de La Polilla
Enviado el: Jueves, 25 de Marzo de 2010

 

Leydis María Labrador Herrera.Texto y foto: Leydis María Labrador Herrera
(Estudiante de Periodismo)

Jobabo, (Las Tunas).-

“Eran cerca de las 10 de la noche, y me preparaba para dormir a mi hijo de tres años, cuando sonó el teléfono. Un compañero me llamó y me dijo: 'parece que nos vamos a cumplir misión'.

Créeme, en ese momento pensé que estaba jugando conmigo, pero minutos después me confirmaron que debía arribar a la ciudad de Las Tunas, la capital de la provincia. Cuba había brindado su ayuda al pueblo de New Orleáns, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro nos llamaba.”

Así comenzó su historia esta joven internacionalista de este municipio, al sur de la provincia de Las Tunas.   La doctora Dorys Herrera Santiesteban, no imaginó que a raíz de los terribles sucesos del huracán Katrina en el 2005, su vida tendría un giro inesperado.

Tarde esa noche respondió al llamado de la solidaridad, sin pensar en nada más que en el humanismo que su profesión exigía.

“En ese momento abracé a mi niño y sentí un cúmulo de emociones que no puedo explicar. Tenía ganas de llorar, pero al mismo tiempo me sentía orgullosa de que hubieran confiado en mí para esa misión.

Sabía que muchos seres humanos necesitaban la ayuda de los médicos cubanos y eso me dio fuerzas para seguir adelante.”


Doctora Dorys Herrera Santiesteban.


Junto al Líder de la Revolución, Fidel Castro, con otros integrantes del contingente Henry Reeve.

Escuche declaraciones de Dorys Herrera.

 

Ella, como muchos otros médicos de Cuba toda, salió de su hogar preparada para prestar sus servicios al pueblo norteamericano, por iniciativa del Lider cubano Fidel Castro.

“Como homenaje al médico norteamericano que participó en nuestras guerras independentistas, el comandante fundó la brigada Henry Reeve, que desde ese momento brindaría atención médica en cualquier lugar del mundo donde los desastres naturales o de otra índole afectaran a seres humanos.

Aunque el presidente Bush rechazó la ayuda cubana, ya teníamos una misión histórica con toda la humanidad, que la hostilidad de su gobierno no podía arrebatarnos.”

Sin embargo, parecía que la naturaleza se empeñaba en poner a prueba la voluntad de los médicos cubanos y las primeras pruebas de fuego de la brigada no se hacían esperar. Las inundaciones en países latinoamericanos como Guatemala y el devastador terremoto en Pakistán, reclamaban el concurso de los internacionalistas.

“Muchos de mis compañeros partieron hacia los países latinoamericanos afectados por las intensas lluvias, otro grupo, en el cual estaba incluida, salió hacia Pakistán. Al llegar a ese país encontramos en los ojos de la gente un profundo dolor y una sensación de desamparo que caló muy profundo en nuestros corazones.”

A pesar de las duras condiciones del clima, de la diferencia de costumbres, de las barreras del idioma, los cubanos lograron lazos de amistad muy fuerte con los hijos de ese pueblo. Según nos cuenta Dorys, los colaboradores cubanos se identificaron tanto con el sufrimiento de la nación que a casi cinco años del desastre, todavía los recuerdos viven.

“A veces cierro los ojos y veo a los niños vagando por las calles, llorando sobre los restos de sus casas, o añorando a los familiares perdidos en la catástrofe. Todos los días, cuando miro las imágenes del desastre de Haití, revivo los momentos en que incluso, sentimos bajo nuestros pies las réplicas de las fuerzas de la naturaleza. Era doloroso ver a los seres humanos caminar sin rumbo a merced del tiempo y el destino.”

Para esta doctora cubana, Pakistán fue una escuela, y a la vez, una prueba fehaciente de lo maravilloso que es nuestro sistema de salud. Esa misión constituyó además un paso para su siguiente tarea, en la República de Bolivia.

“Bolivia fue diferente, también tuvo un alto grado de dificultad y exigencia, pero la llegada al poder de un gobierno progresista como el de Evo Morales, daba nuevas esperanzas a la vida de la nación. Esa hermana república también dejó en mí huellas imborrables.”

Aunque la distancia y el tiempo fueron obstáculos difíciles y la nostalgia por su tierra y sus seres queridos golpeaba su corazón, esta joven doctora asegura que creció espiritualmente y que su vida cambió para bien.

Ahora se despierta cada mañana con la satisfacción del deber cumplido, y siente que cada día lejos de su país valió la pena. En estos momentos se desempeña como vicedirectora de asistencia médica en su natal Jobabo, tarea que cumple con gran responsabilidad y empeño.

Ahora sabe que su existencia tiene un sentido más allá de su vida personal y su familia, nació para salvar del dolor a los demás y se siente orgullosa de eso.

“Hoy por hoy no me cabe duda de que ser médico, fue una de las mejores decisiones de mi vida. Mi profesión me ha dado la oportunidad de ofrecer parte de mí a los que me necesitan. No importa en que lugar del mundo estemos, lo que vale es nuestra voluntad de luchar por un mundo de igualdad y dignidad humana.

Vivo feliz cada día, de pensar que cuando mi niño crezca, podrá decir orgulloso: mi mamá, es internacionalista.” 

http://www.tiempo21.cu/gente/febrero10/dorys_herrera_afan_salvar_vidas_100218.htm

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Lic. Rosa Cristina Báez Valdés "La Polilla Cubana"

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