viernes, 23 de julio de 2010

Guerra Nuclear amarla o rechazarla fin de la vida Bertrand Russell Erich Fromm Museo Che Guevara Chaubloqueo Toto Eladio González junior

 

Erich Fromm, transcribe lo que escribió Bertrand Russell

 

Los hombres temen al pensamiento más que cualquier otra cosa en la tierra –más que a las ruinas, incluso más que a la muerte-.

 

El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructivo y terrible; el pensamiento es despiadado con el privilegio, las instituciones establecidas y los hábitos confortables; el pensamiento es anárquico y sin ley, indiferente a la autoridad, despreocupado de la acreditada sabiduría de las edades.

 

El pensamiento escudriña el abismo del infierno y no teme. Ve al hombre, esa débil partícula, rodeado por insoldables profundidades de silencio; sin embargo procede arrogante, tan impertérrito como si fuera el señor del universo. El pensamiento es grande, y veloz y libre, la luz del mundo, y la principal gloria del hombre.

 

Pero para que el pensamiento llegue a ser posesión de muchos, no privilegio de unos pocos, debemos eliminar el temor. Es el temor lo que contiene a los hombres –el temor de que sus acendradas creencias resulten engañosas, el temor de que las instituciones por las que viven resulten dañinas, el temor de que ellos mismos resulten menos dignos de respeto de lo que habían supuesto que eran.

 

¿Debe el trabajador pensar libremente acerca de la propiedad? Entonces, ¿qué nos ocurriría a nosotros, los ricos? ¿Deben los jóvenes, hombres y mujeres, pensar libremente acerca del sexo? Entonces, ¿qué ocurriría con la moralidad? ¿Deben los soldados pensar libremente sobre la guerra?  Entonces, ¿qué ocurrirá con la disciplina militar? ¡Basta de pensamiento! ¡Retornemos a las sombras del prejuicio, para que no corran peligro la propiedad, la moral y la guerra!  

 

Es mejor que los hombres sea estúpidos, lerdos y tiránicos, y no que su pensamiento sea libre. En efecto, si su pensamiento fuera libre, podrían no pensar como nosotros. Y este desastre debe evitarse a toda costa”. Así argumentan los oponentes del pensamiento en las profundidades inconscientes de su alma. Y así actúan en sus iglesias, sus escuelas y universidades.

 

Fromm, agrega: “Muchos confunden estremecimiento con goce, excitación con interés, consumir con ser. El Slogan necrófilo “Viva la muerte”, aunque conscientemente lo utilicen los fascistas, llena el corazón de muchas personas que viven en tierras de plenitud de bienes, aunque ellas mismas no se den cuenta.

 

Parece que en este hecho reside una de las razones que explican porqué la mayoría del gente se resigna a aceptar la guerra nuclear y la consiguiente destrucción de la civilización y da tan pocos pasos para impedir esta catástrofe.

 

Bertrand Russell, por el contrario, lucha contra la masacre que nos amenaza, no porque sea pacifista o por algún principio abstracto, sino precisamente porque es un hombre que ama la vida.  

 

E. Fromm (1900-1970)

 

Sobre la desobediencia y otros ensayos

 

Reproducida parte pag. 56-57

 

Edit. Paidos Studio

 

Bertrand Russell (1872-1970)