jueves, 23 de diciembre de 2010

Armando Tejada Gómez gaviotas inmigrantes Centro Cultural

De: Gloriana Tejada [mailto:glorianatejada@gmail.com]
Jueves, 23 de Diciembre de 2010 04:27 p.m.

 

Centro Cultural Armando Tejada Gómez

 

 

Queremos, como siempre, estar presentes en los brindis de estas fiestas de fin de año, con cada uno de ustedes, en el agradecimiento a su trabajo, a su amistad, a su consecuente labor en cada canción, en cada poesía, en cada difusión, en el abrazo de siempre. Porque también para ustedes, como para nosotros

"hay que soñar la vida para que sea cierta".

 

Cerramos un año en el que el sueño de que llegara la justicia se hizo realidad, con los asesinos, los torturadores, los apropiadores de niños, los genocidas, estén presos. Y la justicia seguirá su marcha, lenta e inexorablemente,

con todos los que aún quedan.

 

Les hacemos llegar nuestros mejores deseos para este año que se inicia, para cada uno de ustedes, para nuestra Patria y para la Patria Grande que conformamos, donde nunca hubo inmigrantes de primera y de segunda.

Y sí voluntades venidas de todas partes del mundo para hacerla cada vez más grande,

más rica en la diversidad y más inclusiva.

 

Nuestro brindis con todos

 

Y, como siempre, un poema de nuestro Poeta.

 

 

 

El dia que llegaron las gaviotas

 

5

 

Sucedió entre tareas e inmigrantes.

¡Vaya a saber de dónde, aunque lo sepa!

 

De pronto hizo su sombra, dio su paso.

Nombrado por el mundo apenas hombre

adquirió su lugar, fue incorporado.

 

Vaya a saber de dónde es que venía

mezclándose, a mezclarse y reencontrarse.

 

Oficio de nacer, de andar la tierra,

náufrago de los puertos, descastado,

llegó y entró en el otro como huyéndose,

como reconstruyéndose el naufragio.

 

Allá también vivió por las orillas.

También olvidó el nombre y fue olvidado.

 

Vino a ganar el agua, el continente

y a avanzar el pedazo, el trecho árido,

vino a hacerle regiones al desierto

y después comprender o nunca o cuándo

y entonces ya no importa la memoria,

la historia nos comienza, ha comenzado

su espesa multitud y el nacimiento

de altas artesanías, tempestades

de tarea y tarea y dura ciencia

y amor y agricultura, ha comenzado

a serle imprescindible a los caminos

su callada paciencia, su ancha mano,

porque ya es para siempre esta tarea,

la vida es para siempre. Hemos pactado.

 

Desde luego el empeño, desde luego

el país tiene orillas manejadas,

desde luego que algunos no pudieron,

no pueden y hay orillas, van quedándose,

muriéndose, sufriéndose y queriendo

su bien ganada sal, su poco de agua.

Sentirse un remolino, una violencia,

un hombre por hacer, un rostro exacto,

unas desmadejadas multitudes

fuimos, somos, seremos, esperamos.

 

Llegó y entró en nosotros como huyéndose.

Penetramos en él como un naufragio.

 

Apellido central, ya se está viendo:

sube en la levadura solitaria,

por cierta iniquidad y ciertos odios

entre circulaciones inmigrantes.

 

Se lo ve aparecer carnal, rotundo

materialmente duro y terminado,

anecdotario y hecho, aparecido,

sufrido de país, vamos hallándolo;

cercano a no poder pero siguiéndose,

negado y castigado y explotado

y succionado y basta y no paremos

y empujemos la voz, vamos compadre:

métale esta raíz hasta los huesos

a la materia nuestra de paisaje.

Hay que ver cuántos modos tiene un hijo,

con qué rostro aparece y en qué año.

 

Bueno es seguir, cantar con fundamento,

levantarse cantado, reencontrarse

exactamente igual en lo que fuimos,

en lo que somos siendo tan exactos

y atestiguar los pobres nacimientos,

los tantos, los montones, los millones,

sumados a la suma de la sangre.

Pero también amor, pero aguardemos

porque esta anatomía crece y crece

y lleva el corazón diseminándose.

 

Espéreme compadre, que lo esperen,

vamos por nacimientos rescatados,

esperemos nomás, pero cuchillos,

pero la misma lucha mientras tanto,

tantos que hemos nacido, que nacemos,

veámosle la sombra al olvidado

y sus tantas historias diariamente:

veámosle llegar, hacerse hermano.

 

Tanto que hemos nacido al fin, entremos,

volvamos al total de cada uno,

regresemos al útero más grávido,

donde por hombre y hombre sumergido

nos sube el apellido de la patria.

 

 

Armando Tejada Gómez

Canto Popular de las Comidas

Premio Poesía 1974 - Casa de las Américas - La Habana - Cuba

Editorial Boedo, Buenos Aires, 1974

 

 

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