Los "wikileaks" sobre la falta de raigambre popular de la disidencia en Cuba, inventada y financiada por los EEUU y sus socios europeos, no es noticia para nadie, sobre todo para los cubanos.
Durante años he venido diciendo lo mismo: la "disidencia" cubana, así como sus "periodistas y bibliotecarios independientes", no solamente no tienen "resonancia entre los cubanos comunes y corrientes", lo cual muestran ahora los cables filtrados por Wikileaks y en este caso firmado por el propio embajador norteamericano en La Habana, Jonathan Farrar, el cual agregó que estas personas debían dedicar menos tiempo a la búsqueda de: "suficientes recursos para la subsistencia cotidiana de los principales organizadores y sus partidos clave".
Es internacionalmente reconocido que Estados Unidos ha destinado decenas de millones de dólares a apoyar a la oposición cubana desde el triunfo de la Revolución en 1959, con la transformación de la isla en una nación socialista, por lo tanto, no es extraño que el pueblo cubano considere a estos personajes como mercenarios pagados por el extranjero, pues en realidad lo son.
Estos cables de Wikileaks aseguran que muchos disidentes están más preocupados por conseguir dinero que en llevar sus propuestas a sectores más amplios de la sociedad cubana, por ejemplo: "una organización política dijo bastante abierta y francamente al jefe de la misión [embajada norteamericana] que necesitaba recursos para pagar salarios y le presentó un presupuesto con la esperanza de que la Sección de Intereses pudiera cubrirlo", dice el texto.
Pero no los llevemos tan recio, en definitiva cada cual se busca la vida como puede y por supuesto la visa para emigrar con todos los gastos pagos, como el caso del disidente que llego a Chile, donde se presento como periodista independiente y cuando el Gobierno chileno le dio un trabajo en una emisora de radio tuvo que renunciar porque él "era [sic] periodista para los estándares de la prensa independiente cubana pero no para trabajar con profesionales".
Como diría el poeta: le ronca la trompeta.
Lo mejor es que los extremos se tocan, otra disidencia muy bien pagada es la extrema izquierda de Miami, la cual solamente en programas de radio, tertulias y encuentros, le cuesta a sus donantes cientos de miles de dólares al año y están tan desconectados de la sociedad, polarizados y a menudo manipulados por las organizaciones de inteligencia norteamericanas que su convocatoria hace una semana en un hotel de esta ciudad (siete organizaciones en total) reunió a menos de cien personas, en medio de la mayor comunidad cubanoamericana fuera de Cuba (500,000), sin contar los cientos de miles de inmigrantes latinos de otros países que aquí residen.
En fin, la disidencia no se inventa, o se paga, porque quienes no participan en las causas en defensa de los intereses de los pueblos, de corazón o por ideología, lo hacen por mercenarismo y esos, entonces, dependen de quien los mantienen, en este caso, inevitablemente, los poderosos.
No hay nada nuevo bajo el sol, el imperio sigue siendo imperio y para defender sus intereses y oprimir a los pueblos utilizará todas las mañas posibles, y cuando un embargo genocida de 50 años no le funciona, acude al soborno y la quinta columna para dividir y penetrar, tanto en Cuba, como en el exterior. Wikileaks confirma lo que todos sabíamos, queda ahora ver qué vamos a hacer para enfrentarlo.