La Historia cambió en 66 horas ( 1ª. parte ) por Luis Baéz La Habana, 11 abril (Prensa Latina) FINALES DE MARZO DE 1961. FIDEL CASTRO REALIZA UNO DE SUS habituales periplos por los planes en construcción que lleva adelante el gobierno revolucionario. En esta ocasión es por la Ciénaga de Zapata donde se han edificado centros turísticos en la zona de Girón, Playa Larga y la Laguna del Tesoro. Voy junto a él. En Girón está casi terminada la pista de aterrizaje, además de la carretera que une a la playa con el poblado de Jagüey Grande. Hay una claridad inusual en el cielo de la madrugada costera, a una hora aproximadamente la 1:30. Fidel se detiene cerca de la orilla. Mientras contempla el horizonte, comenta: "Este es el lugar ideal para desembarcar" y seguidamente exclamó: "¡ Va y estos hijos de puta se lanzan por aquí...!" Pensando en voz alta agregó: "Vamos a instalar una ametralladora calibre 50 en el tanque de agua que se encontraba ubicado a una considerable altura y otra frente a la pista de aviación ". Habló de situar cuatro bocas y un batallón de infantería. Estos refuerzos igualmente los mandó a colocar en Playa Larga. Pero los acontecimientos se precipitaron. No hay tiempo para cumplir las órdenes. Las armas y los hombres no se llegaron a emplazar. LIBRO BLANCO El viernes 30 de marzo de 1961 John F. Kennedy invitó a William Fulbright, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, a que lo acompañara a la Florida. En el curso del vuelo, el senador por Arkansas entregó al primer mandatario un documento en el que exponía que la proyectada invasión a Cuba era una idea terrible y planteó su objeción al proyecto. En el mismo memorándum propuso que, en vez de una invasión, debería establecerse una política de tolerancia y a la vez de aislamiento de Cuba. En su opinión "el régimen de Castro es una espina en la piel, pero no una daga en el corazón". El 3 de abril, el Departamento de Estado hizo público el " Libro Blanco " para ir preparando al pueblo norteamericano en relación con la invasión a Cuba. El documento fue elaborado por Arthur Schlesinger Jr., asesor especial de Kennedy. La acción comenzó a gestarse durante el gobierno del presidente Eisenhower, el cual aprobó el 17 de marzo de 1960 un plan militar de cuatro puntos que había sido elaborado por la CIA con un presupuesto inicial de 4 400 000 dólares. A comienzos de junio, los primeros aspirantes a invasores comenzaron a entrenarse en la isla de Useppa, en el Golfo de México, muy próxima a Naples, Florida. De ahí los trasladaron para Fort Gulick, Zona del Canal de Panamá, y posteriormente a la Base Trax, situada en la finca Helvetia, muy cerca del pueblo de Ratalhuleu, en Guatemala. Estas tierras pertenecían al magnate cafetalero Roberto Alejo, hermano del embajador guatemalteco en Estados Unidos. El 13 de noviembre, de este propio año, se produjo un levantamiento militar contra el presidente de Guatemala Miguel Ydígoras Fuentes, en las bases militares de Sacapa y Puerto Barrios. La insurrección estaba liderada por Augusto Turcios Lima, y Marcos Antonio Yon Sosa, jóvenes oficiales que, en unión de otros militares, combatieron durante horas contra efectivos del ejército, la CIA e integrantes de la Brigada que luego invadió a Cuba por Playa Larga y Playa Girón. Al quedarse sin municiones, los dos, huyeron a través de la frontera con Honduras para regresar posteriormente y organizar un movimiento guerrillero en las montañas guatemaltecas. En el reclutamiento de los futuros invasores, desempeñó un papel importante Joaquín Sanjenis, conocido como Sam Jenis, hombre de la CIA, quien más tarde estaría al frente de la Operación 40, integrada por informantes, asesinos a sueldo y mafiosos que componían la policía secreta de la fuerza invasora. En el mes de marzo de 1961 la CIA presentó un documento titulado " Propuesta de Operación contra Cuba ", y recomendó el " Plan Trinidad " que se resumía en tres puntos: a) Asalto por vía marítima a Trinidad. b) Establecer una cabeza de playa para lanzar una operación de guerrilla si fuera necesario. c) Desembarco de un gobierno provisional tan pronto se estableciese la cabeza de playa. Kennedy lo rechazó por considerarlo demasiado espectacular. El Presidente manifestó que prefería un desembarco durante la noche y sin gran ruido. Kennedy era del criterio que " cuanto menor fuese el riesgo político, mayor sería el riesgo militar, y viceversa ". A su juicio era necesario equilibrar esta situación. Los aspectos militares del esquema de invasión fueron aprobados por la Junta de Jefes del Estado Mayor, y se le dio el nombre clave de " Operación Pluto " por la CIA y los estrategas del Pentágono. Finalmente, los analistas seleccionaron Playa Girón. La zona contaba con una excelente pista de aterrizaje. La fecha escogida para la invasión fue el 5 de abril. Kennedy la trasladó para el 10. Definitivamente decidió: el 17. MOVILIZACION Escuela de Cadetes de Managua. 2:40 a.m. del lunes 17 de abril. El director del Centro de Estudios, capitán José Ramón Fernández, duerme. Es despertado por una llamada del Comandante en Jefe Fidel Castro: " Se acaba de producir un desembarco mercenario por la Ciénaga de Zapata ", y a su vez le ordena: " Debes movilizar el Batallón de la Escuela de Responsables de Milicias que está en Matanzas y trasladarte enseguida al central Australia. " " Comprendido, compañero Comandante en Jefe " responde Fernández. Ésta es una de las órdenes iniciales emitidas por el líder de la Revolución, que desde el primer instante comenzó a dirigir las operaciones para derrotar a los invasores. También instruyó al comandante Raúl Curbelo, ministro de Comunicaciones, de que debía trasladarse a la base aérea de San Antonio de los Baños, asumir la dirección de ésta y antes del amanecer hacer volar hacia Girón los pocos aviones de que disponían. El objetivo: atacar a los buques de la armada invasora. El Batallón de la Escuela de Responsables de Milicias se encontraba organizado en seis compañías de infantería y una batería de morteros de 82 mm. Ya en la ciudad de Matanzas, Fernández conversó con Fidel. El Comandante en Jefe le comunicó que se había localizado a los invasores y que se dirigiera a Jovellanos. Al llegar vuelve hablar telefónicamente con el líder de la Revolución quien lo actualiza de las últimas informaciones que tenía del enemigo. Y siguió rumbo a Jagüey Grande. ÚLTIMA OPORTUNIDAD El presidente Kennedy poseía la facultad de interrumpir la Operación hasta 24 horas antes del desembarco. El domingo 16 fue la última oportunidad para cancelar la invasión. El general Charles Cabell se encontraba al frente de la CIA. Allen Dulles había viajado a Puerto Rico con el pretexto de impartir unas conferencias, a fin de no levantar sospechas en relación con la invasión. La clasificación de los invasores comenzaba en el número 2000 con la finalidad de despistar a la inteligencia cubana sobre la cantidad de sus integrantes. Fue denominada 2506, la identificación de Carlos Rodríguez Santana, uno de sus miembros, muerto en el entrenamiento. En tres noches seguidas las tropas fueron trasladadas por aire de Guatemala a Puerto Cabezas, en Nicaragua. Durante varias semanas, en las selvas guatemaltecas quedaron detenidos 17 hombres que la CIA consideraba que tenían ideas izquierdistas y, por tanto, resultaron excluidos de la invasión. Inmediatamente que salieron de Guatemala, oficiales de la CIA, abrieron un hueco en la base Trax, enterraron todos los archivos de la Brigada, le pasaron un buldózer por arriba, demolieron el campo y no dejaron ni los cimientos de las barracas. Al abordar los barcos en Puerto Cabezas fueron despedidos por el general Luis Somoza, presidente de Nicaragua. Haynes Johnson, del Washington Post, describió la escena: " Vestido como un potentado de comedia musical, rodeado de pistoleros, la cara empolvada, saludó y dijo: " Tráigame un par de pelos de la barba de Castro. " Después cerró el puño y se fue seguido de sus aduladores. " PUESTO DE MANDO A las 6:00 a.m., Fernández estableció el Puesto de Mando en las oficinas del central Australia y comenzó a poner en ejecución las órdenes del Comandante en Jefe; mientras mujeres y hombres del pueblo se congregaban frente al local pidiendo armas. En los alrededores se acentuaba la atmósfera de combate. Milicianos que van y vienen; órdenes, instrucciones y a lo lejos se alcanzaba a escuchar los fogonazos de la contienda. Las noticias que procedían del frente agregaban una tensión en la que alcanzo a percibir que no existe el miedo, pero sí la desorganización. Llegué hasta el Australia manejando mi propio auto desde La Habana. Cuando Fernández divisó aquel Chevrolet del 58 levantando sendas columnas de polvo se dirigió hacia mí y sin darme tiempo a decir una palabra me increpó: " ¿Y tú qué haces aquí ? ". Me presento ante él como corresponsal del diario Revolución y de la revista Bohemia, que venía a cubrir los sucesos. Me dijo que podía ir donde quisiera, pero con cuidado. Abrí así el camino al grupo de periodistas, fotógrafos y camarógrafos que arribarían más tarde. Entre mis primeros apuntes recojo que, a medida que pasan los minutos, son más y más los hombres y mujeres que se presentan voluntariamente para incorporarse a los combates. Fernández impartió la orden de dispersar vehículos y personal hacia lugares no visibles para la aviación enemiga. Con los únicos medios de que se disponía en aquel instante en el Australia - 9:00 a.m. - se organizó una patrulla con todos los hombres armados que había: siete en total. Al frente se situó al administrador del central con la orden de trasladarse a dos cooperativas cercanas. Corría el rumor de que en esa zona habían caído paracaidistas. Poco después, regresaron los hombres de la patrulla e informaron que fueron atacados por un B - 26 con bandera cubana, en el Kilómetro 7, lo que ocasionó la muerte de una anciana y de cuatro milicianos del Batallón 339, además de varios heridos. Momentos más tarde, dos B - 26 pintados con el emblema de nuestra Fuerza Aérea, según se pudo apreciar claramente, volaban entre 3 000 y 4 000 pies de altura. Los minutos se viven intensamente. Es muy temprano aún cuando Fernández hizo un recorrido y ordenó bloquear con vehículos y obstáculos una pista cercana. En el camino se tropezó con el capitán Manuel Cordero Reyes, jefe del batallón 339 de Cienfuegos. Estos combatientes se encontraban desde fecha reciente en la zona, casi todos, en los alrededores del central Australia. Al tener conocimiento del desembarco, el capitán había ido a enfrentarlos con los pocos hombres con que contaba. Llevaban armas ligeras de infantería, fusiles M-52 y metralletas, pero habían sido rechazados por los mercenarios. En el puesto de mando se presentó el capitán Conrado Benítez Lores al frente de un batallón de Colón, Calimete y otras poblaciones aledañas. Fernández le ordenó trasladarse al frente, y que desalojara a un grupo que, según comentarios que habían llegado, estaba atrincherado en la boca de la Laguna del Tesoro. Inmediatamente después debía apoderarse y fortificar Pálpite y Soplillar. El batallón logró avanzar y sobrepasar la boca de la Laguna, pero no pudo desalojar al enemigo de Pálpite. Posteriormente llegó el batallón 227 de Unión de Reyes, al mando del Capitán Orlando Pérez Díaz a quien se le orientó avanzar y reforzar al capitán Benítez. Poco después de las 9:30 a.m. hizo su entrada en la zona del Australia el batallón de la Escuela de Responsables de Milicias. Fernández explicó la importancia de tomar Pálpite y a la segunda compañía, al mando del teniente Roberto Concedo León, ordenó que desde Pálpite avanzara hacia Soplillar, desalojar al enemigo y obstaculizar una pista existente en el lugar, y la defendiera contra el posible descenso de paracaidistas. Una arenga enérgica y optimista se escuchó en la voz del jefe del puesto de mando. Exactamente a las 12:11 p.m. se informaba que la misión había sido cumplida. Desde horas tempranas, Fidel había dado la orden de ocupar esas localidades con el objetivo de mantener una cabeza de playa dentro de la Ciénaga. Con esta victoria, se aseguraba la posibilidad de rápidas operaciones contra el invasor. DISTINTOS PUNTOS Diversas fotos tomadas sobre la Ciénaga de Zapata por los aviones espías U-2, mostraban con exactitud las carreteras, los caminos, los caseríos y poblados de la zona. El aeropuerto en Playa Girón se usaría como base de aprovisionamiento logístico y como base aérea para que operaran los aviones desde el territorio ocupado. En el Plan de Operaciones se habían seleccionado distintos puntos en la costa para el desembarco: Playa Girón (Playa Azul), Playa Larga (Playa Roja) y un punto a la derecha del poblado de Girón, denominado Playa Verde, con el Embarcadero de Buenaventura al fondo de Bahía de Cochinos. La noche del 16, la armada de la invasión se concentró al sur de Cuba. Dos embarcaciones propiedad de la Marina de Guerra de Estados Unidos, el Bárbara J y Blagar, muy bien artilladas, brindarían apoyo al desembarco. Cerca de los navíos permanecía fondeada una agrupación de choque de la flota del Atlántico: el portahelicópteros Boxer; los portaaviones Essex y en las cercanías el Shangri La; los destructores Murray, Conway, Coney, Eaton y el Wailer. Dos submarinos navegaban frente a las costas cubanas. La Brigada comprendía 1 511 hombres, todos ubicados en los barcos con la excepción de un batallón de infantería aerotransportada de 177 personas. Alrededor de la medianoche el buque Blagar se acercó a la costa. Un paramilitar de la CIA, Grayston Lynch, junto con otros cinco cubanos se colocó su traje isotérmico, máscara y patas de rana, abordó una balsa de goma negra y se dirigió a la playa. Su tarea consistía en situar luces de colores para marcar la zona de desembarco. A pesar de las declaraciones de Kennedy de que los norteamericanos se mantendrían al margen, Lynch fue el primero en desembarcar pero no el único pues William "Rip" Robertson, apodado el "Cocodrilo", por lo arrugado de su piel, también lo hizo al frente de un segundo team de hombres ranas. BARCOS HUNDIDOS Fidel llama constantemente a Fernández dándole órdenes. Le comunica que los invasores, al desembarcar, habían dado muerte a civiles y a unos pocos milicianos que trabajaban en las obras de Playa Larga y Girón. El Comandante en Jefe le dice que la aviación batía exitosamente a las embarcaciones enemigas - alrededor de catorce - y que por lo menos 3 ó 4 barcos habían sido hundidos al igual que lanchas de desembarco; que otras estaban averiadas y los barcos se retiraron a unas 30 millas. Con el hundimiento del Río Escondido y la puesta fuera de acción del Houston, blanco de los cohetes del capitán Carreras y embarrancado por su propia tripulación para que no zozobrara, se imposibilitaba la llegada de los suministros a los invasores. Los barcos facilitados a la CIA por la Compañía García Lines quedaron fuera de combate. Al ver estos hundimientos, los capitanes de Blagar, Barracuda y el resto de los buques de vituallas dieron órdenes de salir mar afuera. Mientras tanto, al Batallón del capitán Benítez que fue el primero en llegar al Australia, se le impartieron instrucciones precisas de posesionarse a lo largo de la carretera hasta las cercanías de Pálpite, para asegurarla y evitar que cualquier paracaidista infiltrado volase alguna alcantarilla e interrumpiese las comunicaciones. Al atardecer del 17, las FAR controlaban el cielo. De los B - 26 empleados por la aviación mercenaria ese día solo tres regresaron a su base, cuatro fueron derribados y tres, averiados, aterrizaron en otros países. ATAQUE AÉREO Durante su estancia en Guatemala los aviones y pilotos fueron empleados en el suministro de armamentos a los alzados en el Escambray. El 2 de abril, las aeronaves y sus tripulaciones fueron trasladados a la Base Tride, en Puerto Cabezas, Nicaragua, unas 250 millas más cerca de Cuba que las instalaciones de Guatemala. Los norteamericanos habilitaron la pista aérea, construida por la Marina de Estados Unidos para el patrullaje antisubmarino durante la Segunda Guerra Mundial. El sitio era conocido como Happy Valley. En las últimas semanas, el equivalente de 50 vagones cargados de bombas aéreas, cohetes, municiones y armas fueron transportados a este campamento por aviones C - 54 y C - 47. Contaban con más de 1 000 bombas de fragmentación de 250 libras; cientos de bombas incendiarias de NAPALM, de 750 libras; alrededor de 500 bombas de demolición de 500 libras, y más de 1 000 cohetes de cinco pulgadas. También, cientos de cajas repletas de granadas de mano, pistolas calibre 45, ametralladoras M-3, Thompson, fusiles automáticos Browining (BAR) y otros. Se sentían tan animados que al referirse al poder de fuego que poseían, comentaron: " Con el material que tenemos aquí podemos hacer de los campamentos de Columbia y San Antonio dos campos de pelota. " A las dos de la madrugada del día 15 partieron de Puerto Cabezas ocho aviones repartidos en tres escuadrillas: Puma, Linda y Gorila, con la misión de destruir objetivos militares en Cuba. A las naves les fueron eliminadas las ametralladoras de cola con el propósito de sustituir su peso por tanques de combustible adicionales. La denominada Puma tenía como propósito atacar el aeropuerto de Ciudad Libertad; Linda, la base aérea de San Antonio de los Baños; y Gorila, el aeropuerto Antonio Maceo de Santiago de Cuba; éstas venían capitaneadas por José A. Crespo, Luis Cosme y Gustavo Ponzoa, respectivamente. La agresión fue respondida por jóvenes artilleros que, en su mayoría, no pasaban de los 17 años. Esta acción del enemigo les costó la vida a doce (12) combatientes revolucionarios. Las autoridades cubanas habían tomado las medidas adecuadas y el sorpresivo bombardeo y ametrallamiento no produjeron en los equipos los daños que esperaban los norteamericanos. A las siete de la mañana de ese mismo día 15, un B - 26 que portaba insignias cubanas hizo un aterrizaje, aparentemente forzoso, en el Aeropuerto Internacional de Miami. El piloto fue recogido por oficiales de la CIA que lo trasladaron a un lugar desconocido. A los periodistas se les permitió inspeccionar la nave, así como tomar fotografías a los distintivos de las FAR y los agujeros de balas de un motor y del fuselaje. Algunos reporteros observaron que este B - 26 tenía el morro opaco, mientras que los de las FAR eran de plexiglás. También, que las bocas de las ametralladoras estaban cubiertas con precinta, y el dispositivo de las bombas se apreciaba herrumbroso. Al piloto lo aislaron de la prensa, pero éste al ver los periódicos y escuchar la radio y televisión contempló que trasmitían unas declaraciones suyas. Eran las que había aprendido de memoria, pero que en ningún momento tuvo la oportunidad de repetir públicamente. La CIA las hizo llegar a los medios de comunicación. Ante estos hechos, el embajador norteamericano en las Naciones Unidas, Adlai Stevenson, anunció que el piloto era un desertor de la fuerza aérea cubana. En lo que más tarde se describiría como el momento más humillante de su carrera política, mostró una foto del B - 26 y dijo que el avión había despegado de la Isla. Esa misma tarde, en el propio escenario de la ONU, el canciller cubano Raúl Roa García denunció a Estados Unidos de perpetrar un " cobarde y sorpresivo ataque contra Cuba " y acusó a Stevenson de mentiroso. Luego se sabría toda la verdad. El 13 de abril uno de los asesores norteamericanos conocido como Shick, se reunió con Mario Zúñiga Rivas, uno de los pilotos cubanos mercenarios, contratado por la CIA. En la conversación, Shick le ordenó realizar un vuelo directo desde la Base Happy Valley a la Florida donde llegaría en las primeras horas del domingo 15. Su tarea consistía en comunicar a la torre de control que era un desertor de la Fuerza Aérea cubana, que formaba parte de una rebelión de pilotos y se encontraba en emergencia pues había sido tiroteado por baterías antiaéreas al escaparse del país. Debía solicitar asilo político. Para presentar estas " pruebas " los cowlings (cubre motores) del B-26 fueron desmontados en tierra y balaceados antes de emprender vuelo. El piloto vestiría un pantalón caqui, un T- shirt blanco y una gorra de pelotero. Todo con etiquetas de fabricación cubana. Incluso le entregaron cigarros cubanos. El avión fue pintado, al igual que los B -26 de las FAR, y llevaba por número el 933, conforme a la numeración de la Fuerza Aérea cubana. La prensa norteamericana en general aceptó la desinformación de la CIA. La AP contribuyó con un despacho desde La Habana: " Pilotos de la fuerza aérea del Primer Ministro Fidel Castro se amotinaron hoy y atacaron tres de las principales bases aéreas del régimen con bombas y rockets ". Esa misma noche Zúñiga regresó a la base de Happy Valley. NUEVE PILOTOS DE COMBATE El entonces piloto, capitán Enrique Carreras, hoy General de División, Héroe de la República de Cuba, tuvo una participación decisiva en los combates aéreos. Así los recuerda: " En los días previos a la invasión, Fidel nos visitaba mucho en la base aérea de San Antonio de los Baños. Hablaba con los técnicos y pilotos. " En una de esas conversaciones nos advirtió: " Miren, esos aviones destartalados que ustedes vuelan, deben dislocarlos y no tenerlos aglomerados, de manera que, si se produce un ataque aéreo, el enemigo destruya los aparatos dados de baja. Pónganlos distantes unos de otros con el fin de confundirlos y preservar nuestras máquinas. Estoy seguro de que nos atacarán. Muévanse rápido antes de que vengan." Así ocurrió. " Cuando se produjo la invasión contábamos con nueve pilotos de combate, pero solo tres éramos experimentados. Los demás tenían pocas horas de vuelo. " Los pocos aviones de que disponíamos habían sido dados de alta, por el tesón de los técnicos y mecánicos, que hacían adaptaciones para que volaran aquellos vetustos equipos, prácticamente a riesgo de los tripulantes. " En la madrugada del 17 de abril me encontraba durmiendo debajo de las alas de uno de los aviones siguiendo las instrucciones que nos había dado el Comandante en Jefe a pilotos y mecánicos. " A las 04:45 Fidel llamó a la base y pidió que me pusiera al teléfono. Me dirigí a la Torre de Control. Tomé el auricular y respondí: " A sus órdenes Comandante en Jefe." " Fidel me informó que en Playa Girón se estaba llevando a cabo un desembarco y ordenó que tenía que despegar y llegar allí antes del amanecer. " Recuerdo que me dijo: " Húndanme los barcos que transportan las tropas y no me los dejen ir. ¿ Entendido ? " " A sus órdenes Jefe ", respondí esperando ansioso unos segundos. "¿ Eso es todo ?". " Él solo agregó: "¡ Patria o Muerte !". "¡ Venceremos !", contesté lleno de entusiasmo. " Me habló con una firmeza, con un entusiasmo que me dejó estremecido por dentro y realmente me inyectó más valor para cumplir la misión que me había encomendado porque, de verdad, nuestros aviones estaban destartalados. " Aquello para mí fue tremendo. Yo era un simple capitán y de repente estaba recibiendo las órdenes directamente del Comandante en Jefe. Hoy en día si me vuelve a llamar, me vuelvo a emocionar. " La correlación con el enemigo era aproximadamente de 5 - 1 en el caso de los aviones, y 12 - 1 en el de los pilotos. Por supuesto, a favor del enemigo. " En menos de setenta y dos horas, nueve pilotos con ocho desvencijados aviones, realizamos setenta misiones. " Derribamos nueve bombarderos B - 26. Hundimos dos barcos de transporte de tropas, tres barcazas LCT de transporte de tanques y cinco barcazas de desembarco. " Los agresores sufrieron 14 bajas. De ellos, cuatro pilotos norteamericanos. " PLAN DE PROPAGANDA Una amplia actividad de propaganda contra Cuba desarrolló la CIA un año antes que se produjera la invasión, según reveló el llamado "Informe Taylor (General Maxwell Taylor) donde se incluye un resumen del testimonio de David Atlee Phillips, responsable del Plan de Acción Propagandística de la operación. La manipulación incluyó lanzamientos de panfletos sobre el territorio nacional, programas radiales realizados por exiliados cubanos y distribuidos a unas 40 estaciones del Caribe. El centro de la campaña propagandística (destaca el documento) fue la Radio Swan, una estación de onda media de la CIA ubicada en la Islas Cisnes cercana a las costas de Honduras. Las instalaciones de la emisora que comenzó sus transmisiones el 17 de mayo de 1960 fueron construidas en 60 días por infantes de marina norteamericanos. También manejaban otras dos poderosas radioemisoras de onda media: la WGBS en Miami, y otra en Cayo Hueso. A medida que se acercaba la fecha de la invasión, precisa el Informe Taylor, había dos o tres grupos disponibles para desembarcar en Cuba con la finalidad de recuperar las radioemisoras y los periódicos nacionalizados. La Brigada llevaba un radiotransmisor de propaganda y sus integrantes habían sido entrenados para operarlo. Igualmente financiaban emisoras de radio y periódicos editados por cubanos en la Florida como el diario Avance y la revista Bohemia Libre. La víspera de la invasión por medio de radio Swan la CIA trasmitió el siguiente mensaje: ¡ ALERTA ! ¡ ALERTA ! OBSERVEN EL ARCO IRIS EL PRIMERO SALDRÁ PRONTO. CHICO ESTÁ EN LA CASA. VISÍTENLO. EL CIELO ES AZUL. PONGAN LA NOTA EN EL ÁRBOL. EL ÁRBOL ES VERDE Y MARRÓN. LAS CARTAS LLEGARON BIEN. LAS CARTAS SON BLANCAS. EL PEZ NO DEMORARÁ MUCHO EN SUBIR. EL PEZ ES ROJO. El texto había sido redactado por Howard Hunt, oficial de la CIA a cargo de acción política en el plan de invasión, quien posteriormente declaró que tomó como modelo las transmisiones de la BBC de Londres durante la Segunda Guerra Mundial, " para tratar de confundir a la inteligencia enemiga ". La CIA pretendía con este mensaje engañar a Fidel y hacerle pensar en un levantamiento interno de las fuerzas clandestinas. Se equivocaron completamente. ATACAR PLAYA LARGA " Parece que van a traer un cadáver exclama alguien en los terrenos del Australia. Minutos más tarde pasan a nuestro lado en una camilla el cuerpo de un paracaidista. Está muerto y todavía tiene el paracaídas ajustado a su cuerpo. Lleva el rostro tiznado de negro. En su placa de identificación decía llamarse Koch. Vestía uniforme de sapo, como le decían los combatientes a los que se camuflaban con distintos tonos de verde; parecido al de campaña de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Se llevan el cadáver a Jagüey Grande. " Éste es un mercenario que cazamos con la metralleta ", me comenta uno de los milicianos. En horas del mediodía se recibe la orden de Fidel de que el batallón de la Escuela de Responsables ataque Playa Larga. Se sabía que era una operación delicada, por carecer de artillería, tanques y armas antiaéreas y protección de aviación, lo cual era fundamental para expulsar a los invasores de sus reductos. Alrededor de la 1:00 p.m. comienza el ataque, aunque la aviación enemiga se mantiene incesantemente sobre el batallón sin permitirle, no obstante su valerosa conducta y esfuerzos, llegar a establecer contacto inmediato contra las posiciones enemigas en Playa Larga. Muchos combatientes caen debido a estos ataques de la aviación mercenaria, que llevaban en sus alas la insignia de nuestra fuerza aérea e inicialmente habían pasado sobre las tropas saludándolas y luego regresaron para lanzar bombas, napalm, cohetes o para ametrallarlas. La metralla alcanza una zona donde la Revolución había trabajado incansablemente: carreteras sobre los pantanos; cientos de casas construidas para los carboneros y campesinos; hermosos centros turísticos, territorios donde la Campaña de Alfabetización se cumplía en su totalidad. INCOMUNICADOS Como máxima autoridad civil de la brigada los norteamericanos situaron a Manuel Artime. Uno de los integrantes de la directiva del Consejo Revolucionario, Justo Carrillo, escribió al respecto: "Artime se alzó los dos últimos días del mes de diciembre de 1958. Llegó como representante del ala conservadora de la Compañía de Jesús, que dominaba la Agrupación Católica Universitaria (ACU) con el propósito de exaltar su personalidad pública. Fue sacado de Cuba por la CIA después de haber sido durante unos meses jefe de una Zona de Desarrollo Agrario en la provincia de Oriente. " Me entrevisté con Artime (dice Carrillo) y tuve la impresión de que era un oportunista político sin formación ideológica ni sólidos principios que gozaba de todo el respaldo de la CIA. Ya empezaba a ser calificado como el golden boy de los norteamericanos. " Él, al igual que Tony Varona, aspiraba a aprovechar la intervención de Estados Unidos para poner a su servicio y restablecer una Cuba igual a la anterior a 1959, con todos sus vicios y lacras. " En Estados Unidos el mentor de Artime era el padre Posada, sacerdote jesuita que lo conectó con Avery Dulles, también miembro de la Compañía de Jesús. Éste lo puso en las manos de su tío Allen Dulles. El 13 de abril, los seis principales dirigentes del Consejo Revolucionario acudieron al Hotel Lexington, en New York, donde habían sido citados por sus jefes de la CIA. Desde ese momento quedaron incomunicados. Posteriormente fueron trasladados en un C - 46 con ventanas tapadas a la base de Opa - Locka en las afueras de Miami, y ubicados en una casa de madera a la orilla de la pista aérea. Tenían prohibido usar el teléfono o comunicarse con alguien en el exterior. Ni siquiera fueron informados (en el curso de los cuatro días que la flotilla se encontraba navegando) que la invasión ya había partido de Nicaragua. A las seis y media de la mañana del 17 de abril, por radio, se enteraron de que se estaba produciendo el desembarco. Como peones de un desconcertante ajedrez trató el gobierno norteamericano a los mercenarios contratados para el llamado Proyecto Cubano. AJUSTAR EL FUEGO A las 4:30 p.m. de alguna parte surge Fidel. Lo acompañan Augusto Martínez Sánchez y Flavio Bravo. En unión de Fernández, pasan a un despacho improvisado donde se encuentran los mapas de operaciones. " En horas de la noche llegarán tanques y artillería de campaña " , informa Fidel. En esos instantes hace su entrada en el Australia la artillería antiaérea con el capitán José Álvarez Bravo al frente. Fidel se mueve de un lado a otro. A grandes pasos y tocándose la barba, imparte instrucciones. - Augusto, quédate aquí en el Australia. - Fernández, trasládate a Pálpite y establece allí el puesto de mando. Hay que lanzar un ataque a la medianoche, para lo cual contaremos con tanques, artillería y baterías antiaéreas. En el Australia arden los comentarios y expresiones sobre la lucha que se está librando. - ¡ Oye viejo, traen armas pesadas ! - ¡ Y gelatina incendiaria ! - ¡ Viste los aviones ! Jesús Álvarez un muchachito del batallón 339, cuenta a un grupo lo que le ocurrió en horas de la tarde: "Me batí cuerpo a cuerpo con un paracaidista que me habló en español. ¿ Saben lo que me dijo ?: " No me mates, por tu madre ". "Mi madre contesté, está sufriendo por culpa tuya ", pero no lo maté. " Poco después de las 8:00 p.m. comienzan a arribar los tanques a Pálpite. También llega Fidel. Esta era una posición que había sido ganada y batida por la aviación, los morteros y cañones enemigos. Minutos más tarde hacen acto de presencia la columna especial de combate No. 1 del Ejército Rebelde y una compañía de bazucas. Fernández ordenó que comenzaran a ajustar el fuego sobre las posiciones enemigas, al objeto posterior de realizar un barraje preparatorio para el ataque. Los primeros en tirar serían los cañones de 85 mm, y poco después lo harían los 122 y morteros 120. Fidel, sin dejar de caminar, da instrucciones precisas: " Bueno, mañana martes tiene que estar tomada Playa Larga." El Comandante en Jefe va a montar en un jeep cuando se avisa de la presencia de un avión enemigo. ¡ Que apaguen las luces ! ordena. Pronto surcan en el cielo las balas trazadoras de nuestras antiaéreas. Las cuatro bocas vomitan tanto fuego que las naves enemigas desaparecen. En esos instantes aparece el comandante Luis Borges Alducín. " Quédate por ahí y avísame cuando salgan los tanques " le dice Fidel. Apenas comenzó a ajustarse el fuego de artillería, el enemigo replica con el fuego de contrabatería, con cañones de tanques, cañones sin retroceso. Uno de los proyectiles causa cuatro bajas entre los compañeros que accionan una ametralladora cuádruple. Después de varias correcciones, se ordena que las piezas de todas las baterías hagan fuego, durante diez minutos, a la máxima velocidad sobre las posiciones enemigas. El grupo se encuentra cerca del criadero de cocodrilos, la claridad natural del cielo llama la atención. ¡ Nunca se habían visto tantas estrellas ! De repente se escucha la voz del líder de la Revolución. " Es necesario meter fuerzas por Cayo Ramona para cortarles el paso por dentro de la laguna. El batallón 111 es el que debe ir. " Regresa Borges y da cuenta que ya los tanques están en marcha. ¿ A quién tú crees que podamos mandar al frente de esa tropa ? pregunta Fidel y sin esperar respuesta se dirige a Borges. ¿ Tú crees, dentista, que puedas ir? Sí, es la contestación breve y decidida. ¿ Y tú, Maciques, (Abraham) no te encuentras muy cansado para servirle de guía ? No, es la otra respuesta. Mientras tanto, el combate se hacía cada vez más violento. Desde el puesto de mando se ven claramente las trazadoras calibre 50, los morteros y armas de pequeño calibre que disparaban sin cesar. De cuando en vez, algún otro cañonazo. El ataque sobre las posiciones enemigas se mantiene aproximadamente una hora. SACARLOS CON LA MAYOR RAPIDEZ El teniente Néstor López Cuba, posteriormente General de División, marchó al frente de los tanques y recuerda: " Estaba en el campamento de Managua al producirse el desembarco. En esos momentos teníamos tres hombres por tanque. Ellos ni siquiera habían hecho el ejercicio de tiro básico y de conducción. Los tanquistas que fueron a Girón aprendieron los elementos rudimentarios en el camino hacia el combate. Tiraron el primer cañonazo de su vida al chocar con el enemigo. " En horas de la madrugada del día 17 me dieron órdenes de salir con los tanques hacia Matanzas y allí me darían las instrucciones. No me hablaron nada de desembarco, ni de lo que estaba pasando. " Debían partir quince tanques y solo salieron cinco. En el camino tuvimos varios inconvenientes e incluso nos ponchamos. Al llegar a Matanzas nos ordenaron seguir para Jovellanos adonde llegamos en horas de la tarde. En un momento determinado, me mandaron a presentarme al cuartel. " Al llegar me llevé la gran sorpresa de la vida al encontrarme con el Comandante en Jefe, que estaba impartiendo instrucciones por teléfono: " Preparen la artillería antiaérea, movilicen fuerzas, batallones de milicia. " Después supe que hablaba con el comandante Sergio del Valle, jefe del Estado Mayor de las FAR, quien se encontraba en el Punto Uno. " El Punto Uno, ubicado en el reparto Nuevo Vedado, de la capital del país, se estableció en diciembre de 1960. Fue el cuartel general de todas las unidades militares en Cuba, bajo la dirección del Comandante en Jefe. " Por la conversación me percaté de que se había producido un desembarco por varios puntos: Girón, Playa Larga, Pálpite, Soplillar. En ese instante me enteré de lo que estaba ocurriendo. " En medio de esa situación me dije: " Coño, hay un desembarco y parece que vamos a combatir ". Cuando terminó de hablar se viró para mí y para Harold Ferrer, que era el Jefe de la Columna 1 Especial de Combate. Me reconoció y me preguntó: "¿ Oye, pero tú no eres el tanquista del 59 ? Nosotros nos hemos visto, nosotros nos conocemos..." " Sí, Comandante, lo que pasa es que hace tiempo no nos veíamos. " Nos explicó que los mercenarios tenían bajo su control a Playa Larga y que había que sacarlos con la mayor rapidez, combatirlos sin tregua pues las intenciones del enemigo eran de establecer un gobierno provisional en Girón con el apoyo de los norteamericanos y de la Organización de Estados Americanos (OEA). " Dijo que Fernández estaba en Pálpite y que la Escuela de Responsables de Milicias de Matanzas y la artillería, combatían desde las primeras horas de la tarde y que al llegar nos darían más información y mapas. " En horas de la noche llegamos a la entrada de la Laguna del Tesoro. Al vernos, Fidel nos reiteró la importancia de la misión y precisó que era imprescindible tomar Playa Larga para, posteriormente, darle el golpe definitivo a los invasores en Girón. " Fernández me habló lo que sabía del enemigo. Cómo se encontraba la situación. No nos pudo dar mapas, pues no contaba con suficientes y los pocos los usaba en la dirección de las acciones. " El ataque se lanzó avanzada la medianoche. Un tanque quedó en Pálpite, para mantener las comunicaciones, corregir el fuego de artillería y servir al mando. Iríamos solamente con cuatro tanques soviéticos modelo T-34. Orienté a los conductores que no se podían salir de la carretera porque caeríamos en la Ciénaga. " Junto con los tanques marcharía la infantería. En este caso la Compañía 3 de la Escuela de Responsables, al mando del teniente Juan Alberto Díaz; seguían las 4 y 5 al mando de los tenientes Rafael Méndez y Carlos Rivero Betancourt. " Las Compañías 1 y 6, al mando de los tenientes Nelson González y Alejandro Palacios, con una batería de morteros, se desplazarían hacia el oeste, tratando de envolver al enemigo por el flanco. La Columna 1 y la de bazucas avanzarían detrás. " A la hora de la salida, el hombre que debía ir en el tanque puntero me planteó que se sentía mal y me pidió que lo dejara que él se quedaría de enlace. Me instalé en el primer tanque. " En el momento de ponernos en marcha me comunicaron que un jefe superior nos acompañaría. Eso me obligó a dejar en tierra al jefe de uno de los tanques y se montó Flavio Bravo. " Fidel quiso ir en uno de los tanques. Hubo que discutir fuertemente con él para impedírselo. " En el cuarto tanque estaba instalada una pequeña planta de radio 10-RT. Cuando usted movía la placa, si la dejaba tirada, interrumpía el resto de las comunicaciones. La clave era "Naranjo", acompañada de diferentes números. Ya había oscurecido. No llevábamos ni luces, ni bengalas. " Una hora más tarde el fuego se había intensificado; el enemigo lanzó un violento ataque sobre nuestras tropas que duró alrededor de sesenta minutos. " Como me encontraba en medio de la carretera mi avance tenía que ser a mayor velocidad, pues a medida que me fui acercando a la zona de combate, comencé a recibir el fuego de las ametralladoras 50, fusilería y medios antitanques con que contaba el enemigo. " Cada vez que me detenía veía que el fuego era más intenso. Iluminaban la carretera con morteros, bengalas. Decidí entrar a cañonazos para poder abrirme camino. Todo eso en medio de una gran preocupación, debido a que el resto de los tanques se estaban quedando rezagados. Al sobrepasar a los hombres de la Escuela de Responsables empiezo a entrar dentro del sistema de fuego del enemigo. " Un cañonazo me arrancó la estera. Me perforaron el cañón. Caigo en la cuneta cerca de un triángulo que se encontraba a la entrada de Playa Larga constituido por una depresión de más de un metro y medio. " Decidí abandonar el tanque. Hice varios intentos por salir, pero el fuego enemigo me lo impedía. Finalmente lo logré. Comencé a arrastrarme para alcanzar los otros tanques. " Mi sorpresa fue mayor cuando me percato que el enemigo estaba atrincherado entre su tanque y el resto de las fuerzas que se encontraban en la profundidad. " Me subí en el tanque que venía detrás. No me querían abrir la escotilla pues pensaron que eran los mercenarios. De repente el enemigo hizo fuego con todo contra ese tanque. Salté a la carretera y busqué el tercero, en el que logro entrar. Su jefe era Israel Neira, quien en unión de su tripulación, estaba tratando de resolver una avería. " En medio de esa situación el segundo tanque dio marcha atrás y chocó con el nuestro. " Ordené retroceder. Nos despegamos del tanque que nos había chocado. Le sobrepasamos por la derecha, y marchamos velozmente tirando con cañón y ametralladoras hasta la plazoleta de Playa Larga, cuidando no darle un cañonazo al tanque nuestro que había quedado averiado en la cuneta, pero con una pequeña señal de luz roja encendida en la torreta, para identificación nocturna. " Después de girar en círculo en la plazoleta de Playa Larga, nos dirigimos a mi tanque y cuando bajé para subirme en él, una ráfaga de ametralladora rebotó en la torreta. Quedé tendido en la tierra. Me habían herido en el brazo derecho. Fui trasladado hacia el hospital de Jagüey Grande. El día 19, por otro tanquista que también estaba herido, supe que Girón había sido reconquistado por nuestras tropas. Decidí irme del hospital. " Fidel se encontraba en Girón cuando le informaron que el helicóptero que piloteaba René Otero había sido atacado y que un capitán había perdido la vida por el fuego que decían, venía del Houston. Decidió ir hacia Playa Larga. " Yo también había llegado a Playa Larga. Volví a encontrarme con Fidel. Al verme me ordenó que trasladáramos varios tanques para este sitio con la finalidad de evitar un nuevo desembarco. También me mandó a situar fuerzas en Caleta del Rosario. A lo lejos se veía un barco. Era el Houston. " El Comandante en Jefe no quería dispararle a este barco, pues existía información que allí se había transportado la logística de la Brigada mercenaria. "Ahí lo que viene es mucho, tenemos que saber qué es lo que trae ese buque", comentó Fidel. " Pero ante las noticias recibidas, Fidel decidió cañonearlo y me dijo: " Bueno, anda, prepárame un tanque." Avanzó en un T-34 y le disparó desde un SAU- 100. Y el Houston voló..." (Fin Primera Parte) |