miércoles, 23 de julio de 2014

Futbol mortal equipo nazi, 1942 Dinamo de Kiev Ejercito Rojo Policia sovietica Gestapo torturas Siretz

 

 

Francisco Jaramillo [mailto:jaramillo.francisco@gmail.com]


El partido de la muerte: prefirieron morir antes que perder ante un equipo nazi, en 1942

 

UN CASO REAL 

 

El  partido  de  la  muerte ;   la  increíble  historia

del   Dinamo  de  Kiev  durante  la  Segunda  Guerra 

".........con el 5-3 lapidario, el habilidoso Klimenko realizó una incursión en el área alemana, se quitó al portero, y cuando todos esperaban el gol, se dio la vuelta y chutó hacia el centro del campo.....".

 

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http://www.pasionlibertadores.com/fanaticos/El-partido-de-la-muerte-20130417-0015.html

Prefirieron morir en pie de guerra que vivir azotados y humillados. Los jugadores del FC Start dejaron muestra fiel de su gran orgullo haciendo lo que mejor sabían, jugar al fútbol…

Por aquellos años 30, el fútbol en la Unión Soviética comenzaba a tomar gran popularidad. En Ucrania, el Dinamo de Kiev, club formado por la unión de la policía y el Ejército Rojo, era uno de los equipos más populares. 

Llegó a tener buenas temporadas, ocupando incluso los primeros sitios y quedándose cerca de obtener algún título. Sin embargo, para finales de esa década 1939-1940, el equipo vino a menos, se pensaba incluso en una renovación para hacerlo el club más clamoroso de la Unión Soviética, pero el destino jugó en su contra.

Así, para 1942, justo cuando Europa se encontraba inmersa en la Segunda Guerra Mundial, la ocupación Nazi de Kiev controlaba absolutamente todos los ámbitos de la ciudad. El deporte no estaba exento y la liga de fútbol profesional tuvo que ser suspendida.

Durante meses la tragedia invadió Kiev, que se convirtió en un infierno de miseria e injusticia total, sobre todo para los presos soviéticos liberados, a los que no se les permitía trabajar ni vivir en casas propias, condenándolos a subsistir en las calles y a vivir de la caridad.

Los jugadores de aquel Dinamo de Kiev, que enamoraba a los aficionados hasta antes de la invasión nazi, no escaparon del doloroso entorno que envolvía a su sociedad. Algunos de esos futbolistas que fueron apresados con el tiempo lograron escapar del yugo invasor, y encontraron trabajo en una panadería de Kiev, en concreto en la número 3. Cuenta la historia, que fue el portero del equipo, Nikolai Trusevich, el primero en lograr burlar la seguridad de un campo de prisioneros, y al ser identificado por el dueño de la panadería, Josef Kordik, le dio la oportunidad de trabajar como barrendero en el lugar y ganarse el pan de cada día. Además, le dio techo y abrigo.

Pero las intenciones de Kordik, quien no era perseguido gracias a su origen alemán, no eran tan blancas como podrían imaginárselo, pues como condición para darle el trabajo, le encargó a Trusevich encontrar a todos sus compañeros de equipo, que al igual que él, caminaban por las calles de la ciudad en busca de comida y abrigo. 

Para ese entonces, algunos presos habían sido liberados, muchos de ellos morían en las calles debido al hambre y al intenso frío, pero lo que es la vida, Trusevich de a poco fue encontrando a sus compañeros. Logró reunir ocho jugadores del Dinamo y a tres del Lokomotiv, quienes dieron forma a un equipo de panaderos y barrenderos (pues al igual que Trusevich fueron empleados) que vivirían una historia maravillosa, llena de orgullo y dignidad, concretando una gesta heroica digna de ser conocida por todo aquel que ame el fútbol.

Los futbolistas de la panadería se reunían a menudo para jugar entre ellos en campos enlodados y, a pesar de las terribles condiciones físicas que atravesaban, con alto grado de desnutrición, fueron encontrando en el fútbol un motivo para seguir viviendo. Sin embargo, Kordik no había rescatado a estos futbolistas con un fin altruista, todo lo contrario. Con el propósito de hacer negocio, se reunió con miembros importantes del ejército alemán y les vendió una serie de partidos contra el "naciente" equipo formado por ex estrellas profesionales.

Los alemanes, por su parte, vieron en estos partidos la excusa perfecta para consumar un crimen deportivo que enalteciera la propaganda nazi. Así, decidieron realizar una serie de encuentros entre los ucranianos y miembros del ejército germano a mediados de ese año (1942). Los rusos de la panadería decidieron jugar bajo el nombre del FC Start.

El nuevo club enfrentó de esta manera su primer partido en junio de 1942. Fue ante el Rukh, un equipo local, al que goleó 7-2. Poco después, se midió con equipos integrados por soldados de las fuerzas invasoras, alemanes, húngaros y rumanos. 

Hasta que se topó con la Luftwaffe (fuerza aérea alemana) y las Waffen-SS (cuerpos de combate). Sí, tras una serie inmaculada de victorias, el 6 de agosto, el Start se ensañó también con el Flakelf, conjunto formado por militares de élite de la aviación alemana, al que derrotó por 5-1. Los germanos pidieron revancha y el partido quedó fijado para el 9 de agosto en el estadio del Zenit.

Cabe destacar que para esas instancias, la administración alemana tomó conciencia de que las victorias del FC Start podrían inspirar a los ucranianos y disminuir la moral de las tropas del Eje. Así que la revancha debía ser total, debían humillar y someter el espíritu del equipo y, con él, el de toda una sociedad que veía en el FC Start el orgullo enaltecido en momentos de total dramatismo.

Sin embargo, la famosa e histórica revancha la ganaron nuevamente los ucranianos, ahora con un contundente marcador de 5-3. Según cuenta la historia, antes del partido, el árbitro, que era un oficial de las SS, pidió a los soviéticos que hicieran el saludo nazi ante las autoridades germanas presentes en el Zenit Stadium -llamado hoy Start Stadium en homenaje a aquel legendario equipo-, pero se negaron rotundamente. En el descanso, otro oficial alemán visitó a los jugadores del Start que ganaban ya 2-1, para advertirles de las fatales consecuencias en caso de ganar una vez más al Flakelf.

Pero los dignísimos jugadores ni se inmutaron, todo lo contrario. En el segundo tiempo se sobrepusieron incluso a la extrema violencia con la que jugaban los alemanes y les marcaron tres goles más para darle forma al anecdótico marcador, y es que con el 5-3 lapidario, el habilidoso Klimenko realizó una incursión en el área alemana, se quitó al portero, y cuando todos esperaban el gol, se dio la vuelta y chutó hacia el centro del campo.

Sí, Klimenko había pegado fuerte en el orgullo alemán. Las tribunas del estadio del Zenit se venían abajo y en ese momento la ovación para los jugadores del FC Start fue estruendosa. El comandante de ocupación alemán, Eberhardt, era insultado por un verdadero coro popular y decidió abandonar el estadio con la vergüenza a cuestas. Esta humillación la iban a pagar muy caro los miembros del Start, que jugaron todavía un partido más el 16 de agosto de 1942, otra vez frente al Rukh al que por cierto le metieron 8-0.

Ese mismo día, los jugadores del Start fueron arrestados por la Gestapo y enviados al campo de concentración de Siretz. Algunos fueron torturados -Nikolai Korotkykh murió a causa de las torturas-, y otros fueron fusilados en febrero de 1943: Kuzmenko, Klimenko y el portero, Nikolai Trusevich. De los demás no se supo más. El único que logró salir con vida de Syretz fue Fedir Tyutchev.

A la fecha, en Ucrania, los jugadores del FC Start son héroes de la patria, y su trágica historia forma parte del temario de los libros de texto que se estudian en los colegios de Kiev. En el estadio Zenit se mandó esculpir en mármol una placa con la siguiente leyenda:

"A los jugadores que murieron, con la frente en alto, ante el invasor nazi".

Acá los nombres de los integrantes originales de aquel heroico FC Start que jugaron y vencieron en el famoso Partido de la Muerte, que es como se le conoce a aquel histórico juego de revancha: Nikolai Trusevich, Mikhail Putistin, Ivan Kuzmenko, Makar Goncharenko, Mikhail Sviridovskiy, Nikolai Korotkykh, Aleksey Klimenko y Fedor Tyutchev; y tres del Lokomotiv: Vladimir Balakin, Vasiliy Sukharev y Mikhail Melnik.




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