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Enviado el: jueves, 8 de marzo de 2018 07:21
Asunto: A propósito del 8M. Represion y Genero. El otro 2 de abril... El terror estatal supo volverse especifico al tratar con mujeres. Cuatro historias, cuatro hechos cometido en Salta por Elena Corvalan
El terror estatal supo volverse específico al tratar con mujeres. A propósito del 8M aquí se cuentan cuatro historias, cuatro hechos cometidos en Salta.
Por Elena Corvalan
Argentina del Carmen Ríos fue detenida el 2 de abril de 1976 en su casa de Pichanal por un grupo de hombres al mando del alférez Alfredo Montoya, que era interventor municipal. Estuvo detenida dos semanas, pero el hecho le valió una condena adicional: su ex marido aprovechó la ocasión para quitarle la tenencia de sus dos hijos de 6 y 7 años de edad y nunca más le permitió verlos.
Carmen estuvo en el Centro Clandestino de Detención (CCD) que funcionó en el Escuadrón 20 de Gendarmería en Orán, donde estuvieron otras mujeres perseguidas por la dictadura, María Griselda Jalit, Isabel Homse, Milagros Juárez y Aurelia Vera, entre otras. Carmen militaba en la JP, trabajaba en Bodegas Giol y estudiaba Secretariado Comercial, en una academia cuya dueña le propuso que enseñara a adultos en la colonia rural Lote Elena.
Su hermana, María Rosa Ríos, que vivía con ella en la casa materna, contó que la detención fue a media mañana: cinco hombres desordenaron todo y se llevaron a Carmen. María Rosa expuso también un costado pocas veces visto en la investigación de los crímenes de lesa humanidad, el daño adicional que sufrieron algunas mujeres solo por su condición de tal: Carmen se había casado a los 14 años y desde 1971 estaba separada de un marido golpeador que aprovechó su detención para llevarse a los niños y no permitir el contacto. "Los niños sufrieron mucho daño sicológico ya que nunca pudieron ver a su madre" ni a ningún otro miembro de su familia, declaró María Rosa en la causa en la que se investiga la detención irregular de Carmen, y otras detenciones en el norte provincial, radicada en el Juzgado Federal 1, de Miguel Medina. Mucho tiempo después, cuando ya el padre y marido había fallecido, los hijos pudieron reencontrarse con su madre. María Rosa destacó que su hermana no fue golpeada, pero es evidente que hubo daño, a tal punto que "nunca quiso hablar del tema, con nadie (quiso hablar nunca) de lo que le había sucedido mientras estuvo encerrada".
Las particularidades de los delitos de lesa humanidad en relación a las mujeres comenzaron a distinguirse en Salta en 2012, durante el juicio en la Megacausa Salta. Julia García fue la primera ex detenida política que a habló en Salta de delitos sexuales en el marco del terrorismo estatal. Narró los hechos que padeció ella, como otra forma de tortura, y los que padeció Evangelina Botta de Linares o Nicolay, que luego sería asesinada en la Masacre de Palomitas. Y señaló al agresor sexual: el ex policía federal y ex guardiacárcel Juan Carlos Alzugaray.
Julia fue detenida en la ciudad de Salta y llevada a la delegación local de la Policía Federal, donde fue torturada por el jefe, el comisario Federico Livy (fallecido) y Alzugaray, quien "se hacía el seductor, me sentaba en una mesa y me hablaba al oído, me susurraba: que era linda, que no permitiera que me estropearan", y luego, cuando le aplicaban la picana eléctrica, la sometió a abusos sexuales.
Julia y Evangelina militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). En la Federal se encontraron, Evangelina estaba embarazada, fue violada por Alzugaray y perdió el embarazo por la tortura. "Ella siempre intentó protegerme, por eso la recuerdo con tanto amor y la extraño tanto", compartió Julia.
Julia también contó otro hecho doloroso que tiene a otra mujer como protagonista: en 1977, en la cárcel de Villa Las Rosas, se anunció la visita de enviados de la Cruz Roja Internacional y los carceleros las conminaron a no contar lo que pasaba, tras eso unos visitantes dijeron que eran de la Cruz Roja, una detenida desoyó la amenaza y contó sobre los maltratos, entonces los supuestos enviados se desenmascararon y, aterrorizada, la chica se cortó las venas en el baño. Sus compañeras le salvaron la vida.
Quizás el caso más terrible, si cabe, de desprecio por la vida, y por la condición humana de una mujer, se haya dado en Metán, con un grupo de hombres miserables que se ensañaron con una nena, con la ayuda de al menos una mujer. En diciembre de 1976 policías de Metán secuestraron a una chica de 15 años que esperaba el colectivo para viajar a Buenos Aires. La mantuvieron cautiva hasta finales de 1977, como una esclava sexual a la que sometieron a todo tipo de humillaciones, hasta que finalmente la vendieron a un comerciante que la mantuvo cautiva hasta la década del 80.
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