Cuba: Miguel, nuestro hombre en La Habana
x Ida Garberi
Entrevista con el agente Miguel, nombre en código de Manuel David Orrio Del Rosario, un economista de hoy 53 años, quien a mediados del llamado “Período Especial” fue reclutado por los “independientes” para escribir para CubaNet, agencia de noticias en la Web organizada por Miami para promover el denominado “periodismo independiente”…
¿Por qué, cuando el dinero no puede comprar los principios, los ideales…entonces hay quién tira fango y miente para tratar de confundir mensajes lineales simples y por ende para alguien incómodos?
El pasado 18 de marzo de 2007 se cumplieron cuatro años de la detención de 75 ciudadanos cubanos, los llamados “disidentes” y de las condenas a las que fueron sometidos, por actos contra la seguridad del estado que van de 6 a 28 años de cárcel.
Yo, que soy una ciudadana italiana residente permanente en Cuba, me sentí en el deber de escribir sobre este tema y mi deber deriva del hecho que este año, cinco presuntos turistas italianos, el diputado europeo del Partido Radical Marco Cappato, el diputado del Partido Radical Maurizio Turco, el representante del partido radical transnacional en la ONU Matteo Mecacci, hombre de conexión entre los radicales y las financiaciones del gobierno estadounidense por la NED, National Endowment for Democracy, la tesorera del partido radical Elisabetta Zamparutti y la ex senadora Maria Fida Moro que se declara, en este momento, muy cercana al partido radical, después de ser pasada, en su carrera política, de la Democracia Cristiana, luego a Rifondazione Comunista y en consecuencia del Movimiento Social italiano, el antiguo partido de la nieta de Mussolini: me pregunto ¿el asesinato del padre, Aldo Moro, no le tendrá las ideas un poco confundida?. Todos han venido a manifestar a Cuba su apoyo a las llamadas “damas de blanco”, algunas esposas de los 75 encarcelados, con el fin de “llamar la atención general internacional sobre la libertad y el estado de derecho”.
Aquí surgen otras interrogantes, ¿si estos cinco italianos, que se lanzan a favor de su llamada “democracia” (o no es por ésta que se han cogido la molestia de atravesar un océano y manifestarse en 5°Avenida) fueran realmente correctos, llegando a Miami, habrían tenido que convencer la asociación de extrema derecha cubana “Madres contra la represión” que financió el viaje, a manifestarse en Calle 8 a favor de la libertad de los Cinco cubanos Antonio Guerrero, Gerardo Hernández, René González, Fernando González y Ramón Labañino, presos en los Estados Unidos desde 1998 por conspirar para espiar y por ser agentes cubanos no declarados en los EE.UU. sin pruebas reconocidas?,¿o quizás, sólo para cierto tipo de cubanos, fieles al gobierno de su país, por ser parte de la mayoría de los ciudadanos de una isla que les incomoda a algunos, no tienen derecho a la justicia y a la libertad?
Quizás este detalle fue obviado porque estuvieron demasiado ocupados en reclamar el pago que Tío Sam prometió, pero que luego, al final no lo han visto ni pintado.
La manifestación tuvo como objetivo fundamental que fuera interrumpida por la policía y que acabara con la detención de los ciudadanos italianos, y una vez más apuntar el dedo contra Cuba y la supuesta falta de los derechos humanos.
Mis queridos compatriotas no padecieron ningún tipo de abuso por parte de la policía revolucionaria cubana, me imagino la frustración: ¡ignorados y sin el pago!!!
El agente Miguel es el nombre en código de Manuel David Orrio Del Rosario, un economista de hoy 53 años, quien a mediados del llamado “Período Especial” fue reclutado por los “independientes” para escribir para CubaNet, agencia de noticias en la web organizada por Miami para promover el denominado “periodismo independiente”.
Su familiaridad con los números le permitió conocer una buena parte de los manejos económicos de dicha agencia al interior de Cuba, así como calcular las entradas pecuniarias de estos señores amantes de una democracia a sueldo por una crítica sin piedad y cínica a la Revolución Cubana.
Destaca en tal sentido un despacho reproducido el 25 de junio del pasado año por el sitio web del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), según el cual “Dos años atrás Manuel David Orrio, un agente cubano infiltrado como "topo" en la llamada Cooperativa de Periodistas Independientes de Cuba, reveló todo un sistema de financiación para inestabilizar el gobierno de Fidel Castro, quien desde la revolución de 1959 ha sido blanco de más de 600 atentados.”
Este agente de la seguridad cubana estuvo infiltrado por once años en la red de la Sección de Intereses de Washington en La Habana quien tenía como responsable de la misión estadounidense a James Cason.
El descubrimiento más evidente que se destaca a los ojos del agente Miguel es la dependencia total de estos personajes llamados disidentes, quienes actúan empujados por los sueldos que vienen del vecino del Norte, ofrecidos por las organizaciones estadounidenses creadas con el objetivo de influenciar ciertos elementos de las sociedades civiles, por ejemplo la prensa, el partido, las uniones sindicales, etcétera y así empujarlos en una determinada dirección, casi siempre favorable a las elecciones políticas sustentadas por los Estados Unidos o bien a sostén de la oposición a los gobiernos de aquellos países, cuando no es por el derrocamiento.
¿Y por eso, por qué nuestros queridos políticos radicales no empiezan a explicar qué encuentran de ético que una embajada extranjera se entrometa en la soberanía de otro país?
Por otra parte, es famosa la frase: “El único país del mundo donde no habrá nunca golpes de estado es en los Estados Unidos, porque allá no hay una embajada de los Estados Unidos”....
Miguel, me gusta llamarlo así, por el seudónimo con que firmó cientos de informes secretos para la Seguridad cubana, vive en una modesta pero decorosa casa del Barrio Chino, sin lujo, sin ostentación. Lo mismo no se puede decir, por ejemplo, de la casa de Gisela Delgado y Héctor Palacios, situada en el barrio residencial del Vedado, con muchos lujos que papá Bush alimenta, ella es una de las “damas de blanco” y él uno de los 75 disidentes condenados, ahora libre tras serle concedida una licencia por motivos de salud.
-“Agente Miguel, leí en el libro “Los disidentes” de Rosa Miriam Elizalde y Luís Báez, que usted fue contactado por un grupo contrarrevolucionario gracias a una amiga de Elizardo Sánchez Santacruz, el famoso “Camaján”, y que a finales del 1995 empezó a adentrarse en los meandros del periodismo “remunerado”; pero, ¿por qué justo usted?
-Ya de los primeros contactos, me di cuenta que estaban buscando un grupo de personas con un determinado nivel intelectual, en una época en la cual se creía que estaba cercano el fin de la Revolución cubana.
Buscaban individuos con un pasado muy cercano a la Revolución, que pudieran considerarse frustrados, resentidos o descontentos, por simple oportunismo o cobardía, delante de situaciones de real riesgo para el país. La idea fue que los antiguos partidarios y defensores del proceso revolucionario engrosaran la desgastada reserva de la contrarrevolución, completamente desanimada por su currículum terrorista y su alianza para nada discreta con la mafia de Miami.
Así, para limpiar la imagen se buscaron personas que aparentemente se ocuparan de los derechos humanos, con el objetivo de confundir las ideas a las fuerzas progresistas y a los movimientos de solidaridad con la isla caribeña.
A diferencia de la vieja oposición subversiva, la nueva no tuvo que ser violenta, más bien tuvo que hacer un discurso político moderado, hasta nacionalista, y no todos estaban buscando el derrocamiento del gobierno cubano sino un diálogo por una abertura política y el cambio pacífico.
La elección de mi persona de debió a una situación individual muy pesada que estaba viviendo, había perdido mi empleo hacía poco, mi padre murió y estaba luchando por la custodia de mi hijo, tras vivir un proceso de divorcio muy conflictivo.
-¿Cómo se mantenía?
- Hice de sereno en un mercado; pero la verdadera razón del hecho que se acercaran justo a mí es que había sido secretario de la Federación de los Estudiantes Universitarios (FEU) mientras Carlos Lage fue el presidente, y estudié con casi todos los dirigentes de la Revolución Cubana. Su proyecto fue tratar de arrancarme informaciones reservadas sobre las temáticas económicas de la isla, por este fin fui su periodista económico más importante.
-¿Y usted satisfizo esta exigencia?
- Claro, pero exactamente al revés, es decir me dediqué a dar informaciones falsas sobre Carlos Lage, las que fueron convenientes para el estado cubano.
-Tengo una curiosidad personal: ¿qué puede empujar un ciudadano común a aceptar una misión tan peligrosa por 11 años, quizás el dinero, la sed de aventura o su conciencia?
-Definitivamente por conciencia. Piense nada más en que firmé mi juramento de lealtad a la defensa de Cuba cuando se estaba aprobando por el Congreso de los Estados Unidos la tristemente célebre Ley Torricelli, por medio de la cual se privó a mi país de la oportunidad de importar casi 900 millones de dólares en alimentos, justo cuando prácticamente todos mis compatriotas residentes en el país pasaban hambre.
Pues bien, que se sepa: juré como agente de la Seguridad Cubana porque para mí la Ley Torricelli fue una agresión criminal contra el estómago de mi hijo. Después dicha ley fue reforzada con la Helms Burton y algunos otros engendros, los cuales más que nunca me dieron fuerzas para ser fiel a la palabra empeñada, incluso para cumplir la orden de revelar mi identidad de combatiente, pese a mi opinión en contra.
- ¿Los “disidentes” han sido condenados sobre la base de que ley? ¿En qué se basan las sentencias?
-La Ley principal en cuestión es la Ley 88 del 1999, se llama exactamente “Ley de protección de la independencia nacional y la economía de Cuba”. Esta ley trata del hecho y cito textualmente, “el Gobierno de Estados Unidos de América se ha dedicado a promover, organizar, financiar y dirigir a elementos contrarrevolucionarios y anexionistas dentro y fuera del territorio de la República de Cuba.
Durante cuatro décadas ha invertido cuantiosos recursos materiales y financieros para la realización de numerosas acciones encubiertas con el propósito de destruir la independencia y la economía de Cuba, utilizando para tales fines, entre otros, a individuos reclutados dentro del territorio nacional, como ha reconocido la Agencia Central de Inteligencia desde el año 1961, en informe que fuera divulgado en el año 1998”.
Las sentencias, que van de 6 a 28 años, fueron aplicadas sobre la base, siempre de la Ley 88 y del Código Penal cubano, ninguno de los llamados “independientes” fue juzgado por una ley posterior a su acusación. Tenemos un estado de derecho, somos un país con instituciones que se respetan y que desarrollan su trabajo en el ámbito de la ley, como dijo justamente el canciller Felipe Pérez Roque en la rueda de prensa que se desarrolló después de la publicación de las sentencias.
Se ha aplicado el Artículo 91, del Código Penal cubano, Ley 62 de 1987, que venía, a su vez, del Código Penal español. Este artículo está en la legislación penal cubana desde que Cuba era colonia de España, y está casi con estas letras en el Código Penal norteamericano. Dice: “Actos contra la independencia o la integridad territorial del Estado. El que en interés de un Estado extranjero ejecute un hecho con el objetivo de que sufra detrimento la independencia del Estado cubano, o la integridad de su territorio, incurre en sanción de privación de libertad de 10 años a 20, o muerte”
Según la Ley 88, el antídoto legal de Cuba a la Ley Helms-Burton, en el artículo 6.1 y 7.1 se afirma que “el que acumule, reproduzca o difunda, material de carácter subversivo del Gobierno de Estados Unidos de América, sus agencias, dependencias, representantes, funcionarios o de cualquier entidad extranjera, para apoyar los objetivos de la Ley Helms-Burton, el bloqueo y la guerra económica contra nuestro pueblo, encaminados a quebrantar el orden interno, desestabilizar el país y liquidar al Estado Socialista y la independencia de Cuba, incurre en sanción de privación de libertad...” y “el que, con el propósito de lograr los objetivos de la Ley Helms-Burton, el bloqueo y la guerra económica contra nuestro pueblo, encaminados a quebrantar el orden interno, desestabilizar el país y liquidar al Estado Socialista y la independencia de Cuba, colabore por cualquier vía con emisoras de radio o televisión, periódicos, revistas u otros medios de difusión extranjeros, incurre en sanción de privación de libertad…”.
Todo esto tiene que ser visto en la óptica de 40 años de bloqueo, de agresiones, de una invasión armada, del empleo de la maleta diplomática del despacho de la Sección de Intereses de Washington a La Habana para financiar y proveer medios necesarios a los grupos creados y pagados por el gobierno de los Estados Unidos para que desarrollen el trabajo contrarrevolucionario a Cuba.
-¿Estos procesos desarrollados contra Cuba fueron tachados por la prensa extranjera como demasiado genéricos y superficiales, usted que fue un protagonista, qué opina?
-Se celebraron 29 juicios en Cuba, prácticamente en todas las provincias del país. Fueron acusados 75 personas, 74 de ellos hombres, y se han impuesto por los tribunales correspondientes sanciones entre 6 y 28 años de privación de libertad. Por tanto, es falso que haya habido sanciones de penas de muerte; es falso que haya habido sanciones, en estos casos, de cadena perpetua, previstas en la ley, y debo decir que las conductas de algunos de estos acusados los hacían acreedores de sanciones de naturaleza mayor, incluso, de las que recibieron, como se prevee también en las legislaciones del mundo entero.
Los procesos penales se instruyeron con carácter sumario en virtud de la Ley No. 5 de 1977, Ley de Procedimiento Penal.
El juicio sumario es una institución que no es creación de Cuba y, mucho menos, solo empleada en Cuba. Está prácticamente en las legislaciones de más de 100 países en el mundo, incluido Estados Unidos, y llegó a Cuba, realmente, traída por el gobierno colonial español.
Juicio sumario que significa: Potestad del Presidente del Tribunal Supremo para acortar los plazos de ejecución del juicio; pero, en ningún caso, limitación de las garantías. Por tanto, rechazo la idea de que un juicio sumario es un juicio sin garantías, o de que un juicio sumario sea una institución creada por Cuba.
Todos los acusados tuvieron una defensa legal, pudieron declarar su testimonio, llevar testigos a la audiencia y acceder al expediente de la acusación.
-¿Sobre este punto, disculpe, me surge espontáneo preguntarle si usted cree que en los mismos Estados Unidos, al revés, se violen estos procedimientos, como en el caso de los Cinco cubanos?
-Ciertamente, justo ellos que se preocupan siempre de juzgar los otros, todavía hoy después de casi nueve años de la detención, no les permitieron a los abogados de la defensa de los Cinco cubanos de poder acceder al 80 % de la documentación presentada por la fiscalía, porque el gobierno de los Estados Unidos la declaró clasificada. Esto no ocurrió en nuestro caso. No sucedió tampoco que los imputados no hayan podido leer de qué se les acusaba para preparar sus alegados, como sí sucedido en el caso de los Cinco cubanos en Miami.
Como tampoco han sido sometida al confinamiento solitario en celdas de castigo ninguna de estas personas acusadas en Cuba, para impedir que se preparan para el juicio.
Para explicar mejor, como afirma Leonard Weinglass, abogado de Antonio Guerrero, uno de los Cinco cubanos, ellos fueron detenidos en Miami, Florida, en septiembre de 1998 bajo 26 acusaciones de violaciones de las leyes federales de los Estados Unidos. De ellos, 24 son delitos de carácter técnico y son relativamente leves, que incluyen una presunta falsificación de identidad e incumplimiento de registro como agentes extranjeros. Ninguna de las acusaciones los involucra en el uso de armas, en actos violentos o en destrucción de la propiedad.
Los Cinco llegaron a los Estados Unidos procedentes de Cuba tras años de violencia perpetrada por mercenarios armados de la comunidad de exiliados cubanos en la Florida. Durante más de 40 años estos grupos han sido tolerados, e incluso protegidos, por sucesivos gobiernos de Estados Unidos.
La misión de los Cinco no era obtener secretos militares estadounidenses, que fue de lo que se les acusó, sino más bien monitorear las actividades terroristas de esos mercenarios e informar de sus planes agresivos a Cuba. El arresto y procesamiento de estos hombres por su valiente intento de detener el terror no fue solo injusto, sino que expuso la hipocresía de la afirmación de Estados Unidos de que se opone al terrorismo dondequiera que este aparezca.
Es importante que Washington admita al final que las organizaciones de Miami son parte integrante del estado, en efecto, parece que investigar sus movimientos significa conocer secretos federales, como prácticamente admitieron los jueces de Miami.
Por otra parte sabemos perfectamente que el querido Bush ganó las elecciones en el 2000 gracias al margen de victoria de sus electores de la Florida, que no pueden quedar claramente insatisfechos, los Cinco tienen que podrirse absolutamente en una cárcel federal.
Hay más, para corroborar esta exigencia de satisfacer las necesidades de los fieles contrarrevolucionarios de Miami, llegó también la excarcelación de uno de los más grandes terroristas internacionales, Luís Posada Carriles, para convertir la farsa de la cárcel para los Cinco cubanos aún más dolorosas”.
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Miguel tiene razón, es absurdo pensar que un terrorista que mató y torturó en toda América Latina, voló un avión con 73 personas a bordo, colaboró con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para subvertir todos aquellos gobiernos del continente americano que no fueron exactamente las criaturas obedientes del Tío Sam, mató a un compatriota mío, Fabio di Celmo en La Habana (y disculpen, aquí ¿dónde están los cinco italianos del partido radical que buscaban el estado de derecho? Que yo sepa no han demostrado nunca por las calles de Italia preguntando por la extradición de un asesino reo confeso de un compatriota suyo) y lo peor sólo será juzgado por falso testimonio y entrada ilegal en el país del Norte. ¿En cambio, qué cosa podemos esperar?
Leyendo un artículo de Miguel Padrón, “Armados hasta los dientes” me estremezco conociendo el hecho que el mismo presidente Bush afirmó en el funeral de las recientes 32 víctimas de la Universidad Politécnica de Virginia que estos estudiantes se encontraron en el lugar y en el momento equivocado. Enseguida me vuelve a la mente que es la misma frase que Posada Carriles utilizó al hablar de Fabio di Celmo, después de declararse el mandante de las explosiones que costaron la vida del joven italiano.
Fabio murió porque estuvo en el lugar y en el momento equivocado.
Hasta cuándo en los Estados Unidos los terroristas y los enfermos mentales agresivos y peligrosos, circularán por las calles?. Segura estoy que muchos se responderán: hasta que el terrorista mayor, el propio presidente de este país, este suelto por el mundo.
Los Cinco luchadores cubanos por la justicia quedarán presos en cárceles de máxima seguridad, si nosotros, los hombres y mujeres solidarios, no levantamos las voces hasta el pueblo de EE.UU.
¿Y Cuba y su Revolución?
Continuarán su camino seguros de ser únicos, diferentes, laboriosos para conseguir un mundo mejor que sí es POSIBLE y podrá estar siempre condenada por el imperialismo, tratando de destruirla, pero sin lograrlo mientras existan hombres como Miguel, Antonio, Ramón, René Fernando y Gerardo, porque cada cosa tiene un precio a este mundo, pero nadie todavía descubrió cuanto cuesta la libertad en esta “islita” caribeña.
* La autora es responsable de la pagina de italiano de Prensa Latina
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