lunes, 6 de agosto de 2007

Paco - droga barata - Argentina - Gobernantes - Jueces - Policías - Vecinos - todos miramos la masacre silenciosa de nuestros hijos


LA MASACRE SILENCIOSA: EL PACO


La droga es el elemento más perfecto creado para el control social; genera la pérdida de autonomía, de la subjetividad, ello sumado a la prohibición crea un submundo oscuro y putrefacto en donde no hay lugar para deferencias de clase.
Pero: ¿dónde está el punto de inflexión?
Hemos llegado a un punto tan extremo de compra y venta que hasta la basura genera dinero; y estoy hablando de lo que hasta hace algunos años era la resaca de la cocina de la cocaína: la pasta base, el paco, el crack, como quieran llamarlo; la droga de los pobres se convirtió en negocio. Se vende por pocos pesos, no tiene costo de producción ( recordemos que es el sobrante de lo que sí tiene costo, que es la elaboración de la cocaína) y genera una adicción profunda con picos que se dan en segundos y una muerte segura a posteriori.
Control social, crimen social, masacre silenciosa y no imputable a nadie:.. fue fuente ovejuna.
Seguramente, y según nuestro sistema histórico de desastres, en 30 años estaremos haciendo homenajes y tratando de conseguir la tan preciada justicia de la víctimas del paco.
Hace 30 años, los militares fueron los sicarios voluntarios ( pues tenían sus intereses) de un proceso de desindustrialización del país, con convicción, desidia y en el nombre de Dios y la Patria iniciaron la masacre machacando la sustancia humana hasta quebrarla, como escribiera Walsh para acallar las voces de los que se resistieron a la entrega de la nación. Hoy, las generaciones posteriores de esa política de vaciamiento de los Martínez de Hoz, Videla, etc., que son los excluidos, son las víctimas del paco y nuevamente la justicia ( el bastión democrático, si lo hay) es inoperante para detener y juzgar a los responsables, tal como hace 30 años la justicia se escondía tras las gradas y rechazaba los habeas corpus. Con el agravante que hoy estamos en democracia ( o algo así).
Los llaman los muertos vivos, los fisurados; realmente es desesperante la debacle física que tienen nuestros pibes, porque son el resultado de esta sociedad, en un corto período de tiempo y luego mueren, en silencio porque no les resta nada, ni siquiera para gritar.
Mientras que en los asentamientos todos conocen los fumaderos y al transa y las madres desgarradas se juntan y denuncian y gritan todo lo que no pudieron gritar sus hijos, quienes son, pero ni la policía ni los fiscales, ni los jueces tienen oídos para ellas. Porque son pobres, cabezas, negros de m...., villeros, haraganes, borrachos. En el fondo, no oyen porque no tienen el coraje para hacer lo que deber según su función, porque no son del común de la gente, ellos son algo especial, funcionarios con trato preferencial y por supuesto no responsables. Creo que en el fondo no tienen coraje porque para tenerlo, primero hay que tener compromiso y luego ( o también) honor...pero en este mundo en el que las palabras honor, solidaridad, códigos, respeto, han perdido su significado, han pasado de moda, nadie carga sobre su conciencia la complicidad de esta matanza.
El crimen social, sordo, permanente, colectivo, como escribiera Engels.
Hagamos algo ya, aportemos nuestro compromiso mínimo, trabajemos por la inclusión , denunciemos.
Seamos el megáfono de esas madres del amor para que su voz se escuche hasta en el cielo. Depende de nosotros, los ciudadanos incluidos cambiar la historia, o por lo menos lograr que la justicia deje de ser tuerta y estar a la caza de los perejiles.

MARÍA FLORENCIA ARIETTO