sábado, 17 de abril de 2010

Reyes Siglo XXI Zorro Nóbel Bin Laden María Etchart argentina fábrica de compasión, amor y lucidez

bush-obama-caretas-2.JPG       …empiecen a montar fábricas de compasión, de amor, de lucidez..

 

LAS   MASCARAS   DEL   ZORRO           por   María Luisa Etchart

       

 

En el último año hemos asistido, algunos incluso con esperanzas, a lo que parecía podía ser una nueva manera de enfocar la política interna y externa en los Estados Unidos, un enfoque que considerara a la humanidad y al planeta como un todo (porque eso somos, auanque a muchos les cueste aceptarlo) y procurara ir dando ejemplos de responsabilidad e inteligencia a la hora de actuar.

 

Me temo que, detrás de una nueva máscara, el zorro sigue con sus viejas mañas y totalmente sordo a lo que en el mundo entero le gritan tanta gente comprometida con ideales y realidades que ya no se pueden ocultar, producto de un modelo rapaz, insaciable, hipócrita, que no sólo ha socavado el propio pueblo estadounidense, sino que ha ido permeando a las sociedades que están bajo su área de influencia, reclutando voluntades mediante el meneo de la zanahoria que incita a los idiotas útiles a lanzarse a la conquista de su porción de riqueza y poder que, en todos los casos, siempre se logra mediante el empobrecimiento y la sumisión de los más débiles.

 

Si bien la historia de la humanidad ha sido a través de los siglos basada en el dominio de unos pocos sobre los muchos, era de esperar que tantos conocimientos científicos como se han ido descubriendo, como fue el ADN, la evolución de las especies, los efectos que nuestras actividades han tenido en el daño casi irreparable a nuestra casa común, ya habría sentado las bases para reconocer nuestra igualdad, no importa a qué raza o religión pertenezcamos, y tendríamos que estar sorprendidos que aún exista la realeza, como es el caso de Inglaterra, u Holanda, o España, para citar sólo algunos ejemplos, o que el Papa se siga considerando como el representante de Dios en la tierra.

 

En las últimas décadas, el papel de Imperio le tocó a los Estados Unidos , que no titubeó en iniciar guerras sangrientas contra pueblos distantes, en entrenar militares latino americanos en las técnicas de la tortura, el secuestro y la desaparición de personas, en reconocer sin asomo de vergüenza a multiples dictaduras, siempre que ayudaran a tirar el carro a su favor.  El fantasma del “comunismo” fue agitado permanentemente como verdadero cuco al que había que temer y se fue moldeando el pensamiento de los jóvenes en un modelo único de consumismo, ambición y arrogancia, mientras los que no se ajustaban al modelo caían víctimas de las drogas, el delito y la violencia, reclutados por las mismas organizaciones que son las encargadas de que no falten  estupefacientes en los países más desarrollados, porque ya no sabrían qué hacer con tanto adicto si éstos no les fueran provistos.

 

Una sucesión de hechos han dejado bien probado que el zorro sigue bien vivo y detrás de su nueva máscara no ha cambiado de idea respecto a su derecho a manipularnos. Así vimos lo que pasó en Honduras, el fracaso de Copenhaguen, la entrega del premio Nobel de la Paz al presidente del país más belicoso y armamentista, el fracaso de llevar adelante una política agropecuaria libre de venenos químicos, la tala de bosques, la proliferación de envases plásticos irreductibles, la inmolación del arte de curar a los pies de los cínicos laboratorios, la complicidad masiva de los medios de comunicación, la presunta crisis que el mismo pueblo estadounidense debe pagar para que sigan funcionando corporaciones que la ocasionaron con sus “negocios” y a quien el propio gobierno salió a rescatar como si fueran víctimas, no causantes.

 

Ahora, de broche de oro, nos están presentando un circo mediático sobre la reducción de armas nucleares por parte de USA y Rusia, lo cual no resiste el menor análisis.  No se están comprometiendo a destruir todo su arsenal y obligar a otros países que ni siquiera los han reconocido públicamente, como es el caso de Israel, a hacerlo. Sólo a disminuir una porción de los mismos (seguramente la más obsoleta) mientras no informan sobre qué nuevas armas están creando y siguen poniendo cara de “buenos muchachos”. 

 

El nuevo “eje del mal” (por favor miremos hacia atrás y veremos que no ha habido un solo día de los últimos 60 años en que no haya habido alguno de turno, a quien John Wayne debía destruir para nuestra tranquilidad y futura felicidad) es Irán que, además, es árabe, musulmán y como tal, peligroso.

 

Como si fuera poco, se pretende que todos los países que posean materiales como para construir armas atómicas, deben entregarlos a los pies del Imperio, que ya ellos se encargarán de tenerlos a buen resguardo, o usarlos “en forma de armas para ataques preventivos” que se podrán usar contra los nuevos demonios, que ya no son los marxistas, sino los “terroristas”.

 

Mientras tanto, el actor que hacía de “el más malo”, Bin Laden, no ha podido ser hallado, a pesar de medir como 2 metros y de sufrir, según nos informaron en su momento, de una enfermedad que requería de diálisis constantes y se lo mantiene vivo en el imaginario colectivo soltando de vez en cuando algún video amenazante, lo cual, si no fuera insultante a nuestra inteligencia, podría resultar hilarante.

 

En este panorama desolador, nuestra principal aliada parece ser la Tierra, que presumo está demasiado enojada con nuestra estupidez colectiva y a cada rato se sacude como para decirnos: “Despierten, por favor, no quisiera tener que terminar con vuestra especie, como lo hice con los dinosaurios. ¿Les gustaría que dentro de miles de años se hayan convertido en una variedad de petróleo que ya no podrán extraer para poder andar en sus vehículos fingiendo ser importantes por tener un motor a su disposición? Vamos, despierten ya porque no nos queda mucho tiempo, y no les van a servir ni los “drones”, ni las cápsulas espaciales, ni los soldaditos de juguete que reclutan a cambio de prometerles una carrera universitaria o la ciudadanía estadounidense.

Es ahora o nunca, miren hacia su interior y a su alrededor, taponen sus oídos por un tiempo para que no los sigan envenenando con mentiras, vuelvan a contemplar la maravilla de una semilla, de una abeja, de una simple lombriz, entren en armonía con las demás especies y empiecen a montar fábricas de compasión, de amor, de lucidez. No es posible incorporar al ser único que cada uno es nada externo, ningún objeto, ninguna propiedad, ningún aparatejo. Sólo se tienen el uno al otro y su propio interior equipado con un elemento único: la conciencia.”

 

María Luisa Etchart

15 de abril de 2010