lunes, 3 de mayo de 2010

Aprendan miserables que calumnian a Cuba Chernobil los desnuda y denuncia

Cuando GRACIAS se escribe con mayúscula

José A. de la Osa

Estas notas surgieron por azar. No estaban siquiera en la intención periodística porque otros compañeros de nuestra redacción se encargarían del homenaje merecido a nuestros trabajadores de la salud en el Día de la Medicina Latinoamericana que, como sabemos, se celebra cada 3 de diciembre, aniversario del nacimiento del científico cubano Carlos J. Finlay.

Foto: Ismael BatistaEl joven ucraniano doctor Oleksandr Savchenko y la profesora Martha Longchong.

Entraba al teatro del pediátrico Juan Manuel Márquez de Marianao, donde tuvo lugar este lunes el acto por el aniversario 20 de la inauguración de ese prestigioso centro asistencial, y al ver la presencia, junto a un joven, de la profesora Martha Longchong, destacada oncóloga pediatra, acudí de inmediato a saludarla. "Mira, te presento a un ex paciente, ucraniano, atendido en nuestra institución cuando era un niño". Y no dijo más, el joven nos contó esta historia:

"Me llamo Oleksandr Savchenko y soy uno de los 117 niños con enfermedades oncológicas que llegaron a Cuba a mediados del año 1990 gracias al programa humanitario que Cuba organizó para los niños víctimas del accidente de Chernóbil.

"Desde que nuestro avión aterrizó en suelo cubano nos esperaba un mar de amor de este pueblo. Al frente se encontraba Fidel.

"Fuimos trasladados a este hospital recién inaugurado donde habían destinado una sala para nuestra atención. Todos nos recibían como si fuéramos su propia familia. Fueron muchas las muestras de afecto y cariño de todos los trabajadores de este centro.

"Eran años difíciles también para los cubanos por el periodo especial, y fuimos testigos de cuánto se sacrificaban para que no faltaran alimentos ni medicina. La mayoría regresamos a nuestro país en remisión y muchos curados.

"Mi diagnóstico era bastante grave. Padecía un tumor de hipófisis, y viajé con mi madre con solo siete años en busca de una esperanza que en mi país había perdido. No podemos olvidar cuántas investigaciones y tratamientos me realizaron en ese servicio encabezado por la doctora Martha Longchong y su equipo de médicos y enfermeras, todo totalmente gratis.

"Hoy estoy de pie, disfrutando de mis 25 años, lleno de planes para mi vida futura, gracias a los cubanos. Por una beca que me ofrecieron me acabo de graduar como Estomatólogo. Más de 23 000 ucranianos retornaron a sus hogares totalmente recuperados.

"A los miles de vidas que los médicos cubanos vienen salvando en todo el mundo en misiones internacionalistas, quisiera que sumaran la mía y la de los centenares de niños ucranianos víctimas de la catástrofe de Chernóbil que fueron atendidos en Cuba.

"En la vida hay momentos en que no alcanzan las palabras para expresar lo que uno siente. Son pálidas, poco significativas, y debido a su uso cotidiano se pronuncian casi por inercia. ¿Cuántas veces decimos al día la palabra ‘gracias’? Quizás decenas de veces. Pero cuando se trata de los médicos, enfermeras, trabajadores de la salud de este país, esas ‘gracias’ debemos escribirla en letra mayúscula".

http://www.granma.cubaweb.cu/2009/12/03/nacional/artic02.html

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