lunes, 3 de mayo de 2010

¿Quién era Frank País? Cuba revolucionaria por Armando Hart Dávalos

N.R. Este artículo fue publicado en la edición clandestina del periódico Revolución a finales de 1957

¿Quién era Frank País?

ARMANDO HART DÁVALOS

La libertad cuesta muy cara y hay que decidirse a pagarla o resignarse a vivir sin ella.
                   José Martí.

Esto fue lo primero que vino a mi mente cuando recibí la noticia. Muy caro está pagando Cuba por su libertad. Hombres de su estirpe no nacen todos los días. Contadas veces la naturaleza obsequia a los pueblos con seres semejantes. Su muerte, lo siembra en el corazón de Cuba. Pero su vida lo hubiera hecho mucho más grande. Triste es decirlo para quien sabe lo difícil que resulta encontrar gente así.

Nuestra generación revolucionaria lo sabe bien porque recibió el influjo directo de su personalidad. Oriente, y en especial Santiago de Cuba estarán también de acuerdo en esto porque se sintió liderada por Frank País, pero, ¡es necesario que Cuba entera sepa lo que ha perdido! El 30 de julio de 1957 fue asesinado en Santiago de Cuba un cubano de la estirpe de Mella, Martínez Villena o Antonio Guiteras. No era más pequeño, pero como ellos, no pudo ser mayor. Es la tragedia cubana que una y otra vez se repite. Solo a esa dimensión se puede provocar con la muerte el más hermoso movimiento de protesta cívica que recuerda la Historia de estos cinco años.

Cierta vez nos decía: "no hay nada para mí como preparar un curso de Historia de Cuba y luego irlo a explicar hasta entusiasmar a mis alumnos de cuarto grado" (era maestro del colegio El Salvador). Un día tuvo que dejar de dar clases de Historia, pues había llegado la hora de hacerla [...].

No sé si era un político con vocación militar o un militar con vocación política. Sí sé que para él las palabras disciplina, organización, civismo, libertad tenían un valor sagrado, conjugándose en su mente y en su acción, guardando un magnífico equilibrio. En este joven de 23 años se completaba la síntesis de todas las virtudes revolucionarias.

Poseía una moral y una pureza como pocas he conocido. Tenía a la vez una abierta y sincera vocación de dirigente. Quien hablara dos veces con él sabía que había nacido para mandar. Y mandaba, con moral espartana y noble espíritu de justicia[...]. Era "el más limpio y capaz de todos nuestros combatientes" como afirmara el propio Fidel.

La capacidad para la acción era lo que más revelaba su temperamento y carácter, en medio de los hechos este cubano que gustaba de escribir versos y tocaba el piano, siempre tuvo bien meditadas las consecuencias de sus actos y la mejor manera de reaccionar frente a los acontecimientos [...].

Yo sentí su grandeza indiscutible desde meses antes del 30 de noviembre. Algún día publicaremos sus cartas, informes y circulares, que hoy se guardan celosamente en el archivo del Movimiento, y ello permitirá aquilatar mejor su personalidad.

Supe quién era Frank País más claro aún, aquel desolado domingo del 2 de diciembre, cuando no sabíamos si Fidel Castro y decenas de compañeros se habían hundido en el mar, o habían sido ametrallados por la aviación en medio del Golfo. Recuerdo que vino a interrumpir mi angustia y desesperación con estas palabras: "Mira lo que tengo escrito para las direcciones provinciales y municipales" y me leyó. En aquella circular de orden interior se disponía el sabotaje en gran escala y la quema de caña. Porque sabía mandar y qué mandar en aquel dramático momento, Frank País asumía con rigor el liderazgo revolucionario.

Más tarde, cuando fue posible empezar a organizarse para la huelga y centralizar el Movimiento, Frank País se convierte en jefe nato de nuestro grupo de acción, en dirigente de un movimiento revolucionario que merced a sus dotes empezó a vertebrarse más orgánicamente hacia las masas para movilizarlas con apropiada técnica de lucha. Sumergido en la clandestinidad fue centro directriz del poderoso movimiento subversivo que tiene a la tiranía al borde del colapso. Anónimamente, conocido solo en su provincia y en los círculos revolucionarios, fue capaz con una hábil estrategia de combate de ser factor determinante de la lucha contra la tiranía. Frank País, desde su escondite en Santiago, mandaba en Cuba. Ahí están el sabotaje, la agitación, los gallardetes izados, la prensa clandestina, la Resistencia Cívica, etc.

Había sido obra suya el estallido insurreccional del 30 de Noviembre, la disciplina y organización del 26 de Julio fuera de la Sierra y fue creación suya también toda la base organizativa del Movimiento. Su obra póstuma fue el paro general que brotó de su cadáver. Es fácil decir: Oriente paró por la emoción. Pero sin una estrategia desenvuelta desde meses antes, y una organización fortalecida por la tenacidad y la inteligencia no hubiera podido canalizarse ese brote emocional. El carácter forjador de esa estrategia y creador de esa organización era Frank País.

Cualquiera que sean las contingencias con que enfrente el destino a nuestra generación, estoy seguro de que ante cada obstáculo grande nos acordaremos de Frank. Él ya forma parte de nuestra realidad vital como grupo humano que aspira a culminar un ciclo histórico. Y nos exige más que nunca, no solo derribar el obstáculo Batista, sino seguirnos imponiendo a nosotros mismos la disciplina cívica y conciencia democrática que caracterizaron a esta vida ejemplar. La muerte da jefes dijo José Martí, y Frank País nos manda a que continuemos preparándonos para hacer prevalecer en Cuba una democracia basada en las más altas virtudes revolucionarias, en la organización del pueblo y en la moral pública de sus gobernantes.

Solo cuando logremos vertebrar hasta su base al pueblo de Cuba en un organismo de permanente esencia colectiva, habrá el 26 de Julio superado y vencido todos los obstáculos. Hoy ya tenemos recorrido mucho camino gracias al esfuerzo y la sangre de Frank País y tantos más. El compromiso moral de convertir la emoción despertada por la clarinada del 26 de Julio de 1953, en una organización idónea para el combate, ha comenzado a cumplirse. La obligación de culminar esta tarea es lo que nos impone el deber de hoy.

Este era su ideal. Por él murió y por él dijo en carta privada, al ser asesinado su hermano Josué un mes antes: "Tenemos que llegar para hacer justicia".

http://www.granma.cubaweb.cu/2009/12/07/nacional/artic01.html