En el cincuentenario de Prensa Latina
Los que luchan y los que lloran
El 21 de abril de 1964, mientras combatía con las armas por la liberación de Nuestra América, desapareció en una región selvática de su Argentina natal el fundador y primer director de Prensa Latina, Jorge Ricardo Masetti, fuente inagotable de inspiración y paradigma del periodismo revolucionario de este y todos los tiempos. A 45 años de su desaparición física, Granma publica a continuación el siguiente artículo del colega Juan Marrero, también fundador de Prensa Latina, quien fuera compañero y amigo de Masetti
Juan Marrero
Como enviado de Radio El Mundo, en febrero de 1958, llegó a la Sierra Maestra el periodista argentino Jorge Ricardo Masetti, quien entonces tenía solo 27 años de edad.
Con el Che en los días iniciales de la Agencia Prensa Latina.
Tres meses convivió con los guerrilleros. Puso en riesgo su vida para cumplir esa misión periodística, en la que logró entrevistar a Fidel Castro y al Che Guevara. Nada lo desanimó: ni los peligros que enfrentó para eludir a policías y soplones de la dictadura, y ascender a la montaña bastión de los rebeldes. Ni siquiera, cuando ya de regreso a La Habana y a punto de partir hacia Buenos Aires, supo que su emisora radial no había recibido los materiales, y tomó la decisión de regresar a la Sierra y grabarlos de nuevo.
La entrevista de Fidel y Masetti tiene lugar el 14 de abril. No es el primer encuentro de ambos. Días antes, en medio de los acontecimientos por la huelga del 9 de abril, habían coincidido, e incluso Fidel le había pedido al corresponsal argentino que informase al mundo sobre el bombardeo de la aviación de Batista al caserío indefenso de Cayo Espino. Fidel promete a Masetti que se reuniría con él en la estación Radio Rebelde dentro de 4 días. El 13 de abril le envía una nota a Masetti:
"Haciendo un gran esfuerzo a pesar de sentirme algo mal, me encuentro a solo siete horas de la estación. Ya con la seguridad de que no le haré quedar mal, preferiría hacer el trabajo mañana, pues voy a llegar agotado. Puede anunciar, además de la entrevista, un discurso al pueblo. Se que usted tuvo también que hacer un viaje largo¼ Son las 11 y 15. Dentro de unos momentos voy a proseguir la marcha. Saludos, Fidel Castro."
Era la primera visita de Fidel a la emisora Radio Rebelde, que estaba instalada en La Mesa. "¼ varios soldados rebeldes anunciaron a gritos la llegada del comandante. Salimos a recibirlo. Saludó a Guevara con un abrazo y a mi me tendió las dos manos", contó Masetti. "Después del almuerzo¼ preparé mi grabadora¼ En medio de gran cantidad de soldados y de sus oficiales, Castro escuchaba atentamente la presentación que estaba haciendo ante el pequeño micrófono. No habíamos convenido previamente el cuestionario y él, que lo había advertido, disimuló, tomándolo como un desafío".
Y Masetti seguidamente relató que las preguntas y respuestas iban conformando la historia del 26 de Julio, el golpe de Estado de Batista del 10 de marzo de 1952, la asunción al poder del dictador, sin que nadie se opusiese, salvo la juventud que "no se contentó con llorar, sino que se lanzó a la lucha"¼
Le hice algunas preguntas sobre las acciones militares de esos días y ya en ese terreno dije: ¿Considera que la ayuda militar de Estados Unidos a Batista es decisiva para la prolongación de su permanencia en el poder? Fidel respondió: ...Por supuesto que sí. Batista recibe ayuda constantemente de los Estados Unidos, directamente de la Unión y por medio de Trujillo y de Somoza¼
Mi última pregunta a Fidel Castro, en ese reportaje que grabábamos entre la atención fervorosa y vigilante de decenas de rebeldes, fue más bien una adivinanza. ¿Cuándo cree usted que terminará esta guerra? La respuesta de Fidel no se hizo esperar: —Es imposible predecirlo. Puede durar días, meses o años. Lo que si puedo decir es que solo terminará con la derrota total de la tiranía¼
El reportaje se transmitió inmediatamente por Radio Rebelde. Toda Cuba escuchó por vez primera la voz de Fidel desde la Sierra Maestra. A Masetti, sin embargo, le interesaba que quien lo escuchase fuese su emisora de Buenos Aires. Desde Venezuela le aseguraron que lo habían captado perfectamente y que en Argentina recibieron la transmisión sin inconvenientes. Esa noche, Masetti la pasó escuchando por onda corta radios de distintos países centroamericanos que reproducían su reportaje, pero de Argentina nada se podía captar.
Al día siguiente entrevistó a Che Guevara, en medio de ametrallamientos de la aviación de Batista. Se despidió de Fidel y del Che, y salió para Santiago de Cuba y La Habana, donde verifica que sus reportajes no llegaron a Argentina. Es entonces que decide regresar a la Sierra. Se encuentra nuevamente con Fidel y el Che en Las Vegas. Y les cuenta sobre la pérdida de sus reportajes, y les dice: "Me voy mañana mismo. Les pido que ya mismo grabemos las entrevistas. Esta vez las llevaré conmigo. A la mañana siguiente grabamos los reportajes. Más o menos, fueron las mismas preguntas e idénticas respuestas¼ "
A su regreso a Buenos Aires, en dos o tres meses, Masetti escribe el libro Los que luchan y los que lloran que contiene sus relatos sobre cómo logró llegar a la Sierra Maestra y los tres meses de su presencia allí. En Argentina como en toda América Latina lo que ocurría en Cuba tenía cada vez un mayor interés. El libro de Masetti contribuyó a aclarar dudas lanzadas por los medios identificados con los grandes intereses económicos que veían ya con preocupación el destino de Cuba. Y además en ese libro lanza el mensaje de apoyar a los que luchan y abren el futuro de América Latina. Ese libro, en fin, puede figurar entre las páginas más sobresalientes del mejor periodismo en América Latina. Rodolfo Walsh, quien formó parte del grupo fundador de Prensa Latina, elogió ese libro de Masetti, calificándolo como la mayor hazaña individual del periodismo argentino.
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