martes, 30 de noviembre de 2010

Haydée Santamaría cubana Marta Rojas Moncada Melba Hernandez

 

 

La Haydée que conocí
Marta Rojas La Habana

Más de una vez me han preguntado cómo era Haydée, ¿alegre o triste? Para mí, las dos cosas. La conocí severa y profundamente triste durante el juicio del Moncada. Y la conocí muy alegre, como también la veía el Che, esperando un año nuevo. La constante de su personalidad era, para mí, su agudeza e ingenio impresionante y la generosidad sin límites. Amaba a su familia y valoraba la amistad cultivándola con preciosismo siempre que no se contradijera, ni un ápice, con la lealtad a la Revolución y a Fidel.

Haydée habla del MOncada

Galería de IMÁGENES: HAYDéE SANTAMARÍA (1922-1980)

“Yeyé fue la hermana que nunca tuve”
Melba Hernández
• La Habana

Fue una relación muy bella la que se produjo entre nosotras. Yeyé era muy bailadora, bailaba muy bien, yo no he vuelto a ver a nadie bailar como Yeyé. No sabía entonar, no sabía cantar, pero sí sabía interpretar muy bien la música y bailar; era muy alegre y dentro de esa alegría, a veces también muy triste.  

“Haydée era traviesa, divertida, bailadora,
y muy decidida”

Lolita Pérez
• Villa Clara

El Moncada marcó mucho su carácter, pero improvisaba momentos alegres. Decía que la felicidad no era solo los momentos que uno se pudiera proporcionar. Lo más sencillo, el grupo, era quizá lo que más disfrutaba. Sin embargo, ya no era tan espontánea como antes, reflejaba su malestar haciéndose más inquieta, más activa.  

La distinguía su preocupación por todos
María Antonia Figueroa
• La Habana

Había atendido a Melba y Haydée cuando estuvieron en el Vivac, llevándoles ropas, medicinas, alimentos, visitando incluso a sus familiares, pero nunca las había visto personalmente. Tenía noticias de cómo era Haydée físicamente y en el cementerio, me le acerqué a una persona que se le parecía para preguntarle: “¿Usted es Haydée Santamaría?”.

 

Ernesto Guevara
(1966)

Ernesto Cardenal
(1977)

Nicolás Guillén
(1966)

Mario Benedetti
(1965)

Alejo Carpentier
(1975)

Eduardo Galeano
(1976)

Gabriel García Márquez
(1970)

Pablo Neruda
(1960)

Roberto Matta
(1980)

La Casa era una fiesta
Silvia Gil
• La Habana

No podíamos pasar por alto una fecha tan especial: los treinta años de la muerte de Haydée. Tengo que empezar diciendo lo que todos saben: que la creación de la Casa de las Américas en los esplendorosos años sesenta sirvió para conectar a Cuba con la intelectualidad de los países latinoamericanos. Ahora nos parece natural, pero antes de 1959 todas nuestras miradas estaban dirigidas a Europa y a Estados Unidos. Ocurría lo mismo con la mayoría de los latinoamericanos; la Revolución cubana fue una mirada hacia sí mismos, y fue también su Revolución.

Haydée en mi memoria
Chiki Salsamendi
• La Habana

Antes de compartir con ustedes algunos de mis recuerdos sobre Haydée, necesito explicarles por qué siento tanto miedo cuando tengo que hablar en público. Le había dicho a Silvia que no me sentía capaz de poder hablar, de poder hilvanar los recuerdos sobre Haydee. Silvia fue precisa. Me dijo: “escríbelos, a mano, y verás como va saliendo”. Y aquí me tienen ante ustedes, con el miedo que me acompaña permanentemente, leyéndoles estas breves líneas.

Galería de IMÁGENES: Haydée en Casa

Haydée entre el fuego y la luz
Roberto Fernández Retamar
• La Habana

Cuántos recuerdos se amontonan al evocar los años compartidos con Haydee. Qué maravilla (lo he dicho ya antes, como muchas de estas cosas) haber visto y oído a aquella mujer toda pueblo dialogar con numerosísimos escritores y artistas de nuestra América, para quienes fue siempre como el espejo de la fábula china: los mediocres no podían reconocer su grandeza, pues tal reconocimiento le estaba reservado a los grandes: grandes de alma, por supuesto.


Haydée por Roberto Fernández Retamar

Las lecciones del girasol
Celia Hart Santamaría

Desde niña me hizo sentir Yeyé que la felicidad se halla en el secreto de ser útil. Tal cual el girasol. Martí dijo alguna vez que creía en la utilidad de la virtud. Mas a Haydée le gustaba la contrapartida: “la virtud de la utilidad”. Siempre que se es útil se es virtuoso, y siempre que se es virtuoso se es feliz. Así de sencillo.

No hay disparo contra la poesía
Fidel Díaz
• La Habana

Amor, poesía indispensable a los pueblos, como dijo Martí, poesía que seres como Haydée han creado y está diseminada en el espíritu de los pueblos, para no dejarnos caer, para seguir el proyecto latinoamericano, humano, como única salvación. El recuerdo de Yeyé lleva dolor, como el del Che, pero ellos están, con José Martí, en la América bolivariana que crece contra los escépticos, con toda su poética redentora.


Carta: Hasta la victoria siempre, Che querido por Haydée Santamaría Cuadrado

Yeyé, la heroína
Pedro Antonio García
• La Habana

La conocí en 1972 ó 1973 gracias a una compañera de aula en el preuniversitario... Cuando comenzó a hablarnos del asalto al Moncada, de la clandestinidad y de la Sierra, los héroes y mártires de la Revolución dejaron de ser gigantescas estatuas de mármol, semidioses tan alejados de los mortales que resultan imposibles de imitar y se transformaron en seres de carne y hueso como nosotros.


Dos años de la Misión Cultura
Corazón Adentro en Venezuela

Pequeñas crónicas y algunos apuntes
Yinett Polanco • Caracas

 

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© La Jiribilla. Revista de Cultura Cubana
La Habana, Cuba. 2010.
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ISSN 2218-0869.

 


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