Año 10 Número 15 | Fecha 2012-02-20 |
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PLAN B, C… PARA UNA INTERVENCIÓN MILITAR INDIRECTA | por Jorge Luis Rodríguez González | Frustrados por el veto de Rusia y China a una resolución que podría dar luz verde a una agresión contra la nación siria, Occidente y sus aliados árabes manejan un abanico de alternativas para concretar su estrategia de cambio de régimen Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y sus asociados de la Liga Árabe se exasperan porque aún no han podido legitimar en Naciones Unidas una guerra abierta contra el presidente sirio Bashar Al-Assad. El último veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad del organismo internacional, les obligó a incrementar el tono amenazante: Occidente cocina más sanciones económicas con el objetivo de mellar el apoyo de la clase media siria al Gobierno; la Liga y la ONU preparan lo que quieren llamar una fuerza «pacificadora» y de observación conjunta para desplegar en el país levantino; el Pentágono evalúa sus capacidades militares para responder a la crisis, los dólares y los pertrechos bélicos árabes sustentan a las bandas armadas opositoras… El Consejo de Seguridad se apresta a discutir una nueva resolución, cuya letra es fiel a las apetencias y los intereses geoestratégicos del binomio Occidente-jeques del Golfo. La iniciativa, que presentan con el alegado propósito de proteger a la población civil en Siria, es bastante cuestionable. Hace poco, el secretario general de la Liga, Nabil Al-Arabi, desechó el reporte presentado por un equipo de 165 monitores árabes porque el resultado no era el esperado: confirmaba la responsabilidad de bandas armadas terroristas en la violencia y el cumplimiento del Gobierno de Damasco con lo pactado en noviembre con el organismo regional. Según fuentes de la Liga Árabe, la renuncia del sudanés Mohamed Ahmed Al-Dabi como jefe de esa misión de verificación, fue precisamente una muestra de discrepancia con la desestimación que hicieron Al-Arabi y el Consejo de Cooperación del Golfo sobre las valoraciones del equipo de veedores. Ahora, el ex canciller jordano y enviado especial de la ONU para Libia, Abdel Ilah Al-Khatib, reemplazará a Al-Dabi, quien fue víctima de acusaciones mediáticas una vez que sus declaraciones desentonaron con las pretensiones de Occidente y su lobby árabe (Arabia Saudita y Qatar, principalmente). En una entrevista publicada por el periódico tunecino Nawaat, Ahmed Manaí, uno de los 165 observadores de la Liga Árabe desplegados en Siria, confirmó que el organismo regional «ha sepultado el informe» de esa misión. Manaí, antiguo experto internacional de Naciones Unidas, explica que ese reporte daba cuenta de la existencia del denominado Ejército Libre Sirio (ELS) y de otros grupos armados que atacan a las tropas gubernamentales, realizan secuestros de civiles a quienes se libera solo tras el pago de un rescate, y cometen asesinatos y sabotajes a instalaciones petrolíferas, edificios civiles, trenes y vías ferroviarias. Aún la página oficial de la Liga sigue sin publicar la letra exacta de las conclusiones de los veedores. De seguro no lo hará a juzgar por las declaraciones de Manaí, y por el hecho de que es precisamente Qatar —un Estado que predica a favor de una fuerza de intervención árabe—, quien ocupa la presidencia del organismo. Además, una visión equilibrada de la situación interna siria no serviría a Washington y a los europeos para sustentar su estrategia de cambio de régimen. Junto con la decisión de involucrar a la ONU, la Liga acordó suspender las relaciones diplomáticas con Damasco, aumentar las sanciones económicas y brindar apoyo político y financiero a la oposición siria. Al mismo tiempo, la Unión Europea quiere apretarle mucho más el cuello a Al-Assad. Recientemente los Veintisiete llegaron a un acuerdo político, que será oficialmente sellado el próximo día 27 en Bruselas, con vistas a bloquear los activos del Banco Central sirio y las importaciones por sus países de fosfato, oro y otros metales estratégicos procedentes de la nación árabe. La guerra no será solamente económica o a golpe de una diplomacia de chantajes y presiones. Si las sanciones no logran su fruto —derrocar a Al-Assad—, vendrán, de manera abierta, las opciones militares. Y entonces a Occidente no le importará pasar por encima del veto chino-ruso a una resolución que pudo abrir las puertas a una agresión. No sería la primera vez. Sin eufemismos… es una guerra La Casa Blanca apuesta a las sanciones económicas y a las campañas difamatorias para presionar al Presidente sirio, pero advierte que solo por ahora. «Antes de comenzar a hablar de opciones militares, queremos asegurarnos de que hemos agotado todos los medios económicos, políticos y diplomáticos en nuestro propósito», dijo la belicosa Susan Rice, embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, dejando abierta una intervención, adicional a la que ya está ocurriendo entre bambalinas con la desestabilizadora Agencia Central de Inteligencia (CIA), el M16 británico y la infiltración de grupos terroristas desde Libia e Iraq y de mercenarios del Golfo. El ex oficial de la CIA especialista en terrorismo, Philip Giraldi, asegura en Deep Journal que adiestradores de las fuerzas especiales francesas y británicas están sobre el terreno sirio asesorando a los opositores, quienes reciben equipamiento de comunicaciones e inteligencia de las manos de la «Compañía». Al Qaeda y Washington están unidos en la guerra contra Al-Assad. Los anónimos funcionarios estadounidenses han hecho trascender con los medios de comunicación que la rama iraquí de Al-Qaeda (AQI) ya está operando en terreno sirio. El ministro del Interior de Iraq, Adnan Al-Asadi, confirmó la versión a AFP y agregó que también está en curso el trasiego de armas. Según detalles ofrecidos por el titular, las armas son transportadas desde Bagdad a Nínive (provincia), y por ser Siria el destino final, se han encarecido enormemente. Por ejemplo, el precio de un fusil de asalto Kalashnikov, que antes oscilaba entre 100 y 200 dólares, hoy está entre los 1 000 y 1 500. Poco después de las filtraciones mediáticas, el actual jefe de Al Qaeda, Ayman al-Zawahri, condenó al Gobierno de Damasco e instó a sumarse a la sublevación terrorista contra Al-Assad, según The New York Times. Funcionarios estadounidenses también revelaron a CNN que el Pentágono prepara un abanico de alternativas de intervención en Siria, aunque trataron de restar importancia al estudio que el Comando Central de EE.UU. hace de manera solapada, aludiendo que el seguimiento de lo que acontece en la nación árabe es solo un ejercicio de rutina, pues el presidente Barack Obama cree posible resolver el problema sin una intervención militar. Pero la maquinaria bélica norteamericana no quiere estar con los brazos cruzados el día que el Nobel de la Paz decida lo contrario. Por eso se apresura a evaluar sus capacidades para acciones, que van desde el envío de «ayuda humanitaria» y el apoyo logístico y financiero a los grupos opositores, hasta los bombardeos, tal y como hicieron en Libia. Según los trascendidos, al frente de una operación militar contra Siria se encontraría el general James Mattis, jefe del Comando Central, quien en este proceso de evaluación trabaja de manera muy cercana con el general Martin Dempsey, Jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., encargado de presentarle a Obama el libreto a seguir. La retórica «diplomática» estadounidense es cada día más agresiva con Al-Assad y lo que realmente hace Washington no tiene nada que ver con este concepto, al que cualquier manual de política o relaciones internacionales nos remitiría: un método o instrumento para la realización de los objetivos de política exterior por medios pacíficos. Susan Rice ha sido bastante intimidatoria en la práctica. «Tus días están contados», le dijo a Al-Assad, y estas palabras en plena ONU sonaron a declaración de guerra. Al mismo tiempo, miembros influyentes del Congreso como los senadores John Kerry (demócrata), Joseph Lieberman (independiente y ex demócrata), el republicano John McCain (del Comité de Servicios Armados), y Lindsey Graham (republicano), son partidarios de brindarle a la oposición siria material bélico para enfrentar al Ejército y los agentes de seguridad. Para ellos, acabar con Al-Assad es solo una página de un grueso libro de peripecias bélicas porque sería también «una derrota estratégica para el régimen iraní». En medio de este contexto, y luego del veto chino-ruso, la Liga Árabe, en uno de sus actos desesperados por acabar con el Gobierno de Damasco, también dejó claro que armar a la oposición siria ya es oficialmente una opción. El pasado fin de semana aprobó proveer a esos grupos de todo el apoyo político y material. Arabia Saudita ya le ha suministrado al ELS —engendro EE.UU./OTAN— unos 3 000 teléfonos satelitales, y Qatar, cañones antitanques y equipos de visión nocturna, según Fox News. El coordinador logístico del ELS, jeque Zuheir Abassi, pidió a EE.UU. una zona de exclusión aérea y una locación desde la que puedan actuar sin problemas, pues cree que «si nos dan estas dos cosas, la mayor parte del Ejército desertaría para unirse a nosotros», según lo citó la cadena noticiosa estadounidense. Paralelamente, Washington, París, Londres y la Liga ultiman detalles para celebrar el 24 de febrero, en Túnez, una reunión de la coalición que llaman «amigos del pueblo sirio». Una experiencia similar, también al margen de la ONU y con el liderazgo del presidente galo Nicolas Sarkozy, tuvo lugar cuando la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) bombardeaba Libia. En esos encuentros acordaron brindarle apoyo diplomático y político al apátrida Consejo Nacional de Transición —peón de la Alianza Atlántica en suelo libio—, y desembolsarle los activos del país norteafricano congelados previamente como parte de la guerra económica. (Con «amigos» como esos…) Con estos ingredientes, el mejunje occidental/árabe se vuelve cada vez más peligroso para Siria. A la guerra, aunque los centros de poder digan no es su opción, es a lo único que han estado apostando. Quieren expulsar a Al-Assad y construir un satélite prooccidental. Sin medias tintas. | Fuente: Moncada, Grupo de Lectores en el Mundo | Para enviar comentarios acerca de este artículo haga clic aquí | ir a titulares | | |
¿POR QUÉ ESTADOS UNIDOS NECESITA UNA GUERRA A GRAN ESCALA? | por Víctor Burbaki | Por el momento nos encontramos en medio de una turbulenta fase del ciclo evolutivo global que comenzó en la década de los 80 y se cree que terminará a mediados del siglo XXI. En este proceso Estados Unidos claramente perderá su condición de superpotencia. Las estimaciones ofrecidas por expertos de la Academia de Ciencias de Rusia indican que el actual período de grave inestabilidad debería terminar aproximadamente en 2017-2019 con una crisis. La crisis no será tan profunda como las del 2008-2009 ó 2011-2012 y marcará la transición hacia una economía construida sobre la base de nuevas tecnologías. La recuperación económica durante el 2016-2020 implicará serios cambios en el equilibrio mundial de poder y graves conflictos político-militares involucrando a los pesos pesados mundiales y a los países en desarrollo. Los epicentros de los conflictos estarán ubicado en el Medio Oriente y en Asia Central post soviética. El siglo de dominación político-militar global y de supremacía económica de EE.UU. parece estar a punto de concluir. EE.UU. no pasó la prueba de la unipolaridad y, desangrado por los permanentes conflictos en el Medio Oriente, carece en la actualidad de los recursos que se requieren para retener el liderazgo global. La multipolaridad implica una distribución mucho más justa de la riqueza en todo el mundo y una profunda transformación de las instituciones internacionales como la ONU, FMI, el Banco Mundial, etc. En la actualidad, el consenso de Washington parece irreversiblemente muerto y la agenda global debe estar encabezada por la tarea de construir una economía con niveles de incertidumbre mucho menores, unas normas financieras más estrictas y una mayor justicia en la distribución de los ingresos y beneficios económicos. Los centros del desarrollo económico están derivando desde Occidente –que cuenta con la revolución industrial entre sus principales logros—hacia el continente asiático. China y la India deben prepararse para una carrera económica sin precedentes en este proceso en el contexto de una mayor competencia entre las economías que emplean el capitalismo de Estado y los modelos tradicionales de democracia. China y la India, los países más poblados del mundo, definirán el sentido y el ritmo del desarrollo en el futuro, pero la principal batalla por la supremacía global se definirá entre EE.UU. y China estando en juego la elección del modelo post industrial y socio-económico del siglo XXI. La pregunta que surge en este contexto es ¿cómo reaccionará Estados Unidos frente a la transición? Hay que tener en cuenta que cualquier estrategia de EE.U.U parte de la premisa que la pérdida de la supremacía mundial es inaceptable para el país. El vínculo entre el liderazgo y la prosperidad del siglo XXI es un axioma para las élites de EE.UU., independientemente de los detalles políticos. Los modelos matemáticos de la dinámica geopolítica global llegan a la conclusión que una victoria a gran escala, en una guerra llevada a cabo por medios convencionales, sería la única opción para que los EE.UU. revirtieran el rápido colapso de su status geopolítico. Es un secreto a voces que, en ocasiones, los métodos no militares de empujar a los rivales fuera del escenario –como en el caso de la Unión Soviética—también funcionan y las tecnologías correspondientes están permanentemente siendo perfeccionadas en Estados Unidos. Por otro lado, hasta ahora países como China o Irán se demuestran evidentemente inmunes a la manipulación externa. Si la actual dinámica geopolítica persiste, el cambio en el liderazgo global se podría esperar para el 2025 y la única manera que Estados Unidos puede hacer descarrilar el proceso sería desatando una guerra a gran escala. El país que enfrenta una inminente pérdida de liderazgo no tiene otra opción que golpear primero y eso es lo que Washington ha estado haciendo los últimos quince años. La táctica específica de EE.UU. es elegir como blanco no a un país candidato alternativo para la supremacía geopolítica, sino a países que parecen propicios en el momento. Al atacar a Yugoslavia, Afganistán e Irak, Estados Unidos trató de manejar problemas regionales relativamente menores o puramente económicos, pero una caza mayor claramente requeriría de un blanco más significativo. Los analistas militares sostienen que Irán, Siria y los grupos Shiíes, tales como el Hizbulá en Líbano enfrentarían el mayor peligro de ser golpeados en nombre de una nueva redistribución global. Es un hecho que la redistribución está en marcha. La primavera árabe producida y manejada por Washington creó las condiciones apropiadas para unir al mundo musulmán dentro de un único califato. El plan de EE.UU. es que esta nueva formación ayudará a la menguada superpotencia a mantener su control sobre los recursos energéticos clave en el mundo y proteger sus intereses en Asia y África. Sin duda, el reto que hace que EE.UU. recurra a este nuevo tipo de arreglo es el creciente poderío de China. Deshacerse de Irán y Siria, que interfieren en el camino de la dominación global de EE.UU., sería el próximo paso natural de Washington. Los intentos por derribar al régimen iraní por medio de incitar los disturbios civiles fracasaron estrepitosamente y los analistas militares sospechan que un escenario intervencionista parecido a aquellos implementados para lidiar con Irak y Afganistán es lo que eventualmente le espera a Irán. El plan tiene serias posibilidades de materializarse aunque hoy en día hasta el retiro de Irak y Afganistán plantea a Estados Unidos considerables problemas. La implementación del proyecto Gran Oriente Medio junto con causar un sensible daño a la posición de Rusia y China –sería el premio mayor que Estados Unidos espera ganar al plantear una guerra a gran escala. Este designio fue ampliamente conocido en Estados Unidos luego de la publicación en el Armed Forces Journal del famoso mapa de Peters. La motivación que asomaba detrás del artificio es la de forzar a Rusia y China a salir de la región mediterránea y del Medio Oriente, cerrarle el paso a Rusia en el Cáucaso Sur y Asia Central y desconectar a China de sus más importantes proveedores energéticos. La materialización del plan Gran Oriente Medio podría arruinar las perspectivas rusas de un desarrollo pacífico y estable ya que un Cáucaso Sur controlado por Estados Unidos sería inestable y estaría proyectando ondas de choque a través del Cáucaso Norte. Dado que, obviamente, la agitación sería detonada por las fuerzas del fundamentalismo musulmán, las regiones de mayoría musulmana de Rusia serían con seguridad afectadas. EE.UU. es incapaz de sostener el Consenso de Washington por más tiempo confiando en instrumentos políticos y económicos. Jemin Jibao, de China, pintó el cuadro con toda claridad cuando escribió que EE.UU. se convirtió en un parásito global que imprime ilimitadas cantidades de dólares, los exporta para pagar sus importaciones y de ese modo comprar el lujoso nivel de vida de los estadounidenses, mediante el robo al resto del mundo. El primer ministro ruso [Putin] expresó una opinión similar durante su visita a China el 17 de noviembre de 2011. Por el momento China está presionado fuertemente para limitar la esfera de circulación del dólar. La porción de la divisa estadounidense en las reservas de China está disminuyendo y en el mes de abril de 2011 el Banco Central de China anunció un plan para salir por completo del dólar norteamericano en las transacciones internacionales. Obviamente, el golpe a la dominación del dólar norteamericano no quedará sin respuesta. Del mismo modo, Irán está tratando de reducir la porción de dólares en sus transacciones: una bolsa petrolera iraní abierta el mes de julio del 2011 acepta sólo euros o la divisa iraní en sus transacciones. Irán y China están negociando el suministro de productos chinos a cambio de petróleo iraní que, entre otras cosas, haría posible dirigir el intercambio comercial eludiendo las sanciones impuestas contra Irán. El líder iraní sostuvo que el volumen comercial con China debería alcanzar la suma de 100.000 millones de dólares y que esto dejaría sin sentido los planes estadounidenses de aislar a Irán. Los esfuerzos de EE.UU. por socavar la estabilidad en el Oriente Medio pueden en parte atribuirse a reconocer que la reconstrucción de las devastadas infraestructuras de la región necesitarán de masivas inyecciones de dólares, cosa que produciría una revitalización de la economía estadounidense. En el 2011 la estrategia de EE.UU. para preservar su liderazgo mundial comenzó a traducirse en políticas basadas en su poderío [militar] ya que Washington considera imprescindible el movimiento de dólares, incluso su depreciación, como una de las posibles soluciones al problema de la crisis. Una guerra a gran escala podría en realidad servir a este propósito. En consecuencia, el ganador podría imponer sus propias condiciones al resto del mundo, como se hizo cuando se implantó el sistema de Bretton Woods el año 1944. Y Washington está dispuesto a una guerra de este tipo para continuar dirigiendo el mundo. ¿Puede Irán, con el apoyo necesario, poner fin a la expansión universal de EE.UU.? Esta cuestión se abordará en otro artículo. | Fuente: CEPRID | Para enviar comentarios acerca de este artículo haga clic aquí | ir a titulares | | |
EL NUEVO FETICHE | por Frei Betto | La modernidad, período que se extendió durante los últimos cinco siglos, está en crisis. Hoy vivimos, no una época de cambios sino un cambio de época. En este milenio que comienza emerge algo impropiamente llamado posmodernidad, que parece muy diferente de todo cuanto nos ha precedido, conformando un nuevo paradigma. En la Edad Media la cultura giraba en torno a la figura divina, en torno a la idea de Dios. En la modernidad se centra en el ser humano, en la razón y en sus dos hijas preferidas: la ciencia y la tecnología. Uno de los símbolos que mejor expresa este paso es la pintura de Miguel Ángel “La creación de Adán”, que está en el techo de la Capilla Sixtina: Dios Padre, con una larga barba, recubierto de vestimentas, representa el teocentrismo de la época ante el hombre desnudo, fuertemente atraído hacia la Tierra. El hombre extiende el dedo para no perder el contacto con lo trascendente, con lo divino. La desnudez de Adán traduce la llegada del antropocentrismo y de la revolución que la modernidad representa en nuestra cultura. El episodio característico de la modernidad sucedió en 1682, cuando el señor Halley, basado exclusivamente en cálculos matemáticos -pues no disponía de instrumentos ópticos-, previó que un cometa volvería a aparecer en el cielo de Londres dentro de 76 años. Muchos le tomaron por loco. ¿Cómo, encerrado en su gabinete, basado en cálculos hechos sobre un papel, iba a poder predecir el movimiento de los astros en el cielo? ¿Quién sino Dios domina la bóveda celeste? El señor Halley murió en 1742, antes de que se cumplieran los 76 años previstos. En 1758 el cometa, que hoy lleva su nombre, volvió a iluminar los cielos de Londres. ¡Era la gloria de la razón! “Si es así -dijeron-, si la razón es capaz de prever los movimientos de los astros, como demostraron Copérnico y Galileo, y después Newton, uno de los pilares de nuestra cultura, entonces ella podrá resolver todos los dramas humanos. Pondrá fin al sufrimiento, al dolor, al hambre, a la peste. ¡Creará un mundo de luces, progreso y felicidad!”. Cinco siglos después, el saldo no es de los más positivos. Muy al contrario. Los datos son de la FAO: somos 7 mil millones de personas en el planeta, de las que la mitad vive por debajo del nivel de pobreza, y 852 millones sobreviven con hambre crónica. Hay quien afirma que el problema del hambre es causado por el exceso de bocas. Y por eso propone el control de la natalidad. Yo me opongo al control, aunque estoy de acuerdo con la planificación familiar. El primero es impositivo, el segundo respeta la libertad de la pareja. Y no acepto el argumento de que hay excesivas bocas; ni que faltan alimentos. Según la FAO, el mundo produce lo suficiente para alimentar 11 mil millones de bocas. Lo que hay es falta de justicia, de compartimiento y excesiva concentración de la riqueza. Por atravesar un período de mucha inseguridad, las personas buscan respuestas fuera de lo razonable. Obsérvese, por ejemplo, el fenómeno del esoterismo: nunca Dios estuvo tan en boga como ahora. Suscita pasiones y fundamentalismos, a favor y en contra. La crisis de la modernidad culmina en el momento en que el sistema capitalista alcanza su suprema hegemonía con el fin del socialismo, y adquiere un nuevo carácter, llamado neoliberal. ¿Cuáles son las claves de lectura de dicho cambio del liberalismo al neoliberalismo? Bajo el liberalismo se hablaba mucho de desarrollo. En la década de 1960 surgió la teoría del desarrollo, que incluía también la noción de subdesarrollo; y se creó la Alianza para el Progreso, destinada a “desarrollar” América Latina. La palabra “desarrollo” tiene cierto componente ético porque al menos se imagina que todos deben resultar beneficiados. Hoy el término es “modernización”, que no tiene contenido humano sino una fuerte connotación tecnológica. Modernizar es equiparse tecnológicamente, competir, lograr que mi empresa, mi ciudad, mi país, se aproximen al paradigma primermundista, aunque ello signifique sacrificio para millones de personas. El Mercado es el nuevo fetiche religioso de la sociedad en que vivimos. Antes por la mañana nuestros abuelos consultaban la Biblia. Nuestros padres el servicio de meteorología. Hoy se consultan los índices del Mercado. Ante una catástrofe o un acontecimiento inesperado dicen los comentaristas económicos: ”Veamos cómo reacciona el Mercado”. Y yo imagino un señor, el señor Mercado, encerrado en su castillo y gritando por el celular: “No me gustó el discurso del ministro. Estoy enojado”. Y a esa misma hora los telediarios destacan: “El mercado no reaccionó bien ante el discurso ministerial”. El mercado ahora es internacional, globalizado, se mueve según sus propias reglas, y no de acuerdo con las necesidades humanas. De hecho predomina la globocolonización, la imposición al planeta del modelo anglosajón de sociedad. Centrado en el consumismo, en la especulación, en la transformación del mundo en un casino global. Ante la crisis financiera que afecta al capitalismo, y en especial a los derechos sociales conquistados en los últimos dos siglos, es hora de preguntarse cuál será el paradigma de la posmodernidad. ¿Mercado o “globalización de la solidaridad”, en expresión del papa Juan Pablo II? | Fuente: Alai-Amlatina | Para enviar comentarios acerca de este artículo haga clic aquí | ir a titulares | | |
ONU: ¿VETO O MAYORÍA MECÁNICA? | por Jorge Gómez Barata | Unas veces para bien y otras para mal, aunque no se menciona en la Carta de la ONU, el veto existe. De otro modo el Consejo de Seguridad habría sancionado a Siria que con certeza será condenada en cualquier órgano de Naciones Unidas, incluyendo la Asamblea General. En todos funciona una mayoría mecánica que raras veces se distancia de Estados Unidos. ¿Entonces? ¿Qué hacer?. La palabra veto se asocia a poder y desde 1945 a derecho, en cualquier caso es una acción negativa, utilizada no para promover algo sino para impedir que se haga, literalmente, en latín significa: prohíbo y, aunque los redactores evadieron semejante palabra, fue introducida para regular el uso de la fuerza y otros asuntos más o menos sustantivos. Origen del veto Aterrados por la carnicería que significó la Primera Guerra Mundial, las potencias vencedoras encabezadas por el presidente norteamericano Woodrow Wilson diseñaron la Sociedad de Naciones, un sistema de seguridad colectiva destinado a impedir la repetición de una tragedia semejante. El mecanismo fracasó al no poder evitar la II Guerra Mundial, no sólo porque le faltara capacidad negociadora sino porque sus acuerdos no eran vinculantes. En 1941 el presidente Roosevelt retomó la idea y suscribió con Churchill la Carta del Atlántico adoptada también por la Unión Soviética. En ese documento se esbozó la idea de las Naciones Unidas, proyecto en el cual se trabajaría a partir de entonces y que se instaló en 1945 mediante la Conferencia de San Francisco. Cuando se redactaba la Carta de la ONU surgieron varias interrogantes: ¿Cómo hacer vinculantes los acuerdos? ¿De qué manera imponer la paz? ¿Cómo evitar lo ocurrido en 1939 cuando la Unión Soviética fue expulsada de la Sociedad de Naciones? Debido a la falta de consenso al respecto, los redactores sometieron el texto a los Tres Grandes: Roosevelt, Stalin y Churchill quienes en la Conferencia de Yalta (febrero de 1945) dieron los toques finales al Capítulo VII que autoriza el uso de la fuerza contra estados cuyo comportamiento representa un peligro para la paz mundial. De paso aquellos poderes imperiales se aseguraron que ese recurso no pudiera ser utilizado contra ninguno de ellos para lo cual adoptaron un sistema de votación que sin mencionarlo estableció el veto: Artículo 27: Cada miembro del consejo de seguridad tendrá un voto. Las decisiones del Consejo de Seguridad sobre materias procesales serán tomadas por el voto afirmativo de nueve miembros. Las decisiones del consejo de seguridad sobre el resto de las materias serán tomadas por el voto afirmativo de nueve miembros, incluyendo los votos de coincidencia de los miembros permanentes… De ese modo se dejó un pequeño resquicio que mediatiza la opulencia del veto: de no poder conseguir el voto de 9 de los 15 miembros del Consejo, los países con potestad de veto no pueden adoptar acuerdos, aun cuando ellos sean unánimes. Historia del veto El primer veto en el Consejo de Seguridad lo aplicó Gran Bretaña cuando en 1955 votó contra una resolución en torno al Medio Oriente, luego a lo largo de 67 años se han vetado acuerdos en cerca de 300 ocasiones. Quien más lo hizo fue la Unión Soviética quien dijo: Niet en más de cien oportunidades, en muchas de las cuales logró paralizar maniobras imperialistas. Estados Unidos lo ha hecho en más de 80 ocasiones, Gran Bretaña en unas veinte, Francia en igual número y la República Popular China que ingresó al Consejo en 1971 tan solo en unas cinco oportunidades. Existe cierto número de vetos, tal vez unos 50 que han sido adoptados en reuniones a puertas cerradas como es el caso de los interpuestos en las propuestas para elegir a los secretarios generales cosa que raras veces se difunde. En 1950, encontrándose ausente voluntariamente la Unión Soviética se adoptó la resolución que condenó a Corea del Norte y otorgó el mandato que dio lugar a la Guerra de Corea. Desde entonces se debate si aquella decisión fue o no legal y todavía hoy se discute qué hacer cuando un miembro permanente del Consejo se abstiene y si bien no vota en contra, tampoco se obtiene el “voto de coincidencia” de los Cinco Grandes. En los últimos años cuando desaparecida la Unión Soviética el veto había dejado de tener sentido como mecanismo en la lucha contra la hegemonía imperialista, la subsistencia de tal proceder perdió relevancia y se le asoció a la falta de democracia en la ONU, incluso algunos países claman por su abolición. Lo que no se ha dicho es cómo funcionara entonces el Consejo de Seguridad. Adoptar decisiones por el número de votos, significa someterse a la “mayoría mecánica” y, por otra parte, renunciar a hacer vinculantes los acuerdos sobre temas capitales convertiría a la ONU en un “club de discusión”. Tampoco parece viable reunir a los de 200 integrantes de la Asamblea General para examinar situaciones y adoptar decisiones de emergencia. Tal vez más que eliminar el veto lo pertinente sea suprimir el privilegio de que disfrutan las grandes potencias, prerrogativas que se otorgaron ellas mismas por haber sido vencedoras en la II Guerra Mundial. El tema está abierto, entre tanto como ocurrió en otras 117 ocasiones, esta vez, cualquiera que fueran las motivaciones de Rusia y China, aquellos que se aprestaban a despedazar a Siria como antes lo hicieron con Libia, fueron temporalmente contenidos. A veces: “Donde las dan las toman”. Allá nos vemos. | Fuente: Argenpress | Para enviar comentarios acerca de este artículo haga clic aquí | ir a titulares | | |
LA USAID EN ECUADOR | por José Steinsleger | En los proyectos y programas de la Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID) aparecen vocablos que, a la larga, denotan lo contrario de lo que se proponían: "fortalecimiento", "oportunidades", "capacitación", "transparencia", "participación", y un largo etcétera de verbos buena onda: promover, establecer, desarrollar, impulsar, educar, difundir… Y, en paralelo, ciertos intelectuales y movimientos de la izquierda declarativa atacan con más énfasis la política económica "extractivista" de los gobiernos "apenas progresistas", que el largo historial de organismos injerencistas como la USAID, al servicio de los grupos golpistas, oligárquicos y proimperialistas. Entre los principales ejecutores de los programas USAID en Ecuador figura, por ejemplo, la misma empresa que en Bolivia opera con la derecha (Chemonics Inc) y la golpista Participación Ciudadana, clonada de la venezolana Súmate. En junio de 2010, el presidente Rafael Correa convocó en Otavalo (ciudad indígena a 60 kilómetros al norte de Quito) a la décima cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), bloque que reúne a Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Surinam, más los caribeños estados de Antigua y Barbuda, San Vicente y Granadinas. Allí, y en vista de lo acontecido en Honduras un año antes, Correa denunció que estaba en marcha una conspiración para derrocar a su gobierno, y habló de la necesidad de "evitar que enemigos de los pueblos manipulen reivindicaciones indígenas contra los gobiernos progresistas de la región". Entonces, un impetuoso chamán de la "superizquierda plebeya" igualó las declaraciones del gobernante con "los mismos argumentos de sus enemigos, cuando acusaban a los movimientos sociales de formar parte de la subversión comunista internacional, o de estar financiados por el oro de Moscú". Añadió: "Dos errores: creer que los indios pueden ser manipulados, y que lo son desde fuera del país. No es extraño que hayan sentido las afirmaciones de sus presidentes como agravios que buscan desviar la atención de los verdaderos problemas". Tres meses después, el 30 de septiembre, Correa fue detenido por un grupo de policías golpistas, mientras el diputado Cléber Jiménez, jefe de la bancada del partido Pachakutik (brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas, Conaie), exigía la renuncia del presidente con un "argumento" típico de la derecha: la "crisis social" y el estado de "grave conmoción social". A diferencia del chamán, el presidente fue claro: entre los movimientos sociales e indígenas existe un sector que recibe financiamiento y lineamientos para provocar situaciones de desestabilización en el país. Uno de los líderes "movimientistas" más conocidos es la asambleísta Lourdes Tibán (Pachakutik), quien forma parte de un engendro de la USAID: la Corporación Empresarial Indígena del Ecuador, que junto con la Fundación Quellka, y la Fundación para el Avance de las Reformas y Oportunidades (FARO) apoyaron el intento de magnicidio y golpe de Estado. Por otro lado, resulta ilustrativo ventilar la "hoja de vida" de Heather Hodges, quien fue subdirectora de la Oficina de Asuntos Cubanos, división del Departamento de Estado (1991), y enviada después a Nicaragua para consolidar el régimen derechista de Violeta Chamorro. Más tarde, Hodges fue embajadora en Moldavia, y antes de su partida dejó minado el terreno para la fallida "revolución de colores" en aquel país socialista que antes formaba parte de la Unión Soviética (2009). En Ecuador, la señora Hodges logró incrementar el presupuesto de la USAID para las organizaciones sociales y grupos políticos que promueven los intereses de Estados Unidos en el sector indígena. En 2010 el Departamento de Estado aumentó el presupuesto de la USAID a más de 38 millones de dólares. Según El Telégrafo de Guayaquil (7/2/2011), la USAID repartió millones para asistir monetaria y logísticamente a 108 proyectos en biodiversidad, agua, petróleo, desarrollo municipal, empresas locales, la promoción de tratados de libre comercio, y la autonomía regional a través de la radio, tv y prensa ecuatorianas, junto con el Instituto Ecuatoriano de Economía Política. La expulsión de la embajadora Hodges (abril 2011) fue a consecuencia de la filtración de un cable por Wikileaks, donde se afirma que el presidente Correa nombró en 2008 a un jefe de la policía, a pesar de que sabía que era corrupto. El canciller Ricardo Patiño fue categórico: "Ecuador ha decidido considerar a la señora Hodges como persona no grata para el gobierno nacional, y hemos pedido que abandone el país en el menor tiempo posible". Sin embargo, restan las fundaciones y organismos no gubernamentales que conspiran con la derecha y reciben dinero de la USAID. En días recientes, el presidente Correa anunció que promueve un proceso de regularización de todas estas organizaciones “…porque en muchos casos –dijo– sus actividades se dedican a hacer política deliberadamente, para tratar de generar caos, imponer políticas foráneas y desestabilizar a gobiernos progresistas”. | Fuente: La Jornada | Para enviar comentarios acerca de este artículo haga clic aquí | ir a titulares | | |
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MASIVAS MANIFESTACIONES EN ESPAÑA CONTRA LA REFORMA LABORAL | 20 FEB - Convocadas por los grandes sindicatos españoles, decenas de miles de personas salieron el 19 de febrero a las calles de 57 ciudades de España para rechazar la reforma laboral aprobada hace apenas diez días por el gobierno conservador de Mariano Rajoy, una reforma que abarata y facilita aún más el despido. "¡Huelga! ¡Huelga!" fue uno de los gritos más coreados por los manifestantes en una jornada en la que Comisiones Obreras y la UGT comenzaron a medir sus fuerzas de cara a una posible huelga general, que de convocarse no parece que vaya a ser antes de abril. Según los sindicatos, más de un millón de personas salieron ayer a la calle en toda España, un país que tiene casi 5,3 millones de desempleados, un 22,85 por ciento de la población activa, y se sitúa con estas cifras a la cabeza del resto de los países de la Unión Europea (UE). Bajo el lema "No a la reforma laboral injusta con los trabajadores, ineficaz para la economía e inútil para el empleo", medio millón recorrió el centro de Madrid. Más de 400.000 salieron a la calle en Barcelona y en Valencia se manifestaron otras 80.000, cifras éstas que fuentes de las autoridades rebajaban considerablemente a incluso una décima parte. La protesta central, la de la capital española, terminó en una Puerta del Sol abarrotada. "Si no la corregimos (la reforma laboral), va a alterar el modelo de convivencia de los últimos 30 años", aseguró el secretario general de UGT, Cándido Méndez, que junto a su homólogo de Comisiones Obreras (CCOO), Ignacio Fernández Toxo, advirtió al gobierno de que habrá "una escalada del deterioro del clima social". Los dos líderes sindicales encabezaron la manifestación de Madrid. La medida fue motivo hoy sin embargo de una férrea defensa por parte de Rajoy. Mientras los sindicatos se manifestaban, él aseguró en Sevilla, en el cierre del Congreso Nacional de su Partido Popular (PP), que se trata de una reforma "justa, necesaria y buena para el país". "Esta reforma laboral acaba con las injusticias", manifestó el presidente del gobierno. "Si queremos que España crezca y cree empleo, hay que hacer esto que hemos hecho". La reforma laboral aprobada por el Ejecutivo conservador el 10 de febrero entró en vigor dos días después, aunque podrá sufrir cambios durante el proceso de ratificación en el Parlamento, donde Rajoy tiene una abrumadora mayoría absoluta, pero está abierto a negociar con otras fuerzas para repartir el coste político de la medida. Se trata de la reforma laboral más profunda en la reciente historia democrática de España. Junto a un mayor abaratamiento y una mayor facilitación del despido, abre la puerta a que las empresas rebajen los salarios de los trabajadores y facilita y acelera también los despidos colectivos. El Partido Socialista (PSOE) de Alfredo Pérez Rubalcaba se unió a las protestas de hoy contra ella porque la considera un retroceso irreversible en los derechos de los trabajadores. También salió a la calle el "movimiento de los indignados", aunque quiso protestar de forma "diferenciada" y fijó en Madrid un punto de salida distinto al oficial de la convocatoria. La intención de los dos grandes sindicatos españoles es ir explicando la reforma laboral en los centros de trabajo e ir viendo la respuesta de los trabajadores a la misma de cara a la posible huelga general. El gobierno de Rajoy presentará a finales de marzo, ya pasadas las elecciones autonómicas andaluzas, sus presupuestos generales del Estado para este año y en ellos se esperan recortes mayores a los 16.000 millones de euros del plan de ajuste que ya puso en marcha el Ejecutivo conservador. Por eso no es probable que los sindicatos gasten antes de abril el cartucho de la huelga general. El Ejecutivo de Rajoy los acusa de arremeter contra la reforma laboral por intereses propios, para evitar perder su poder en las negociaciones colectivas, e incluso llegó a sugerir que los sindicatos no defienden a los casi 5,3 millones de desempleados que hay en España. | Fuente: La Voz de Galicia | Para enviar comentarios acerca de este artículo haga clic aquí | ir a titulares | | |
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