lunes, 8 de octubre de 2012

Che Guevara asesinado en la Higuera Adys Cupull Froilan González cubanos historiadores habaneros

 

 

Por Cuba con emisiones periódicas le lleva la información del acontecer internacional relacionado con nuestro país y las batallas que libra por su pueblo y su soberanía; contiene espacios noticiosos y de opinión, seleccionados de medios de prensa internacional o generados desde nuestro país.  ISSN 1819-4044

 

 

 

Año 10 Número 83 | Fecha 2012-10-05

TITULARES

Opinión

SIN OLVIDO. CRÍMENES EN LA HIGUERA. (FINAL) por Adys Cupull y Froilán González

UN PASO A FAVOR DE LA LIBERTAD DE LOS CINCO DE CUBA por Danny Glover y Saul Landau

JUICIO A CARROMERO Y DETENCIÓN DE YOANI SÁNCHEZ por Yohandry Fontana

EL CASO CARROMERO Y #YOANIFRAUDE: ¡CUIDADO CON LA HISTORIETA! por Iroel Sánchez

Opinión

SIN OLVIDO. CRÍMENES EN LA HIGUERA. (FINAL)

por Adys Cupull y Froilán González

Alrededor de las 14 horas del 9 de octubre de 1967, aterrizó el helicóptero en Vallegrande, del cual descendió Zenteno Anaya, lo estaban esperando los agentes de la CIA de origen cubano, Gustavo Villoldo Sampera, que se hacía llamar Eduardo González y Julio Gabriel García, y los bolivianos Roberto Toto Quintanilla y Arnaldo Saucedo Parada. Zenteno se dirigió hacia donde se encontraba Ovando con el resto de la comitiva que había llegado de La Paz. Los agentes de la CIA recogieron los documentos de los guerrilleros para efectuar un inventario.

 

El helicóptero regresó a La Higuera para trasladar a los muertos, pero con órdenes expresas de que el Che fuera el último.

 

En el humilde caserío de La Higuera, testigo del asesinato del Comandante Ernesto Che Guevara, del peruano Juan Pablo Chang Navarro y del boliviano Simeón Cuba, y de resultar ciertas las confesiones del General Juan José Torres también la de Aniceto Reynaga, narraron que los acontecimientos conmocionaron a los pobladores. Algunos soldados, arrastraron el cadáver antes de ponerlo en la camilla, para trasladarlo hasta el sitio en que lo recogería el helicóptero llegado desde Vallegrande.


Los vecinos de La Higuera y algunos militares reaccionaron indignados cuando un soldado con un palo trató de golpear el cuerpo del Che, entonces cubrieron el cadáver con una frazada; el sacerdote Roger Shiller rezó una oración y se dirigió a la escuelita, lavó la sangre y guardó los casquillos de balas con que lo asesinaron.

 

A las 4 de la tarde partió el helicóptero piloteado por el mayor Jaime Niño de Guzmán, transportaba, en una camilla de lona, el cuerpo del Guerrillero Heroico. Media hora más tarde aterrizaba en Vallegrande. A través de varios reportajes de los corresponsales de prensa, se conoce la repercusión que provocó en Vallegrande la llegada del cadáver.

 

Daniel Rodríguez, corresponsal del periódico El Diario de la ciudad de La Paz, escribió que la noticia del arribo de los restos del Che Guevara conmovió a la población, que en número crecido se trasladó hasta la pista y luego al hospital. La multitud trató de arrebatar el cadáver, pero efectivos del ejército tuvieron que esforzarse para evitar el asalto. El pueblo se volcó a la pista y estaba decidido a no permitir el traslado del cuerpo para ninguna parte, los militares desamarraron el cuerpo, sujeto a la plataforma externa del helicóptero y rápidamente lo introdujeron en una ambulancia que a toda velocidad lo condujo al hospital "Señor de Malta".

 

Christopher Rooper, corresponsal de la agencia de noticias Reuter, desde Vallegrande trasmitió: "El cadáver fue retirado del helicóptero e introducido en un furgón Chevrolet que, perseguido por ansiosos periodistas que se habían trepado al primer jeep que encontraron a mano, se dirigió hacia un pequeño local que hace las veces de morgue en esta localidad. Se hicieron esfuerzos por impedir que espectadores y periodistas penetraran al recinto. En la puja se destacó particularmente un individuo rollizo y calvo, de unos 30 años, quien, aunque no llevaba insignia militar alguna sobre su uniforme verde oliva, parecía haberse hecho cargo de la situación desde el momento que el helicóptero aterrizó. Esta persona viajó, asimismo, con el cadáver, en el furgón Chevrolet. Ninguno de los jefes militares reveló el nombre de dicha persona, pero versiones locales aducen que se trata de un exiliado cubano que trabaja para la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA)."

 

El periodista inglés Richard Gott, del periódico The Guardian de Londres, en su información relató acerca de la presencia de la CIA en esa población, al manifestar que desde el momento en que el helicóptero aterrizó, la operación fue dejada en manos de un hombre en traje de campaña, quien - y todos los puntos convergen - era incuestionablemente uno de los representantes del servicio de inteligencia de Estados Unidos y, probablemente, un cubano. Y añadió:

"El helicóptero aterrizó a propósito lejos de donde se había reunido un grupo de personas y el cuerpo del guerrillero muerto fue trasladado a un camión...."

 

"Nosotros comandábamos un jeep para seguirlos y el chofer se las arregló para atravesar las verjas del hospital, donde el cadáver fue llevado a un cobertizo descolorido que servía de morgue.

 

"Las puertas del camión se abrieron de repente y el agente americano saltó, emitiendo un grito de guerra: ¡Vamos a llevárnoslo para el demonio o para el carajo, lejos de aquí!”

 

"Uno de los corresponsales le preguntó de dónde venía él. ¡De ninguna parte!, fue la respuesta insolente.

 

"El cuerpo vestido de verde olivo con un jacket de zipper fue llevado al cobertizo. Era indudablemente el Che Guevara.

 

"Soy quizás una de las pocas gentes que lo ha visto vivo. Lo vi en Cuba en una recepción de la embajada en 1963, y no tengo duda de que era el cuerpo del Che Guevara.

 

"Tan pronto como el cuerpo llegó a la morgue, los médicos comenzaron a inyectarle profilácticos. El agente americano hacía esfuerzos desesperados para aguantar a las masas. Era un hombre muy nervioso y miraba iracundo cada vez que una cámara era dirigida hacia él. Él conocía que yo sabía lo que él era, y sabía también que yo creía que él no debía estar allí, ya que esa es una guerra en la cual los Estados Unidos no debían tomar parte.

 

"Sin embargo, estaba aquí este hombre, que ha estado con las tropas en Vallegrande, hablando con los oficiales de mayor graduación en términos familiares."

 

El periodista Richard Gott afirmó que el comandante Ernesto Che Guevara irá a la historia como la figura más grande desde Bolívar, para luego añadir: "Él fue quizás la única persona que tratase de encaminar las fuerzas radicales en todo el mundo en una campaña concentrada contra Estados Unidos. Ahora está muerto pero es difícil imaginar que sus ideas mueran con él."

 

El agente de la CIA Gustavo Villoldo en compañía de Toto Quintanilla llevaron el cadáver hasta la lavandería del hospital "Señor de Malta", al depositarlo en el piso, el agente demostrando su condición moral le dio una patada; después, cuando lo subieron al lavadero, le golpeó el rostro. Por su parte, Toto Quintanilla tomaba las huellas dactilares y ordenaba que fuera llamada una enfermera.

 

Esa noche estaba de guardia Susana Osinaga, quien, con ayuda de Graciela Rodríguez, lavandera del hospital, procedió a lavar el cuerpo del Guerrillero Heroico.

 

Los médicos José Martínez Caso y Moisés Abraham Baptista extendieron el certificado de defunción. Por disposición de los militares, le suprimieron la hora del fallecimiento. De igual manera obligaron a los médicos a realizar la autopsia y a inyectarle formol, para esperar el arribo de un equipo de peritos argentinos.

 

En el hotel Santa Teresita de Vallegrande, los agentes de la CIA y los militares bolivianos festejaron la muerte del Che. Félix Rodríguez abrió una botella de whisky y brindó a los presentes.

 

Mientras en el caserío de La Higuera, el sacerdote Roger Shiller convocó a los pobladores para oficiar una misa por el Che Guevara y sus compañeros asesinados. Todos asistieron llevando velas. El silencio fue absoluto y muy impresionante, nadie entendió por qué fueron asesinados. El sacerdote pronunció las siguientes palabras: "Este crimen nunca será perdonado. Los culpables serán castigados por Dios."

Fuente: Bandera Roja

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UN PASO A FAVOR DE LA LIBERTAD DE LOS CINCO DE CUBA

por Danny Glover y Saul Landau

La gente se detiene en Victorville, California, a unos 140 kilómetros al nordeste de Los Angeles, porque tiene que ver a alguien a una de las distintas prisiones (federal, estatal, condal y de la ciudad) o tiene asuntos relacionados con las prisiones o porque tiene calor y está cansada al regreso de Las Vegas hacia Los Angeles y la idea de una piscina y una habitación con aire acondicionado parece irresistible.

Alquilamos habitaciones de manera de llegar temprano a la prisión y pasar un tiempo mayor con Gerardo Hernández. Conocemos el camino desde la Carretera 15 hacia el oeste, pasando por colinas que se pierden en el desierto, desde donde se ve una enorme estructura de concreto gris: el complejo penitenciario federal.

Llenamos los formularios, pasamos por la máquina de rayos X, nos registra una guardia, nos colocan en la muñeca un cuño con tinta indeleble que se ve bajo un escáner en la habitación siguiente, y a las 8:45 estamos sentados en la sala de visitas, con esposas e hijos negros y latinos que visitan a esposos y padres.

Gerardo emerge, nos abrazamos y comenzamos a conversar. Nos dice que Martin Garbus, su abogado, había presentado un nuevo recurso (disponible en www.thecuban5.org) que declara que el juicio de Gerardo es violatorio de la ley fundamental y de la Constitución y debiera declararse nulo, por lo que él y sus compañeros deben ser puestos en libertad.

Según el recurso de la defensa, hay documentos que muestran que el gobierno de EE.UU. pagó a una gran cantidad de periodistas para que publicaran artículos negativos acerca de Gerardo y sus coacusados (los Cinco de Cuba). Las noticias pagadas por el gobierno de EE.UU. aparecieron en periódicos, revistas, y emisoras de radio y TV e influyó en la opinión pública y la comunidad, incluidos miembros del jurado y sus familiares, argumenta el recurso de la defensa, y por tanto cuestiona de manera contundente si era posible celebrar un juicio justo a los cinco acusados en Miami.

El documento legal declara que la “secreta subversión por parte del gobierno (de EE.UU.) de los medios impresos, radiales y televisivos con el fin de obtener una condena no tiene precedentes”, y “violó la integridad del juicio y la cláusula de Debido Proceso de la Constitución”.

Garbus argumenta además que “el Gobierno, por medio de millones de dólares en pagos ilegales y al menos mil artículos publicados durante un período de seis años, se inmiscuyó en el juicio y convenció al jurado para que declarara culpables a los acusados. La respuesta del Gobierno a esta moción es estéril en cuanto a los hechos e incorrecta desde el punto de vista legal. La condena debe ser anulada”.

En el largo documento, Garbus muestra cómo los periodistas escribieron y hablaron en medios noticiosos con el único propósito de presentar un cuadro distorsionado de lo que hacían los acusados -evitar que en Cuba se produjeran acciones terroristas con base en Miami- y en su lugar, como demuestra el recurso presentado por Garbus mostrarlos como espías militares que trataban de preparar el terreno en la Florida para una invasión militar desde Cuba.

The Miami Herald despidió a los periodistas aludiendo que estos habían violado un código fundamental -aceptar dinero del gobierno para difundir noticias. El documento señala que “Thomas Fiedler, el editor ejecutivo y vicepresidente de The Miami Herald, al hablar acerca del dinero pagado por el Gobierno a miembros de su personal y de otros medios, dijo que era improcedente porque había sido “para llevar a cabo la misión del gobierno de EE.UU., una misión de propaganda. Era incorrecto incluso si no hubiera sido un secreto”. Fue secreto porque los funcionarios gubernamentales sabían que era impropio e ilegal.

Gerardo y sus cuatro compañeros han cumplido casi 14 años de encarcelamiento federal por tratar de impedir que los matones derechistas de Miami hagan estallar bombas en La Habana. En 1997, una serie de bombas hicieron explosión en hoteles, restaurantes, bares y clubes. Un turista murió y muchos trabajadores cubanos de estos establecimientos fueron heridos. Los atentados con bombas fueron orquestados por Luis Posada Carriles, actualmente residente en Miami, y financiados con el dinero de exiliados derechistas.

Mientras estábamos sentados en la sala de visita, rodeados de gente casi todos de color, con cuatro guardias que nos vigilaban a todos, mordisqueábamos tentempiés salados de los comprados en la máquina (”gourmet carcelario”)

Gerardo nos contó de su estancia en el “hueco”, no por mal comportamiento de su parte, sino para su propia “protección”. Habló de privaciones de la monotonía rutinaria. “Miren a su alrededor”, dijo, “no se ve a mucha gente de clase media aquí”. No había ninguna. La mayoría de los reclusos eran negros o latinos, además de uno que Gerardo creía que era descendiente de obreros pobres de Oklahoma. Todos tienen en común que no poseen dinero para contratar a buenos abogados.

Me trasladaron aquí desde Lompoc en 2004 porque Lompoc iba a dejar de ser prisión de máxima seguridad”, nos dijo Gerardo. Como si este hombre culto y disciplinado necesitara la máxima seguridad. Nos preguntamos cómo soportaríamos nosotros el castigo de la prisión en una institución supuestamente correccional y de rehabilitación, donde nadie se corrige ni rehabilita.

Salimos de la prisión para el aeropuerto de Ontario y nos preguntamos: ¿Qué hacía en este lugar un cubano bien educado? El gobierno de EE.UU. sabía que los agentes cubanos se habían infiltrado en grupos de cubanos exiliados que tenían la intención de causar daño a la economía turística de Cuba. Los cinco estaban luchando contra el terrorismo y compartiendo información con el FBI. Nunca debieron acusarlos y ahora, después de casi 14 años de encarcelamiento, debieran ser libres por fin.

El presidente Obama puede y debe amnistiarlos y enviarlos a casa. Cuba ha dado indicios de que respondería liberando a Alan Gross, quien trabajó para una compañía contratada por la USAID con el propósito de desestabilizar al gobierno cubano y que fue sentenciado en Cuba. Es hora de que el presidente Obama ponga este asunto en su plan de trabajo.

Fuente: Cubadebate

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JUICIO A CARROMERO Y DETENCIÓN DE YOANI SÁNCHEZ

por Yohandry Fontana

Más de tres horas han transcurrido del inicio del juicio a Ángel Carromero en Bayamo. Todo ha marchado como estaba previsto, tranquilidad en la ciudad y cada una de las partes han realizado su labor sin contratiempos.

La sesión comenzó con la exposición del  presidente del tribunal, Milson Piña Hidalgo, seguidas de declaraciones del  propio Carromero,  quien reiteró su pena por el accidente del pasado 22 de agosto y sobre todo, por la muerte de los dos cubanos fallecidos en él, y el sufrimiento causado a sus familiares.

El acusado –ciudadano español de 27 años- ratificó también las declaraciones realizadas durante la fase de instrucción, en las que afirmaba que perdió el control del vehículo en una zona de baches u ondulaciones, mientras circulaba a una velocidad entre 80 y 90 kilómetros por horas.

Ángel Carromero, dirigente de Nuevas Generaciones del Partido Popular (PP) de Madrid, en España, fue interrogado por la fiscalía y el abogado defensor, confirmando la versión oficial ofrecida sobre las causas del accidente: exceso de velocidad y errores del conductor del vehículo al circular por una carretera en obras que estaba sin pavimentar pero señalizada según corresponde.

 

Según informaciones ofrecidas por la defensa, se estima que el juicio concluya y quede listo para sentencia este viernes, después de las intervenciones de  ocho testigos y trece peritos.


Detención de Yoani Sánchez

El periodista García Ginarte confirmó hace unos minutos en su cuenta de Twitter que Yoani Sánchez y su esposo son trasladados a La Habana.

En el día de ayer, las autoridades de Bayamo detuvieron al matrimonio que intentaba realizar una provocación y show mediático para  perjudicar el buen desarrollo del juicio que sigue aquí contra el ciudadano español Ángel Francisco Carromero Barrios.

El periodista García Ginarte, en su cuenta de Twitter (@Garciaginarte), informó que la ciudadana tenía previsto acciones violatorias de la Ley para entorpecer el desarrollo del juicio.

Reinaldo Escobar visitó la semana pasada a funcionarios de la Sección de Intereses Norteamericanos en La Habana para recibir instrucciones precisas de las acciones a realizar en Bayamo.

 

Algo similar realizó Marta Beatriz Roque antes de iniciar su huelga de hambre, fraude que se conoce ahora como la huelga del aguacate.

 

No es la primera vez que Yoani Sánchez y Escobar intenta provocaciones similares. Sus últimas maniobras en la red han estado, precisamente, vinculadas a manipular la verdad de ese accidente.

Fuente: Yohandry´s weblog

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EL CASO CARROMERO Y #YOANIFRAUDE: ¡CUIDADO CON LA HISTORIETA!

por Iroel Sánchez

El periodista de Radio Bayamo Yunior García Ginarte, reportaba la noche de este 4 de octubre desde su cuenta en la red social Twitter la detención en esa ciudad de la bloguera Yoani Sánchez y su esposo Reinaldo Escobar. Afirma que el matrimonio viajaba con ”orientaciones de la SINA (Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba) recibidas la semana pasada para crear show mediático y dañar juicio” al político español del Partido Popular Ángel Carromero, acusado de ser el responsable de la muerte de dos ciudadanos cubanos mientras conducía un vehículo como parte de un viaje a la Isla para asesorar y financiar actividades políticas. Carromero ha reconocido su responsabilidad en el accidente.

 

García Ginarte plantea que “Yoani Sánchez viajó a Bayamo para show provocativo y dañar juicio al (político español Ángel) Carromero” y que fue detenida por autoridades locales. Según informa, las autoridades “disponen de pruebas que indican la reposición de la gastada historieta de supuesta golpiza”, en referencia a una feroz campaña mediática orquestada sin pruebas en noviembre de 2009 que terminó en una falsa entrevista al presidente norteamericano Barack Obama.

 

Sánchez ejerce una corresponsalía para el diario español El País por miles de euros sin estar acreditada ante las autoridades cubanas y, además de la entrevista fraudulenta con el presidente norteamericano, ha difundido un importante volumen de informaciones falsas como un asalto policial a una iglesia en La Habana que nunca ocurrió, o un tiroteo a un auto diplomático venezolano que “no pasó de ser una piedra lanzada por una podadora”. En particular sobre el caso Carromero, Yoani Sánchez hilvanó una cadena de mentiras que hasta llevó a El País a retirarla temporalmente de esa cobertura y reactivar a su excorresponsal en Cuba Mauricio Vicent.

 

Son elementos que en cualquier país del mundo documentarían un caso de difamación, pero -como dice García Ginarte- es previsible que la industria mediática que ha construido este personaje y amplificado sus mentiras, intente repetir esta vez una farsa similar a la de 2009, ignorando su historial fraudulento. Este 29 de septiembre la policía española retiró a los periodistas de la plaza Neptuno frente al Congreso de ese país para cargar contra los manifestantes y sólo el Secretario General de Izquierda Unida Cayo Lara protestó. Es muy posible que ahora veamos a los que entonces callaron rasgarse las vestiduras por una corresponsal fraudulenta.

 

Los corresponsales extranjeros en Cuba acaban de vivir una amarga experiencia con su complicidad en una “huelga de hambre” que resultó ser un festín alimentario. Esperemos que esta vez cuiden mejor su profesionalidad.

Fuente: La pupila insomne

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Cubarte, 2008.