jueves, 11 de octubre de 2012

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Entorno con emisiones periódicas centra su información en el acontecer internacional. Contiene espacios noticiosos y de opinión, seleccionados de medios de prensa internacional o generados desde nuestro país.  ISSN 1819-4052

 

 

 

Año 10 Número 79 | Fecha 2012-10-08

TITULARES

Nota a nuestros lectores

NÚMERO ESPECIAL. TRASCENDENCIA DE LA VICTORIA DEL 7 DE OCTUBRE  

Opinión

REELECCIÓN DE CHÁVEZ, UNA PRIMERA LECTURA DE LA JORNADA DEL 7 DE OCTUBRE por Homar Garcés

HABLAR DE SOCIALISMO por Juan Carlos Monedero

VENEZUELA NOS ENSEÑA por Javier Couso

VENEZUELA: UN TRIUNFO ESPERADO, GRATIFICANTE, ALENTADOR por Aram Aharonian

GANÓ EL CHAVISMO DE CONCIENCIA NACIONAL por Ángel V. Rivas

¿LA HORA DE VARGAS LLOSA? por Iroel Sánchez

Nota a nuestros lectores

NÚMERO ESPECIAL. TRASCENDENCIA DE LA VICTORIA DEL 7 DE OCTUBRE

La histórica victoria electoral el pasado domingo 7 de Octubre del Presidente Hugo Chávez en Venezuela tiene una trascendencia que va más allá de la prolongación de su mandato hasta el 2019. En Venezuela se enfrentaron dos modelos, dos proyectos de país y triunfó consistentemente el de las fuerzas revolucionarias y progresistas frente al que, con lenguaje y ropaje disfrazado de “izquierda” pretendía retrotraer a Venezuela al pasado neoliberal y sometido a los dictados del Imperio y del capital.

Entorno les ofrece una selección de artículos que brindan desde enfoques diversos, algunos análisis iniciales sobre el alcance y significación de esta victoria, así como los nuevos retos y desafíos que se abren para la Revolución Bolivariana en el futuro. No creemos que el tema esté agotado, sino que sirve de base a nuestros lectores para su continuidad en próximos números.

Las opiniones de los autores no coinciden necesariamente con las de nuestro Consejo Editorial.

Esperamos le sean útiles.

Consejo Editorial de Entorno.

Fuente: Cubarte

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Opinión

REELECCIÓN DE CHÁVEZ, UNA PRIMERA LECTURA DE LA JORNADA DEL 7 DE OCTUBRE

por Homar Garcés

Los 7 millones 444 mil 062 votos (54,42%) obtenidos en la histórica jornada electoral de este 7 de octubre por Hugo Chávez Frías (según los primeros cómputos dados a conocer por el Consejo Nacional Electoral) frente a los 6 millones 151 mil 544 (44,97 %) de los votos del candidato derechista Henrique Capriles Radonski, representan una clara demostración de la voluntad popular de continuar profundizando en los cambios sociales, económicos, culturales y políticos ocurridos en Venezuela desde 1998.

Además, el hecho que hubiera más de un 80% de participación, de un total de 18.903.937 electores registrados, habla también de la convicción democrática que posee el pueblo venezolano, a pesar de las insinuaciones opositoras que hacían ver la posibilidad de un fraude por parte del bando oficialista. Esto último demuestra igualmente que el pueblo de Venezuela no comparte los escenarios de violencia política que algunos medios de comunicación y dirigentes de la oposición venían pronosticando de distintos modos durante la campaña electoral, algo a tener en cuenta por quienes aún creen estar por encima de los intereses de los sectores populares y buscan atajos para recuperar el poder del Estado.

Otra lectura que se debe extraer de esta jornada electoral es la confianza del pueblo venezolano respecto al liderazgo de Hugo Chávez, a pesar de reconocer las deficiencias de algunos gobernantes regionales y municipales que no parecen estar en sintonía con los planteamientos políticos revolucionarios del Presidente y, menos, con las expectativas populares. En este sentido, hay que enfatizar que el triunfo de Chávez no puede atribuírsele al esfuerzo de nadie en particular, puesto que es el resultado de la participación de personas de toda condición y de toda militancia partidista que entendió plenamente lo que estaba en juego este 7 de octubre, al margen de las críticas y quejas por el comportamiento nada revolucionario de aquellos que ejercen actualmente cargos de gobierno. Esta lectura debiera motivar en cada gobernante regional y mnicipal un cambio en su gestión, atendiendo primeramente las críticas y demandas populares, cumpliendo con sus promesas electorales de hace tiempo y mostrándose dispuesto a hacer la revolución socialista junto con las organizaciones del poder popular. Así, cada uno de estos gobernantes debe aceptar con humildad que el “liderazgo” que ahora exhiben es gracias a Hugo Chávez y, por consiguiente, al pueblo que los eligió para que sirvieran a los propósitos de la revolución bolivariana y no a sus propios intereses.

Frente a ello, los revolucionarios y los chavistas progresistas debieran mancomunar esfuerzos tendentes a elevar algunas propuestas políticas adaptadas a las circunstancias particulares de cada región y municipio, y contribuir a una mejor organización y formación teórica del poder popular, sin esperar a ser candidatos en las siguientes elecciones, ya que esta reelección presidencial de Hugo Chávez sería la última oportunidad que se tendría para impulsar realmente una revolución socialista de nuevo tipo en Venezuela, profundizando lo que ha de ser la democracia participativa y el cambio estructural del Estado venezolano, de manera que no se defraude esa confianza de millones de electores venezolanos en el Presidente. Esto incluye la depuración de las diferentes instituciones y misiones sociales de elementos “cuartorrepublicanos” que afectan enormemente estas metas revolucionarias, los cuales torpedearon el incremento de una mayor cantidad de votos a nivel nacional, regional y municipal que no tiene por qué obviarse, sean cuales sean las razones que se expongan. Es necesaria una mayor voluntad política para hacer posible las propuestas hechas por el Presidente Chávez al inicio de su campaña electoral, sobre todo, la relativa a la construcción del socialismo, ya que ella implica un cambio de hábitos y de conciencia capitalistas de parte del chavismo gobernante, de manera que haya correspondencia entre lo que se dice y lo que se practica.

Fuente: Argenpress

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HABLAR DE SOCIALISMO

por Juan Carlos Monedero

Chávez frente a Chávez

Cuando hace un año la enfermedad de Chávez parecía poner punto y final al proceso bolivariano, los analistas más serios coincidieron en que, fuera el que fuese el desenlace, ya no sería cierto que los logros del proceso bolivariano pudieran revertirse. La politización del pueblo —desde ese comienzo en que una sociedad con un enorme grado de analfabetismo fue capaz de discutir, enmendar y aprobar una nueva Constitución— se tradujo en la capacidad de exigir derechos. Escuchando al candidato Capriles durante la campaña, uno podría imaginar, de no conocer al personaje, que estaba ante un genuino representante de la izquierda. Chávez, en cualquier caso, había logrado que la cuestión social volviera a estar en la agenda política venezolana. Algo que los que se han presentado contra el comandante olvidaron durante, al menos, los 30 últimos años. Ahora, el pueblo venezolano ha vuelto a recordárselo. Con una participación histórica y con casi 10 puntos de distancia frente al candidato de la oposición. ¿Tendrá Chávez derecho a gobernar con ese resultado? Hollande le sacó a Sarkozy apenas tres puntos. Chávez a Capriles, diez. Qué dirá hoy la doliente prensa del mundo libre...

Chávez ha logrado que la cuestión social vuelva a estar en la agenda política venezolana Mientras que en Europa la democracia se está vaciando, en Venezuela gana puntos elección tras elección. El sentido común electoral europeo ya no permite escoger entre modelos diferentes. Si llega el caso de ponerse en riesgo el modelo existente, aparece un técnico (Monti, Papademos) o se amenaza al candidato alternativo y a sus votantes con las siete plagas (caso de Syriza). En Venezuela las elecciones merecen ese nombre porque cada candidato implica un tipo radicalmente diferente de sociedad. Y a Chávez nunca se le ocurriría, si viera que iba a perder las elecciones, llamar a un técnico para salvaguardar el modelo. Pero Vargas Llosa, como un idiotés descongelado, cree que es al revés, que donde la democracia peligra es en Venezuela, y los medios afines lo amplifican. La brillantez de su verbo parece agotar toda su inteligencia para el resto de tareas. Por debajo de Vargas Llosa, ni mencionarlo. Ya que no han matado a Chávez, regresan a las maniobras de antaño. El dictador bolivariano...

La victoria de Chávez, y eso es lo que debiera ocupar a la derecha, implica cumplir su programa (en cuanto a cumplimiento de compromisos electorales, Chávez ha demostrado hasta el día de hoy que no es Rajoy). Ese programa, ahora refrendado popularmente, habla de soluciones socialistas. Un gesto de radical honradez de Chávez, nunca lo suficientemente reconocido, tiene que ver con el anuncio en 2005, en el estadio Gigantinho de Porto Alegre, de que la solución a los problemas de su país y del mundo sólo podía venir del socialismo. Nada más sensato, desde otra lógica, que proponer un modelo que se basara en el "chavismo". Si, como reza la hueca crítica, Chávez fuera un abusivo populista —un curioso populista que comenzó su gobierno con una nueva Constitución y aumentando a cinco los poderes del Estado (añadiendo un poder moral y un poder electoral), mientras que los que lo acusan de populista en España, están desmantelando en silencio y sin referéndum la propia—, difícilmente hubiera renunciado a construir un régimen personalista. De esa manera, podría haber chavistas de derechas y chavistas de izquierdas, algo que no cabe cuando el asunto va de "socialismo". Apostar por el socialismo resta apoyos. ¿Alguien recuerda en nuestro entorno a algún gobernante dispuesto a perder votos antes que perder ideas?

Los que le acusan de populista en España están desmantelando en silencio y sin referéndum su Constitución Pero Chávez no se quedó ahí, sino que, además, dijo que el socialismo del siglo XXI no podía repetir los errores del socialismo del siglo XX. Por eso se abrieron líneas de discusión —donde el Centro Internacional Miranda tuvo un papel estelar— que debían identificar qué aspectos del socialismo del siglo XX debían conservarse y cuáles debían superarse. Muros y alambradas, desconfianzas ante el pueblo, campos de reeducación, adoctrinamiento, confusión del Estado y el partido, autoritarismo, estatización de todos los medios de producción, partido único, primacía de los fines sobre los medios o falta de respecto a la diversidad (recordemos el trato concedido a los homosexuales en muchos países socialistas o cómo la Komintern fue a Perú a recriminar a Mariátegui por hablar de un socialismo indígena en su país o) forman parte de aquellos aspectos que durante el siglo XX alejaron al socialismo de la libertad y del apoyo popular.

Sin embargo, la entrega y el sacrificio (fue el ejército rojo quien frenó a los nazis), la eficacia económica (Rusia y China salieron del feudalismo), la conquista de derechos sociales y políticos, la descolonización, el pacifismo, el ecologismo son todos logros de la izquierda. Proponer el socialismo en un país petrolero rentista, donde el consumismo es casi una religión, con unos militares formados durante 40 años para combatir a los izquierdistas, con un Estado débil y "anárquico" (Macondo se empeña en mudarse a Venezuela) y en un momento de crisis mundial de la izquierda y de auge del modelo neoliberal o es un rasgo de genialidad o lo es de locura tropical. Aunque, ¿acaso no tienen mucho que ver ambas? Chávez conecta con su pueblo. Y resulta que Venezuela está en Venezuela.

Esa coherencia hace daño en no pocos oídos. Si el neoliberalismo sólo puede sobrevivir en tanto en cuanto convenza de que no hay alternativa, la Venezuela bolivariana es en exceso disolvente. Una piedra en el zapato de la lógica una, grande y libre, como ayer fue el Chile de Allende, la Cuba de Fidel, la España del Frente Popular, la Rusia de Lenin, la Comuna de París, el Haití de Petion o la Roma de Espartaco.

En el caso de España, el odio de los que viven de odiar viene de lejos. Aznar, ya presidente del Gobierno, mandó en 1998 a Venezuela a su futuro yerno Alejandro Agag, a su asesor político Pedro Arriola, el jefe de comunicación del PP, García Diego, y al entonces desconocido empresario Francisco Correa (ya andaba fraguándose la red Gürtel) a montarle la campaña presidencial a Irene Sáez, una ex Miss Universo que si bien iba si no a solventar los problemas de un país con un 60% de pobreza, iba, al menos, a llenarlo de glamour (quizá, si hubiera sido así, Boris Izaguirre no habría venido a España a bajarse los calzoncillos en la tele y a pegar gritos que desvelaban a los pensionistas). Pero Chávez ya apuntaba maneras y arrasó en aquellas elecciones. Le sacó a la candidata de Aznar más de 50 puntos. Nada extraño que cuando el golpe contra Chávez en 2002, Aznar mandara al embajador español a reconocer al golpista, a la sazón, además, presidente de la patronal. Todo un exceso (que las patronales den un golpe y pongan al patrón de patrones al frente ¿Se imaginan a Cuevas o a Díaz Ferrán de jefes de gobierno después del 23-F? Bueno, la pregunta no deja de ser retórica).

Por parte del PSOE, el desencuentro viene de las relaciones de Felipe González con Carlos Andrés Pérez, el presidente corrupto (así lo sancionó el congreso que lo juzgó mucho antes de que llegara Chávez) y responsable de mandar al ejército a disparar contra el pueblo durante el Caracazo de febrero de 1989. Esas complicadas amistades que hace la Internacional Socialista... Añadamos que a González, quien ya debería estar tanteando el terreno que le llevaría a trabajar para Carlos Slim (el hombre más rico de América Latina), le presentó el mismo Carlos Andrés a un empresario, Gustavo Cisneros (una de las principales fortunas de Venezuela). Aquello debió ser el comienzo de una hermosa amistad, pues González le vendería a Cisneros Galerías Preciados por 1.500 millones de pesetas. Tras un saneamiento con dinero público de 48.000 millones de pesetas, el avispado empresario vendería cinco años después la empresa por 30.600 millones, esto es, 20 veces más. No es de extrañar el enfado de Cisneros, Carlos Andrés y Felipe González con el comandante Chávez. Más extraño es por qué tuvo que hacer de su enfado personal una cuestión política. Aunque a lo mejor el enfado ya era también política. Quedaba por ver la posición de la izquierda del PSOE. La que siempre ha tenido dificultades para procesar lo que estaba fuera de los partidos comunistas. Anda aún dándole vueltas al asunto. 40 años de dictadura militar han generado igualmente algunos anticuerpos ante todo lo que tenga que ver con la milicia.

Sin embargo, como dice Boaventura de Sousa Santos, tenemos que empezar a aprender del Sur. No para repetir el error de importar acríticamente modelos, como ellos hicieron en el pasado. En esta situación de pérdida del Estado social y democrático de derecho en Europa motivado por el embate neoliberal, pudiera ser interesante saber cómo América Latina sufrió lo mismo hace 30 años (incluidas privatizaciones, pérdida de infraestructuras, también del transporte ferroviario, cierre de hospitales y escuelas, rescates bancarios, primas de riesgo, empobrecimiento general de la población) y cómo salieron a través de procesos constituyentes que están sentando las bases de un nuevo pacto social. Y ahí puede aparecer un Chávez diferente. Un Chávez que nos ayude a mirarnos de otra manera. Un militar zambo y de Sur. ¿Nos atrevemos al menos a entenderlo?

Fuente: Público

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VENEZUELA NOS ENSEÑA

por Javier Couso

Después de derrotar dos golpes (uno militar y otro petrolero), un cáncer y una de las campañas de intoxicación mediática más virulenta y global, Hugo Chávez consiguió su cuarta reelección consecutiva.


A pesar de que el ejercicio del poder desgasta, y más si son 13 años, el proyecto que lidera el Presidente Chávez ha conseguido el apoyo de un 55% del electorado venezolano.

Estas cifras hay que valorarlas de manera cualitativa más que cuantitativa ya que han sido obtenidas en un escenario extremadamente complicado, en lo político y lo humano, que pocas personalidades hubieran soportado con la entereza del mandatario venezolano.

Queda refrendado que la Revolución Bolivariana ha mudado la piel de Venezuela en todos los sentidos pero, sobre todo, ha empoderado a ese pueblo excluido y vilipendiado que era maltratado por la burguesía rentista de la riqueza petrolera.

No solo se han atendido las necesidades de la población, mejorando todos los estándares de vida (educación, sanidad, descenso de la pobreza y de la delincuencia, erradicación del analfabetismo…), sino que además se ha impulsado un proyecto total de soberanía para ir construyendo una Venezuela libre y soberana.

El fortalecimiento de los sectores estratégicos y la diversificación en la industria, la agricultura, las comunicaciones, la energía o la defensa, enmarcado todo en un mejor reparto de la riqueza, han logrado que el pueblo entienda esa soberanía como suya, lo cual es parte esencial en la fortaleza del proyecto socialista venezolano.

Por eso la participación electoral masiva de las dos clases en conflicto, por eso la movilización en los barrios populares, por eso la felicidad del pueblo en la victoria. Es el sentimiento real de formar parte de un esfuerzo colectivo y sobre todo inclusivo, donde los olvidados por el anterior sistema neoliberal son hoy protagónicos, no solo en el esfuerzo, también en los beneficios.

La victoria en Venezuela la hemos vivimos intensamente desde la izquierda del sur de Europa, al igual que con ilusión seguimos en las elecciones griegas la esperanza de Syriza o nos emocionamos con las palabras de Melenchon, candidato del Front de Gauche.

Este sentimiento es la esperanza compartida de un mundo mejor y la necesidad de victorias reales que nos inspiren tras años de derrotas consecutivas que nos arrebataron incluso la necesaria fe en el futuro. No olvidemos nunca que solo lo que se piensa puede ser realizado. Estábamos derrotados. Y por ello un día como hoy crecemos junto a la victoria del pueblo de Venezuela y nos empoderamos un poco, asistiendo, aunque sea en la distancia, a la derrota de los planes neoliberales que aquí nos llevan de la pobreza a la miseria con destino final en el nuevo feudalismo.

En el caso español, este lunes, hemos sabido por el Barómetro de Metroscopia que continúa el descenso sostenido del bipartidismo, auténtica crisis de régimen en el que los dos partidos que se alternan van perdiendo intención de voto. Sirva como ejemplo ilustrativo que ni concurriendo unidos el PP y el PSOE (53,8%) lograrían vencer al PSUV (55%) en unas hipotéticas elecciones.

Lo malo es que la izquierda real no crece lo que debería. No recoge el malestar ciudadano y popular para empezar a ser una alternativa social y de gobierno. La encuesta da un escuchimizado 12,6% cuando se debería estar rondando el 20%, necesario trampolín para aspirar a disputar la hegemonía.

Algo hay que cambiar, eso está claro, pero no sabemos muy bien qué. Nadie ha dado con la tecla para poner en marcha el proyecto que lleve a la victoria. No se trata de copiar modelos y trasplantarlos en una realidad diferente, eso siempre fracasa, pero sí la necesidad de un relato, un proyecto social creíble que ponga freno al neoliberalismo del PPSOE, una convergencia con la calle del “no nos representan” y mucha unidad en base a una propuesta clara de recuperación de la soberanía, sea en una nueva Europa o junto a los países del Sur.

Quizás nos haga falta una figura que aglutine, que con su poderío pueda limar las asperezas y ser pasta para rellenar las grietas que si se dejan crecer acaban siendo abismos. Alguien generoso que sepa equilibrar, que encarne un proyecto de futuro, que enamore.

Sé que estamos en ello, que no vamos a dejar que nos lleven como corderitos al matadero neoliberal pero, mientras tanto, creamos que es posible y hagámoslo.

Venezuela nos enseña.

Fuente: Cubadebate

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VENEZUELA: UN TRIUNFO ESPERADO, GRATIFICANTE, ALENTADOR

por Aram Aharonian

Latinoamérica sigue respirando sin sobresaltos: en las inmaculadas elecciones presidenciales venezolanas, el presidente Hugo Chávez fue reelecto para un tercer mandato, impidiendo la restauración neoliberal alentada desde Estados Unidos y varios países europeos y avivando, una vez más, el proceso integradorde la región.

El triunfo bolivariano es un aliento para aquellos que en Latinoamérica y el mundo buscan salida a la crisis del neoliberalismo: sí se puede luchar contra el capitalismo. “Venezuela ha cambiado. La lucha de clases (ocultada por la historia tradicional) que se inició desde el mismo siglo XVI, hoy día está culminando: la antigua hegemonía de la cultura burguesa está siendo suplantada por una contrahegemonía de la clase popular”, dice el historiador y antropólogo Mario Sanoja Obediente.

Seguramente el análisis de los guarismos compruebe que la oposición derechista y ultraderechista del pasado ha logrado calar sectores de las clases medias e incluso a sectores populares. Sectores que gracias a la Revolución Bolivariana no tienen como preocupación principal comer, acceder a la educación y a la salud y tener techo propio.

Entre los logros en los 14 años de gobierno bolivariano, se pueden sumar la reducción de la pobreza y del desempleo, la eliminación del analfabetismo, la consecución de un alto nivel de desarrollo humano, un acceso gratuito al sistema de salud y a una red eficiente de alimentos, y la ubicación del país como el quinto en matrícula universitaria.

Hoy las preocupaciones de muchos son las de las clases medias urbanas latinoamericanas: la inseguridad, la corrupción y la ineficiencia e ineficacia del aparato burocrático. Jesse Chacón, ex ministro del Interior y ahora director de una encuestadora, señala que en Venezuela el contrato social se rompe en el ’89, con el Caracazo, cuando la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes estaba en 6. En una década pasó de seis a 37 y en 2009 estaba en 44.

“El Estado creyó algo que no es cierto: si disminuyes la pobreza, disminuye la violencia. Del ’99 al 2009 la pobreza se redujo a la mitad y la pobreza extrema del 27 por ciento bajó al siete por ciento, sin embargo, la violencia no decreció. Las medidas neoliberales de los noventa desarticularon la estructura social. Es un tema de veinte años de deterioro del campo simbólico que no se resuelve fácilmente”, indicó Chacón.

Del análisis de los resultados saldrá también el rumbo que emprenderá el nuevo período –el tercero- del gobierno bolivariano bajo la conducción de Hugo Chávez, porque en el aparato existe una tendencia dispuesta a negociar con la oposición de derecha.

El propio Chávez –siempre magnánimo en la victoria- dijo dos días antes de las elecciones: “Yo estoy dispuesto a abrir las compuertas, estas puertas de Miraflores, a tomar nuevas iniciativas de diálogo, a nombrar comisiones de diálogo con los distintos sectores de la vida económica (…) El socialismo del siglo XXI es democracia. Nosotros no estamos hablando de la dictadura del proletariado; no”.

Hay muchos perdedores. Entre ellos, la prensa comercial nacional e internacional que, cartelizadamente, quisieron crear un clima de violencia y de eventual fraude. La oposición no tendrá derecho a quejarse (aunque sin duda lo hará), pues controla la gran mayoría de los medios de información de masas, que mienten, manipulan, insultan e intentan imponer imaginarios colectivos virtuales, bien alejado de la realidad real.

El civismo fue absoluto, la violencia no apareció en ningún rincón del país durante el acto electoral. Uno de los mayores triunfos del bolivarianismo es haber convertido al ciudadano en sujeto de política (tradicionalmente fue objeto), como eslabón imprescindible para soñar con una democracia no declamativa sino participativa.

La próxima batalla

Asegura el sociólogo argentino-mexicano Guillermo Almeyra que la campaña de Chávez fue antes que nada de aparato y reforzará, por lo tanto, al aparato chavista, que está muy por detrás del radicalismo del presidente. “Eso es particularmente peligroso en el caso de que en las futuras elecciones del 16 de diciembre (de gobernadores de los estados) la oposición burguesa consiga aprovechar el desprestigio de los candidatos chavistas para conquistar el control de posiciones claves en el aparato estatal que hoy están en manos del gobierno”.

Seguramente retornará a los medios comerciales el tema de la enfermedad del presidente (su rendimiento, su eventual incapacidad), buscando la desestabilización, quizá el camino antidemocrático que una buena parte de la oposición no ha archivado aún, sabiéndose incapaz de acceder al poder por las vías electorales . En esta revolución bolivariana, Chávez no solo tiene el rol protagónico sino un papel irremplazable y hoy por hoy no hay sucesor ni plan posChávez.

La elección de gobernadores, a su vez, estará marcado por el resultado de las elecciones en Estados Unidos y enmarcada por la crisis del neoliberalismo a escala mundial. Algunos expertos alertan que una caída de la producción mundial reducirá el precio del petróleo y, por lo tanto, dificultará los planes sociales y económicos del chavismo en Venezuela, en la Unasur, el Mercosur y un encarecimiento de los alimentos que el país importa.

“Con Estados Unidos estamos siempre dispuestos a mejorar las relaciones (…) ojalá con el próximo gobierno y ojalá sea el de Obama, como ya lo dije, podamos nosotros rehacer el diálogo con los Estados Unidos”, señaló el presidente Chávez este sábado.

Destacó asimismo que Venezuela tiene una gran relevancia en el mundo, pues es la primera reserva de crudo del planeta. "Cuando se acabe el petróleo en casi todo el mundo, que podría ocurrir quizá a finales de este siglo (...), quedarán cinco países todavía con reservas importantes: Rusia, Irán, Arabia Saudí, Irak y Venezuela", detalló. "Esto da a Venezuela una importancia especial desde hace un siglo", agregó.

Recordó, asimismo, que todos los presidentes del país que pretendieron tomar las riendas del negocio petrolero fueron derrocados: Cipriano Castro, Isaías Medina, Carlos Delgado, Rómulo Gallegos y él mismo. "La causa fundamental: el petróleo, porque los países poderosos de Occidente necesitan ese petróleo”.

Señaló que su gobierno también es adversado desde Occidente porque representa "lo que algunos llaman el mal ejemplo de Venezuela", es decir, "un país que es capaz de levantarse" contra el neoliberalismo. "Hemos demostrado muchas cosas sin el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), libres y soberanos, y acosados por todos esos poderes", comentó.

La oposición

La nueva caída significará que nuevos reacomodos se producirán en la oposición venezolana, antes o después de las elecciones de gobernadores, luego del giro táctico producido tras la caída en las presidenciales de 2006, con el abandono –al menos discursivo- de la vía violenta y la adopción de una estrategia anclada en la dura crítica de la gestiónde gobierno, y la reapropiación de algunas de las principales ideas-fuerza del chavismo originario.

Seguramente el nuevo discurso se base en la necesidad de reconciliación nacional, que cuenta con el agrado del Departamento de Estado estadounidense, de ONGs internacionales o trasnacionales e, incluso, con el beneplácito de sectores académicos y una parte de la dirigencia chavista.

En tiendas chavistas el desafío será avanzar en el proyecto hacia el Socialismo del Siglo XXI, lo que supone la necesidad de una nueva forma de hacer política, eliminando de cuajo la “dedocracia”  y la representación, para avanzar en la participación popular y protagónica, que incluye, sin lugar a dudas, la elección de las candidatos desde el poder comunal, desde las bases.

Fuente: Alai-Amlatina

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GANÓ EL CHAVISMO DE CONCIENCIA NACIONAL

por Ángel V. Rivas

A las 6 pm del domingo 7 de octubre de 2012, Henrique Capriles Radonski pedía mediante un “tuirer, como dice el profesor de inglés Dámaso Blanco graduado en la university of Birongo, que se cerraran las mesas de votaciones. Ese mismo día cerca de las 12 de la noche, salía diciendo que…” me respaldaron 6 millones de votos, o sea, me quieren 6 millones de votantes”

Pero C. Radonski se equivocó de “autobús del progreso”; los que lo respaldaron fueron los medios audiovisuales, escritos y radiales quienes estuvieron bombardeando al pueblo durante el 2011 y el 2012. Hicieron su trabajo. A la prueba me remito. Suelo andar por algunos barrios de la capital venezolana y lo que vi y escuché me erizaron los cabellos. Aquí fue donde falló la revolución, porque en la mayoría de esos lugares la comunicación de los hechos de la actual gestión bolivariana está ausente. No existen suficientes medios alternativos para que el pueblo lea la realidad y denuncie la mentira. Algunas emisoras llamadas comunitarias se han convertido en negocios de sus directivos como igualmente muchos periódicos de la misma índole: es urgente que se revise esta situación.

En un barrio por Caricuao, subiendo por una sucia escaleras, vi cuatro casas, dos de madera en estado deplorable. En todas había afiches de C. Radonski adornando sus frontales. ¿Qué significa eso?

Dos de las señora de esas casas me dijeron que “Nosotras estamos con Capriles porque no nos gusta el comunismo” ¿¿¿???

Eso, lo confesaron, “lo escuchamos por Globovisión y lo dice Marta Colomina por radio”. En verdad estas declaraciones son muestra de que más allá de una franela roja, de un corazón que vuela, de un grafitti en equis pared, hace falta que a estas personas se les hable, se les eduque, se les cuente la historia de los fascismos, de la oligarquía, del mantuanismo. Porque eso sucede en muchos barrios y bloques de Venezuela.

Esa gente es víctima de lo que dijo C. Radonski “me acompañan 6 millones de votos”, sabiendo que esa no es la verdad palpitante.

Por otra parte el chavismo, el chavismo que llora, sufre, sigue al Presidente como su gran guía, fue el verdadero ganador. Tuvo y tiene consciencia política, entiende con claridad que es lo que se busca para el gran logro social en equidad. El chavismo adorador de la verdad, el que sabe que este gobierno trabaja con empeño y mística por él. El chavismo que ve las obras, los inmensos logros, la incansable estatura humana de Chávez, fue el ganador. A él nos rendimos con respeto, con admiración, con orgullo.

No somos dados en dar consejos, porque eso es minimizar al ser humano ¿por qué no entender que el mejor consejo es la realidad? Ahí están las obras, el progreso a todos los niveles, pero los medios de la burguesía le venden porquería a la gente más humilde, porque ven en ellos el caldo de cultivo, para doctrinarlo con miedo, con cobardía, con ofensa, porque utilizar la comunicación para engatusar es cobardía.

La revisión de los medios de comunicación alternativos se hace urgente. Las radios que el Estado ha sembrado por casi toda Venezuela deben hacer el trabajo que se les encomendó y quitar de sus poltronas a esos vivianes que desde las butacas de sus oficinas hasta cobran por darle un espacio a los verdaderos dueños de esas emisoras, que es el pueblo. Lo mismo con los periódicos alternativos. Hay que recordarle para que son medios y por qué el Estado es capaz de darle una pauta: hay que pedirles recibo de tiraje y además que sus mensajes sean para que el pueblo entienda y sepa la verdad y no siga cayendo en la trampa que arriba les describí

¡Vamos Presidente, que sus seguidores se acerquen más al pueblo! Que suban los cerros y se comuniquen más con la gente para que no se vea esta lamentable situación de que algunos CREAN EN EL MAYORAL QUE LES DA LATIGAZOS. C. Radonski alcanzó 6 millones por nuestra culpa, por obviar lo que no se debe obviar que es la matriz popular de Venezuela.

Fuente: Aporrea org

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¿LA HORA DE VARGAS LLOSA?

por Iroel Sánchez

Después de proclamar “empate técnico” y publicar una avalancha de artículos contra Hugo Chávez y a favor de su opositor Henrique Capriles, el diario español El País amaneció este 7 de octubre con lo que suponía su arma estratégica para intervenir en las elecciones venezolanas. El premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa firmaba en el diario del grupo PRISA un beligerante artículo titulado “La hora de Capriles“.

“Las últimas encuestas coinciden en que, luego de haber alcanzado al actual mandatario, en los últimos días y coincidiendo con la manifestación de un millón de personas con que cerró su campaña en Caracas el domingo pasado, Capriles ha sacado a Chávez en las intenciones de voto de dos a cuatro puntos y que esta ventaja tiende a ampliarse a medida que el porcentaje de indecisos va decidiendo su opción (lo hacen cerca de 90% a favor del candidato opositor)”, escribía el ciudadano español nacido en Perú, para agregar a renglón seguido:

“El problema de Capriles es, desde luego, que si su victoria se da por un margen pequeño, las posibilidades de que el oficialismo manipule el resultado a su favor son muy grandes. Esto sólo podría conjurarse con una victoria inequívoca, tan amplia que el fraude sería demasiado visible y escandaloso para que lo admitan los venezolanos Sin embargo, no puede descartarse que el triunfo de Capriles supere largamente el porcentaje que le pronostican las encuestas.”

De inmediato, medios de comunicación de todo el mundo y especialmente de América Latina reproducían las tesis del gran ficcionador. “Chávez podría manipular resultados si gana Capriles: Vargas Llosa”, titulaba Televisa, “Mario Vargas Llosa confía en que Hugo Chávez será derrotado por Capriles”, decía El Comercio en Perú, la agencia española EFE encabezaba un despacho con “Vargas Llosa cree chavismo tratará de manipular resultado”, y así hasta el infinito. Como era previsible, la industria mediática convertía en munición para la desestabilización del proceso político venezolano las palabras del reconocido escritor.

En nombre de la democracia y el respeto a las instituciones que tanto pregonan, el Marqués de España Mario Vargas Llosa y El País atizaban el fuego para que la derecha venezolana, con antecedentes de golpismo y violencia que ellos han silenciado para atribuirlos al chavismo, no aceptara una derrota que cualquier analista mínimamente informado sabía segura. En su ejercicio de invertir la realidad y convertir villanos en héroes, para el novelista los autores de tres intentonas golpistas –petrolera, patronal y militar- son víctimas de los partidarios del presidente venezolano, protagonistas -según él- de “provocaciones, matonerías y asesinatos”. En su texto, el autor de La casa verde asignaba a Chávez un “delirio mesiánico” pero es a Capriles al que pintó, como el Antonio Consejero de su novela La Guerra del fin del mundo, recorriendo pueblos y ciudades para redimir a quienes sólo han tenido oportunidades reales de salir de la pobreza desde que el líder bolivariano llegó al poder.

Dicen que el arte del novelista consiste en contar mentiras increíbles de manera que parezcan verdades irrefutables. Para la ficción, Mario Vargas Llosa es un maestro, pero como análisis periodístico “La hora de Capriles” desacredita a su autor. Pocas horas después del augurio del Premio Nobel, Henrique Capriles perdió de modo aplastante, con más de un 10% de ventaja para Chávez, en un proceso tan limpio que nadie pudo impugnar.

Obviamente, esta no es “la hora de Capriles”, pero tal vez sea el momento de que Vargas Llosa deje de utilizar sus indiscutibles habilidades literarias para defender un neoliberalismo sin regreso en América Latina y que está en crisis hasta en su admirada monarquía española, de la que él parece ser más Marqués que ciudadano.

Fuente: Cuba Ahora

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