II CUMBRE DE LA CELAC EN SANTIAGO DE CHILE Cuba preside
la CELAC de 33 países, sin Estados Unidos ni Canadá
El 28 de enero se desarrolló la II Cumbre de la CELAC en
la capital chilena. En la entidad se nuclean 33 países de América Latina y el
Caribe. Lo más destacado fue que su presidente por un año será Raúl Castro.
EMILIO MARÍN
El designado secretario de Estado, John Kerry, estaba
recién confirmado, pero de todas maneras no tuvo oportunidad de viajar a la
capital chilena. Ni el 27 de enero, porque se trataba de una cita entre 28
representantes de la Unión Europea y 33 de la Comunidad de Estados de
Latinoamérica y el Caribe (CELAC).
Kerry tampoco tuvo cabida, ni su jefe Barack Obama, el 28
de enero, cuando sesionó la II Cumbre de los gobiernos de la región. Una de las
grandes virtudes de este espacio político es que tiene adentro a Cuba y afuera
a Estados Unidos y Canadá.
Esto último fue acordado en la reunión previa de febrero
de 2010 en la Riviera Maya de México, cuando los presidentes ultimaron los
detalles de su primera Cumbre, realizada el 2 y 3 de diciembre del año
siguiente en Caracas. Sería el ámbito de unidad y coordinación de los
33 países latinoamericanos y caribeños, con el imperio
afuera, “la ñata contra el vidrio”, escrutando lo que debaten esos países donde
hoy se desarrolla una corriente de soberanía y dignidad.
En cumplimiento de los acuerdos de esa primera reunión
formal, se hizo la segunda, en Santiago de Chile, hasta donde llegó la
presidencia pro-témpore del mandatario trasandino. Y Washington la volvió a
mirar desde afuera.
Debe ser por eso que la CELAC nació recibiendo juicios
adversos y lapidarios de los escribas que sintonizan la onda del Departamento
de Estado.
Por ejemplo, comentando la cumbre fundacional de Caracas,
en 2011, Andrés Oppenheimer tituló en el Nuevo Herald de Miami y La Nación de
Buenos Aires: “La integración al revés”.
Allí sostuvo: “los líderes latinoamericanos que se
reunieron en Caracas hicieron la integración al revés: empezaron por la fiesta
y dejaron los acuerdos concretos para reducir las barreras comerciales para más
tarde”. Nótese que para Oppenheimer la clave del éxito sería “la reducción de
las barreras comerciales”. Este es el núcleo de lo que demandan el imperio y
sus socios europeos, como se pudo apreciar en los discursos de Angela Merkel,
el portugués Barroso, Mariano Rajoy y otros líderes de la Unión Europea en la
reciente cita chilena.
Dicho sea de paso, la reunión de los gobernantes europeos
con sus similares latinoamericanos y caribeños presenta un peligro de otro
cariz para la política estadounidense. Es que los europeos son sus socios pero
también sus competidores en esta hora mundial de crisis sistémica. Que hayan
propuesto crear un área de libre comercio entre la Unión Europea y la región no
le debe haber causado ninguna gracia a la Casa Blanca, sus multinacionales y
bancos. Es que éstos siguen considerando la región como su patio trasero, según
sus tesis monroístas que datan de 1823.
A lo largo de un documento de 48 puntos, la primera cita
de europeos y latinos, pomposamente denominado para el desarrollo sustentable
con inversión y comercio, no llegó a acuerdos concretos. Es que Europa llegó a
Chile buscando desesperadamente negocios para paliar su crisis. Y Latinoamérica
y Caribe buscan cosas de mutuo beneficio, sin aceptar imposiciones. De allí el
punto muerto.
CELAC es otra cosa
Tanto Europa como EE UU tienen por supuesto buenos amigos
al interior del bloque latinoamericano. Sebastián Piñera es uno de ellos y por
eso el modelo neoliberal de Chile fue tan elogiado por los europeos visitantes,
en especial la jefa de gobierno germana.
La propuesta de “asociación” entre la Europa en
llamas y la región que –con sus límites-
navega en aguas más tranquilas y con índices positivos de crecimiento, no
prosperó del modo como imaginaban Merkel y los suyos.
En particular su propuesta de bloque con el Mercosur, por
la obvia importancia que adjudican a Brasil y Argentina, fue pateada para más
adelante por la presidenta argentina. Cristina Fernández manifestó que para
tratar una propuesta de esa índole hay que esperar a la última parte de 2013,
cuando el Mercosur esté normalizado. En este momento Paraguay está suspendido,
luego de haberse producido allí un golpe de Estado contra Fernando Lugo. En
agosto habrá elecciones y nuevas autoridades, recordó CFK, y recién entonces se
podrá retomar el estudio de la propuesta de la Unión Europea.
Entre una y otra parte hay diferencias muy profundas. Eso
es lo que viene obstaculizando un acuerdo de ambos espacios, que data de muchos
años. En 2004 se creyó que podía celebrarse algún convenio pero las
contradicciones y la crisis mundial la torpedearon. En 2010 se retomaron los
diálogos pero se llegó a Santiago de Chile, en 2013, y todo está en veremos.
Y está bien que así sea. Porque los europeos,
representando a monopolios y proyectos imperiales, quieren a toda costa que la
región se abra como una flor, tal como aspiraba George W. Bush en 2005 con el
ALCA. Y ya se vio cómo terminó ese proyecto: en la lona. Ahora hubo una
advertencia de la mandataria argentina: para que haya asociación deben
contemplarse las asimetrías entre países desarrollados y emergentes, cuyas
escalas de producción de sus industrias son muy diferentes.
De lo contrario se volvería a un esquema semicolonial,
que los miembros de la CELAC y el Mercosur no están dispuestos a reeditar.
El que protestó de lo lindo por el contenido y forma de
la reunión con los europeos fue Evo Morales, molesto porque se trató de un
cónclave cerrado, sin debates públicos. “Es la cumbre del silencio”, cuestionó
el aymara, contrastando esa cerrazón con el carácter abierto del plenario de
presidentes de la CELAC comenzado al día siguiente.
Con Raúl por un año
El lunes 28 fue el turno de los presidentes y jefes de
gobierno de la región; se dice que eran 33 pero en realidad hubo uno menos,
pues Paraguay no participó, sancionado como está hasta por el mencionado golpe.
Recién allí se produjo el pase de la titularidad de manos
de Piñera a la del cubano Raúl Castro. A propósito, hubo una picardía del
trasandino, de haber hecho antes la cita con Europa, para estar él en el centro
de la escena, y no Castro, como debería haber ocurrido si se respetaba la fecha
de la II Cumbre latinoamericana, prevista para diciembre de 2012 y no enero de
2013 No fue la única zancadilla del chileno a su par cubano: al pasarle la
presidencia le recordó que el organismo se caracterizaba por la defensa de la
democracia y la vigencia de los derechos humanos.
Fue un tiro por elevación, como si en la isla se violaran
esos derechos y los Carabineros chilenos, que tanto reprimen a los estudiantes,
dieran cátedra de libertad.
Al margen de esas jugarretas, el líder cubano presidirá
la CELAC todo
2013 y la III cumbre será en La Habana, dentro de un año,
cuando pasará la “cinta de capitán” a Laura Chinchilla, de Costa Rica.
A diferencia de la reunión con los europeos, donde no se
dio apoyo a los derechos argentinos por la cuestión Malvinas –con el
representante británico velando para que así fuera-, los latinoamericanos y
caribeños aprobaron una declaración especial por las islas. Dieron un rotundo
apoyo a nuestro país y encomendaron a la CELAC, léase ahora a Raúl Castro, a
que pidiera al secretario general de la ONU un informe de las gestiones
realizadas para obligar a Londres a sentarse a discutir soberanía. Castro hará
con mucho gusto esa gestión.
Lo de Malvinas estuvo contemplado, además, en el punto 4
de la Declaración de Santiago, entre los 73 que contuvo ese documento. La
también unánime condena al bloqueo estadounidense contra Cuba también tuvo su
lugar, así como un reconocimiento al aporte del venezolano Hugo Chávez para el
surgimiento de la coalición.
El vicepresidente Nicolás Maduro leyó una carta de Chávez
para los jefes de gobierno presentes, encomiando que Nuestra América está
llegando a ser lo que fuera, como aspiración libertaria, en tiempos de Simón
Bolívar y José Martí.
Por supuesto que no todas son rosas en la CELAC, también
hay unas cuantas espinas. No sólo está el clavo de Piñera. Juan M. Santos, de
Colombia, Peña Nieto de México, Ollanta Humala de Perú y la citada Chinchilla, entre otros, son
jugadores fichados por el team de Obama-Kerry.
Esa heterogeneidad y presencia de la derecha
latinoamericana, agrupada en torno a la “Alianza del Pacífico”, se nota en que
durante este año la CELAC iba tener tres cabezas. A Castro lo acompañarán
Piñera y Chinchilla, habiéndose sumado en Chile un cuarto integrante, el
mandatario de Haití, Martelly.
En ese cuarteto el líder cubano estará en minoría, aunque
conserva la presidencia. De todas maneras nadie podrá discutirle que su patria,
la de José Martí, está hoy a la par de las demás naciones latinoamericanas y
caribeñas, incluso presidiéndolas por un año, cuando no hace tanto tiempo, en
1962, había sido expulsada de la OEA por orden yanqui.
La comparación demuestra que la actual es una mejor época
para el progreso y los cambios sociales, aún con tanto por hacer y con
muchísimas contradicciones por resolver. Uno de los dilemas es si la CELAC
terminará reemplazando a la OEA, como quieren los socios del ALBA, o será un
salón de discursos, como imagina la “Alianza del Pacífico”, en línea con
Washington.
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Sergio Ortiz
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