jueves, 21 de agosto de 2008
Plástica, pintura, arte cubano en un mundo que abre sus fronteras cuando mencionas el nombre FIDEL por Jorge Jorge González La Habana La Lisa Cuba
CUANDO DECIR FIDEL ABRE FRONTERAS
Por: Jorge Jorge González
Especial para DESACATO - Brasil
Este verano caluroso , casi asfixiante, como todos los años…aunque nunca nos recordamos del anterior, un hombre extraordinario para mi, cumple 82 años : Fidel Castro Ruz es su nombre y es posible que muy pocos en este planeta no conozcan de su existencia, no importa si son amigos de la Revolución cubana o enemigos jurados, lo trascendente es que la sola mención de ese nombre provoca entusiasmados comentarios en los que se defiende su trayectoria o se trata de denigrar, pero es imposible la pasividad absoluta.
Recuerdo que allá por el año 1994 andaba por la entonces casi desmembrada, pero aun sólida Yugoslavia, exponiendo mis obras en galerías y museos de aquel hermosísimo país que me había recibido con una hospitalidad para mi desconocida hasta entonces y, aun cuando muchas veces no tenía quien me tradujera una sola palabra, de alguna manera casi mágica, decir Cuba y Fidel Castro, era como un pasaporte visado para romper cualquier frontera; una noche en que debía ir a la ciudad de Timisoara, en Rumania, para exponer una colección de obras sobre cartulina, basadas en canciones de Silvio Rodríguez y cuyo título general era “Óleo de mujer con sombrero”, debí pasar los trámites obligatorios de la aduana y , ante la imposibilidad de poderme comunicar con la funcionaria, que gentilmente trataba de explicarme que debía contar con una visa rumana para llegar a aquel país (lo que supe días más tarde) y yo intentar convencerla de que no era necesaria, pero en mi idioma y que ella por supuesto no entendía, como yo tampoco el servio-croata, finalmente me dejó pasar al tren, como diciendo: ¡qué se la arregle con los aduaneros rumanos en el cruce de fronteras! Al llegar a un determinado lugar fronterizo entre esos países, los funcionarios rumanos me pidieron el pasaporte y volvió la misma historia que en Yugoslavia, sólo que ahora querían devolverme hacia este último país, entonces, no sé cómo, se me ocurrió decirles: ¡slikar Cuba (pintor cubano en Servio) , Fidel Castro!…lo que fue como una tarjeta de presentación pues al momento, todo fue amabilidad y buen trato, comunicación por señas, abrazos y palmadas en la espalda, además de firmarles autógrafos a dos de ellos y obsequiarles catálogos de exposiciones anteriores. Llegué finalmente a mi destino, sin comprender todavía qué había sucedido, hasta que dos días después una amiga de Belgrado que sabía rumano y había ido a Timisoara para la inauguración de mi exposición, me dijo que yo había cometido una barbaridad pues debía haber sacado una visa para visitar el país y que, seguramente, a la salida, tendría serios problemas aduanales…y fue cierto: a mi regreso a Belgrado y llegar al punto de revisión en frontera aquello fue tremendo, pues no se entendía cómo había ingresado al país sin visado, al menos de tránsito; pedí permiso para ir al coche –no sé aun si entendieron mi solicitud-, busqué unos periódicos locales que habían reflejado ampliamente la exposición y me sacaban con una foto en primera plana, catálogos y otros y volví a decirles a estos enfadados funcionarios:¡slikar Cuba, Fidel Castro!…y nuevamente se produjo el milagro: seguí mi camino sin multas, ni arrestos, regalando catálogos y firmando autógrafos, dejando perplejos a mis compañeros de viaje, todos servios.
De anécdotas similares que me han ocurrido en otros países, podría estar escribiendo toda la noche pero la esencia es que, cuando he invocado el nombre de la Cuba de Fidel y a Él mismo, siempre las puertas se me han abierto de par en par, no importa dónde, cuándo y por qué, lo que me hace pensar que ese hombre es más que una leyenda viva, es parte de un hermoso poema de amor universal que toca corazones y hace olvidar las cosas malas de este mundo; porque decir Fidel y decir Cuba es hablar de ejemplos y sueños que en otras partes ni siquiera pueden imaginar los más ilusos, ni tampoco aquellos que critican su actuación histórica y se empeñan en rebajarle méritos que ha ganado al andar, trabajando sin descanso por los humildes de estos tiempos y por los humildes del mañana.
Los enemigos de la Revolución cubana acusan a Fidel Castro de dictador y al gobierno de Raúl Castro de ser la continuidad de la tiranía, pero jamás dicen la verdad: esos “tiranos” siguen contando con la fidelidad de casi toda la población de su país, después de casi cinco décadas, ¿dónde se ha visto algo similar en la historia universal?, ¿cómo pueden ser tan sumisas y tontas tantas personas durante tanto tiempo y no admitir siquiera que un cargo como el de Comandante en Jefe pueda ser llevado por otro que no sea Él?, ¿Dónde se ha visto que a alguien que ya no ostenta las máximas responsabilidades políticas y administrativas de un Estado, se le pida opinión en asuntos transcendentales para la nación, a solicitud del propio pueblo y de su Parlamento?,¿Por qué el pueblo cubano sigue rezando por su salud y porque su vida se prolongue hasta el infinito, si fuese posible, mas allá de cuestiones meramente humanitarias, como si se tratara de un padre, un hermano, un hijo ,al que no estamos preparados para ver partir? Porque Fidel representa lo mejor género humano humano, con sus virtudes y sus defectos; porque Fidel, por encima de ideologías y dogmas, se ha ganado un lugar entre los hombres buenos y los buenos de corazón y de obra no abundan y deben preservarse para que los malos, que son muchos, no envenenen con su carga de odio y egoísmo todo lo que tocan; porque es necesario que Fidel siga viviendo y celebrando cumpleaños para que su magia siga funcionando como una visa sin fronteras para hermanar pueblos.
La Habana, agosto del 2008