Yo no creo en coincidencias
Por Antonio Peredo Leigue
Abril 15. 2011
Este domingo 17 de abril, volverá a reunirse en Buenos Aires el conjunto de conspiradores oficiales, con la misma dedicada atención del gobernador bonaerense Mauricio Macri, aunque con otro financiador. A título de discutir, analizar e intercambiar opiniones sobre la situación política mundial, se esmerarán en loar las acciones imperialistas y denostar el proceso de cambios que están ocurriendo en Nuestra América. Estos caballeros, montados en aviones y lujosos automóviles, ya estuvieron allí en octubre del año pasado y vuelven a pedido de Macri quien, al parecer, necesita publicitarse.
Leamos el título que, esta vez, encabeza su foro: El desafío populista para la libertad de América Latina. Se puede entender que es el desafío de los pueblos –aunque digan con desprecio “populista”- para encontrar la libertad de esta América nuestra. Pero es sabido que ellos consideran que “el populismo” es una tendencia que va contra la libertad.
Refirámonos, primero, al gobernador Macri, que hace un año aproximadamente expuso a un grupo de familias bolivianas y paraguayas a la acción violenta de las barras delictivas que él maneja desde su oficina. Su insistencia por ser el anfitrión de estas reuniones, no es otra cosa que un poco inteligente ardid, para figurar en las primeras planas de los medios escritos y en las televisoras. Poco importa lo que digan los disertantes de estos foros.
Pero esto no se restringe a una mera candidatura local. Tiene otros propósitos. Lo ha dicho José María Aznar con su natural sinceridad: “A esos pueblos (refiriéndose a los latinoamericanos) hay que enseñarles a elegir, pues se están equivocando cuando eligen a Hugo Chávez, a Evo Morales, a Daniel Ortega”. Y, recientemente, con absoluta soltura se lanzó otra de sus frases: “A la Cuba de Fidel habría que aplicarle la misma receta que a la Libia de Gadafi”. Así queda claro que la cuestión es eliminar a Gadafi, sin importar la cantidad de libios que mueran y lo mismo debe hacerse en Cuba.
Lo acompaña, como inseparable, Mario Vargas Llosa. En relación a las últimas elecciones en Perú, país que ha repudiado para ser español y marqués de paso, dijo que, elegir entre Humala y Fujimori, era como elegir entre el SIDA y el cáncer. Para mal de su hígado, ambos candidatos ocuparon los dos primeros puestos. Peor aún: dijo que, si se decidiera a votar en su país natal, lo haría por Alejandro Toledo y ocurre que éste ha dicho que podría apoyar a Ollanta Humala en la segunda vuelta electoral.
¿Hablaríamos de Alvarito, el hijo mimado de Vargas Llosa, y de su compinche Montaner? Sería un derroche de palabras. Hasta el Secretario de la Presidencia de Chile, Cristián Larroulet asistirá al gran espectáculo.
Pues bien. Entre estos señores no sólo se hablará contra lo que califican como populismo, sino que se buscará a quienes puedan encabezar algún tipo de movimiento en cada uno de nuestros países, para terminar con la democracia y volver a la plutocracia. Aunque ellos saben que, ese tipo de gente, no es confiable, apostarán una vez más, como lo han hecho en cada una de sus reuniones.
En las notas de prensa no figura el nombre de ningún boliviano. Sin embargo, no sería extraño que estuviesen allí quien fue presidente del Senado, Oscar Ortiz, el gobernador beniano Suárez Sattori y algún otro que va quedando por ahí. ¿Cuáles son sus pretensiones?
Bolivia vive un momento de crisis. Los trabajadores exigen un aumento salarial que sea mayor al índice de inflación. Razones hay más que suficientes para considerar que es una demanda justa. Pero el gobierno muestra que, un aumento del nivel que piden y esperan los trabajadores, sería entrar en la espiral inflacionaria que vivimos en los años ’80. Compatibilizar ambos razonamientos es la clave de esta crisis, pero aún no se vislumbra una vía de solución para este conflicto.
La derecha quiere montarse en este conflicto para volver a tener presencia en el escenario político nacional. Lo está haciendo a través de publicaciones, pero sabe que no logrará otra cosa que llamar la atención por uno o dos días. En consecuencia, nada más oportuno que esa reunión para condenar al gobierno del presidente Evo Morales y pedir apoyo para su intención de volver a los tiempos de Goni, Banzer y sus arreglos con las transnacionales.
La historia siempre nos ha dado ejemplos de estos trajines. Las coincidencias no se dan de forma tan simple, ni siquiera en los juegos de azar.