Simbólico y algo más. "Nuestros patriotas están revestidos de pasiones, y en particular, la de la venganza; es preciso contenerla y pedir a Dios que la destierre, porque de no, esto es de nunca acabar y jamás veremos la tranquilidad." Manuel Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano (*) Allá por 1999; en "La Mamadera", un programa radial de Rosario conducido por Julio Vacaflor, se lanzó la idea de pedirles a los vecinos que donaran retazos de telas –blancas y/o celestes- para armar una bandera que "será la más larga y unida del mundo" Mucha gente se sumó a la propuesta y también aparecieron mujeres que se ofrecían para coserla. La idea fue creciendo y se convocaron a las escuelas de todo el país, desde las cuales fueron llegando no solo retazos de las telas solicitadas, sino que empezaron a coserlos y enviarlos para que se sumaran a la bandera original que se cosía al pie del monumento a la Bandera levantado en Rosario.. Al iniciarse la clases en marzo del 2001 la propuesta se había expandido por todas las escuelas de Santa Fe. Ese año, Any debía hacer el juramento de la bandera en su escuela a más de 100 km. de Rosario. Con sus 11 años, el sueño de conocer el monumento a la bandera, era solo eso. Su escuela entró en el programa y todos nos abocamos a conseguir retazos y costureras con buena repercusión. Luego llegó la invitación a concurrir al acto de la bandera en Rosario con 4 alumnos que la representaran. Fue un revuelo. ¿Quién no quería ir a semejante evento? La selección sería por promedios, votos de los compañeros y concepto de las maestras. Era formar parte de las personas que llevarían la bandera en construcción, que se calculaba de 4.500 metros de extensión, hacia el gigantesco monumento en Rosario. "Con cada puntada que das estás escribiendo un pedacito de historia" se la escuchaba decir a la coordinadora del proyecto desde Rosario. Any lo comentó en su casa, con sus amigas y amigos, con sus conocidos, con las maestras y también se preocupó por conseguir las telas blancas y celestes. Quizás no viajaría ella, pero si lo haría alguien de su grado y así la experiencia sería compartida de muy cerca. Vivió el acto del 25 de Mayo donde hizo de dama antigua, pensando en el 20 de Junio, Día de la Bandera. Pocos días después lloraría al encontrarse entre los cuatro alumnos que representarían a la escuela. Fueron experiencias hermosas. Todas en un año. La jura de la bandera, conocer el Monumento en Rosario y llevar en su mano una pequeña parte de aquella larga y solidaria bandera entre más de 10.000 personas que le abrirían paso a la que ya se llamaba "la más grande del mundo" y había sido hecha entre muchos. Este 27 de febrero, a 200 años de aquella primera vez que Manuel Belgrano izara la celeste y blanca frente a las barrancas del Paraná, acompañé a Ana al acto oficial y charlamos mucho de lo que recordaba 11 años después. Ahora ella estudiaba en la Universidad Nacional de Rosario desde hacía 3 años para una Licenciatura en Trabajo Social. Camino al acto, pasamos por la Plaza de Pellegrini y Buenos Aires, donde había gran cantidad de gente para llevar un tramo de la bandera más larga del mundo que ahora sumaba más de 20.000 metros y vimos las caritas de asombro y el nerviosismo de los niños que allí estaban y el orgullo de los jóvenes y adultos que los acompañaban. Ya cerca del monumento y a pocas horas del acto oficial se nos hizo más difícil avanzar hacia el Parque de la Bandera, frente al monumento y de espaldas al río. Habíamos visto a todo Rosario embanderado de celeste y blanco, pero ahora otras banderas nos impedían el paso. Los diferentes grupos de militantes políticos habían delimitado su zona y tenían "sus propios trapos" como nos hicieron saber, y nosotros no podíamos estar allí. Ya habíamos dejado de charlar de su experiencia y queríamos encontrar un lugar para ver pasar -frente al palco oficial- aquella larga bandera, hecha a pulmón solidario y desinteresado. Los cantos atronaban el lugar, cada uno de los grupos parecía tener su propio acto, sus propios cantos y sus propios adversarios. El acto se inició con la llegada de la gran bandera desde tres puntos diferentes de Rosario, hubo mucho entusiasmo y aplausos. La llegada de la Presidenta fue una apoteosis de gritos, cantos y aplausos. Cuando ella y el Vice-Presidente de la Nación se sentaron junto al Gobernador de la provincia y la Intendenta, no tardaron en bajar los silbidos para ambos mandatarios locales. La propia Presidenta hizo un gesto de desagrado y logró bajarles el volumen. Se repetirían cuando ellos realizaron sus breves discursos, pero ahora sólo de parte de una minoría. Los solistas Juan Carlos Baglietto y Lito Vítale entonaron magistralmente el Himno Nacional Argentino y la marcha Mi bandera. Para todos los que estábamos allí fue un verdadero reencuentro y tuvo su continuidad en la dramatización que realizó un actor –de a caballo- emulando la creación de Manuel Belgrano y el llamado a jurar por esa bandera celeste y blanca. El "Sí, juro" retumbo varias veces en ese ámbito y erizó nuestra piel. Cuando la Presidenta tomó esa bandera y la hizo flamear, un cerrado y sostenido aplauso marco el momento más emotivo de toda esa tarde/noche. El discurso de la Sra. Presidenta no fue muy distinto a los que normalmente realiza, buena oradora, precisiones históricas correctas, desafíos para su gobierno, algunas precisiones del tiempo que vivimos, uno que otro comentario mordaz sobre los "enemigos" y cifras y números de una realidad que se ve que no todos entendemos. Me hubiese gustado un discurso más pacificador, centrado en la esencia del acto y con un fuerte llamado final a vivir todos y todas bajo una sola bandera. Ya de regreso, Any me comentó su desilusión del acto, el hostigamiento con los cantos, los bombos sonando casi continuamente, los silbidos tratando de acallar a los que no piensan igual, el fracaso de la bandera grande como símbolo de unidad y los dirigentes políticos debatiendo temas y vociferando cifras que nada tienen que ver con celebrar el acto de un Grande, Manuel Belgrano. En parte tenía razón. Pienso que cuando alcancemos esa estatura de los hombres y mujeres que forjaron esta patria y la tolerancia que nos debemos como pueblo joven (200 años no son nada) entraremos en la senda que toda esa camada quiso para esta hermosa Republica. Hoy celebramos un fuerte simbolismo, pulmón no nos falta, pero tendremos que ir haciendo carne la solidaridad y la unidad para construir así una sólida realidad de la cual nos sintamos orgullosos.+ (PE) (*) Manuel Belgrano, creador de la bandera argentina, nació en Buenos Aires un 3 de junio de 1770 (bajo el Virreinato del Perú) y falleció a los 50 años, el 20 de junio de 1820, también en Buenos Aires, pero ahora formando parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Agencia de Noticias Prensa Ecuménica 54 291 4526309. Belgrano 367. Cel. 2914191623 Bahía Blanca. Argentina. www.ecupres.com.ar asicardi@ecupres.com.ar |