domingo, 12 de febrero de 2012

Bilbao 100.000 personas por libertad de presos vascos Aznarez Resumen Latinoamericano polit2

 

Director: Carlos Aznárez

Redacción: María Torrellas, Leandro Albani, Yamila Blanco, Facundo Andicoechea

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ENERO 7, 2012

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Euskal Herria / País Vasco

 

decenas de miles de personas marcharon en bilbao exigiendo a madrid y paris que respeten los derechos de los presos y presas vascas, convirtiendo a esta en una de las más grandes movilizaciones realizadas en ese Pais, que fue inundado de solidaridades llegadas no sólo de su interior sino desde todo el mundo. otra vez, euskal herria y su pueblo demostraron que a la hora de defender sus derechos no dudan en ganar la calle para hacerlo.

 

HISTÓRICA MANIFESTACIÓN EN BILBO

 

110.000 personas dan un gran paso que acerca a los presos a casa

Una colosal marea inundó ayer el centro de Bilbo para exigir a los ejecutivos de Madrid y París que respeten los «derechos más elementales» de las personas presas y exiliadas a consecuencia del conflicto político que vive Euskal Herria. Todas las previsiones de Egin Dezagun Bidea se desbordaron convirtiendo la movilización -al menos 110.000 participantes según los cálculos de GARA- en la más numerosa de las que se recuerdan en más de una década.

 

Agustín GOIKOETXEA | BILBO

Tardará mucho tiempo en olvidarse la estampa vista y vivida ayer a la tarde en las calles de Bilbo, desbordadas por una colosal marea de ciudadanos vascos y personas venidas de otros lugares del mundo dispuestas a reivindicar el respeto de los derechos más elementales de los represaliados políticos.

En la intervención final, Jon Garai -en nombre de las 15.000 personas y centenares de agentes que impulsaron la iniciativa Egin Dezagun Bidea- fue meridianamente claro: «Ya no hay excusas. No caben más demoras. A partir de mañana, la sociedad vasca no espera otro escenario que no sea aquel en el que desaparezcan las crueles medidas de excepción que se aplican a los presos vascos, cerrando así una etapa gris, para abrir la puerta a un nuevo tiempo que nos lleve a una situación de libertad y de derechos para todas y todos, a una situación de paz definitiva sin presos ni exiliados».

Era uno de los mensajes transmitidos al final de la multitudinaria marcha desde la balconada de la Casa Consistorial bilbaína, a las decenas de miles de personas que se agolpaban en su entorno y a las otras decenas de miles que ocupaban el trayecto desde La Casilla y las calles adyacentes, inundando el centro del Botxo al grito de «Euskal presoak etxera».

Hora y media antes de la hora fijada para el inicio de la marcha, todo aventuraba a que la movilización de ayer iba a ser colosal, tal y como los propios organizadores habían ido anunciando en los días previos. A Bilbo habían llegado desde la mañana miles de personas dispuestas a participar en la manifestación y con el paso del tiempo esa previsión se materializó e incluso se desbordó aunque controlada por una eficiente organización de Egin Dezagun Bidea.

Los miles y miles de mujeres y hombres dispuestos a sumarse a la marcha se vieron sorprendidos por el imponente despliegue de la Ertzaintza, con decenas de furgonetas y agentes pertrechados con material antidisturbios. No sucedió nada, a pesar de que en algunos instantes los policías a las órdenes de Rodolfo Ares llevaron a cabo algunas maniobras provocadoras.

Cinco hileras interminables

El objetivo de los reunidos era otro y así quedó demostrado. Los primeros, los familiares de los cientos de represaliados políticos que dejaron sus visitas por la geografía carcelaria española y francesa para estar al frente de la manifestación en cinco interminables hileras que hacían estremecer a muchos de quienes les vieron pasar, mientras otros aplaudían y comenzaban a corear el repetido «Euskal presoak etxera».

Al comenzar a enfilar la calle Autonomía desde su confluencia con Gordoniz, tan solo se percibía entre la marea humana el ulular de los furgones de la Brigada Móvil de la Ertzaintza y unos metros detrás siete vehículos de la iniciativa Miretxin Gidariak, que se encargan semana tras semana de acercar a los familiares y amigos de los presos a las visitas.

Las cinco hileras de familiares, con igual número de quinqués a la cabeza, comenzaban la tortuosa marcha por una de las principales arterias de la capital vizcaína atestada. A los pocos minutos, cuando aún no se veía la pancarta de cabeza, miles de personas organizaron instintivamente columnas de manifestantes evitando la saturación. Cámaras y fotógrafos de prensa trasladaban la sensación de que no había elemento óptico capaz de captar a la muchedumbre.

Quienes también optaron por la huida del recorrido a la altura de Alameda Rekalde fueron los vehículos policiales, lo que fue saludado por muchos al dejar un poco más de espacio vital que ocupar.

 

 

La pancarta de la convocatoria con el lema «Eskubide guztiekin euskal presoak Euskal Herrira. Repatriate all Basque Prisoners» seguía a los cientos de familiares, portada por los cantantes Fermin Muguruza e Ines Osinaga, la bertsolari Alaia Martín, el actor Gotzon Sánchez, la exjugadora del Athletic Eba Ferreira, Idoia Muruaga, compañera de Igor Angulo, preso muerto en la cárcel de Cuenca, los exprisioneros vascos Joxe Mari Sagardui, Sotero Etxandi y Manu Ugartemendia, y el irlandés y diputado de Sinn Féin Pat Sheehan, y los miembros de Egin Dezagun Bidea Nagore García y Jon Garai.

Detrás, una amplia representación política, sindical e institucional con Maribi Ugarteburu, Txelui Moreno, Pernando Barrena, Rufi Etxeberria y Tasio Erkizia, de la izquierda abertzale; Pello Urizar, Unai Ziarreta y Maiorga Ramírez, de EA; Patxi Zabaleta, Rebeka Ubera y Dani Maeztu, de Aralar; Oskar Matute, de Alternatiba; Mertxe Colina, de AB; Joxe Iriarte Bikila, de Gorripidea; carlistas de EKA... No faltaron diputados y senadores de Amaiur como Xabier Mikel Errekondo, Iñaki Antigüedad, Sabino Cuadra, Urko Aiartza y Alberto Unamunzaga, junto al diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano.

Desde Catalunya llegaron delegaciones de ERC, con su diputado en Madrid Joan Tardà y la responsable de Relaciones Internacionales, Elisabet Nebreda; y de SI, con su presidente, Toni Strubell, y su secretario general, Uriel Bertran, al frente. Además, comités de solidaridad con la causa vasca desde Madrid, Aragón, Asturias, Castilla, Galicia y el Estado francés acudieron a la capital vizcaína, siendo saludada su llegada en comitiva.

También estaban Txiki Muñoz, secretario general de ELA, encabezando la delegación de esta central, mientras Ainhoa Etxaide lo hacía en la de LAB, departiendo con representantes de otros sindicatos como STEE-EILAS, Hiru, ESK y EHNE, o el integrante de CCOO Jesús Uzkudun, con la amplísima nómina de personas de la cultura, la educación o el deporte que apoyaban la convocatoria de ayer.

A lo largo de la marcha no dejaron de corearse consignas como «Presoak kalera amnistia osoa», «Errefuxiatuek Euskadin bizi behar dute», «Independentzia» o «Euskal presoak etxera», siendo visibles las pancartas en las que se recordaba la situación de los prisioneros enfermos.

La dimensión de la manifestación fue aún más nítida al llegar la cabeza a Zabalburu y encontrarse con que la plaza y las calles aledañas estaban colapsadas, situación que se mantuvo hasta que la comitiva de familiares alcanzó el Ayuntamiento. No cabía un alfiler y Beñat Zarrabeitia, emocionado, pidió a los asistentes que tratasen de ocupar el mayor espacio posible para que las decenas de miles que venían por detrás pudiesen moverse.

Dos estremecedores irrintzis dieron paso a la bertsolari Alaia Martín y a la intervención de Jon Garai e Inés Osinaga, en nombre de Egin Dezagun Bidea, que pidieron en principio un aplauso para el sacrificio de los familiares de los represaliados, al no haber acudido a las cárceles a visitarles para estar en Bilbo, y a todos los que hicieron realidad el lema de «colosal».

«Mayoría abrumadora»

Garai subrayó que quedaba de manifiesto que hay una «mayoría abrumadora de un pueblo que reclama el respeto a los derechos más elementales de las personas vascas que a consecuencia del conflicto político que a día de hoy sigue sin resolverse se encuentran presas o exiliadas». También, añadió Osinaga, que piden a los gobiernos español y francés que den pasos en la resolución del conflicto, primero respetando los derechos más elementales de los represaliados políticos.

 

«Que pongan fin a esta política penitenciaria anclada en criterios de venganza y represión» y que se aborde «de manera positiva el proceso para una solución definitiva al conflicto, abriendo las puertas al regreso de todas y todos los presos y exiliados vascos».

Tras esta última movilización sin precedentes, desde Egin Dezagun Bidea insistieron en que los responsables de Madrid y París deben dar pasos. Los primeros, enumeró la cantante de Gose, terminar con la política de dispersión y traer a Euskal Herria «a los presos vascos con todos sus derechos».

Asimismo, reiteraron la exigencia mayoritaria de que se derogue la doctrina 197/2006 y con ella desaparezca la cadena perpetúa con la que se castiga a decenas de prisioneros.

Además, exigieron la inmediata puesta en libertad de los presos que padecen enfermedades graves o incurables y la excarcelación de quienes han cumplido las dos terceras partes o las tres cuartas partes de la condena, y en el caso del Estado francés que se aplique la libertad condicional.

«Sabemos que el camino será fructífero, pero también será largo y requerirá de grandes esfuerzos y amplios compromisos», confesaron. «Hoy aquí hemos marcado un hito -resaltaron-, que sin duda nos refuerza y nos da un fuerte impulso para seguir recorriendo esta senda. Es por ello que debemos seguir trabajando a partir de mañana en pueblos, barrios y ciudades, generando nuevas situaciones que hagan cambiar las cosas».

Una jornada festiva y reivindicativa entristecida por la muerte repetina de un manifestante de Orereta

Bilbo vivió ayer una jornada festiva y reivindicativa en defensa de los derechos de los represaliados políticos vascos, que supuso el colofón a meses de trabajo en pueblos y ciudades de Euskal Herria. Un bonito broche final a una campaña repleta de compromiso que se vio empañada por la muerte repentina a primera hora de la noche de un vecino de Errenteria, Fausto Ansa, que había acudido a la marcha de Egin Dezagun Bidea y que se sintió indispuesto cuando se dirigía a coger el autobús en el parque Etxebarria para retornar a su domicilio. Desde la organización se solidarizaron con la familia y sus allegados.

La aglomeración en los accesos a Bilbo era patente ya desde media mañana. Así, a las 11.30 se registraban potentes colas en el peaje de la A-8 de Iurreta, donde confluían quienes acudían a la manifestación y quienes regresaban a casa tras las vacaciones navideñas. Además, justo a la salida la Ertzaintza tenía instalado un control y aparentemente apuntaba las matrículas de todos los vehículos que pasaban, además de hacer parar a algunos de ellos. Más cerca de la capital, en el túnel de Malmasín también se registraban fuertes retenciones.

Por lo demás, no hacía falta llegar hasta Bilbo para constatar las muestras de apoyo a los presos. Así, en todos los túneles de la parte vizcaína de esta A-8 había pancartas con un mismo lema: «Amnistia, askatasuna».

El ambiente en el Casco Viejo para el mediodía aventuraba una gran movilización social y los establecimientos hosteleros estaban a rebosar, creándose colas en muchos restaurantes del Casco Viejo, Indautxu, Bilbao la Vieja y San Francisco para comer un menú. Algunos se vieron obligados a comer un bocadillo o unos pintxos.

Desde Zazpi Katu Gaztetxea trataron de poner su granito de arena, organizando una kalejira y una posterior marcha hasta La Casilla. También lo hicieron los numerosos ciudadanos de Aragón, Països Catalans, Andalucía, Galicia, Madrid y Asturias, que fueron recibidos con aplausos en la misma calle Autonomía, como el apoyo que recabaron los solidarios con los presos que realizaron un gran mural en la pared de la estación de Abando y los que encendieron bengalas en el puente del Ayuntamiento.

Tampoco faltó espacio para la reivindicación a la altura de la sede del BBVA, en la Plaza Circular, donde se reivindicó la readmisión de un trabajador despedido por motivos políticos en esa entidad, la solidaridad con el joven gasteiztarra Ekaitz Samaniego o la vuelta de los presos navarros a su tierra.

Fue una jornada y una movilización en la que el mundo de la música, de la cultura en general, aportó lo suyo con las dos canciones interpretadas por el incombustible Fermin Muguruza -``Gora Herria'' y ``Hator, hator''-, acompañado de Iñigo Muruguza, Xabi Solano, DZ (Zigor) y Jon Tron, con las que hicieron bailar a las decenas de miles de personas que marchaban aún por las calles de Bilbo o presenciaban el acto final en la Plaza Ernesto Erkoreka, a la vez que reivindicaban la vuelta de presos y exiliados, de hombres y mujeres represaliados por motivos del conflicto político que vive el país, a Euskal Herria, a sus casas, junto a los suyos. A.G.

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HISTÓRICA MANIFESTACIÓN EN BILBO

Los presos provocan un expresión de cariño que desborda el «relato» oficial

 

Iñaki IRIONDO | BILBO

La inundación humana que ocupó ayer el centro de Bilbo, desbordando el recorrido previsto para la manifestación, va más allá de la reivindicación política y se adentra en el terreno de los sentimientos. Las presas y los presos políticos vascos concitan en amplios sectores de la sociedad una sensación de cariño y reconocimiento que ayer podía verse en las caras de gentes de todas las edades y en sus gestos cuando pasaban los familiares por delante de la pancarta. La foto de satélite de la marcha (no hay otra forma de dar una imagen justa de lo acontecido) no solo es un aldabonazo ante los gobiernos español y francés para que comiencen a aceptar las reivindicaciones en torno a los derechos de presos y presas; es también una muestra de que este pueblo no necesita ejercicios de relectura del pasado, puesto que tiene muy fresca la memoria de lo acontecido y de los actos de cada cual.

Es cierto que todos y cada uno de cuantos ayer participaron en la manifestación no comparte lo hecho por todos y cada uno de las presas y presos políticos vascos, pero también lo es que la mayoría los siente como una parte de sí mismos, de un pueblo que ha dotado a su lucha de un significado claro. Habría ayer en Bilbo quién solo pidiera el cumplimiento de la legalidad penitenciaria, y su presencia en la calle fue tan estimada como cualquier otra, pero había también muchos que se sentían unidos por un cordón umbilical al colectivo de encarcelados.

Sería bueno saber qué lectura real hacen en La Moncloa, en Ajuria Enea y en Sabin Etxea de que la mayor movilización ciudadana de las últimas décadas se haya producido precisamente en apoyo de las reivindicaciones de aquellos a quienes llaman «terroristas», lo sean por haber colocado una bomba o por haber dirigido un periódico como «Egin», por haber empuñado una pistola o por haber iniciado el debate que dio lugar al fin de la actividad armada. ¿Qué análisis de inteligencia remiten a sus superiores el CNI, la Guardia Civil o la Ertzaintza sobre una manifestación en la que en realidad nunca hubo ni un principio ni un final? ¿Qué les dicen cuando los seres sobre los que medios y políticos españoles tratan de focalizar el desprecio social son capaces de concitar semejante apoyo?

 

Media hora antes

Joxe Mari Sagardoui ("Gatza") quien permaneció más de 30 años en la cárcel al frente de la movilización por los presos y presas, junto con otros ex prisioneros y personalidades de la cultura.

Treinta minutos antes de la hora en la que teóricamente debía comenzar la manifestación, la calle Autonomía se había llenado ya de gente. Pero desde el mediodía ya se notaba, incluso en el centro de la ciudad, que iba a ser un día especial. La búsqueda de una mesa se convirtió en empresa difícil hasta en restaurantes acostumbrados a servir a altos cargos del Gobierno autonómico, que ayer tuvieron comensales que vestían con forro polar y calzado de monte.

La masa que se iba acumulando puso en guardia a los organizadores del acto, que ya con esa antelación dispusieron que los familiares de las presas y presos que iban a encabezar la marcha fueran adelantando posiciones y colocándose en la calzada, para cuando llegara el momento de tener que empezar a abrirse paso entre la multitud.

A las 17.30, el mero hecho de dar comienzo a la manifestación parecía imposible. Y, sin embargo, decenas de miles de personas son capaces de comportarse de forma disciplinada ante los llamamientos de los voluntarios de la organización que pedían que se apartaran como pudieran hacia las aceras, para que la marcha arrancara.

Y de forma disciplinada actuaron también esas miles y miles de personas cuando una decena de furgonetas de la E- rtzaintza primero, y una dotación a pie después, hicieron un innecesario ejercicio de presencia paseándose por el centro de los manifestantes.

Los mensajes de Ares, y otros

Hubo un momento en el que pareció que en el Departamento de Interior había quien quería demostrar que hablaba en serio cuando advirtieron que estaban dispuestos a disolver la manifestación si lo consideraban oportuno. Hubiera sido probablemente una tragedia. Pero nadie les dio excusas, pese a las infantiles provocaciones que se produjeron desde dentro de algunas furgonetas policiales.

No parece que todos los agentes tengan claro que una de sus misiones es la de garantizar el ejercicio de todos sus derechos a todos los ciudadanos, y las muestras de desprecio de algunos ertzainas fueron indisimuladas. También ha resultado evidente que a la Consejería de Rodolfo Ares no le gustaba la marcha, pero se tuvo que limitar a las amenazas previas y a sacar ruido con el helicóptero por encima de las cabezas de los manifestantes.

Y eso que el consejero hasta pareció dar muestras de preocupación por el bien de preso y familiares al pedir que se hicieran revindicaciones no colectivas, «viables» y «realistas» para no generar «frustración» en «ese mundo». Lo que sucede es que «ese mundo» lleva años comprobando que a los presos políticos vascos y a sus allegados se les aplica una estrategia colectiva de ensañamiento, por lo que su demanda es que también se acabe con ese dolor añadido de forma colectiva. Si quemar un contenedor no tiene el mismo castigo en Santurtzi que en Cuenca, ¿por qué pretenden convencer de que el tratamiento que recibe cada preso depende de sí mismo y no de una estrategia represiva predeterminada?

También cabe pensar que la histórica respuesta popular a la manifestación convocada ayer habrá generado desazón y hasta cierto escozor en el grupo mediático, cercano a Sabin Etxea, que durante toda esta semana ha estado tratando de poner piedras en el camino, con la divulgación de supuestos papeles internos que no acertaban a concretar si eran de ETA, del EPPK o de quién.

Pese a esos intentos de malmeter, que además escaso favor hacen a aquellos presos a los que hace como que defiende, pasadas las ocho de la tarde, cuando hacía ya casi una hora que había terminado el acto político con el que concluyó la marcha, la pancarta de «amnistía» que ejercía como coche escoba del pelotón cruzaba todavía por la Plaza Circular camino del Ayuntamiento.

Para entonces, miles de manifestantes habían desistido ya de acabar el recorrido y se habían dispersado por las calles adyacentes, para iniciar el difícil periplo de la vuelta a casa o para disfrutar de las posibilidades txikiteras que ofrece la capital vizcaina.

En sus conversaciones seguirán todavía hoy los recuerdos de la mayor manifestación que se ha conocido este país en este último periodo de una historia llena de movilizaciones.

«Un pueblo en marcha»

«Esta es la imagen de un pueblo en marcha al que ya no se le va a poder poner freno». De esta forma se expresaba un veterano dirigente de la izquierda abertzale, que completaba el recorrido de la manifestación acompañado de una ex consejera de Eusko Alkartasuna. «Es un paso importante para seguir dando más pasos», apostillaba ella. Su propia presencia juntos en la manifestación era expresión de las nuevas sinergias a las que han dado lugar los nuevos tiempos abiertos en Euskal Herria.

En los autobuses que llegaron a Bilbo desde los distintos pueblos de Euskal Herria se dio ayer una mescolanza de procedencia política de los manifestantes que no se había conocido con anterioridad. La persona que, superada la cuarentena, preguntaba ayer en la calle Autonomía dónde estaba La Casilla es que no ha estado en una manifestación en Bilbo en su vida.

¿Tienen Yolanda Barcina y Patxi López alguna explicación para este movimiento que claramente les desborda? ¿La tienen Antonio Basagoiti e Iñigo Urkullu? Pues es sencilla. Esta es una parte de la verdadera Euskal Herria que nunca han querido ver desde sus despachos. Es más, algunos han hecho todo lo posible por tratar de borrarla del mapa. Ahora quisieran también hacerla desaparecer del «relato» que pretenden que se escriba a su dictado. Pero la memoria de miles y miles de vascas y vascos sigue siendo muy buena. Y en sus recuerdos, en sus mejores recuerdos, las presas y los presos políticos ocupan un lugar destacado. En sus recuerdos, en sus mejores recuerdos, y en sus proyectos de futuro.

 

 

ANÁLIS |

martin garitano y tasio erquizia, en la manifestación por los presos vascos

 

HISTÓRICA MANIFESTACIÓN EN BILBO : Lanzando el efecto dominó

La solución para los presos políticos vascos pasa por al menos cinco factores. La movilización social es uno de ellos. Están también, obviamente, la posición de los dos estados y la de los propios prisioneros. Y la presión de las instituciones vascas y la de la comunidad internacional. El éxito abrumador de la manifestación de Bilbo no traerá por sí misma la salida a este conflicto crucial, pero sí es una ficha lanzada con fuerza suficiente para desencadenar el necesario efecto dominó.

 

Ramón SOLA

En las vísperas y durante la manifestación de ayer se escucharon entre los participantes todo tipo de comentarios y debates sobre el acto en sí. Hay quienes la han visto como un auténtico abrelatas para el conflicto de los presos políticos vascos, pero hay también quienes piensan justamente lo contrario: que pese a su éxito rotundo, no servirá de mucho porque quien tiene esa llave es el Gobierno del PP.

En realidad, ambas opiniones comparten un mismo punto de partida erróneo: descontextualizar el elemento de la movilización social. La manifestación de ayer ni será definitiva por sí misma ni, por contra, supone un mero ritual a repetir cada año en torno a estas fechas. De momento, lo innegable es que constituye un torrente de participación, con una potencialidad enorme si se acierta en su gestión... y en la del resto de piezas que están sobre la mesa.

La primera ya se movió el 20 de octubre. El cese definitivo de la lucha armada de ETA puso en marcha un movimiento destinado a cambiar todo el tablero, pero todas las inercias acumuladas en estas décadas tiran aún -y tirarán durante un tiempo al menos- en dirección contraria. Ayer en Bilbo rodó, y con qué fuerza, otra pieza de este dominó: la de la movilización ciudadana. El reto ahora es que empuje a las demás.

Hay al menos otros cuatro factores en juego que marcarán qué ocurre con los presos políticos vascos y, en consecuencia, si este país cierra definitivamente la página de su último conflicto armado. Algunos son opuestos, pero paradójicamente pueden influirse mutuamente de forma positiva. Por ir al caso más extremo, resulta evidente que las últimas decisiones de EPPK allanan el camino al nuevo Gobierno español para que encarrile la salida a la situación de los presos a partir del mero cumplimiento de su legalidad, y en la misma medida está claro que si el Gobierno de Rajoy decidiera acercar y agrupar a los presos políticos vascos, facilitaría más aportaciones en positivo al nuevo tiempo.

Otro tanto ocurre con el resto de elementos que se cruzan en esta red. Así, la mayor o menor presión de las instituciones vascas incide en la de las españolas, la movilización ciudadana vasca influye al grado de implicación internacional... Se mire en cualquier dirección que se mire se pueden encontrar acciones capaces de desencadenar cambios en cascada. Y por eso mismo, no moverse o no tomar decisiones -o decidir mal- también enquista situaciones y fomenta bloqueos. Es en esta perspectiva global donde la manifestación de ayer en Bilbo cobra su importancia real. Supone una pisada a fondo en el acelerador capaz de poner en marcha muchas cosas si el resto de elementos están preparados: el motor encendido, el embrague pisado, la marcha adecuada bien metida...

 

Comenzando por el vector de la implicación ciudadana, el récord marcado ayer en Bilbo confirma que la situación actual y el futuro de los presos es una preocupación de primer orden para la sociedad vasca. Una preocupación extensísima, por la amplitud de la movilización, y también intensa, por su carácter sostenido en el tiempo. Desde hace varios años, la mayor manifestación anual en Bilbo, la que abarrota de modo más denso la calle Autonomía, es esta que abre el año. Ninguna, en cualquier caso, de la dimensión de la de ayer, ni por asomo.

La marca no se explica sólo como el resultado de una intensa campaña previa, de meses, ni de un eslogan acertado («kolosala izango da»). Esta vez ni siquiera ha hecho falta un catalizador inmediato potente (una tregua como la de 2006 -tras la que se manifestaron 81.000 personas- una redada, una muerte...) para que la marcha reviente las calles. El de ayer no es el fruto de un «calentón», sino de un sentimiento estable y extendido, muy profundo: esta sociedad no va a dejar que el tema de los presos se quede sin resolver ni se dilate en el tiempo innecesariamente.

Hay una increíble cantidad de gente dispuesta a mojarse para lograrlo, y toca organizarla en una dinámica permanente, insistente y a la vez paciente, con objetivos a corto, medio y quién sabe si largo plazo, con el corazón caliente y la cabeza fría.

Por pura cercanía, las instituciones y agentes vascos son un destinatario muy directo del mensaje lanzado ayer. Quien no vio o no quiso ver que había una abrumadora masa social tras la invitación a salir a la calle de Egin Dezagun Bidea cometió un error de cálculo de bulto.

Habrá que ver cuál es el efecto rebote inmediato de la movilización sobre las posiciones de PSE y PNV. Tratándose además de los dos partidos que en su día impulsaron la política de dispersión que ahora toca desmontar, lo coherente políticamente sería que adoptaran ahora un cierto liderazgo para tirar de este carro y sacarlo del cenagal. Ambos insinúan que lo harán en privado en sus conversaciones privilegiadas con Rajoy, pero sólo Iñigo Urkullu y Patxi López saben qué es lo que llevarán en la maleta a sus reuniones de febrero en La Moncloa. Y de momento hay muy pocas razones objetivas para creerles.

A López se le siguen pasando todos los trenes: primero fue su hoja de ruta claramente insuficiente en el Parlamento de Gasteiz, después su espantada en los días de la declaración de ETA, luego su ronda de partidos intrascendente, y hace sólo unos días su impotente discurso de fin de año como última opción perdida de enganchar con la mayoría social. Y respecto a Urkullu, su autismo sobre esta cita de Bilbo ha dejado la portavocía del partido en manos de dirigentes como José Luis Bilbao, que se ha tomado la mayor movilización celebrada en muchos años en el herrialde que gobierna como parte de «el calendario de fiestas de la izquierda abertzale». Esperemos que no sea ese el nivel general.

Por el momento, el Gobierno español ni está ni se le espera en este tema (menos aún al francés, aunque de éste ya sabemos que siempre hará lo que le marque Madrid). Pero es seguro que Rajoy habrá tomado nota de la fotografía histórica de ayer -sería imposible lo contrario-, como lo hará de lo que le digan López y Urkullu en febrero o de lo que ya han trasladado EPPK en sus últimos comunicados y con sus últimas iniciativas, ETA con su mano tendida al diálogo o los líderes internacionales con la Declaración de Aiete.

El escepticismo ante Madrid es una cualidad muy extendida en Euskal Herria por razones sobradas, pero hay que remarcar que no existe precedente alguno con el que comparar la situación de Rajoy, porque nunca un mandatario español lo tuvo tan fácil. Por decirlo en términos muy españoles, se las han puesto como a Fernando VII. Casi todo está sembrado y al PP únicamente le toca cosechar aplican- do el sentido común y la previsibilidad de que suele hacer gala su actual líder. A Rajoy «solo» le acechan las trampas que la misma derecha española ha puesto durante todos estos años (sus medios, sus víctimas, sus jueces...), pero sería decididamente absurdo que terminara atrapándose a sí mismo en ellas.

El Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK) sí ha fijado posición: ha marcado una dirección, y muy clara. Sus últimas decisiones tienen el plus de haber sido tomadas en condiciones que harían prácticamente inviable el funcionamiento de cualquier organización; con sus miembros encerrados, alejados, aislados y machacados. En esa tesitura en la que lo lógico termina siendo que las posiciones se enroquen, EPPK ha hecho una apuesta rotunda por avanzar en la dirección de este proceso democrático y desbloquear su propia situación.

A partir de ahí, su capacidad de incidencia es enorme, en la medida en que son protagonistas claros y no sólo rehenes de los estados; son sujeto y no objeto. Los firmantes de Gernika ya lo dejaron claro con su acogida calurosa en setiembre. Y la manifestación de ayer supone también un gran espaldarazo al Colectivo y a su posición.

La comunidad internacional es el último factor en liza. Si se quiere, de momento el que menos incidencia directa tiene, pero que aparece como garantía en el caso de que Madrid y París se queden anclados. Si instancias internacionales de todo tipo ya denunciaban la política carcelaria antes, tras la decisión de ETA resulta absolutamente insostenible se mire desde el punto del mundo desde el que se mire y desde la ideología política desde la que se aborde.

Desde esa «lejanía» se sabe además que a Madrid no sólo le basta pulir un poco todo el actual marco de excepción. El ex ministro británico de Exteriores David Miliband lo explicaba en ``El País'' muy claro: «Europa no necesita a cientos de antiguos partidarios de ETA en la calle, descontentos y sin futuro viable (...) Tampoco queremos tener cientos de armas descontroladas (...) Y eso solo puede conseguirse hablando con ETA».

Irlanda y Sudáfrica, pero también Israel, Siria, Cuba, Myanmar...

En cualquier proceso de resolución o simple humanización de conflictos resulta crucial afrontar la cuestión de los presos. Hasta aquí una obviedad que, cuando se cita el caso vasco, tiene como ejemplos más asemejables las excarcelaciones en Irlanda y Sudáfrica. Sin embargo, en estas últimas semanas han sido frecuentes las noticias de este tipo también en diferentes puntos del mundo. Quizás en sus lugares de origen hayan suscitado polémicas o luchas internas, pero fuera de sus fronteras se han tomado como algo normal e incluso positivo.

El caso más conocido es el del canje de más de mil presos palestinos por el soldado Guilad Shalit, capturado hace varios años. El proceso se ha ejecutado en dos fases después de que el Tribunal Supremo de Israel avalara la situación. Las dos partes se declaran satisfechas.

Anteayer se sabía que el Gobierno de Myanmar liberaba a 6.656 prisioneros y reducía la pena a 39.000, en la tercera operación similar en meses. Una semana antes llegó a los titulares de todo el planeta la noticia de que Siria excarcelaba a 755 detenidos tras la llegada de observadores de la Liga Árabe. Y tres días antes Cuba anunciaba que sacará a la calle a 2.900 presos por motivos humanitarios. R.S.

 

 

 

 



 

 

¡Libertad a los presos vascos, luchadores por la independencia! ¡Muera Franco resucitado!

1. Unas 100 mil personas se manifestaron ayer sábado en Bilbao para pedir –con gigantescas mantas- el traslado de los más de 700 presos vascos a Euskal Herria; fue la primera marcha de este tipo organizada después del anuncio, en octubre, del abandono de la lucha armada etarra. Estos luchadores por la independencia están en distintas cárceles españolas y francesas y, la realidad, me parece que la consigna de simple “traslado” significa una terrible concesión a los franquistas españoles que los tienen injustamente presos. Como si estos hubiesen realizado atentados o matado por gusto, por deporte o por saciar su sed de venganza. ¿Acaso mantener a la población en la miseria, saquear las arcas de un país, apoyar a los yanquis en una guerra, reprimir con brutalidad las protestas y torturar a los presos no es una forma abierta de asesinato? ¿Por qué Aznar, quien acompañó a Bush a asesinar a decenas de miles de iraquíes, no está en la cárcel?

2. Pienso que quienes sufren cárceles de las clases dominantes sabían, tenían la convicción que algún día estarían en las mazmorras. Qué cuando a un luchador social le tocan las balas de los asesinos burgueses pues ya las esperaban en cualquier momento; pero lo que no se puede aceptar es la ideología fascista que siempre criminaliza, es decir, que siempre desprestigia a quienes luchan contra ella. Ningún luchador social se hace rico explotando o saqueando el erario público y, cuando han estado en contacto con el dinero es porque la organización política lo requiere para desarrollar sus actividades. Aplaudiríamos si un gran empresario fuera a la cárcel por explotar trabajo humano; si un gran político fuera a la cárcel por hacerse millonario él y sus familiares en unos cuantos años; si un jefe policiaco fuera a la cárcel por torturar a los presos y si otros tantos curas pedófilos fueran a la cárcel. Pero como el mundo está de cabeza y se castiga a los rebeldes.

3. Luchar por la liberación de nuestro país, adoptar “tácticas violentas” porque las clases dominantes no dejan otro camino, secuestrar a empresarios explotadores y políticos corruptos que con su dinero arman paramilitares asesinos, bloquear carreteras, avenidas, bancos, embajadas, para presionar una negociación, son delitos para la clase dominante, para sus jueces y abogados que manejan leyes hechas por ellos, pero para los trabajadores son simples formas de lucha de defensa de sus derechos humanos durante siglos pisoteados y conculcados. ¿O piensan los hijos de puta (por cierto las putas ha negado que los políticos y empresarios sean sus hijos) que nos quedaremos sentado esperando que los millonarios dialoguen con nosotros? Y los vascos de ETA y demás organizaciones izquierdistas como las FARC y otras en el mundo, no deben esperar nada bueno de la “justicia” de la burguesía. Se puede negociar pero sin dejar un momento los principios ideológicos.

4. ¡Cuánto aplaudimos y gritamos de alegría en el auditorio de Economía de la UNAM –en reunión de delegados del SPAUNAM- aquella tarde-noche de 1975 que se nos anunció que el fascista Francisco Franco había muerto! Pensamos: ahora sí, España, después de 36 años de feroz dictadura, entraría a un régimen democrático e incluso autogestivo como herencia de aquellos ideales anarquistas de los años treinta. En ese momento que estábamos destapados haciendo una gran huelga de académicos en la UNAM, pensamos que en España vendría el gran destape, el desmadre anarco y una especie de liberación de todo tipo que el mundo seguiría. Pero no pasó nada. Vino el rey, la burguesía, el espíritu de Franco y todo volvió a su cause. Conforme pasaron los días, meses y años nuestra admirada España regresó a lo mismo: una dictadura franquista sin Franco encabezada por el reyecito y su corte.

5. Y los luchadores izquierdistas, así como los vascos, siguen perseguidos. Por cierto, ¿qué paso con mis admirados indignados de la Plaza del Sol? Espero que hayan dado un paso atrás para tomar fuerza y ahora lleguen con demandas que permitan que los madrileños, barceloneses y demás, rompan con todos los obstáculos que les han impuesto para encerrarlos y convertirlos en divertimento. Si los indignados fueron convertidos en nada, si los ocupa Wall Street se los jodieron se pensaría que el capitalismo tendrá vida en los próximos 50 años. Seguramente otros cientos de movimientos surgirán, pero el capitalismo siempre tendrá el poder para engullírselos. En España se cambió una dictadura, la de Franco, por otra: la de la burguesía. Antes Franco tenía como base el poder personal; ahora una Constitución burguesa que protege y da cobertura a cualquier gobierno “socialista” o “popular”; como dicen en México, la misma gata, pero revolcada”.


6. Pienso que ETA no debió abandonar la lucha armada aquel 20 de octubre del pasado tras 40 años de lucha y más de 800 muertos. Lo hizo para lograr que sus presos salieran de las mazmorras españolas, pero también para demostrar al mundo que los asesinos no son ellos sino el sistema capitalista que reprime y segrega a madrileños, vascos, catalanes y todo el mundo. La ETA, así como las FARC, el EZLN, representan una piedra muy molesta para los gobiernos del capital. El gobierno derechista de Rajoy y del reyecito, quisieran la desaparición total de ETA para que pudieran gobernar sin crítica alguna con fuerza. ¿Se olvida acaso que el la democracia capitalista de acepta la crítica individual, cualquiera que sea, siempre y cuando no tenga fuerza o presencia? Yo los puedo criticar. Incluso mentarles la madre, pero si tuviera una organización, un movimiento de masas radical, tendría que guardar silencio. Esa es la “libertad” tan propagada por el sistema capitalista.

7. Así que los vascos, los catalanes y otras nacionalidades, si quieren ser realmente independientes, deben luchar juntos. En México logramos nuestra independencia de España en 1821 y hoy –aunque jodidos- nos llamamos mexicanos. Pero aún hay muchos mexicanos que soñando se consideran españoles, peninsulares y europeos porque para ellos ser mexicano es degradante. Los vascos y catalanes, por el contrario, reivindican su cultura y costumbres, por eso no han dejado de luchar. Por ello, aunque el grito del internacionalismo de Marx signifique borrar todo tipo de fronteras y nacionalismos, seguramente en el territorio español existen aún problemas muy concretos que las nacionalidades buscan ajustar. Por ahora tenemos la obligación humana de exigir la libertad de los presos políticos vascos y que caiga el régimen neofranquista de España para que se convierta en un ejemplo de liberación para América Latina.

 

Pedro Echeverría V.

Blog: pedroecheverriav.wordpress.com
Correo: pedroe@cablered.net.mx

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2012 enero 09   

 GARA  Idatzia  Eguneko gaiak

TRAS LA MAYOR MANIFESTACIÓN POR LOS PRESOS

El llenazo de Bilbo empuja a Urkullu y López a distanciarse de la política penitenciaria

Horas después de la marcha que reunió a al menos 110.000 personas, el líder del PNV admite que «no hay razón» para mantener la dispersión y el del PSE ve «consenso casi generalizado de que otra política es posible». La izquierda abertzale plantea al PP «primeros pasos de urgencia»

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Agustín GOIKOETXEA | BILBO

Con la imagen aún fresca de la multitudinaria manifestación de Bilbo por los derechos de los presos, que fue calificada por diferentes agentes de «colosal e histórica», la izquierda abertzale compareció ayer para hacer su lectura política. El éxito de la marcha, según aseguró Maribi Ugarteburu, muestra con más fuerza que es mayoritaria en la sociedad vasca la exigencia de que debe «cesar de inmediato y de forma incondicional» la política penitenciaria con la que se castiga a los presos vascos.

La portavoz recordó la vieja exigencia de la izquierda abertzale de que para avanzar en el proceso de normalización política y democrática «una cuestión de prioridad absoluta» es abordar la situación de las mujeres y hombres encarcelados por el conflicto político. De ahí que estimen que, «aunque insuficiente, un primer paso debe ser cesar definitivamente la inhumana política penitenciaria que se aplica al Colectivo de Presas y Presos Políticos Vascos».

«El mantenimiento de la actual política penitenciaria no puede entenderse más que desde el prisma del que intenta aferrarse a la anterior situación de confrontación -apuntó Ugarteburu-, una situación que la mayoría de la sociedad vasca reclama superar definitivamente». Además, puntualizó que esta no es una exigencia de la izquierda abertzale, sino de una amplia mayoría política, social y sindical de Euskal Herria.

Los puntos básicos son, detalló, la puesta en libertad de los prisioneros que han cumplido su pena y de los gravemente enfermos, además del traslado a cárceles vascas de todo el Colectivo. «Exigimos al Gobierno del PP que no alargue ni un minuto más la ruleta rusa de la dispersión contra las y los familiares de los presos y presas políticas».

Para la izquierda abertzale, quienes conforman este colectivo son consecuencia del conflicto político, pero también constituyen un agente cuya partici- pación en el proceso de resolución «es imprescindible». Junto a ello, la izquierda abertzale subraya que «a día de hoy» existen condiciones suficientes, como son el fin de la lucha ar- mada, la exigencia de avances hacía la paz de la sociedad vasca o el seguimiento e implicación en el proceso de resolución de la comunidad internacional, para que los estados español y francés aborden el diálogo con ETA, «que -apostilló Ugarteburu- se tiene que ceñir exclusivamente a las consecuencias derivadas del conflicto político, entre ellas, por supuesto, la puesta en libertad de los presos».

EA y Bildu

El de la izquierda abertzale no fue el único pronunciamiento de las fuerzas políticas que apoyaban la marcha. La secretaria de Comunicación de EA, Ikerne Badiola, manifestó que el Gobierno de Mariano Rajoy «no puede hacer oídos sordos a la reclamación de un cambio de política penitenciaria que decenas de miles de ciudadanos expresaron» en Bilbo.

Badiola subrayó que «el PP no puede dar la espalda al clamor mayoritario de la sociedad vasca que en este nuevo tiempo político exige que se aplique una política penitenciaria que contribuya a la resolución del conflicto». Según señaló, así se lo trasladará Pello Urizar al presidente del PP de la CAV, Antonio Basagoiti, en la reunión que tienen previsto celebrar el jueves.

La coalición Bildu, integrada también por la izquierda abertzale y EA, emitió igualmente una nota de satisfacción por el acto de Bilbo, del que destacó «el compromiso y responsabilidad» de la ciudadanía vasca hacia la situación de los presos..

Así las cosas, Bildu exigió a los presidentes español y francés, Mariano Rajoy y Nicolas Sarkozy, que atiendan «al clamor popular que atronó en las calles de Bilbo y den pasos firmes y decididos en la resolución del conflicto político vasco».

Duelo

Ayer continuaron las muestras de pésame hacia la familia de Fausto Ansa Gay, el vecino de Errenteria que murió poco después de la movilización. Hoy, a las 19.00, se celebrará su funeral en la parroquia de Andra Mari Jasokunde.

Cospedal

La secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, señaló que la marcha de Bilbo «no ayudará nada» a quienes participaron en ella, a quienes acusó de no confíar «en el sistema democrático».

``The Washington Post'': «Decenas de miles»

La manifestación de Bilbo se coló esta vez en varios medios estadounidenses, poco permeables habitualmente a las noticias que llegan de pequeños rincones de Europa en general y de Euskal Herria en particular. Un ejemplo destacado es ``The Washington Post'', en cuya edición digital se ponía leer una reseña con imagen, cuyo titular hacía hincapié en que la marcha reunió a «decenas de miles de personas» . Añadía luego que los presos vascos sufren la política de dispersión «desde hace 22 años» y destacaba que ETA ya ha puesto fin a la lucha armada. La foto de la calle Autonomía abarrotada fue reproducida por medios de todo el mundo, desde los países más cercanos hasta Australia. GARA

Urkullu: «No hay razón que no sea política para esta excepcionalidad»

El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, pidió ayer en un post publicado en su blog horas después de la manifestación que desbordó Bilbo que se lleven a cabo cambios en la política penitenciaria por razones de «principios éticos en el máximo respeto a los derechos de todas las personas», así como «por razones de contexto», a pesar de que los prisioneros políticos vascos no son «nuestros presos, ni nuestros gudaris, ni nuestros héroes. Y tampoco lo son de la mayoría de la sociedad».

Urkullu defendió que «Euskadi no puede ni debe seguir siendo una sociedad en donde el Estado puede seguir ideando y aplicando estrategias de excepcionalidad que siempre acaban teniendo un marcado carácter político e incluso electoral». Por ello, mostró su esperanza de que este tipo de actitudes sean historia y que «así como los victimarios y quienes han justificado sus acciones han de proceder a una revisión crítica del pasado y al reconocimiento del daño causado», el nuevo Gobierno del PP actúe, «no ya con valentía, sino con altura de miras y talla política».

Tras afirmar que la marcha de Bilbo entra en la estrategia de la izquierda abertzale, esgrimió que su partido se ha pronunciado «desde siempre en relación a la política penitenciaria llevada a cabo por los diversos y diferentes gobiernos españoles». «Y, además, PNV ha venido actuando y lo seguirá haciendo, por más que participantes en la manifestación [...] sigan pronunciándose con el propósito de pasar la prueba del algodón al PNV», dijo.

Urkullu reiteró que el PNV viene proclamando que los derechos de los presos deben ser respetados. «Ha venido defendiendo en la calle y en las instituciones, y en circunstancias muy diferentes al contexto actual, la necesidad de una orientación en la política penitenciaria más consensuada, flexible y dinámica. Así lo creíamos y creemos tanto por el objetivo de toda política penitenciaria como por los derechos de las personas privadas de libertad por cumplir condena como por la penalización a la que puedan ser obligados los familiares de aquellas», añadió.

Se reafirmó en su exigencia de cambios por «razones de principios éticos en el máximo respeto a los derechos de todas las personas, y por razones de contexto». «Una política penitenciaria justa y flexible, incluso en el sentido exacto del cumplimiento estricto de la ley, es posible y es necesaria», expresó, para apostillar que si esta política forma parte de la lucha contra ETA, una vez de que ha decretado el cese de su acción armada «no cabe la excepcionalidad».

«No hay motivo ni razón que no sea política para mantener una estrategia de excepcionalidad con ningún colectivo de presos. No hay motivo ni razón que justifique que el Gobierno de Rajoy no aborde de forma rápida y decida algo tan aparentemente sencillo, democrático, justo y necesario como que todos los presos, independientemente de la motivación de sus actos, tengan el mismo tratamiento», manifestó Urkullu.

López: «Hay consenso casi generalizado, otra política penitenciaria es posible»

El lehendakari, Patxi López, recalcó ayer en Madrid que existe en la CAV casi un «consenso generalizado» sobre la idea de que «otra política penitenciaria es posible de acuerdo a la propia legalidad». Dijo que esta es «muy garantista», pero también «muy generosa», destacando, especialmente, su «afán reinsertador» para «todos aquellos que quieran dar el paso para integrarse en democracia».

Así se pronunció López al ser preguntado, a su llegada a la reunión del Comité Federal del PSOE en Madrid, sobre la manifestación que tuvo lugar el sábado en Bilbo y que reunió a cerca de 110.000 personas, la mayor en muchos años.

El inquilino de Ajuria Enea aprovechó para dejar claro que no le «parece bien» que se defina como «políticos» a los integrantes de EPPK. «Los presos lo son por haber cometido asesinatos, por haberlo intentado o por ayudar y dar cobertura a los asesinos y eso no es política», sentenció.

Por otra parte, López explicó que aunque hace días que solicitó un encuentro con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, la cita todavía no tiene fecha, y avanzó que le planteará el decálogo que él mismo presentó en el Parlamento de Gasteiz como hoja de ruta para encarar el nuevo escenario tras la decisión de ETA de cesar su actividad.

En esta misma línea, también en Madrid, el consejero de Interior de Lakua, Rodolfo Ares, defendió que la nuevo política carcelaria tiene que ser «fruto del diálogo entre el Gobierno Vasco y el Gobierno de España» basada en que sea «más dinámica y flexible». Ares mencionó que la política de acercamiento o dispersión «está dentro de la legalidad». «No hay que descartar que pudiera hacer acercamiento si eso contribuye a un objetivo fundamental: la reinserción de aquellos que quieran reinsertarse», sentenció.

En Donostia, a través de su blog, el diputado del PSOE Odón Elorza señaló por contra que aquellos que piden «amnistía para los presos de ETA» no son conscientes de cómo están debilitando y perjudicando el proceso. Elorza dijo que es llamativo que los «independentistas radicales» hablen de «gestionar la paz» porque «son los mismos que todavía no han sido capaces de condenar ni un solo crimen durante más de 30 años».

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2012 enero 09

   

 GARA Eguneko gaiak

TRAS LA MAYOR MANIFESTACIÓN POR LOS PRESOS

Apuntes de una movilización nueva para un nuevo tiempo

La manifestación del sábado contra la política carcelaria ya ha entrado en la historia de este país con un titular omnipresente -colosal- y un número impactante -110.000-. Pero por debajo de estas grandes palabras y dígitos hubo también mucha letra pequeña: detalles, momentos, impresiones y anécdotas que reflejan una movilización nueva para un nuevo tiempo en Euskal Herria.

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Una marcha alegre para una situación cruda

A mediodía en el Casco Viejo de Bilbo, decenas de solidarios con los presos bailaban al ritmo de la trikitixa. Al inicio de la marcha, una mujer repartía pastas entre los asistentes en la calle Autonomía. Más adelante, en Zabalburu, otra cuadrilla decidió que vistas las dificultades para acceder al recorrido era mejor merendar, así que improvisaron un animado picnic en el suelo. En todas las calles adyacentes, los bares estaban repletos, sobre todo de personas que habían acudido con niños o bebés y no veían opción alguna de sumarse a una movilización en la que no cabía un alfiler. Por momentos dio la impresión de que Bilbo acogía el sábado un Ibilaldia más que una protesta política. La marcha fue mucho más alegre de lo acostumbrado en las movilizaciones por los presos. Y es que, aunque la situación carcelaria siga siendo crítica, se advierte esa luz al final del túnel que Egin Dezagun Bidea usa como metáfora.

Los autobuses trabajaron a destajo

Si los hosteleros de Bilbo sacaron mucha tajada de la jornada, ¿qué decir de las compañías de autobuses? Los autocares se agotaron en Euskal Herria (el número de 300 contratados que se difundió días antes probablemente se queda corto). Y no es de extrañar viendo datos como éstos: siete desde Lapurdi, tres de Agurain, otros tres de Lizarraldea... La acumulación en el Parque Etxebarria, donde fueron estacionados los que llegaron por la A-8, fue tal que hubo que habilitar hasta tres filas para dar cabida a todos, lo que complicó la salida. Llegar de Bilbo a Tolosa, por ejemplo, costó unas tres horas, que no obstante se hicieron con gusto por el buen sabor dejado por la manifestación.

En los días anteriores, la duda era si el increíble número de autobuses contratados tenía que ver con la gran antelación con que se preparó esta marcha o era un indicador real del volumen de participación que se iba a producir. Resultó ser lo segundo: el número de manifestantes, como el de autobuses, duplicó o triplicó el de otras protestas similares de años anteriores.

La Ertzaintza solo logró hacer el ridículo

Cuando en torno a las 17.00 un buen número de furgonetas de la Ertzaintza comenzó a pasar entre los miles de concentrados ante La Casilla y varios agentes se mezclaron entre la gente, a muchos les vino a la cabeza la violenta carga -tanquetas de agua incluidas- de agosto de 2002, y más aún los disparos de fuego real de la Ertzaintza en febrero de 1997 en la misma calle Autonomía. Sin embargo, el aplomo mostrado por los manifestantes reflejó que estaba muy interiorizada la conciencia de que la apuesta pasaba por llenar las calles y que los incidentes no aportarían nada positivo. Así que la presencia policial solo fue respondida con silbidos.

La multitud tampoco entró al trapo de provocaciones como el ensordecedor ruido del helicóptero al inicio de la marcha, perfectamente evitable como se demostró más tarde, los acelero- nes intimidatorios de algunas furgonetas o la presencia de efectivos armados en las bocas del metro.

No hubo un marcha, sino al menos cuatro

La dimensión de la marcha fue tal que probablemente no llegó al 70% el porcentaje de asistentes que lograron incorporarse al recorrido. En realidad, hubo al menos cuatro manifestaciones. Una que ocupó ambas aceras desde el Casco Viejo hasta La Casilla a eso de las 16.30, cuando se movió hacia el punto de salida toda la gente que había llegado a Bilbo por la mañana. La segunda fue la «normal», es decir, la que discurrió por detrás de la pancarta de ``Eskubide guztiekin euskal presoak Euskal Herrira''. Una tercera era la formada por las personas que esperaban en la zona de Zabalburu y que tuvieron que bajar hacia el Ayuntamiento por delante de la pancarta para permitir que el grupo principal accediera a Hurtado de Amezaga, donde el recorrido se estrecha notablemente (en caso contrario, la marcha se hubiera bloqueado ahí). Y la cuarta, la de quienes sencillamente no vieron opción de bajar por el recorrido previsto y salieron en tropel por otras calles, sobre todo por General Concha, para poder llegar hasta la ría.

Caras nuevas que son más que detalles aislados

Las dos pancartas mostradas por vecinos de Madrid que acudieron a rechazar la política carcelaria aplicada a los vascos pudieron parecer un detalle ais- lado, pero no lo son si se repara en que en el recorrido aparecieron banderas de otras zonas del Estado como Asturias, Castilla, Andalucía... También resultó novedosa la presencia de numerosas personas inmigrantes (magrebíes, latinos...).

Muchas familias enteras y muchas fotos

La manifestación por los presos resultó muy familiar, lo que refleja que nadie quería perderse la cita. Fue habitual ver hasta tres generaciones juntas de la misma familia: abuelos y abuelas, padres y madres, hijos e hijas. Muchas de ellas se retrataban para inmortalizar un día muy especial, escogiendo telones de fondo como el paso de los familiares de presos.

«Kontatu nirekin» también en la distancia

Quienes no pudieron acudir a la manifestación o quienes estuvieron en Bilbo pero se quedaron atrapados en la zona de la Plaza Circular elogiaron la retransmisión de Hamaika Telebista, que repitió durante el día de ayer y que se puede ver todavía en http://www.hamaikabilbo.tv/zuzenekoa.php. En las gradas de Anoeta, donde se jugó el Real Sociedad-Osasuna a la misma hora de la manifestación, también aparecieron lemas de apoyo a la iniciativa: ``Eskubide guztiekin euskal presoak Euskal Herrira'' y ``Kontatu gurekin'', en este caso firmada por la Peña Mujika.

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