jueves, 2 de febrero de 2012

Cuba la oculta por los medios argentinos

 

 

Por Cuba con emisiones periódicas le lleva la información del acontecer internacional relacionado con nuestro país y las batallas que libra por su pueblo y su soberanía; contiene espacios noticiosos y de opinión, seleccionados de medios de prensa internacional o generados desde nuestro país.  ISSN 1819-4044

 

 

 

Año 10 Número 9 | Fecha 2012-01-31

TITULARES

Opinión

LA CUBA QUE DILMA VISITA por Emir Sader

EL PERIODISMO CUBANO, GRAN ASIGNATURA PENDIENTE por Mario Vizcaíno Serrat

BLOGOTERRORISMO, AMENAZAS Y OTRAS CONSPIRACIONES DE MAFIOSOS DE MIAMI CONTRA PERIODISTAS CUBANOS por Percy F. Alvarado Godoy

LOS TERRORISTAS DE MIAMI EN LA ÉPOCA DE BARACK OBAMA (I) por José Luis Méndez Méndez

Opinión

LA CUBA QUE DILMA VISITA

por Emir Sader

Una vez que Fidel y sus compañeros tomaron el poder y el gobierno de EE.UU. hizo hincapié sus coyunturas para tratar de derrocar el nuevo poder, la gran burguesía cubana y una parte de la clase media alta se refugiaron en Miami. Bastaba esperar que el gobierno rebelde capitulase ante la presión de EE.UU. y fuese irremediablemente derrocado. Después de todo, ningún gobierno latinoamericano rebelde había logrado sobrevivir. Unos años antes de Getulio Vargas se había suicidado y Perón había abandonado el gobierno. Los dos gobiernos de Guatemala que se había atrevido a poner en práctica una reforma agraria contra la United Fruis- hoy reciclada su nombre al de Chiquita - sufrieron un violento golpe militar.

 

¿Cómo un gobierno cubano rebelde, en plena guerra fría, a 110 kilómetros del imperio, iba a conseguir sobrevivir? Cuba era el modelo de "patio trasero" de los EUA. Era allí que la burguesía cubana pasaba sus vacaciones, como si estuvieran en una colonia suya. Era allí que los films de Hollywood encontraban los escenarios para sus melosos films sentimentales. Era allí que un aristócrata cubano había importado a Esther Williams para inaugurar su casa en el centro de La Habana, buceando en una piscina llena de champan. Era en Cuba que los millonarios norteamericanos desembarcaban de sus yates directamente a los hoteles con casinos, o a sus casas, sin siquiera pasar por las aduanas. Era allí que los marineros norteamericanos se emborrachaban y ofendían a los cubanos de todas las formas posibles. Era para Cuba que la Pan American [Air Lines ] inauguró sus vuelos internacionales. Era allí que las fábricas de autos norteamericanos probaban sus nuevos modelos, un año antes de producirlos en los EUA. Fue en Cuba que la mafia internacional hizo su congreso mundial, al final de la segunda guerra mundial, parar repartirse sus mercados internacionales, evento para el cual contrataron al joven cantante Frank Sinatra para animar sus fiestas. En suma, Cuba era un protectorado norteamericano.

 

Los que abandonaron el país dejaron sus casas intactas, cerraron las puertas. Tomaron el dinero que aún tenían guardado y fueron a esperar en Miami que el nuevo gobierno fuese derrocado y pudiesen retomar normalmente sus vidas en un país del que se consideraban dueños, asociados a los yanquis.

 

Hay un barrio en Miami llamado Pequeña Habana, donde los nostálgicos se quedan mirando para el sur, cada vez menos esperanzados de poder regresar a una isla que ya no pueden reconocer, por las radicales transformaciones que sufrió. Participaron de las tentativas de derrocamiento, la más conocida, la invasión de Bahía de Cochinos [Girón] que duró 72 horas, a pesar de ser dirigida y protagonizada por los EUA, presididos en aquel momento por John F. Kennedy. Los EUA tuvieron que enviar compotas para conseguir recuperar a los prisioneros resultantes de la invasión, en un trueque humanitario.

 

Cuba cambió su destino con la Revolución, consiguió tener los mejores índices sociales del continente, aún siendo un país pequeño, pobre, al lado de los EUA, que mantiene el más largo bloqueo de la historia -hace más de 50 años- intentando aplastar a la Isla.

 

Durante un tiempo, Cuba pudo apoyarse en la integración a los planes de desarrollo de los países socialistas, dirigidos por la URSS, que proporcionaba petróleo y armamento, además de mercados para sus productos de exportación. El fin de la URSS y del campo socialista aparecía, para algunos, como el fin de Cuba.

 

Después de la caída sucesiva de los países del este europeo, la prensa occidental se desvió para Cuba, se estableció en el [Hotel] Habana Libre, quedaron bebiendo mojitos y daiquiris, a la espera de testimoniar la anhelada caída del régimen cubano. (Entre ellos se encontraba Pedro Bial y el personal del Globo).

 

Pasaron 23 [sic., 53] años y el gobierno cubano está de pié. Desde 1959, 10 presidentes ya pasaron por la Casa Blanca y tuvieron que convivir con la Revolución Cubana, a las que todos le previeron el fin.

 

Cuba tuvo que rehacerse para sobrevivir sin contar con los planes colectivos de los países socialistas. Cuba tuvo que hacer un inmenso esfuerzo, sin cortar los derechos sociales de su pueblo, sin eliminar camas en los hospitales, ni aulas en las escuelas, al revés de la URSS de Gorbachov, que introdujo paquetes de ajuste y terminó acelerando el fin del estado soviético.

 

Es esa Cuba la que Dilma va a encontrar. En pleno proceso de revitalización de una economía que necesita adaptar sus necesidades a las condiciones del mundo contemporáneo. En medio de la intensificación de su comercio con Venezuela, Bolivia, Ecuador -a través del ALBA- así como con China y Brasil, entre otros. Pero necesita dar un nuevo salto económico, para lo cual necesita más inversiones.

 

Necesita también aumentar su productividad, para lo que requiere incentivar el trabajo, de acuerdo con las formulaciones de Marx en la Crítica del Programa de Gotha, que los postulados del Socialismo son "a cada cual según su trabajo", a fin de generar las condiciones del comunismo, en el que la generosidad permitirá atender "a cada uno según su necesidad".

 

Cuba busca sus nuevos caminos, sin renunciar a su profundo compromiso con los derechos sociales para toda su población, la soberanía nacional y la solidaridad internacional. Cuba sigue desarrollando sus políticas solidarias, que permitirán el fin del analfabetismo en Venezuela, en Bolivia y en el avance decisivo en esa dirección de países como Ecuador o Nicaragua.

 

Cuba mantiene, desde hace más de diez años, la Escuela Latinoamericana de Medicina, que ya formó en la mejor medicina social del mundo, de forma gratuita, a millares de jóvenes oriundos de comunidades carentes de todo el continente -incluidos los EUA. Cuba promueve la Operación Milagro, que ya consiguió que más de 3 mil latinoamericanos pudiesen recuperar plenamente su visión.

 

Cuba es una sociedad humanista, que privilegia la atención a las necesidades de sus ciudadanos de los de todos los países necesitados del mundo. Que busca combinar los mecanismos de sus planes centralizados con los incentivos de las iniciativas individuales y la atracción de las inversiones, en busca de un nuevo modelo de crecimiento, que preserve los derechos adquiridos por la Revolución, y permita un nuevo ciclo de expansión económica.

 

Aquellos que se preocupan con el sistema político interno de Cuba, no tienen que mirar para la Habana, si no para Washington. Nadie puede pedir a Cuba relajar sus mecanismos de seguridad interna, siendo víctimas del bloqueo y de las agresiones de la más violenta potencia imperial de la historia de la Humanidad. La presión tiene que volverse y concentrarse sobre el gobierno de los EUA, para terminar el bloqueo, conseguir la retirada de la Base Naval de Guantánamo de territorio cubano, y la normalización de las relaciones entre los dos países.

 

Es esa Cuba la que Dilma va a encontrarse, intensificando y ampliando los lazos de amistad y los intercambios económicos con Cuba. No por casualidad, Brasil sólo restableció relaciones con Cuba después que la dictadura terminó, intensificando esas relaciones en el gobierno de Lula y dando continuidad a esa política con el Gobierno de Dilma.

Fuente: Carta Maior

Para enviar comentarios acerca de este artículo haga clic aquí

ir a titulares

EL PERIODISMO CUBANO, GRAN ASIGNATURA PENDIENTE

por Mario Vizcaíno Serrat

Entrevista con Fernando Rojas, Viceministro de Cultura


La profunda crisis económica que puso casi en jaque a los cubanos en los años 90 le permitió al entonces director de El Caimán Barbudo, Fernando Rojas, medir su capacidad para dirigir esa publicación amenazada con desaparecer por la falta de papel.


En su oficina del Ministerio de Cultura, donde ejerce como viceministro que se ocupa de una decena de asuntos, Rojas rememora aquellos años duros, cuando Cuba quedó a la deriva tras perder de pronto casi todo su comercio con la desaparición del socialismo europeo. Fueron años inolvidables por su crudeza, y por la casi ilimitada capacidad de resistencia de los cubanos.


En el campo cultural, solo un gran talento para crear, en el sentido más práctico, mantuvo a flote nombres como El Caimán Barbudo, una revista obligada a cambiar el papel —que casi desapareció— por la oralidad, como único modo de mantener el colectivo que hacía uno de los medios culturales impresos más leídos de los últimos cincuenta años. No rendirse, darse ánimo todos los días, creer a pie juntillas en que las alternativas para no dejar de existir tenían sentido, fueron tanques de oxígeno en el edificio de la Casa Editora Abril, sede de El Caimán, donde antes estuvo el periódico Juventud Rebelde y mucho antes el Diario de la Marina.


Alrededor de los festejos por los cuarenta y cinco años del magazín, Fernando Rojas recuerda sus días como timonel de El Caimán, y de paso, responde otras preguntas sobre la actualidad cultural cubana.


Mario Vizcaíno SerratPor favor, ¿pudieras recordar aquellos días como timonel de El Caimán Barbudo?

Fernando Rojas —En el año 90 se decide reducir las publicaciones. Cuba había perdido más del ochenta y cinco por ciento de sus mercados, que estaban en Europa del Este, principalmente en la Unión Soviética. Los insumos de papel, de la maquinaria para imprimir, procedían de esa zona, y se afectó extraordinariamente el proceso editorial y la política de publicaciones en Cuba, que llegó en los años 80 a producir y distribuir, a precios subsidiados, como parte de la política de pleno acceso a la cultura que ha practicado siempre la Revolución, ochenta millones de libros y folletos anualmente. Esa situación condujo a un análisis serio sobre las publicaciones, y el criterio que prevaleció fue el de tener una publicación por grupos de edades. Visto en términos racionales parece una cosa bien pensada.

"En el caso de la Editora Abril, que entonces tenía trece o catorce publicaciones, quedarse con tres o cuatro permitía trabajar con un criterio más racional y asegurar las pocas publicaciones que quedaban en ese contexto crítico en términos materiales. Al mismo tiempo no se tenían en cuenta las publicaciones que estaban mejor ubicadas, la desventaja que tenía la decisión en ese sentido. Algo importante fue que se preservaron los colectivos de trabajo. La revista que reunió a quienes trabajaban para los segmentos jóvenes fue Somos Jóvenes. Como había que recuperar las publicaciones, la dirección de la editorial estimuló diversas iniciativas para sobrevivir y para que no perdiéramos la idea de que esas revistas debían recuperarse. Por eso empezamos a producir plaquettes, pequeños folletos, artesanía, para obtener ingresos y mantener activos los equipos de trabajo, los colectivos. Hicimos muchas cosas de extensión, en lo que se distinguió mucho El Caimán, aquellos Caimanes orales —a falta de los impresos— que eran reuniones en las que se leía poesía, se discutía, se polemizaba, se presentaba música. Por ese camino, el comandante nicaragüense Tomás Borge, en el año 1993, nos donó diez toneladas de papel para El Caimán Barbudo, y con ese donativo hicimos dos tiradas de la revista. Algún investigador les llamó los 'caimanes apócrifos'. No sé cómo se les puede llamar así porque preservamos la numeración, el diseño, teníamos a los diseñadores preparados, e hicimos esos dos números, uno en 1993 y el otro en 1994. Ese esfuerzo lo combinamos con los caimanes orales. Tratábamos de que hubiera una continuidad entre los orales y los impresos. Por ejemplo: si este mes había un Caimán oral, y el número impreso iba a salir dentro de un mes, se establecía una relación entre los textos leídos y los impresos. Y lo que hicimos fue realizar un Caimán impreso cada año y entre uno y otro los orales, que les dieran continuidad y debatieran los materiales publicados en los números impresos. Y seguimos trabajando en espera de la recuperación de la economía, que llegó, efectivamente, para desplegar de nuevo las revistas de la editorial. Eso ocurre en 1995.

"Se hace una propuesta de recuperar publicaciones que no estaban saliendo, entre ellas El Caimán, Alma Mater y Juventud Técnica. Entonces, comenzaron a salir de nuevo, regularmente, y hasta hoy, los números de El Caimán. Desde aquellos dos números del 93 y el 94 soy ya director de la revista, hasta el año 2000, cuando vine a trabajar al Ministerio de Cultura".

MVS —¿Qué ideas culturales te interesaban como director?

FR —La promoción del trabajo intelectual de los jóvenes, la diversidad de la producción literaria, musical, de la creación plástica. El Caimán siempre ha querido eso. Eran muy importantes las secciones que promovían los discos, los libros, la poesía, la música que se hace en el extranjero. Una segunda idea es que El Caimán sea beligerante, incursione en polémicas, debates, en la vida cultural del país, también nos interesaban los jóvenes en la esfera del pensamiento. Y en aquellos años, cuando se produce una aproximación de las políticas económicas al mercado, parecía inevitable que esa beligerancia se expresara en los análisis y en los debates sobre la relación de la cultura con el mercado. Fueron años en que se discutió mucho sobre el origen de nuestra nacionalidad, de nuestra identidad, sobre el devenir, sobre la ideología de la Revolución y en general del proceso histórico cubano, sobre las ideologías, pudiéramos decir. Y la tercera idea era que la revista en sí misma fuera un acontecimiento cultural. Trabajamos mucho con el diseño, en el que teníamos que ser muy creativos porque es una revista de papel que se imprime en los mismos talleres donde se imprimen los periódicos. En esos años comenzamos a hacer la revista en computación, y hubo que hacer un tránsito importante del corte y pega en papel a la computadora, y los trabajadores tuvieron que aprender sobre la marcha. Recuerdo que nos retábamos unos a otros a ver quién aprendía primero a trabajar Pagemaker.

"Hicimos el experimento de mezclar las tintas y hacer El Caimán a tres colores, para aprovechar la tecnología de imprenta de manera creativa. Creo que eso se sigue haciendo en la revista".

MVS—De esa etapa de El Caimán a la que llamas beligerante, ¿recuerdas algo en especial?

FR—La relación con los músicos populares. Hacíamos críticas a la relación del mercado con la música popular, incluso polemizábamos con nosotros mismos e invitábamos a personas que no pensaban igual. Recuerdo varias mesas redondas en las que participaron trovadores, funcionarios, músicos populares, periodistas de El Caimán. Ahora recuerdo a Rufo Caballero, quien trabajó en algunas de esas mesas. Las posiciones podían ser completamente diferentes. Y nos parecía que eso estaba bien. A veces algún músico se sentía lastimado, pues solíamos ser incisivos, y nos parecía que ese era un periodismo necesario. Tratamos de que aparecieran las respuestas a esas discusiones. El Tosco, una vez, nos pidió hacer una aclaración y la hicimos. La vida me ha ido acercando a esos músicos por este trabajo que hago ahora, y me doy cuenta de que en general salimos fortalecidos de esas polémicas y discusiones. Recuerdo polémicas sobre el Festival de Cine de La Habana, cuál debía ser la relación del festival de cine con el sistema de estrellas, y éramos muy críticos con la idea de que se pareciera a la relación con el sistema de estrellas al estilo Hollywood. Es un recuerdo importante que tengo. Promovimos mucho el hip hop, tema en el que había también discusiones. Recuerdo una polémica mía con Víctor Fowler, alguien entrañable para nosotros. Y polemizamos sobre el hip hop porque nos parecía importante promover ese género. El Caimán estuvo muy cerca de toda la producción de vanguardia de esa época y de la crítica. Fue la época en que participamos en un encuentro de revistas culturales con La Gaceta de Cuba y Temas, algo muy enriquecedor.

MVS—¿Los gustos culturales del equipo de la revista influyeron en los temas y materiales de cada edición, privilegiaban manifestaciones artísticas?

FR—Eso es inevitable. Quizás por la composición del equipo, los asuntos musicales preponderaban. Pero nos cuidamos mucho, en particular, de no echar a un lado la divergencia. Te mencioné un texto de Fowler muy crítico con nuestras posiciones. Le pedí una vez a Omar Valiño un texto crítico con cosas que defendíamos algunos de nosotros, y tuvimos cuidado de dar cabida a opiniones alternativas sobre los mismos asuntos. Roberto Zurbano también dio opiniones críticas sobre posiciones de extrema beligerancia que algunos compañeros defendíamos. Es inevitable que quienes hacen un medio de prensa impongan su sello, pero El Caimán, y no es la primera vez que lo digo, no era El Caimán de un grupo. Fue una revista ecuménica, y lo sigue siendo, y tuvimos siempre mucho cuidado de dar siempre dar la oportunidad de que pudiera aparecer la opinión del otro.

MVS—¿Y qué no lograste como director?

FR—En temas ensayísticos, temas de más calado, aunque hicimos algunas cosas, nos quedamos por debajo de las necesidades. Lo que se hizo en el campo del enfrentamiento a la influencia más perniciosa del mercado en la cultura fue más logrado que la incursión en textos, análisis del devenir histórico, de la identidad. Recuerdo que hicimos un esfuerzo porque ese tipo de texto apareciera en las primeras páginas de la revista. Le dimos mucho espacio al rock, e hicimos hasta un dossier, muy completo para quienes quieran conocer el rock cubano de la época. Se llamó "Hombres lobos en La Habana". Un título con el que hacíamos una broma pero a la vez destacábamos una manera de hacer rock muy respetable. Si bien no es un arte de mayorías, el rock cubano tiene representantes muy buenos.

MVS —¿Qué concepto tienes del periodismo?

FR—Cuba necesita prensa revolucionaria no oficial. Es una necesidad. Cuando escucho al Primer Secretario del Partido, lo que ha dicho sobre la prensa, y leo los propios documentos del Partido, recuerdo esa idea. Nosotros necesitamos que la información no se asocie solo a lo que se informa sobre la gestión del gobierno porque se produce una limitación de base para el periodismo, en particular para el periodismo de opinión, para el crítico, incluso para el noticioso, que tendría que insistir en los defectos de esa gestión gubernamental y política. Una de las cosas que tendría que resolver el periodismo es considerarse no oficial, o no necesariamente oficial, en una medida mucho mayor de la que hoy se considera en algunos medios. Y al mismo tiempo, revolucionario. Es el reto: una prensa revolucionaria no oficial que permita una mirada crítica, que no signifique tener que responder estrictamente a la gestión del gobierno, sino todo lo contrario: poder enfatizar en las lagunas, los errores, los problemas, decir descarnadamente lo que pasa. El periodismo tiene capacidad suficiente para cumplir esa función, pero, al mismo tiempo, hay que crearle condiciones para que lo haga. El periodista no puede sentirse inseguro si va a seguir esas pautas que nos está trazando la dirección del Partido, pero tenemos que crearle condiciones para que no se sienta inseguro a la hora de hacer este ejercicio crítico.

MVS —El periodismo cultural y el deportivo son los que mejor interpretan en Cuba el papel crítico inherente a esta profesión.

FR—Es quizás incorrecto que yo diga esto desde mi posición pero, en cierta medida, en esas dos esferas, se han creado condiciones para esos ejercicios críticos. Y en el caso de la cultura, influye la diversidad de medios de prensa, pues esa abundancia ayuda a realizar ese trabajo. De todas formas, el periodismo cultural necesita ser más crítico, más incisivo.

MVS —Y más conocedor de los temas…

FR—El periodismo cultural más cotidiano necesita incidir más en el público desde la perspectiva de una mejor y más atinada consideración de las verdaderas jerarquías culturales. Esa falta de conocimientos a la que aludes tiene a veces su corolario en que no logramos hacer énfasis en las verdaderas jerarquías culturales, y hacerlo además de modo que al público le llegue.

MVS —¿Qué significa hacer énfasis en las jerarquías culturales?

FR—Todos podemos estar de acuerdo, y espero que lo estemos, en que la promoción no se resuelve con prohibiciones. Eso está asociado con cuestiones raigales de la política cultural como las que se expresaron en Palabras a los intelectuales. Sabes que últimamente se ha estado debatiendo sobre ese tema, y se sigue malinterpretando lo que dijo Fidel entonces. Y una de las ideas esenciales de ese debate es esa: no se puede normar la creación, no se puede regular lo que el creador tiene en la cabeza y la manera en que ese producto de su subjetividad, a partir de la maestría formal con que cuenta, se realiza en la obra de arte. La creación tiene que ser libre y estar al alcance de todos, y la promoción es la que tiene que ir colocando esas obras en amplias capas de la población, si se quiere prepararla, formarla. En una política cultural que apuesta por el pleno acceso, que es el otro elemento importante.

"Por eso la promoción, la publicidad, la propaganda, la crítica, son un conjunto de herramientas que tienen que establecer naturalmente, no por decreto, jerarquías en la difusión de las obras de arte, y saber decir, saber convencer al público —que piensa y participa— de lo que es mejor. Claro que no todos los críticos ni los promotores dicen lo mismo, y no puede ser de otra manera. Hay circuitos de exposiciones más reconocidos que otros, circuitos de estrenos de cine más reconocidos que otros, mejor ubicados, de mejor acceso, o de mejores condiciones. Hay ediciones de libros mejores que otras. Desde la lógica institucional, comienza un establecimiento de jerarquías. Pero el asunto no termina aquí, pues actúa también la prensa, la crítica especializada. Por supuesto: antes que todo eso está la escuela, la formación del espectador.

"¿Por qué existe el instructor de arte, por qué Fidel concibe ese tipo de profesional? Para que el niño, el joven, tenga una aproximación a la apreciación artística desde las edades más tempranas, y esté en cualquier lugar del país. Por eso, el instructor tiene que estar en cualquier sitio, aun en las montañas, o en la ciénaga de Zapata, o en zonas rurales, en las casas de cultura, donde quiera. Para que ese niño que está creciendo reciba las herramientas de apreciación artística desde edades más tempranas y cuando tropiece con esa obra en la televisión, en el cine o en el periódico que la reseña, o en la emisora de radio que la promueva, pueda apreciar y discernir donde está lo de más calidad. Eso es formar las jerarquías. Un proceso largo, complejo, que empieza desde edades muy tempranas y en el que intervienen la escuela, la comunidad, las instituciones culturales de base, después, las de más rigor, más prestigio, más influencia, las que colocan o debieran colocar en los escenarios lo más valioso. No quiere decir que todo esto se haga bien, y ahí entran a desempeñar su papel la prensa y la crítica, la promoción. Si se quiere que la gente reciba lo más valioso de la cultura nacional y universal, sin que se prohíba nada, hay que darle herramientas, y a eso es a lo que llamamos formar jerarquías. Pero no puede hacerse con decretos y prohibiciones, sino mediante un ejercicio laborioso de crítica, análisis, influencia, que, por supuesto, tiene en los medios de prensa un vehículo esencial".

MVS —¿De qué tipo de decretos y prohibiciones hablas?

FR—Ha habido en otras épocas la tendencia a decir: esto no se promueve. Y esa no puede ser la salida.

MVS —Por ejemplo: el reguetón.

FR—Exactamente. O el rock en otra época. Tenemos que aprender definitivamente que esa no puede ser la salida. Tiene que ser lo que hagan la crítica, los medios, las instituciones, el público participante, en definitiva. Tampoco puede ser que la prohibición de prohibir, valga la redundancia, se convierta, para el dirigente institucional o para el crítico, en la prohibición de discutir. Por errores de épocas pasadas, puede haber en el subconsciente una idea de que cuando algo empieza a discutirse es porque viene la prohibición detrás. Tenemos que superar eso definitivamente.

MVS —¿En qué medida el Ministerio de Cultura está contribuyendo a que sea así, en qué medida puede lograrlo?

FR—Lo excluible, si de promoción se trata, tendría que ser lo inequívocamente contrarrevolucionario. La experiencia demuestra que lo inequívocamente contrarrevolucionario no es, ni ha sido, y estoy casi seguro de que no será, algo asociado a los contenidos de la creación. No es en los contenidos de la obra en lo que habría que evaluar lo contrarrevolucionario.

MVS —¿Dónde sería?

FR—Los aparatos de subversión del adversario histórico, de las agencias del gobierno de Estados Unidos utilizan determinado tipo de acción cultural para desarrollar su actividad contrarrevolucionaria, relacionada casi siempre con posiciones públicas de determinados individuos, que en su inmensa mayoría no significan nada para la cultura cubana. Como regla, son personas advenedizas, o confundidas, que, en su posición pública, actúan como mercenarios. Y hablo de cantidades minúsculas. No hay que buscar en un buen poema lo inequívocamente contrarrevolucionario, porque un buen poema es sencillamente un buen poema. Un artículo, un ensayo, son otras cosas. De modo que considerar excluible solo eso, preserva a la cultura de una intromisión innecesaria en la libertad de creación absoluta que nosotros defendemos. Y por supuesto, ello no se refiere a los derechos ciudadanos del individuo, ni a su derecho a pensar y a opinar. Estamos hablando estrictamente del dominio de la promoción del arte y la literatura, hasta donde se puede ser estricto en eso. O sea: rechazar lo inequívocamente contrarrevolucionario es una garantía para la libertad de creación.

MVS —Que en muchas instituciones culturales aún se piense a la antigua sugiere que debieran renovarse dirigentes, funcionarios…

FR—Tenemos los vestigios del pensamiento dogmático, que tienen fuerza. Y, efectivamente, hay personas que no comparten lo que acabo de explicar, y creen que puedes analizar una pintura como mismo analizas un periódico y tratar de buscarle una interpretación a una obra de arte, como si fuera un cartel. Sé que desde Marcel Duchamp, cualquier cosa puede ser entendida como una obra de arte, pero confío en que tenemos suficiente seso y herramientas críticas para ser todo lo analíticos que sea necesario y darnos cuenta de que un cartel tiene una función propagandística, con independencia de su valor como obra de arte. Y una pintura abstracta no puede analizarse igual. Aún existe ese tipo de pensamiento dogmático que quiere hacer la interpretación literal del arte, o la interpretación de un texto literario como si fuera un ensayo político. Eso es un problema. Detrás de eso puede estar algo todavía más grave: la consideración de que el artista es un ser enredado, complicado, difícil, prejuicio inexplicable en nuestra sociedad. También está la falta de información y de cultura. Si alguien no sabe moverse en el arte digital, el teatro contemporáneo, el audiovisual de vanguardia, la ruptura de las fronteras entre el audiovisual y las artes plásticas, es que con esa persona nos falló todo lo que expliqué. Nos fallaron el instructor, las jerarquías, la prensa, la promoción, todo. Por cierto, es una buena medida de los importantes fallos que tenemos. Trabajar en una institución cultural sin suficiente cultura e información es un contrasentido.

"Por otra parte, hay una especie de paternalismo de nuevo cuño. Cuando un muchacho hace un disparate, para congraciarse con algo que detrás tiene dinero del adversario histórico, en lugar de discutir con él, y me refiero a su dirigente institucional, se tiende a considerar que es una majadería. Y quizás lo es. Pero estamos obligados a decirles a nuestros artistas que todavía existe la subversión, que trata de incidir en los intelectuales, en los artistas jóvenes, y por supuesto no solo en ellos. Si vamos a entender que la exclusión de lo inequívocamente contrarrevolucionario es una condición de la política cultural, significa que cuando alguien hace una payasada que además tiene detrás dinero del adversario, hay que decírselo, hay que discutir. Cada vez estoy más convencido de que no hay que excluir ni siquiera al que propone la payasada, pero hay que discutir, con respeto y comprensión, porque, de un lado, con toda certeza le falta información, y de otro, porque hasta de la payasada más incómoda puede salir una buena obra de arte. Y ahí, en esa falta de diálogo, tenemos una debilidad".

MVS —Y puede parecer otra cosa…

FR—Puede parecer que hacemos una política contraria a la que realmente hacemos.

MVS —¿Cómo se comporta el intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos?

FR—Hay una amenaza real de que se interrumpa lo que modestamente se está haciendo porque hay un planteamiento en el congreso norteamericano, de parte de la mafia, de regresar a las políticas de Bush, que prácticamente reducen las visitas de cubanos a Cuba a tres años y al primer grado de consanguinidad y limitan las remesas. Si existe esa amenaza, existe también para el llamado "intercambio cultural", que, como sabemos, no es tal intercambio porque sigue la lógica de una relación anormal entre nuestros pueblos, que se siguen perdiendo la oportunidad de conocerse mejor, a causa de las restricciones y el bloqueo. Nosotros no estamos interrumpiendo ninguna acción, sino todo lo contrario, creo que debemos seguir trabajando en esa presencia de artistas cubanos en Estados Unidos y de artistas norteamericanos en Cuba, pero siento que hay una amenaza.

Fuente: El Caimán Barbudo

Para enviar comentarios acerca de este artículo haga clic aquí

ir a titulares

BLOGOTERRORISMO, AMENAZAS Y OTRAS CONSPIRACIONES DE MAFIOSOS DE MIAMI CONTRA PERIODISTAS CUBANOS

por Percy F. Alvarado Godoy

30 de enero de 2012

Un grupo de contrarrevolucionarios radicados en Miami y en varias ciudades de Europa, dirigidos por Luis Posada Carriles, Santiago Álvarez y la dirección de Alpha 66, el Consejo por la Libertad de Cuba, el Directorio Democrático y la FNCA, entre los que se encuentran Jorge Luis LLanes Naranjo, Aldo Rosado-Tuero, Esmeralda Rodríguez, Dionisio de la Torre Jr., Sebastián C Cano, Miguel Estrada, Olga Sánchez, Nancy Calzadilla, Damián González, Alfredo Viso, Pablo Pacheco Ávila, Jorge T. Díaz, entre otros, han desatado una desenfrenada oleada de ataques, ofensas y amenazas de muerte contra diversos periodistas radicados en Cuba y otros países y ciudades, incluida Miami.

La irrespetuosa campaña se apoya principalmente en la blogósfera anticubana, Facebook y Twitter, aunque utilizando el viejo estilo de la Cosa Nostra -que en poco se diferencia de los mafiosos floridanos-, se ha volcado también al empleo de mensajes SMS y llamadas telefónicas, en donde se trata de intimidar a aquellos que se oponen valientemente a su enfermiza y difamatoria campaña contra Cuba.

Hace algunas horas han amenazado al colega Miguel Fernández, cubano residente en Miami y administrador del blog Cuba: La Isla Infinita. La agresión verbal le profetiza una muerte inmediata. Todo ello nos hace pensar que, desde la absolución bochornosa de Luis Posada Carriles, se trata de revivir el criminal y lejano momento de las décadas de los 70 y los 80, del pasado siglo, donde Omega 7 y otras organizaciones violentas, acudían al asesinato impune, a la amenza vil y al hostigamiento contra quienes disentían de ellos o procuraban un sano acercamiento hacia su Patria. Todavía se recuerda con dolor y repudio las muertes de Luciano Nieves Mestre, Carlos Muñiz Varela, Eulalio José Negrín Santos, Orlando Letelier y Félix García Rodríguez.

Hacia los periodistas cubanos el hostigamiento ha sido sin parangones. Varios colegas como Norelys Morales, Lagarde, Rosa Báez Báez, Aixa Hevia, Yohandry, Iroel Sánhez, Enrique Ubieta, entre otros, y particularmente el que escribe esta nota, hemos sido asediados sin contemplaciones por los mafiosos intolerantes. Epítetos de todo tipo, ofensas a nuestra integridad y a nuestras familias, amenazas de muerte y golpeaduras, son parte de la irrisoria -aunque no condenable-, atención de nuestros enemigos. Para citar un ejemplo, he recibido casi 300 twetts en apenas dos días. En Facebook es permanente el asedio, y en los blogs más reaccionarios como Superpolítico, Nueva Acción, Secretos de Cuba y otros, se ha llegado a amenazarme con agresiones físicas y se han divulgado los teléfonos de mi familia más cercana, como una forma de deliberada amenaza.

Uno de los principales agresores ha empleado el teléfono 1 (305) 721 5114, ubicado en Miami, para enviar sus amenazas. Otros lo han hecho verbalmente.

Ante esta oleada de agresión verbal y de evidentes amenazas contra periodistas cubanos y de otras naciones, simpatizantes con Cuba, me preguntó: ¿Qué han hecho la Policía del Condado Miami-Dade y el FBI? ¿Qué han hecho Amnistía Internacional o Reporteros sin Fronteras? ¿Qué ha hecho la Sociedad Interamericana de Prensa?

¡Qué poco conocen a nuestros periodistas, cubanos y revolucionarios!

Por nuestra parte nos mantendremos firmes en nuestras trincheras a favor de la verdad y la justicia.

Llevamos en el alma a Martí, en la mente a nuestro invencible Fidel y en los puños la fuerza de Maceo.

Le corresponde al gobierno de Obama, a las autoridades estatales de La Florida y a las respectivas policías de las capitales europeas, detener esta farsa. Nos mantendremos denunciando hechos de este tipo sin amilanarnos.

Hemos sido, somos y seguiremos siendo, hombres y mujeres de ¡Patria o Muerte!

Fuente: Rebelión

Para enviar comentarios acerca de este artículo haga clic aquí

ir a titulares

LOS TERRORISTAS DE MIAMI EN LA ÉPOCA DE BARACK OBAMA (I)

por José Luis Méndez Méndez

Durante este año electoral en Estados Unidos, los terroristas de Miami disfrutan de una administración, que los ha mantenido impunes, protegidos y con libertad para conjurar nuevas amenazas. El 8 de abril de 2011, el criminal mayor Luis Posada Carriles, fue declarado inocente por un tribunal en El Paso, Texas, ahora está a la espera de la decisión de las autoridades panameñas de pedir o no su extradición a las de Estados Unidos para que cumpla la benigna pena impuesta a él y a otros tres terroristas por un tribunal de Panamá en el 2004.

Ahora Eduardo Arocena Pérez, uno de los pocos terroristas de origen cubano sentenciados en Estados Unidos, más por los delitos comunes cometidos, que por su larga trayectoria criminal, está próximo a recibir el indulto presidencial del Premio Nobel de la Paz.

A finales de septiembre de 1984, Arocena Pérez, conocido por sus estrechos vínculos con la CIA, fue declarado culpable del asesinato del funcionario cubano Félix García Rodríguez y de varios actos terroristas más cometidos en Estados Unidos. Sin embargo, en un juicio que tardó cinco semanas, el jurado federal no hizo mención a las declaraciones del terrorista en el sentido de que él introdujo en Cuba, en 1980, algunos gérmenes como parte de la guerra biológica desatada por Estados Unidos contra la Isla. Esta afirmación ante un tribunal confirmó que la enfermedad conocida como dengue hemorrágico, que ocasionó 158 muertos en Cuba durante 1981, incluyendo 101 niños, podría haber sido causada por uno de los virus introducidos por grupos terroristas de origen cubano. El surgimiento del mal y las afirmaciones del criminal concordaban en el tiempo.

Desde hace semanas reina la alegría en el medios contrarrevolucionarios de Miami, por la inminencia de la liberación del terrorista, cuya senda criminal lo vinculó a su proceder mafioso, si en algún momento habrá tenido inspiraciones políticas, en realidad, siempre medió el lucro como motivación para delinquir.

En el momento de la condena, el fiscal norteamericano Michael L. Tabak afirmó que Arocena era uno de los jefes de la organización terrorista Omega 7 y que era, además, un pistolero a sueldo de narcotraficantes y mafiosos.

En 1982 -según Tabak- Arocena confesó voluntariamente al FBI, en realidad negociaba para obtener una pena menor, que era miembro de esa banda criminal, la misma que se atribuyó el asesinato del candidato a Representante de origen cubano en el estado de Nueva Jersey, Eulalio José Negrín y al diplomático cubano ya mencionado.

Pero, ¿cuáles son los delitos ejecutados por este terrorista? que además de utilizar la violencia para derrocar a la Revolución en Cuba, puso al servicio del hampa norteamericana lo aprendido en la CIA. ¿Quién es este terrorista para el cual los representantes de origen cubano en el Congreso de los Estados Unidos exigen su libertad? ¿Será que se cometió una injusticia en el momento de ser aprehendido? ¿Será que no se le leyeron los derechos Miranda*? ¿Será que se le leyeron en inglés, cuando él todavía no era ciudadano norteamericano y no estaba obligado a conocer ese idioma? ¿Será que habrá tenido un juicio parcializado, con un jurado atemorizado? ¿Será que el juez a cargo de condenarlo después de ser hallado culpable, no adecuó correctamente la sanción de acuerdo con los delitos cometidos? ¿En fin, sería otra víctima del injusto sistema judicial norteamericano donde se es culpable hasta que se demuestre lo contrario?

Las nuevas generaciones de cubanos, podrían confundirse por no haber vivido los años turbulentos, cuando las bombas y los atentados  abundaban en las ciudades norteamericanas y  cuando la Patria cubana era constantemente amenazada y agredida por los terroristas de la CIA, concebidos, entrenados, equipados, dirigidos y tolerados por las autoridades norteamericanas.

Al abogado norteamericano Rudolph W. Giuliani,  quien después sería el futuro Alcalde de la ciudad de New York, y entonces ejercía profesionalmente en el Distrito Sur de New York, le tocó hacer las conclusiones del Caso Arocena, que calificó como lo peor visto por él en muchos años.

El 13 de marzo de 1984, hizo en sus declaraciones un extracto del abultado expediente del terrorista de origen cubano. Dijo que no era  posible exonerarlo de ninguna manera, ni por motivaciones políticas, no se podía, tampoco,  esgrimir el manido pretexto de que el acusado ya juzgado era un "combatiente anti Castro, que merecía solidaridad, era un asesino serial, que había actuado como un sicario por contrato". Gulliani apreció que con menos hechos muchos delincuentes habían terminando en la silla eléctrica o recibido la inyección letal. Arocena era una amenaza real para cualquier  sociedad incluida la norteamericana.

Gulliani comenzó a relatar sólo los casos probados donde el terrorista estaba involucrado en primer grado, era un juicio atípico. Era raro que un llamado "activista anti Castro" fuese llevado a juicio, eran de los intocables de las sucesivas administraciones, pero este era un asesino a sueldo. Añadió:

"Un jurado federal de acusaciones de Manhattan, ha acusado a Eduardo Arocena, de participar en el asesinato de primer grado del agregado cubano ante las Naciones Unidas Félix García; de intento de asesinato al Embajador cubano ante las Naciones Unidas Raúl Roa, el 25 de marzo de 1980; de la voladura de la terminal de la aerolínea Trans World en el aeropuerto internacional JFK el 25 de marzo de 1979; de la voladura del Avery Fisher Hall en el Lincoln Center For The Performing Arts del 28 al 29 de diciembre de 1978; de la voladura de la Misión soviética ante las Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1979, y de otros delitos cuya responsabilidad ha sido públicamente declarada por un grupo anti-castrista de exiliados cubanos conocido como 'Omega 7′".

Entonces tomó la palabra el Fiscal actuante, Michael L. Tabak, para sustentar el extenso prontuario del asesino, que sumó a los descargos de Gulliani, una nueva ola de acusaciones valiosamente sustentadas por cientos de pruebas, testimonios, indagaciones, que durante años acumularon en su contra decenas de funcionarios de la policía, judiciales y de otras agencias encargadas de perseguir el crimen organizado en Estados Unidos.

Tabak, abrió el pesado legajo y comenzó a leer las nuevas acusaciones en su contra donde Arocena Pérez, aparecía como autor directo, conspirador o instigador de los crímenes.

Primero dijo que se le acusaba de volar el consulado de Venezuela en Nueva York, el 1ro de febrero de 1975; se le adjudicó la voladura del buque soviético Iván Shepetkov en Puerto Elizabeth, Nueva Jersey, el 16 de septiembre de 1976; la voladura de la Tienda de Artículos Deportivos Gerry Cosby cerca del Madison Square Garden, en Manhattan, el 5 de octubre de 1978; la voladura de la Misión cubana ante las Naciones Unidas en Manhattan, 28-29 de diciembre de 1978; la transportación por parte del terrorista Eduardo Ochoa, por indicaciones de Arocena de materiales explosivos en un vuelo comercial desde Florida hasta Nueva Jersey,  en junio de 1979;  la voladura de la Misión cubana ante las Naciones Unidas, el 7 de diciembre de 1979;  la voladura de la misión soviética ante las Naciones Unidas en Manhattan, el 11 de diciembre, 1979; la voladura de la fábrica Padrón Tobacco Company en Miami, Florida, el 3 de enero de 1980; y la voladura de la oficina de pasajes de Aeroflot en Manhattan, el 13 de enero de 1980.

El Fiscal detuvo la lectura, para esperar que se hiciera silencio en la sala, las voces de los presentes impedían dar continuidad. Después del llamado al orden por parte del Juez, Tabak, continuó, lo hacía con lentitud para no aparentar indignación, pero era evidente su malestar.

Siguió el Fiscal: El 25 de marzo de 1980, Arocena intentó el asesinato, mediante una bomba, del Embajador cubano ante las Naciones Unidas; el 11 de septiembre de ese propio año ordenó el asesinato del agregado cubano ante las Naciones Unidas; con igual fecha pero de 1981, dirigió la voladura del consulado mexicano en Miami, Florida; el mismo día se produjo por su indicación un intento de incendio premeditado de las oficinas de la revista Réplica en Miami, Florida; y al día siguiente, el 12 de septiembre de 1981 auspició la voladura del consulado mexicano en Manhattan.

Tabak, miró a su alrededor, respiró profundo y pasó a la siguiente página, lo peor lo había preservado para el final, dijo que entre los años 1981 y 1982, Arocena se conjuró para el secuestro y posterior asesinato del ciudadano  Luis Fuentes, lo cual no llegó a producirse.

Tabak, explicó apartándose de la lectura del texto, que se había producido un contrato verbal con un individuo que estuvo de acuerdo con ofrecer dinero a Arocena y a "Omega 7″ a cambio del secuestro y asesinato de Fuentes, es decir se conspiró para asesinar. Continuó Tabak, en ese mismo período Arocena conspiró para extorsionar y provocar un incendio premeditado al automóvil del ciudadano Hugo Romero a cambio de dinero de un traficante de drogas y además se complotó para extorsionar a Oscar Darío a cambio de dinero de capo mafioso; igualmente se confabuló para el asesinato de Raymond Vanyo según un contrato verbal con un individuo que acordó entregar dinero a Arocena y a "Omega 7″ a cambio de dicho asesinato, que no llegó a su final. Para todos estos hechos y otros, el terrorista y asesino suministró armas y silenciadores no registrados a traficantes de drogas. Era un proveedor.

Tabak completó la lectura con delitos aparentemente de menor cuantía, como que el 1ro de septiembre de 1982, Arocena había obstruido la justicia; cometido el 2 de septiembre de 1982 perjurio ante el Tribunal de Acusaciones en Manhattan durante la investigación de delitos cometidos por hombres de  "Omega 7″, bajo su mando. Relacionó además otros actos de terror cometidos por la organización terrorista hasta 1983, bajo la conducción del este malhechor.

Este es el "pobre disidente" por quien doblan las campanas los congresistas norteamericanos de origen cubano, que claman por su liberación, para reintegrarlo a la mafia contrarrevolucionaria, para que siga delinquiendo en el hampa con la tolerancia habitual de las autoridades norteamericanas.

Continuará…

*Derechos que son leídos por las autoridades en el momento del acto de detención y que capacita al detenido. El no hacerlo puede inhabilitar actos posteriores.

Fuente: Cubadebate

Para enviar comentarios acerca de este artículo haga clic aquí

ir a titulares


Estos textos pueden ser reproducidas libremente (siempre que sea con fines no comerciales) y se cite la fuente.
Las opiniones del Autor no tienen que coincidir necesariamente con las del Consejo Editorial del Boletín.

Si no desea seguir recibiendo este boletín haga click aquí

Cubarte, 2008.

 

 

Se certificó que el correo entrante no contiene virus.
Comprobada por AVG - www.avg.es
Versión: 9.0.927 / Base de datos de virus: 271.1.1/4179 - Fecha de la versión: 02/01/12 04:46:00