jueves, 2 de febrero de 2012

Madrid homeless cubanos Zapatero y Rajoy heredero Museo Che

en El Imparcial:

"Fuimos desterrados de Cuba y ahora vivimos en las calles de Madrid"

Sabina Martín Gómez es hermana de Carlos Martín Gómez, uno de los 37 presos de conciencia cubanos que entre 2010 y 2011, llegaron junto con sus familiares a España en una especie de acuerdo humanitario entre el régimen de Raúl Castro y el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero. Pero la vida de esta Dama de Blanco y de los suyos dista mucho de mejorar. Las ayudas prometidas nunca terminaron de llegar, lo que le obligó a convertir las puertas de la sede del Ministerio de Exteriores y de Cooperación, en la calle Atocha, en su casa.

Texto y fotografía: Sabrina Gelman B.

01-02-2012

 

 

Muy cerca de la Plaza Mayor, exactamente a las afueras de la sede del Ministerio de Exteriores y de Cooperación de España, varias banderas cubanas se elevan en un montículo de sillas, colchones y mantas. Es el improvisado "hogar" de los siete miembros de la familia de Sabina Martín Gómez, una Dama de Blanco y activista del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba, que llegó hace poco menos de un año a España, junto a su hermano, Carlos Martín Gómez. Uno de los 37 presos políticos que el régimen de Raúl Castro excarceló y que el gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero se comprometió a acoger.

"Fuimos desterrados de Cuba y ahora vivimos en las calles de Madrid", reflexiona Sabina mientras le echa un vistazo a su madre de 71 años y le pide a su hija de 14 que lave el arroz para la cena. "Acá estamos tratando de resolver nuestra situación. Ya son seis meses en la calle, exigiendo que se cumpla lo pactado entre el Gobierno socialista y la dictadura de los Castro".

¿Bajo qué condiciones los trajeron a España?

Es importante aclarar a que la hora de salir de Cuba a nosotros nos atendieron altos funcionarios del gobierno español. Lo mismo ocurrió cuando llegamos el 18 de marzo a Barajas; fuimos recibidos por funcionarios de Moratinos y Zapatero que nos prometieron que nos darían un piso, la posibilidad de reincorporarnos a la vida laboral y social y que nos entregarían los documentos de asilados políticos. Como ves nada de eso ha sucedido. Tenemos los papeles, pero no una casa, ni trabajo, ni las ayudas prometidas. Nosotros estamos acá con las mejores intenciones y muchas ganas de trabajar, pero te imaginarás qué nos quedará a nosotros si hay más cinco millones de desempleados en este país y los españoles la están pasando mal.

¿Qué les llevó a convertirse en una familia "sin techo" en las puertas del Ministerio de Exteriores?

A nuestra llegada fuimos hospedados por mes y medio en el Hostal Welcome y de allí nos trasladaron a la provincia de Málaga, en donde nos alojaron en un centro de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), en calle Ollería 31. Ahí permanecimos durante tres meses y medio, donde vivimos en condiciones infrahumanas junto con personas de otras nacionalidades como marroquíes, salvadoreños o africanos.

Ante ciertas irregularidades que sucedieron y de las que fuimos testigos, decidimos protestar con una huelga de hambre para exigir un trato digno y justo que nos duró sólo ocho días porque fuimos echados a la calle. El director del centro nos acusó de agresión, de introducir bebidas alcohólicas al centro y de exhibir armas blancas; si eso fuera cierto ¿por qué no puso la denuncia?

¿Ustedes son los únicos en esta situación?

No, hay otras 17 familias cubanas que han quedado fuera de los programas de ayudas que se nos prometieron. De los 250 cubanos que llegaron con el acuerdo de Miguel Ángel Moratinos y el Arsobispo de La Habana, Jaime Ortega, muchos están ubicados en sus pisos, sobre todo los del Grupo de los 75 que fueron los primeros en llegar. A los que llegamos de último, nos han dicho que se había acabado el presupuesto para realojarnos.

Es importante recordar que nosotros estamos aquí porque la Unión Europea dio un presupuesto para ayudar a todas las familias de los presos de conciencia, sin excepción. De hecho nos iban a acoger otros países de la UE pero Moratinos quiso traer a todos los presos aquí a España, algo que le agradecemos a este país, ya que nos ha acogido en su seno, pero no porque el gobierno de Zapatero fuera el que diera ese dinero para ello.

¿Alguien del gobierno ha manifestado algún interés por vuestra situación?

Hasta el momento nada. Ya llevamos seis meses y unos días frente a la sede del Ministerio esperando bajo el sol, la lluvia o el frío a que nos escuchen. Los momentos más difíciles de nuestras vidas lo estamos tirando aquí en las calles de Madrid. ¿Por qué? Porque la única respuesta que hemos tenido del gobierno socialista y de Exteriores es el silencio. Confiamos que con el nuevo gobierno las cosas mejoren.

¿Se han intentado comunicar con el Ejecutivo de Mariano Rajoy?

Pues le hemos enviado una carta a su gobierno que según nuestra abogada,- a la que Dios nos puso en el camino y a la que agradecemos por ayudarnos y hacerse cargo de esta familia-, ya tiene respuesta. Casualmente me llamó hace un rato para comentarme esto, pero hasta que no nos reunamos con ella no sabremos nada en concreto. Sin embargo, tengo la certeza de que el Ejecutivo de Rajoy nos va a resolver nuestro problema de alguna forma u otra.

¿Han considerado mudarse de país o ir a los EEUU como han hecho algunos de los presos de conciencia que vinieron con ustedes?

Bueno en cuanto a una ida a los EEUU no depende de nosotros. Tenemos a la congresista cubana-americana Ileana Ros-Lehtinen, quien está abogando por nuestra situación ante la embajada estadounidense en España. Pero a diferencia de algunos de nuestros compatriotas, nosotros no tenemos familia allí.

¿Qué balance hace de estos seis meses?

Todo este tiempo que hemos vivido en las calles de Madrid nunca lo vamos a poder olvidar. Hemos pasado momentos muy difíciles y con el agradecimiento a todas aquellas personas que de alguna forma o de otra nos han brindado su ayuda, nos han traído una manta, nos han dado de comer y nos han ayudado económicamente en lo que han podido. Nos sacaron de nuestro techo y ahora nos encontrarnos con esto, sin la esperanza de poder volver a nuestra tierra, ya que a esa dictadura no podremos regresar jamás.

 

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Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario. CHE