martes, 1 de julio de 2014
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AGENCIA DE NOTICIAS PRENSA ECUMENICA
Marcha del Silencio en Uruguay.
En Memoria De Ellos Y De Quienes Aún No Encontramos.
Por Pastor Adolfo Tomé.
Coordinador Pastoral de Servicio y Testimonio.
Iglesia Metodista en el Uruguay.
Este 20 de mayo una marcha se realizará nuevamente en memoria de quienes fueron secuestrados, torturados y asesinados en tiempos de dictadura, y por quienes aún hoy no hemos encontrado.
Es tiempo de reflexión en nuestras comunidades de fe : sobre el valor de la vida de cada persona sin excepción ; es tiempo de oración para que por todos los medios posibles se conozca la verdad sobre quienes aún están desaparecidos y mientras la espera se produce la consolación esté presente en estas familias; es tiempo de seguir manteniendo nuestra voz denunciando estas y otras atrocidades que atentan contra la Vida Digna en nuestro país.
Es hora de recordar el ministerio de Jesús de Nazareth y su memoria que se entrelaza con las vivencias de un tejido social que necesita ser sanado y recuperar la esperanza y la alegría por haber encontrado la Verdad.
También la relectura de textos de lo acontecido nos ayuda en este proceso personal y comunitario al cual les estamos invitando, transcribimos palabras del periodista Roger Rodríguez:
“El 22 de mayo de 1976 los médicos forenses Osvaldo Arroyo y Mario Sebastián Rosenfeld enviaron los resultados de las autopsias de cuatro personas que aún no habían sido identificadas, al juez federal de 1er. Turno, doctor Eduardo Marquardt. Habían sido torturadas y rematadas de un balazo.
La descripción de los médicos era escalofriante. "Excoriaciones apergaminadas y contusiones, y en todas las regiones corporales", lesiones torácicas, desgarros internos, hematomas en piernas y brazos... según las autopsias Nº 1.181, 1.182, 1.183 y 1.184, referentes al "Homicidio 79" de Capital Federal.
A uno de ellos la bala le fracturó el cráneo, al otro, le ingresó por detrás del oído; el tercero tenía al menos dos orificios de bala; y el cuarto cuerpo, perteneciente a una mujer, había recibido el balazo en la segunda vértebra dorsal. Tenían marcas de ataduras o esposas.
Los cuerpos habían sido hallados un día antes en un automóvil particular, abandonado en la intersección de las avenidas Perito Moreno y Richieri. Uno de los cuerpos se encontraba en el asiento trasero, los otros tres habían sido amontonados en la valija del coche Torino, robado horas antes.
Poco después del hallazgo del vehículo se había confirmado la identidad de las cuatro personas asesinadas: eran los ciudadanos uruguayos Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, William Whitelaw, y Rosario Barredo. Los primeros habían sido secuestrados sólo 24 horas antes de sus hogares.”
Prosigamos día a día sin olvidar nuestra historia como pueblo uruguayo y como Iglesia Metodista que es parte del mismo; cada vez que se realice esta marcha: el silencio y las velas encendidas -sea un día de cielo estrellado o de viento y lluvia- permita a las nuevas generaciones observar que marchamos porque la memoria de cada pueblo es algo valioso y nunca puede perderse ni diluirse, y siempre existirán uruguayas y uruguayos , pocos o muchos que guardarán la memoria de la defensa de la Vida Digna y Abundante por la cual Jesucristo a través de la palabra hecha acción lucho en el tiempo que habitó en medio de este mundo.
Estamos muy cerca de Pentecostés la Fiesta del Espíritu Santo, Fiesta de la Nueva Liberación, hacemos nuestras las sabias palabras de una mujer, madre y luchadora incansable, Luisa Cuesta : “Aunque se sepa toda la verdad y se llegue a la justicia, las marchas deben seguirse haciendo para que las generaciones futuras sepan lo que pasó en este país”
Para finalizar vale leer nuevamente este poema de nuestro hermano metodista argentino Obispo Federico Pagura:
PLANTARE UN CASTAÑO
Plantaré un castaño
donde ellos sembraron
semillas de muertes,
con riego de engaños.
Plantaré un castaño
en memoria viva
de los que murieron,
pero nunca en vano.
Plantaré un castaño,
que flores y frutos
nos dé en este suelo,
por años de años.
Plantaré un castaño,
que así la memoria
nos mantenga activa,
invierno y verano.
Plantaré un castaño
que a cielos y tierra
extienda sus ramas,
por sol y por llanto.
Plantaré un castaño
que así nos anime,
de niños a viejos,
a seguir luchando.
Por un mundo nuevo
de paz y justicia,
por el que son miles
los que se inmolaron.
Por el que nosotros,
los sobrevivientes,
a luchar unidos
estamos llamados.
Y será testigo
de nuestros esfuerzos,
si firmes seguimos
y no nos cansamos.
Y será testigo
de un país más justo,
más noble y fraterno,
si juntos marchamos.
Tomando la antorcha
que aqui nos legaron
esposas y padres,
amigas y hermanos.
Y Dios desde el cielo
gozará mirando
que a una nueva tierra
vamos arribando.
Que viene de arriba,
que brota de abajo:
de su amor inmenso
y de nuestras manos.
Y de nuestra sangre
y de nuestro llanto,
¡como los que hoy nutren
a nuestro castaño!
¡Que el Dios de la Vida nos cuide y guíe en todo tiempo! + (PE)
09/05/20 - PreNot 8142
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