Especial 39 páginas.1928-1967. Che.
Casa virtual de poesía y literaturas.
suscripción gratuita. Lanusei, Italia.
Dirección: Gabriel Impaglione. Octubre 8. 2005.
impaglioneg@yahoo.es/ http://isla_negra.zoomblog.com/
Una corriente libertaria de viento inexorable
desanda el mundo con sus tres campanas.
Cuánta metralla fusil misil a cuenta
de las mil y una muertes imposibles.
En vano cuánto tirano filo mordedura
sobre la esencia de sus tres letras infinitas.
De Letrario de Utópolis, Gabriel Impaglione.
Carlos Puebla
Hasta siempre Comandante
Aprendimos a quererte
desde la histórica altura
donde el sol de tu bravura
le puso un cerco a la muerte.
Aquí se queda la clara,
la entrañable transparencia,
de tu querida presencia
Comandante Che Guevara.
Tu mano gloriosa y fuerte
sobre la historia dispara
cuando todo Santa Clara
se despierta para verte.
Aquí se queda la clara,
la entrañable transparencia,
de tu querida presencia
Comandante Che Guevara.
Vienes quemando la brisa
con soles de primavera
para plantar la bandera
con la luz de tu sonrisa.
Aquí se queda la clara,
la entrañable transparencia,
de tu querida presencia
Comandante Che Guevara.
Tu amor revolucionario
te conduce a nueva empresa
donde esperan la firmeza
de tu brazo libertario.
Aquí se queda la clara,
la entrañable transparencia,
de tu querida presencia
Comandante Che Guevara.
Seguiremos adelante
como junto a ti seguimos
y con Fidel te decimos:
hasta siempre Comandante.
Aquí se queda la clara,
la entrañable transparencia,
de tu querida presencia
Comandante Che Guevara.
Mario Benedetti
Uruguay
Consternados, rabiosos
Así estamos, consternados, rabiosos. Aunque esta muerte sea uno de los absurdos previsibles. Da vergüenza mirar los cuadros, los sillones, las alfombras. Sacar una botella del refrigerador. Teclear las tres letras mundiales de tu nombre en la rígida máquina que nunca, nunca, estuvo con la cinta tan pálida. Vergüenza tener frío y arrimarse a la estufa como siempre. Tener hambre y comer, esa cosa tan simple. Abrir el tocadiscos y escuchar en silencio sobre todo si es un cuarteto de Mozart. Da vergüenza el confort y el asma da vergüenza. Cuando tú, Comandante, estás cayendo, ametrallado, fabuloso, nítido, eres nuestra conciencia acribillada. Dicen que te quemaron. Con qué fuego van a quemar las buenas, buenas nuevas. La irascible ternura que trajiste y llevaste con tu tos, con tu barro. Dicen que incineraron toda tu vocación, menos un dedo. Basta para mostrarnos el camino, para acusar al monstruo y sus tizones, para apretar de nuevo los gatillos. Así estamos, consternados, rabiosos. Claro que con el tiempo la plomiza consternación se nos irá pasando. La rabia quedará, se hará más limpia. Estás muerto, estás vivo, estás cayendo, estás nube, estás lluvia, estás estrella. Donde estés si es que estás, si estás llegando, aprovecha por fin a respirar tranquilo, a llenarte de cielo los pulmones. Donde estés, si es que estás, si estás llegando, será una pena que no exista Dios, pero habrá otros, claro que habrá otros, dignos de recibirte, Comandante.
Víctor Jara
Chile
Zamba al "Che"
Vengo cantando esta zamba
con redoble libertario,
mataron al guerrillero
Che comandante Guevara.
Selvas, pampas y montañas
patria o muerte su destino.
Que los derechos humanos
los violan en tantas partes,
en América Latina
domingo, lunes y martes.
Nos imponen militares
para sojuzgar los pueblos,
dictadores, asesinos,
gorilas y generales.
Explotan al campesino
al minero y al obrero,
cuanto dolor su destino,
hambre miseria y dolor.
Bolívar le dió el camino
y Guevara lo siguió:
liberar a nuestro pueblo
del dominio explotador.
A Cuba le dió la gloria
de la nación liberada.
Bolivia también le llora
su vida sacrificada.
San Ernesto de La Higuera
le llaman los campesinos,
selvas, pampas y montañas,
patria o muerte su destino.
Marcos Rodríguez-Frese
Puerto Rico
Lo necesario
Uno se encuentra, a veces,
solo entre sus costillas y solo
entre toda la gente, hundida
la ternura al fondo de los poros. Toma
un libro de paz, una revista, recién
llegado amor. La desnuda
como partir el pan, y se va por su piel
bebiendo luces, palabras de una voz luminosa,
desconocida y nuestra, sin embargo.
Recuerdas el poema que quisiste
escribir entre agrios buches, cuando
Fidel dijo: Es dolorosa-
mente cierta la muerte. Y lo dejaste
a medidas con tus convencimientos
de amargura. Hoy lo tomas como
a un vaso que arde, lo llevas a tu boca,
y se te sale el corazón. Por esa herida,
sangra contra el viento inundado
de impurezas. Cuando acabes la sal
y el aceite que te llenan, sabe
que va el amor haciendo huella y lo más
necesario es pisar adelante
con todo lo que tienes. Para aprender, al menos,
a escribir, igual que en el principio,
diciendo así y llorando,
si es preciso: A,
como en ahora y en abrazo; B,
como en batalla y en bandera; C,
como en compañero y comandante,
y en el idioma antiguo de los heroes: Ch,
como en Che. Así seguido.
De Todo el hombre
Marcos Rodríguez-Frese
Puerto Rico
Nos vemos en la aurora
¿PARA qué ahora la muerte apacible,
esta lágrima que cae de cansancio,
cuando te has muerto de victorias
descubriendo los días retrasados
y vertiendo la sangre que nos marcara el rastro_
(Gracias a este dolor,
el privilegio de llamarte
compañero.)
Comandante Guevara,
no se duerma,
no se diga ya más los buenos días.
Mejor, callar y echarse a cuestas tu sepulcro,
presente en cada mano,
hasta que el pueblo diga
compañero, sin temores, y rompa
la muerte con medallas que te arrebató el aire.
No hay que decir qué hiciste,
qué forjaste. Lo intuye, lo celebra
hasta la hormiga indócil que besa tu descanso.
Sólo nos falta
hallar el mapa del amor
que tú sabías de memoria.
Por eso y hacia allá,
te digo y busco,
te abrazo, te agradezco
en nombre del tendido que tu caída levanta:
¡compañero, nos vemos en la aurora!
Más pronto, porque estás
voluntario incesante.
¡Que esto no es elegía!
De Todo el hombre:
Nicolás Guillén
Cuba
Che Comandante
No porque hayas caído
tu luz es menos alta.
Un caballo de fuego
sostiene tu escultura guerrillera
entre el viento y las nubes de la Sierra.
No por callado eres silencio.
Y no porque te quemen,
porque te disimulen bajo tierra,
porque te escondan
en cementerio, bosques, páramos,
van a impedir que te encontremos
Che Comandante,
amigo.
Con sus dientes de júbilo
Norteamérica ríe. Más de pronto
revuélvese en su lecho
de dólares. Se le cuaja
la risa en una máscara,
y tu gran cuerpo de metal
sube, se disemina
en las guerrillas, como tábanos,
y tu ancho nombre herido por soldados
ilumina la noche americana
como una estrella súbita, caída
en medio de una orgía.
Tú lo sabias, Guevara,
pero no lo dijiste por modestia,
por no hablar de ti mismo.
Che Comandante, amigo.
Estás en todas partes. En el indio
hecho de sueño y cobre. Y en el negro
revuelto en espumosa muchedumbre,
y en el ser petrolero y salitrero,
y en el terrible desamparo
de la banana, y en la gran pampa de las pieles,
y en el azúcar y en la sal y en los cafetos,
tú, móvil estatua de tu sangre como te derribaron,
vivo, como no te querían,
Che Comandante,
amigo.
Cuba te sabe de memoria. Rostro
de barbas que clarean. Y marfil
y aceituna en la piel de santo joven.
Firme la voz que ordena sin mandar,
que manda compañera, ordena amiga,
tierna y dura de jefe camarada.
Te vemos cada día ministro,
cada día soldado, cada día
gente llana y difícil
cada día.
Y puro como un niño
o como un hombre puro,
Che Comandante,
amigo.
Pasas en tu descolorido, roto, agujereado
traje de campaña.
El de la selva, como antes
fue el de la Sierra. Semidesnudo
el poderoso pecho de fusil y palabra,
de ardiente vendaval y lenta rosa.
No hay descanso.
¡Salud Guevara!
O mejor todavía desde el hondón americano:
Espéranos. Partiremos contigo. Queremos
morir para vivir como tú has muerto,
para vivir como tú vives,
Che Comandante,
amigo.
Luis Alfredo Duarte Herrera
Austria
El anti mito
Comandante Guevara
no eres un mito ni una leyenda
ni un ídolo ni un dios
no estamos tan sedientos
para beber aguas tan turbias
esa imagen
que enemigos y vividores
obsequian por doquier
a perezosos y desertores
resignados o ignorantes
vencidos o incapaces
no nos pertenece comandante
Porque fuiste y sigues siendo
sólo un hombre
porque tu comprensión del mundo
la historia los problemas
y la práxis
es de lo más elemental
si proviene de una criatura
verdaderamente libre
porque tu reacción fue la más honesta
la más simple la más lógica
no dejarte encadenar
y liberarte liberando
Ni mito ni leyenda,
ni ídolo ni dios
no puedes convertirte de repente
en todo aquello
contra lo cual luchaste
además
no estamos tan locos
para regalarte en exclusiva
el deseo de libertad de justicia
el privilegio de la lucha
el ansia de ser cada día mejores
de transformarse transformando
o
para decirlo en tus palabras
de ser revolucionarios ...
Walkala
Leonel Rugama
Nicaragua
El "Che"
“Ni un tanque
ni una bomba de hidrógeno
ni todas las bolitas del mundo”
lucha en todas partes
y en todas partes
florecen las higueras
del río bajan montones de guerrilleros
en Higueras del Río dicen que lo mataron
“CHE” comandante
nosotros somos el camino
y vos el caminante.
José Leonel Rugama Rugama nació el 27 de marzo de 1949 en el Valle de Matapalos, Estelí. Murió el 15 de Enero combatiendo contra la guardia somosista
Silvio Rodríguez
Cuba
Hombre
De quererte cantar sufro disnea
bastante más allá de los pulmones.
Tu sombra brilla hoy en la pelea
mayor de la conciencia y las razones.
Por ti canto de pecho,
como el sueño en que giro
y leve, como aún respiro.
Por ti adelanto trecho
a lo que falta en tono
y canto lo que no perdono.
Hombre, hombre y amigo,
aún queda para estar contigo.
Hombre, hombre sin templo
desciende a mi ciudad tu ejemplo.
Supiste cabalgar contra quien odia
desde su torre de odio y exterminio,
pero, en mi parecer, te dio más gloria
el alma que tallaste a tu dominio.
La medicina escasa,
la más insuficiente
es la de remediar la mente.
Y la locura pasa
risueña cuando engaña,
cual odio de la propia entraña.
Hombre sin apellido,
un poco de piedad te pido:
hombre, ay, todavía,
que un tanto más allá está el día.
De la melena inculta a la calvicie,
del número inicial a lo incontable,
desde la tumba hasta la superficie,
tras breve veinte tan multiplicable
me llega un canto alado
de fiebres de la infancia,
me brota la invención del ansia
y entero y mutilado,
furiosamente a besos,
te doy mi corazón travieso:
Hombre, hombre sin muerte,
la noche respiró tu suerte,
hombre de buen destino,
y hay luces puestas en camino.
Y si todos fuéramos capaces de unirnos, para que
nuestros golpes fueran más sólidos y certeros,
para que la ayuda de todo tipo
a los pueblos en lucha
fuera aún más efectiva,
¡qué grande sería el futuro, y qué cercano!
Carta de Julio Cortázar tras la muerte del Che
París, 29 de octubre de 1967
Roberto, Adelaida, mis muy queridos:
Anoche volví a París desde Argel. Solo ahora, en mi casa, soy capaz de escribirles coherentemente; allá, metido en un mundo donde sólo contaba el trabajo, dejé irse los días como en una pesadilla, comprando periódico tras periódico, sin querer convencerme, mirando esas fotos que todos hemos mirado, leyendo los mismos cables y entrando hora a hora en la más dura de las aceptaciones. Entonces me llegó telefónicamente tu mensaje, Roberto, y entregué ese texto que debiste recibir y que vuelvo a enviarte aquí por si hay tiempo de que lo veas otra vez antes de que se imprima, pues sé lo que son los mecanismos del télex y lo que pasa con las palabras y las frases. Quiero decirte esto: no sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy, no seré nunca el escritor profesional listo a producir lo que se espera de él, lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La verdad es que la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes, una especie de refugio, de disimulo casi, la sustitución de lo insustituible. El Che ha muerto y a mí no me queda más que silencio, hasta quién sabe cuándo; si te envié este texto fue porque eras tú quien me lo pedía, y porque sé cuánto querías al Che y lo que él significaba para ti. Aquí en París encontré un cable de Lisandro Otero pidiéndome ciento cincuenta palabras para Cuba. Así, ciento cincuenta palabras, como sin uno pudiera sacarse las palabras del bolsillo como monedas. No creo que pueda escribirlas, estoy vacío y seco, y caería en la retórica. Y eso no, sobre todo eso no. Lisandro me perdonará mi silencio, o lo entenderá mal, no me importa; en todo caso tu sabrás lo que siento. Mira, allá en Argel, rodeado de imbéciles burócratas, en una oficina donde se seguía con la rutina de siempre, me encerré una y otra vez en el baño para llorar; había que estar en un baño, comprendes, para estar solo, para poder desahogarse sin violar las sacrosantas reglas del buen vivir en una organización internacional. Y todo esto que te cuento también me averguenza porque hablo de mí, la eterna primera persona del singular, y en cambio me siento incapaz de decir nada de él. Me callo entonces. Recibiste, espero, el cable que te envié antes de tu mensaje. Era mi única manera de abrazarte, a ti y a Adelaida, a todos los amigos de la Casa. Y para ti también es esto, lo único que fui capaz de hacer en esas primeras horas, esto que nació como un poema y que quiero que tengas y que guardes para que estemos más juntos.
Che
Yo tuve un hermano.
No nos virnos nunca
pero no importaba.
Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.
No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.
Ya nos escribiremos. Abraza mucho a Adelaida. Hasta siempre, Julio
Tomado de: Literatura.org, enviado por Iris desde la hermosa Neuquen,Argentina-
Julio Cortázar
Fragmento de Ándele
Así era el Che con sus poemas de bolsillo,
su Jack London llenándole el vivac
de buscadores de oro y esquimales,
y eran también así
los muchachos nocturnos que en La Habana
me pidieron hablar, Marcia Leiseca
llevándome en la sombra hasta un balcón
donde dos o tres manos apretaron la mía
y bocas invisibles me dijeron amigo,
cuando allá donde estamos nos dan tregua,
nos hacen bien tus cuentos de cronopios,
nomás queriamos decírtelo, hasta pronto—
Mario Benedetti
Uruguay
Che
Lo han cubierto de afiches / de pancartas
de voces en los muros
de agravios retroactivos
de honores a destiempo
lo han transformado en pieza de consumo
en memoria trivial
en ayer sin retorno
en rabia enmbalsamada
han decidido usarlo como epilogo
como ultima thule de la inocencia vana
como anejo arquetipo de santo o satanas
y quizas han resuelto que la unica forma
de desprenderse de El
o dejarlo al garete
es vaciarlo de lumbre
convertirlo en un heroe
de marmol o de yeso
y por lo tanto inmovil
o mejor como mito
o silueta o fantasma
del pasado pisado
sin embargo los ojos incerrables del che
miran como si no pudieran no mirar
asombrados tal vez de que el mundo no entienda
que treinta anos despues siga bregando
dulce y tenaz por la dicha del hombre.
No hay más cambios que hacer; o revolución socialista
o caricatura de revolución.
Thomas Merton
monje trapense norteamericano
Letters to Che:
Canto bilingüe
Te escribo cartas, Che,
En la sazón de lluvias
Envenenadas.
They came without faces
Found you with eyeless rays
The tin grasshoppers
With five-cornered magic
Wanting to feed you
To the man-eating computer
Te escribo cartas , Guerrero,
Vestido de hojas y lunas
But you won and became
The rarest jungle tree
A lost leopard
Out of metal’s way
Te escribo cartas
Hermano invisible
Gato de la noche lejana
Cat of far nights
Whisper of a Bolivian kettle
Cry
Of an Inca hill
Te escribo cartas, Niño
De la música callada.
(Tomado de poemas al Che, Ed. Instituto del Libro, la Habana, Cuba, 1969. Enviado por Iris, neuquen.)
Juan Gelman
Argentina
Pensamientos
Soy de un país donde hace poco Carlos Molina
uruguayo anarquista y payador
fue detenido
en Bahía Blanca al sur del sur
frente al inmenso mar como se dice
fue detenido por la policía
Carlos Molina estaba
cantando hilando coplas
sobre el océano enorme los viajes
los monstruos del océano enorme
o coplas por ejemplo
sobre el caballo que se acuesta en la pampa
o sobre el cielo un suponer Carlos Molina
cantaba como siempre bellezas y dolores cuando
de pronto el Che empezó a vivir a morir en su guitarra
y así la policía lo detuvo
soy de un país donde se llora por el Che o en todo caso
se canta por el Che y
algunos están contentos con su muerte
"vieron" dicen "estaba equivocado la cosa no es así"
dicen y cómo carajo será la cosa no lo dicen o
prefieren recitar viejos versículos o
indicar señalar aconsejar mientras
los demás callan
miran al aire con los ojos perdidos
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
soy de un país donde costó creer que se moría y muchos
un servidor entre otros
se consolaba así:
"pero si él dice no hay que
pelear hasta morir hay que
pelear hasta vencer entonces no está muerto"
otros lloraban demasiado como quien
ha perdido a su padre y yo creo
que él no es nuestro padre y
con todo respeto creo que
está mal llorarlo así
soy de un país donde los enemigos no
pudieron depositar un solo insulto una sola
suciedad una sola pequeña porquería
sobre él y hasta algunos
lamentaron su muerte no
por bondad o humanidad o piedad
sino porque esos viejos perros
o muertos con permiso sintieron por fin un enemigo que
valía la pena
que un rayo de peligro
entraba en escena y entonces
iban a poder morir en serio
a manos o a balas de verdad "y no
en brazos de esta especie de disolución
en que nos vamos disolviendo" como
dijo uno de grande apellido
soy de un país donde sucedieron o suceden
todas estas cosas y aún otras
como traiciones y maldades en excesiva cantidad
y el pueblo sufre y está ciego y naides
lo defiende y sólo
el Che se puso de pie para eso
pero ahora
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
soy de un país complicadísimo
latinoeruocosmopoliurbano
criollojudipolacogalleguisitanoira
según dicen los textos y los textos que dicen
pues dicen y como dicen
así será la historia pero yo
les aseguro que no es cierto
de este país de fantasía
se fue Guevara una mañana y
otra mañana volvió y siempre
ha de volver a este país aunque no sea más que
para mirarnos un poco un gran poquito y
¿quién se habrá de aguantar?
¿quién habrá de aguantarle la mirada?
pero ahora nomás
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
pregunto yo
¿quién habrá de aguantarle la mirada?
¿ustedes momias del partido comunista argentino?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes izquierdistas que sí que no?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes dueños de la verdad revelada?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes que miraron a China sin entender que
mirar a China en realidad
era mirar nuestro país?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes pequeñitos
teóricos del fuego por correo partidarios
de la violencia por teléfono o
del movimiento de masas metafísico?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes sacerdotes del foquismo y más nada?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes miembros del club
de grandes culos sentados en "lo real"?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes los que escupen
sobre la vida sin
advertir que en realidad están
escupiendo contra el gran viento de la historia?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes que no creen en la magia?
ustedes lo dejaron caer
soy de un país donde al comandante Guevara
lo dejaron caer:
los militares los curas los homeópatas
los martilleros públicos
los refugiados españoles masoquistas judíos
los patrones y
los obreros también por ahora
"qué hombre qué hombrazo" sin embargo
me dijo a mí un obrero pedro
se llamaba se llama tiene
mujer que no recibe
hijitos por nacer y el pedro
me decía "qué hombre qué hombrazo cómo
lo quiero" decía el albañil pensando
en su madre una puta
famosa en toda Córdoba y madre
de siete hijos que crió con amor
Pedro ya con mayúscula
¡cómo saludo tu rencor
cómo te beso al pie de tus fracasos!
"qué pelotas" me dijo Pedro un día hablándome del Che
de ciertos adminículos que hierven
bajo la paz conjetural
de este país cosmopolita
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
yo estoy escribiendo esto
porque la Casa de las Américas de Cuba
institución muy respetable
ha resuelto publicar un número especial
de su revista dedicado
a testimonios sobre el Che
ahora que lo han muerto
según dicen y Roberto
Fernández Retamar íntimo mío pero más
pedazo mío que anda por ahí
por el Caribe formidable y fosforescente y amatorio y conspicuo
Roberto como dije
ha creído necesario que yo
escriba algo sobre esto o tal vez algún otro
creyó que así debía ser y pidió
artículos poemas etcétera a
colaboradores que
se sentirán más miserables todavía
si eso fuera posible si eso
fuera posible en realidad
soy de un país donde te hago caso
Roberto pero
decime o dime por favor
¿qué me pedís o pides?
¿qué escriba realmente?
te doy noticias de mi corazón nada más
¿alguno sabe en realidad
cuáles son las noticias de mi corazón?
¿alguno cree o creerá que me he negado a llorar excepto
con mi mujer o con tigo Roberto ahora
que narro estas cuestiones
y sé que la tristeza como un perro
siempre siguió a los hombres molestándolos?
soy de un país donde es necesario
no amar sino matar
a la melancolía y donde
no hay que confundir
el Che con la tristeza
o como dijo Fierro
hinchazón con gordura
soy de un país donde yo mismo lo dejé caer
y quién pagará esa cuenta quién
pero
lo serio es que en verdad
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice bello
con piedras bajo el brazo
soy de un país donde ahora
Guevara ha de sufrir otras muertes
cada cual resolverá su muerte ahora:
el que se alegró ya es polvo miserable
el que lloró que reflexione
el que olvidó que olvide o que recuerde
y aquél que recordó sólo tiene derecho a recordar
el comandante Guevara entró a la muerte por su
cuenta pero ustedes
¿qué habrán de hacer con esa muerte?
pequeños míos ¿qué?
(como nadie se salva
entre paréntesis quiero
no por noción de estupideces posiblemente a mí
referidas
tampoco por piedad o
mera precaución
esas carnes podridas que no pueden
rezar a mediodía
quiero como repito
repetir una historia que no todos conocen y
de la cual hay algunos que
desconfían:
el poeta que escribe su poema
dejando en él la maravilla de
la vida y la muerte del comandante Guevara
ese porteño cordobés de mirada jodida
como de dios como de dioses
sorprendidos en medio de su milagro su
bota podrida por la selva del mundo
quiero decir que este poema o cosa
de la que hay que desconfiar
en la que hay que creer
no se termina en estas páginas
amable lector le ruego
que siga las noticias de los diarios
de la sip y la sap -Sección Angustia
Perimida por ejemplo o
Son Ángeles Potentes o Sobran Algunos
Policías- ruégole gran lector
que lea atentamente
líneas de sangre que se escriben cada día en Vietnam
y también en Bolivia qué joder
y también en la Argentina
caro lector yo le ruego que lea)
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
sé pocas cosas sé
que no debo llorar Ernesto sé que
de mí dependés ahora
te puedo sepultar con grandes lágrimas pero
en realidad no puedo
el poeta en realidad
se abstiene de llorar se abstiene
de escribir un poema sea
para la Casa de las Américas sea
para lo que sea el poeta
apenas si lloró en realidad
sigue mirando el mundo sabe
algún día la belleza vendrá
pero no hoy que estás ausente
el poeta
apenas sabe vigilar
che guevara
ahora deseo un gran silencio
que baje sobre mi corazón y lo abrigue
padre Guevara ¿qué será de tus hijos?
¿por qué te fuiste hermoso
sobre caballos de cantar?
¿quién habrá de juntarte otra vez?
Robert Gurney
Inglaterra
El piloto de Spitfire
El estaba junto a la barra
cubierto de polvo
en el City Bar,
Kampala.
Debe haber sido
en 1965.
Entablamos una conversación
mientras tomábamos
un vaso de Nile.
Le pregunté
a qué se dedicaba.
"Piloto de Spitfire
en el Congo".
Escupió polvo
en el suelo.
"¡Es lo que queríamos ser
cuando éramos niños!
"Usted es nuestro héroe,"
le solté.
Dijo que había volado
en La Batalla de la Gran Bretaña,
que había derribado
Junkers y Messerchmidts.
Lo miré
con admiración.
Era de mediana edad
con la cara hinchada.
Me dijo que bombardeaba
a los rebeldes.
Más tarde oí
que el Che Guevara
estaba con ellos.
El mundo estaba
más loco que una cabra,
me pareció.
Podés leer noticias literarias, actividades culturales, convocatorias, además de poesía y artículos de opinión en...
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el blog de la revista isla Negra.
Robert Gurney
Inglaterra
El mirlo
Desde la ventana,
a un metro de mí,
miraba un mirlo
que picoteaba
una bola de musgo
que había caído
del techo
a la mesa del patio.
El timbre sonó:
un paquete de Cipolletti.
Contenía más sorpresas
que la caja de Ilegible
de la película no realizada
de Buñuel y Larrea.
Un boleto
que llevaba estas palabras
de Lacordaire:
"La ciencia se detiene
en la inteligencia;
la belleza llega
hasta el corazón."
Y otro
con éstas
de Goethe:
"En el mundo
no existe alegría
más dignamente sincera
que la de ver
un gran alma
que se la abre a uno".
Había dos artículos:
uno sobre los dieciocho whiskies
que no mataron
a Dylan Thomas
y otro sobre una carta
de Neruda
en la que no atacaba a Juan Larrea.
Bodas
de Albert Camus
y El Hacedor
de Jorge Luis Borges.
Había una foto
de un poeta
parecida
al héroe
del Parque Jurásico
pegada a una tarjeta
de la Biblioteca Popular
Bernardino Rivadavia.
Había un horario
de los colectivos El Valle
con nombres deliciosos
como Pellegrini,
Cutral-Co
y Chivilcoy.
Observaba al mirlo
cuando vi
en el teclado de mi compu
que mi hijo
me había comprado un dvd
The Motorcyce Diaries
del Che Guevara.
Normalmente,
no sé por qué,
los regalos me entristecen.
Tal vez
recibimos cosas
que no queremos.
Pero hoy la tristeza
que amenazaba
fué disipada por la alegría.
Estoy más contento
que el mirlo
que canta
al sol
en el plátano.
Robert Gurney
Inglaterra
Posmodernismo 2
Ayer fui a Watford
con mi hijo James.
Homenajean al Che Guevara
en una noche de música
en el pub Trafik
de Londres
este viernes.
Fuimos a una tienda
que vende uniformes militares
ex-Fuerzas Armadas
Británicas.
En el centro del escaparate
había una camisa.
James la compró
con la gorra y
una chaqueta de guerrillero.
Me pregunté
que pensaría
el Che.
'Postmodernism 1' fue publicado en mi libro Poemas a la Patagonia - (2004)
Pedro Rivera
Décimas al Che
El Che en su paso postrero
-para que América andes-
en el dolor de los Andes
sembró su amor guerrillero;
sembró su grito sincero
y su fusil combativo
y si por duro motivo
sl Che Guevara está muerto
tampoco es ya menos cierto
que entre la tierra está vivo.
América del mendigo
y de la mano extendida
calza su sandalia herida
y su dolor por abrigo.
Octubre que fue testigo
guarda su adiós prisionero
porque entre rejas de acero
para que nadie olvidara
El Comandante Guevara
sembró su amor guerrillero.
El llanto que derramara
y todo el llanto vertido
será en la tierra medido
con el fusil de Guevara.
Porque con la misma vara
conque mide el enemigo
se mide el tiempo y el trigo
en esta tierra que espera
y tiene cumbia por fuera
y su dolor por abrigo.
Sólo por dar sin medida
y dar perdiéndolo todo
el Che Guevara a su modo
para dar perdió la vida.
Mi guitarra agradecida
toca en silencio y no para
Y no para porque para
cantar el llanto y la gesta
América va dispuesta
con el fusil de Guevara.
1972
Vicente Feliú
Cuba
Una canción necesaria
al Che no in memoriam
Tu piel ligada al hueso se perdió en la tierra.
La lágrima, el poema y el recuerdo
están labrando sobre el fuego
el canto de la muerte
con ametralladoras doradas desde ti.
Y aquí a cada noche se busca en tus libros
el propósito justo de toda acción.
Y se abre tu memoria a todo aquel que renace,
pero nunca falta alguien que te alce en un altar
Y haga leyenda tu imagen formadora
y haga imposible el sueño de alcanzarte
y aprenda alguna de tus frases de memoria
para decir: "seré como él", sin conocerte
Y lo pregone sin pudor,
sin sueño, sin amor, sin fe
Y pierdan tus palabras sentido de respeto
hacia el hombre que nace cubierto de tu flor
Algún poeta dijo, y sería lo más justo,
desde hoy nuestro deber es defenderte
de ser Dios.
Horacio Pettinicchi
Argentina
Cuento
El ensordecedor chillido de los monos y el canto de las aves reciben la salida del sol.
En lo alto, la vida estalla en los grandes árboles. Debajo, la densa bruma, húmeda y fría, cubre la impenetrable vegetación.
Un hato de espectros empujan sus almas por la escabrosa senda. Remedo de hombres que van dejando jirones de carne en las espinas del monte.
Sombras tras otra sombra, sombras que se arrastran tras esa otra sombra de jadeante respiración. Espectros tras el espectro impenitente de un hombre que camina en pos de su propia cruz.
Camina el Comandante azuzando con afilada lengua a los despojos que lo siguen; arrastra sus pies, sus pobres pies llagados, malamente envueltos en un trozo de cuero crudo. Camina el Comandante y con él caminan las ánimas de campesinos con el asombro atornillado en los rostros ante la incompresible muerte, con él caminan los fantasmas de sus camaradas ejecutados en aras de la revolución, y el silencioso, el callado reproche de Masetti, que aún le duele.
El miedo, el eterno miedo al fracaso camina con él.
Carga en su mochila el peso de tanta muerte inútil, en su alma pesa el amargo sabor de la soledad. Solo y abandonado, rodeado de sombras, camina en busca de su demorada muerte.
Cada jadeo lo acerca a su derrota final, cada paso lo lleva a su mayor victoria. Pertinaz iconoclasta, el mismo se convertirá en eterno icono.
Hacedor de caminos, va dejando tras de sí amigos, mujeres, hijos, las obscenas maldiciones de los fusilados, y los olores, los entrañable olores de su América bolivariana, el aroma de la menta, el cebiche, del mate de su patria chica y la persistente colonia que usaba su madre.
Tiene sed el Comandante, sed de agua y de la otra, esa otra sed que ya nunca podrá calmar.
Y las voces, voces que lo aturden, eternas voces que no lo abandonan, gritos de súplica, de dolor, lamentos que lo despiertan bañado en sudor, y la risa, la mordaz risa de los dioses que hoy se toman venganza.
Respira mal el Comandante, lo ahoga el esfuerzo de la marcha, lo ahoga la inutilidad del esfuerzo. Él se sabe muerto y no le duele, “para el vencido el paredón”, como tantas veces le gustaba decir. Le duele la incomprensión de ese pueblo sometido, la ignorancia de los hombres, pero más que nada le duele la traición, las infinitas traiciones del sacrosanto Partido y el mezquino interés de viejos camaradas.
Míseras sombras siguiendo a otra sombra, espectros que avanzan en la selva en busca del esperado final, y tras de ellas, acosándolos, cercándoles, incansables pretorianos de verde uniforme.
Callado, velando su propia muerte camina el Comandante.
Se sabe lejos de todo, lejos del desavenido joven de pronta contestación, lejos del adolescente en eterna controversia, con los demás y consigo mismo. Lejos del que ganaba apuestas parando el calzoncillo, lejos de la crisálida de samaritano que parió un combatiente. Lejos, perdido en el polvo de los caminos quedo todo.
El Comandante está ausente, ausente de todo, extranjero hasta de sí mismo, camina en busca del último exilio.
Cansado, hastiado ya de huir, da la orden de alto.
Manada de lobos tras el león herido, la jauría verde los rodea, estallan disparos, insultos, agónicos gritos cubren el lugar. Su arma, por instinto, sigue disparando hasta que herida, a igual que su cuerpo, calla.
Se apoya contra un árbol y se deja estar.
La tierra, esa madre tierra que no fuera comprendida por él, observa indiferente su derrota.
Luego, en el debido marco de una escuelita perdida, dá su definitiva asignatura que lo convertirá en leyenda.
Arrumbado en el suelo, con la espalda apoyada en una pared cansada, jadea. Le falta el aire, siente muertas sus manos atadas a la espalda; las hilachitas de su descolorido uniforme dejan ver las heridas recibidas. Inclina su cabeza y sus ojos, mansos ahora, acarician con amor a sus compañeros muertos desmoronados a sus pies.
En la penumbra del aula ve acercarse el cobrizo rostro del “ranger”, el rostro velado por la gangrena del miedo, sonríe el Comandante, lo ve titubear, vacilar con el arma en la mano, y le grita...
¡Ahora van a ver como muere un hombre, que carajo!...
La ráfaga de disparos acaba con el hombre; el humo de la pólvora, al elevarse, acompaña el nacimiento del mito.
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En las largas y heladas noches de la altiplanicie andina, mientras mastican sus acullicos de coca alrededor de algún fueguito, los campesinos suelen escuchar la historia del hombre alto, de bruna barba, , que viste impecable uniforme verde y luce en su negra boina, una estrella de oro puro que brilla como fanal, jinete-dicen- en briosa mula de negro pelaje. Les arde la sangre a los campesinos cuando oyen del Comandante a el que acuden las victimas de abusos y tropelías. Renace en ellos la llama libertaria al saber del ejército de campesinos y mineros que siguen la estrella de oro que brilla como un fanal. La misma historia con pequeños cambios, es narrada en los socavones mineros, los salitrales chilenos, los arrozales orientales, y en los montes argentinos. Lo cierto es que la mítica estrella del comandante sigue encendida, tan encendida como el sueño eterno de la revolución.
Horacio Pettinicchi
Argentina
Tercer día
Caminaba el hombre acercando el cansancio a su muerte,
muerte, digo, artesanal y propia,
ensayada cada día de su vida.
Dicen que de él hoy nada queda,
solo la estrella dorada,
y las manos mutiladas,
Digo que queda el grito,
el visceral aullido que surge de cada boca acallada,
tapiada,
amordazada,
una y otra vez, y otra también.
Un día lo murieron, y al otro día nomás, sin esperar el tercer día,
ya estaba en las puertas de las fábricas, en las minas, en el monte,
en cada uno de nosotros,
en la puta vida.
Estaba, digo, en cada mano que empuñaba un grito.
Y su voz,
grande y clara, tan clara como Santa Clara,
volverá un día en canto,
canto vivo, como el fuego vivo,
embriagador, como pesado vino,
que ira borrando la ceniza gris de la derrota.
Y en su rostro, de barba enmarañada,
donde brillaban las gotas de una lluvia cálida y vertical,
estará ausente para siembre, la mosca azul.
Vicente Rodriguez Nietzsche
Puerto Rico
Tu rabia,
tu incomprensión
me son hermanas.
Aquí mi palabra
y mi mano
tendida hacia la tuya
para recoger tu cuerpo.
Tu nombre retumba
como tiro en batalla.
Quiebras la realidad
con propósito hacia el hombre
y su esperanza.
El árbol te protege.
La tierra te guarda.
Guerrillero de infancia.
América ilusionada
te da las gracias.
Comandante,
Ernesto Che Guevara,
con su ejemplo
LA VICTORIA QUEDA DECLARADA!
10 de octubre, 1967- 99 aniversario, Grito de Yara.
Vicente Rodriguez Nietzsche
Puerto Rico
Ernesto Guevara
Hoy cumple años El Che.
Su frente es un cometa.
Su rabo constantemente crece.
Es un infinito semillero...
8 de octubre de 1975
Vicente Rodriguez Nietzsche
Puerto Rico
Sigue quemando mentiras...
para- ERNESTO -CHE- GUEVARA
A- Wenceslao Serra Deliz
oigo pasar mariposas
con su vuelo de colores
mirando los ruiseñores
gusto el sabor de las rosas.
querido, Che, con tus cosas
de poeta y guerrillero
en este vivir prefiero
tu fe, tu ejemplo y tu selva
y que a todos nos envuelva
tu música de trovero.
sigues quemando mentiras
mientras nosotros crecemos.
de seguro, venceremos!
a la lucha nos inspiras.
de estrellas serán las liras
como tú la inspiración,
será tu muestra la acción
y tu enseñar nuestra guía.
Guevara, en esta porfía
te ganas el corazón.
ni vivo ni muerto estás.
ni cantando ni callado.
ni parado ni sentado,
caminas por la ciudad.
comandante de verdad,
te dibujan las paredes,
te esperan peces, no redes,
nadando en su libertad
y toda esta actividad
con honores la precedes.
no eres fecha no te cubre
nada de tiempo ni oscuro,
eres contención y muro
a la luz plena de octubre.
agua de mar salubre,
brazo de la luz suprema,
nuestro estandarte y emblema
para la paz conseguir.
no te pueden desunir,
Che Guevara, del poema.
a 23 de septiembre de 1997. en Lares, Puerto Rico.
Víctor Jara
Chile
El aparecido
Abre sendas por los cerros,
deja su huella en el viento,
el águila le da el vuelo
y lo cobija el silencio.
Nunca se quejo del frío,
nunca se quejo del sueño,
el pobre siente su paso
y lo sigue como ciego.
Córrele, córrele, córrela
por aquí, por allí, por allá,
córrele, córrele, córrela,
córrele que te van a matar,
córrele, córrele, córrela.
Su cabeza es rematada
por cuervos con garra de oro
como lo ha crucificado
la furia del poderoso.
Hijo de la rebeldía
lo siguen veinte mas veinte,
porque regala su vida
ellos le quieren dar muerte.
Córrele, córrele, córrela
por aquí, por allí, por allá,
córrele, córrele, córrela,
córrele que te van a matar,
córrele, córrele, córrela.
Wenceslao Martinez
Chivilcoy, Argentina
Che
Como te odio, bastardo barbado. Me enardece ver tu imagen, idolatrada por el pueblo, por la chusma, por los miserables.- El veneno de la ira corre por mis venas cuando observo a los que te admiran, a los que has conquistado solamente con tu actitud de pretender ser fiel a un ideal. Admirarte a ti que eres un perdedor, que luchaste por una causa imposible, que fuiste tan tonto de rechazar los honores y preferiste soportar el hambre, la fatiga y el dolor, a vivir una descansada vida en Cuba.-Me agobia la impotencia al contemplar a la juventud corear tu nombre, tu maldito nombre.Has muerto pero te siento vivo y capaz aún de corromper a esas pobres mentes. Se que las personas como tu no claudican, no abandonan la lucha con facilidad. Debo derrotarte para siempre. He de iniciar una nueva batalla contra ti y te destruiré, esta vez, definitivamente. Aprovecharé tu fama, tu rostro, tu imagen, los haré míos y te convertiré en un producto de consumo.- Pondré tu figura en afiches coloridos o vestimentas juveniles y así te transformarás, poco a poco, en una imagen adocenada que al cabo de un tiempo pasará de moda.
Manuel Vargas
Bolivia
El hermano mayor
ANTES YO CREÍA QUE ERAN las imaginaciones de mi mami dijo Laura; tuvo que pasar mucho tiempo hasta que todos supimos la verdad.
Cuando yo era niña, en la casa se trabajaba diez veces más que ahora. Pero mientras las manos se movían, mi mami tenía tiempo de suspirar, limpiarse los ojos secos y repetir las palabras que yo ya me sabía como agua.
—Vos no lo has conocido a tu hermano mayor, hijita —me decía—. Se llamaba Pedro, como tu otro hermano. Un día se fue con unos comerciantes a la Cordillera y no supimos más de él. Nunca…
Se callaba un rato, miraba el techo y de repente decía:
—No está muerto; lo he soñado caminando por los cerros y bajando a las pampas ande la gente. No se por qué no viene si aquí todo le dábamos... ¿Sabes? El parecía contento de irse. Yo le decía: pero hijo, cómo vas a ir solito, por allá hay pura gente ajena, que alguien te acompañe, que vaya tu hermana a cuidarte... Y él me contestó con una carcajada y me acarició los cabellos: No, mami, yo me voy a rodar el mundo, me dijo y se fue.
Cuando comenzaron a aparecer los collas, hubieras visto cómo mi mami se alegraba. No sé si te acordarás de eso, entonces todavía te cargaba en mis faldas; te llevaba ande las visitas y vos te asustabas al ver a esos hombres de poncho rojo, negros y con la boca verde de coca.
Una vez estábamos almorzando y llamaron de la tranca. Mi mami se levantó, nosotros seguimos comiendo. Ya íbamos a terminar y mi mami no parecía. Mi papá fue a la puerta, divisó del patio, se volvió a la mesa y dijo:
—¡Indios! ¡Indios!
Cantaron los platos, cayeron las sillas y todos estábamos en la puerta. Tenían cimbas y llevaban monteras en la cabeza, sus abarcas eran de un jeme de altura y con sus p’uicas andaban hilando lanas de colores. Eran cuatro, no se diferenciaban los hombres de las mujeres, pero dizque eran dos parejas.
¿Sabes lo que hizo mi mami entonces? Vino a la cocina y les sirvió chicha y toda la comida que sobraba. Ni siquiera ella comió. Yo la vide entregar su plato enterito a uno de los indios. No quiso que nadie se les acercara. Mientras tanto mi papá nos hacía reír y nos contaba que él conoció a los indios cuando fue al cuartel y cuando viajaba de comerciante y de arriero, y como si nada nos hablaba de Sucre, de Chileflor o de San Petersburgo...
—Esos indios vienen de lejos —me contó mi mami después—, quién sabe de ande. Yo sabía ver indios cuando iba con tu abuelo Seferino a la Loma del Veladero, pero ésos eran indios pobres; los que has visto ahora son indios ricos y conocen muchos lugares. Son vergonzosos, si ven a mucha gente ajena se hacen los opas. Yo les hablé a trechos en su idioma y me tomaron confianza.
—¿Y de qué charlaron, mami?
—Les pregunté por tu hermano, es así y asá, se llama Pedro y es alto como un pino; pero no lo han visto. Mi hijo debe andar por alguna parte, sabe Dios cómo andará, perdido, hambriento...
—¿Y por qué les dio su comida, mami?
—Siempre hay que atender así a las visitas, hija. Cuando le convido a la gente ajena, pienso que a mi hijo, ande esté, no le han de negar un platito.
Cada vez que llegaba visita hacía lo mismo, y después me decía lo mismo, en las tardes, mientras yo pelaba papas y ella escarmenaba lana o tejía un poncho en la aguana.
Pasó el tiempo. Los collas ya no eran novedad. Unos aparecían vendiendo calderas y agujas, otros ofreciendo remedios y brujerías, otros de a caballo y con ponchos elegantes. Los primeros camiones que llegaron a Montes Claros, eran de los collas.
Mi mami les llenaba la panza y les compraba algo, o se hacía quedar alguna yerba y la guardaba hasta que se hacía polvo de puro vieja. A veces les regalaba una bolsa de papa y un pedazo de charque. Pobrecitos, decía. Sabe Dios si en otras partes les darán agua pa tomar, y daba un suspiro y comenzaba a contarme de nuestro hermano:
—A ése lo tuve en Salsipuedes. Era una noche tranquila, y yo todo tranquila, aunque era la primera vez que iba a parir. De guagua le gustaba ayudarle a tu papá en el chaco; pero cuando creció se volvió flojo y pensativo. Soñaba siempre con irse a rodar el mundo. Vivimos como animales aquí, decía. Me voy a ir a buscar otros pueblos, otras naciones, y voy a volver pa llevarlos a todos ustedes... ¿Ande nomás se iría, no?
Vinieron los camiones, los comerciantes y los militares, y mi mami ya no sabía qué hacer. ¿Cómo iba a preguntar de su hijo a tanta gente? Parece que entones se dio cuenta que el mundo era grande y que había mucha gente que no necesitaba que le invitemos un plato de comida ni tenía que pasar pune por el callejón por ande quedaba nuestra casa.
Te debes acordar de ese tiempo, cuando llegaron los aviones y la flota Galgo y la gente quería irse a vivir a otros pueblos. Cómo no te vas a acordar si nosotros también nos fuimos a andar. Vos te fuiste por mucho tiempo, yo volví pronto. Y vide cómo vinieron las máquinas a hacer caminos anchos y a tumbar casas. Y también supe y vide lo que pasó con los guerrilleros.
La gente decía que eran maleantes que venían de otras naciones a matar y a hacer la guerra. Mi mami no le creía a nadie. Quería ver a los guerrilleros pa preguntarles por nuestro hermano. Muchos le decían: “Pero doña Felicia, esa gente es de otras naciones, qué va a saber de su hijo”. Y mi mami contestaba: “Mi hijo fue lejos. De lejos tienen que venir las noticias”.
La gente decía que los guerrilleros ya estaban por Alto Seco, la radio decía que todos ya estaban muertos. Todos se asustaban y daban harto de comer a sus perros para que no se cansen de ladrar por las noches.
De ahí llegaron días de calma. Dizque ya no había muchos guerrilleros, aunque Montes Claros hervía de soldados. Hasta que una noche... Mi mami y yo dormíamos en la cuadra. Pedro había ido al monte a ver las vacas. Casi nunca ladraban los perros, y esa noche comenzaron a ladrar.
—Andá a ver, hija —dijo mi mami—. ¿No será que se ha soltado la vaca?
Yo no me movía. Y de repente escuchamos pasos.
—¿Será que tu hermano está llegando? —dijo mi mami sentándose en la cama; hablaba del otro Pedro, el menor—. Pero si recién nomás ha ido al monte... —y mientras buscaba los fósforos pa encender la mecha sentimos que el tropel venía de la huerta y no del patio. ¿Por qué ya no ladran los perros?, pensaba yo. Escuchamos jadeos de varios hombres, parecía que los perros sólo correteaban...
—¡Hija! —gritó mi mami de pronto—. ¡Es tu hermano! —y se puso a llorar.
Yo no entendía, ni tuve tiempo de pensar porque en ese rato escuchamos las voces en la puerta:
—¡Señora! ¡Doña Felicia!
Mi mami ya había prendido la mecha y se levantó. En la puerta vimos a cuatro hombres o más cargando a un muerto. Entraron, y mi mami cayó sin habla sobre el cuerpo; ya no lloraba, sólo se movía como tosiendo padentro. Uno de los hombres dijo:
—Hemos cumplido, señora... Lo balearon, pero antes de morir nos pidió que lo traigamos aquí...
Creo que siguió hablando, y los otros también dijeron algunas palabras, pero ya no escuché, porque me di cuenta de todo. No sé en qué rato los hombres desaparecieron de la puerta, y fue pa siempre.
Al otro día lo enterramos. Desde entonces parece que mi mami se ha vuelto más callada con sus hijos. Estuvimos casi todos. Pedro llegó del monte. Y vino Naida, su marido y los otros. Pedro nos contó cómo se había encontrado con unos guerrilleros y con los soldados en el monte, y sabía también del último combate. Eso todo el mundo lo sabía. Pero sólo nosotros sabemos quién está enterrado en el panteón de la huerta, junto a mi papá y a nuestros abuelos. Y nadie, ni nosotros, sabe ande están esos hombres que vinieron una noche a la casa y de ahí desaparecieron, sin que les hubiéramos invitado siquiera un trago de agua.
Manuel Vargas
Bolivia
Día de Almas
AUNQUE ERA PRIMAVERA, a esa hora todavía no llegaba el día a las pampas y cañadas de Chiriguanañán. La noche estaba quieta, como a punto de estallar, tal vez por la Loma, tal vez por Montes Claros. En Huasacañada, Laura dormía, el día anterior había amasado hasta cansarse, a pesar de que Naida y Felicia le ayudaron. Laura dormía y soñaba sueños azules.
En Monte Grande, un joven de barba negra dio un manotazo a su poncho, se levantó buscando su sombrero y se lo puso sobre los cabellos alborotados. Desde la puerta del perchel vio la sombra de su caballo que pastaba, se volvió a entrar para ponerse el cinturón con revólver.
Felicia estaba despierta pensando en los vivos y los muertos. Una torta será pal alma de Luciano, Laura leerá el rosario, otra torta será pal alma de mi guerrillero, Rolando leerá el rosario. Solamente dos tortas hemos hecho. El Pedro ya debe estar viniendo del Monte Grande. Naida está aquí, Laura está aquí, Rolando también. Naida vive en la banda y ya es viuda. Los otros viven más lejos y quién sabe si no vengan al panteón a los rezos.
Rolando despertó, su cara estaba grasosa, como si hubiera sudado durante toda la noche, miró la primera claridad de la ventana con malla de alambre e imaginó los eucaliptos meciéndose en la orilla de la chacra. Todos Santos, Día de Almas, pensó, dio un suspiro hondo y se puso a descifrar el techo de cañahuecas.
Después de tomar café con mote, Pedro ensilló su caballo.
¡Pombo! llamó.
Un perro apareció batiendo la cola. Pedro volvió a la cocina, de una olla vació al noque el mote que quedaba. Coma, coma, tenemos que viajar. Terminó de alistar su caballo, se sobó la barba negra mirando que todo quede seguro y en orden y al fin montó.
Hombre, perro y caballo se perdieron por una senda. Los árboles comenzaron a verdear por los cerros cercanos; en la quebrada se escucharon unos disparos y el volar de pavas.
Pombo era el nombre de un guerrillero, uno de los pocos que escapó del cerco que le tendió el ejército, le gustó el nombre y por eso le puso a su perro. Era la costumbre. Perros y vacas y hasta algunos objetos eran bautizados con nombres oídos en la radio y así el mundo de afuera personajes de la historia, nombres de remedios, objetos de comercio entraba para tener nuevos significados los de la vida cotidiana de la gente.
Ay, alma mía, tantos muertos en la familia y tantos más que necesitan de nuestros rezos. ¿Quién rezará por los guerrilleros muertos? ¡Laura! ¡Levante a hacer el café! Pal año quien sabe si tengan que rezar también por mí. Cómo vivo yo sin el Luciano, sólo Dios sabe, sólo Dios me mantiene. Si pudiera dormir, siquiera otro ratito. Pero ya es de día. ¡Laura! El café, digo.
Pedro cruzaba el río, siempre montado; el agua hacía perlas por el pecho del caballo y las canillas del jinete, pero no llegaba a las carnes frescas de la alforja. Pombo, muy cerca, nadaba tranquilo como un pez.
Laura despertó pensando que los gritos eran del sueño. Ya hemos hecho las tortas, las masitas y los chiguacos pa hacer rezar. Y ahora hay que hacer la comida pa llevar al panteón, me levantaré nomás. Hizo fuerzas para apartar los ponchos pero le dolió todo el cuerpo. Se volvió a tapar cabeza y todo para intentar seguir durmiendo.
¡Laura! volvió a escuchar los gritos Felicia. Andá despertalo al Rolando.
El jinete subía la cuesta de Tranca de Piedras. Tomaremos algo de jaliborange pa calentarnos. En la alforja había un bote negro con una mezcla de alcohol y agua del río. A ese trago le había puesto el nombre de un jarabe para el resfrío, escuchado en la radio. Al primer trago la bebida le perló la barba y algunas gotas cayeron hasta su pecho. No se limpió. El caballo subía tropezando por las zetas de la senda, Pombo por detrás, la lengua afuera y las patas doradas de polvo. Llegaron a la cumbre, Pedro volvió la vista al perchel, allá abajo, junto a la cinta del río, mientras volcaba el bote a sus labios. Taloneó a su bayo y los tres se perdieron por el pajonal. Estallaron tres disparos seguidos y una urina saltó rengueando hasta perderse entre las piedras; Pombo la siguió, como si de pronto hubiera perdido el cansancio.
Creo que el sol ya está saliendo, deben ser las seis, mi reloj, ¡las seis y media!, pero Laura todavía no se ha levantado. Ayer me levanté más temprano y fui al cuarto de mi mami; estaba despierta, la saludé y ella me dijo ¿ya te has levantado, hijito? Me senté a los pies acariciando los ponchos como solía hacerlo mi papá, sí, mami, y ella suspiró, andá decile a Laura que se levante. Me paré y fui a gritarle a Laura, pero no despertaba, recién respingó cuando abrí la puerta que suena como condenada. Laura es dormilona, pero una vez que se levanta no descansa hasta el anochecer. Ayer ha amasado porque hoy es Día de Almas, y mientras trabajaba comenzó a contarme de nuestro hermano mayor, al que ni yo ni ella conocimos, dizque mi mami se lo había contado, entre llantos secos y suspiros.
¿Y cómo es eso del Che Guevara? le pregunté. ¿Es cierto que Pedro lo vio en el monte?
No lo creo. Lo que pasa es que, al cabo de los años, todo el mundo anda diciendo que lo ha visto y ha conversado con él. En octubre, por el día de su muerte, la gente le ofrece misas, y no se olvida de rezarle en Todosantos.
Si no fuera por Laura y la leche de mi madre, no supiera cómo es la gente que anda por estos callejones como almas, como animalitos en un mundo perdido… Si mi papá viviera diría ¿ves, Rolando?, el Pedro ya viene por Tranca de Piedras, talón y talón en su caballito, y el Pombo por detrás…
Hace rato el cielo se estaba armando pa llover y toditos los rezantes apuraron sus murmullos como si con eso iban a atajar al cielo; pero después otra vez ha vuelto el sol de la tarde. Naida se ocupa de hacer rezar con las masitas y los cocteles y yo ya estoy terminando con la comida; creo que no va a venir más gente, así que este caldo y las dos presas de gallina serán pa cuando llegue el Pedro. Cuando entre mi hermano a la huerta, algunos se van a querer ir del panteón porque él no los traga con sus lindas caras… Por ejemplo no le gusta doña Virginia porque ha sido la sirvienta de don finado Crisanto, el viejo que se hacía dueño de las aguas y de las gentes. No pierde ocasión de hacerle alguna broma. Mi mami está rezando con los ojos cerrados, apoyada en un tronco de pino. Parece triste, hace rato le hablamos pero no nos ha escuchado, o será que no quiere que le interrumpan. Ya hace dos años que ha muerto mi papá y ella sigue sufriendo; sus cabellos ya están blancos y se notan todos los huesos de su cara, pobre mi mami, tanto hemos sufrido desde que las máquinas vinieron a hacer caminos. Y este año la Naida perdió también a su marido, que murió de muerte repentina…
El Rolando no ha venido al panteón, se ha quedado en la casa fumando sus cigarrillos entre sus papeles y con una cara de dormido. Mi mami le dijo caminá, vas a leer el rosario pal alma de tu hermano mayor; él le dijo ya voy a ir y se volvió a meter en sus papeles.
La gente ha estado rezando desde el primer rosario que leí pal alma de mi papá. ahora comienzan a charlar y a reír educadamente después de varios cocteles con masitas. Naida anda de un lado a otro renegando y repartiendo los platillos con masitas pa los sobrinos; primero estaban queditos mirando a los rezantes y de ahí se han puesto a jugar revolcándose en el pasto que rodea a las covachas bajo la sombra de los pinos. Ya está atardeciendo y todavía no hemos leído el rosario pal alma del Pedro, el que se fue a rodar el mundo y a los veinte años volvió en hombros de sus compañeros de combate, una noche… nuestro hermano mayor. El año pasado, el Pedro, el que ahora está viniendo de Monte Grande, también quería irse a las guerrillas, pero no lo dejamos y él se puso caliente y se iba a emborrachar con sus amigos y salía al patio a asolear sus municiones. Ahora él y yo somos los que vivimos acompañando a mi mami; porque Rolando viene de vez en cuando y de ahí se vuelve a estudiar lejos. El Negro también se casó y vive en el pueblo. El Pedro, ya antes de las guerrillas, vino también con que quería casarse y mi mami se puso triste, y él le dijo ya estoy viviendo con mujer, allá en el monte, la voy a traer uno de estos días pa que le ayude a hacer la comida. Nunca la trajo, hace tiempo que se han separado y la mujer se fue ande sus papás, por allá nomás, en el monte. Así que él y yo quedamos aquí en la casa, aunque él siempre se va al monte a cuidar las vacas y a sembrar en los chacos. No sé al fin cómo vivimos.
El hijo del Negro se está peleando ahora con los de Naida, Naida deja su fuente de galletas y va a tirarles las orejas a toditos los llokallas. De pronto mi mami abre los ojos y dice ¿quién va a leer ahora el rosario que falta?
Allá la ventana que da a la chacra y a los eucaliptos que regué cuando era niño, cuando Negro me decía tienes que aprender a hacer casas y a plantas árboles; aquí el tastar de las gallinas, mi mesa y las paredes con telarañas y cagadas de vinchucas, de ésas que acabaron con la vida de don Benedicto, el marido de Naida; pero no con Pedro, mi hermano mayor, aquel desconocido que vivió aquí y fue acariciado por las mismas manos que me acariciaron, el hermano que se fue y volvió tarde para contar su vida en otras tierras, como yo también llegué tarde y apenas a contar verdades ajenas; Pedro Ruiz era un jovencito descontento que le dijo un día a su madre me voy a rodar el mundo, y se fue… ¿Qué? Sí, han abierto la tranca del callejón…
Pedro está llegando en su caballo. Nos saludamos, él se apea y nos damos la mano; el perro que le acompaña y el de la casa también se saludan y ambos nos baten la cola.
¿Ande están los otros?
Toditos han ido al panteón. Te estaba esperando, ¿vamos?
Me pasa una alforja llena y olorosa.
¿Qué es esto? le digo. ¿Queso?
Carne de unos bichitos. Ya les hice dar un hervor en la loma; cuidala de los perros, es pa llevar al panteón.
Desensilla el caballo y salimos al callejón, con el caballo de tiro para dejarlo en la huerta. Este Pedro, qué habrá traído de la estancia; ¿no se habrá fregado un ternero en Monte Grande?
Las nubes se han apartado del cielo y llega la tarde amarilla. Entramos a la huerta y deja al caballo amarrado en el cerco; allá arriba, bajo los pinos, se ve a la gente arrodillada y sentada. Pedro va adelante, yo detrás cargado de mi alforja olorosa a carne. Los sobrinos ya nos han visto y se acercan corriendo. Pedro se hace el que no los ve y seguimos caminando. Llegamos; Pombo, la cola y la lengua al aire, se pasea entre la gente y todos se incomodan, pero Laura sigue leyendo el rosario y los otros tienen que seguirle, hasta que acaban. Entonces mi mami se para y le da la mano a su hijo, ahora todos nos miran. Yo doy la mano a tíos, primas y primos. ¿Cuándo has llegado? Ya hace tres meses. ¿Y cuánto tiempo te quedás? Me voy pasado mañana. Don Pedrito, ¿llegando de la Yunga? ¿Cómo quedaron las vacas? Y en vez de responder, él pregunta
¿Pa qué alma estaban rezando?
Pal alma de tu hermano mayor dice mi mami. Justo acabamos.
Entonces… duda un momento, ya está bien encomendado. Me pide la alforja y la desanuda. Estito también es pa rezar dice poniéndola en medio y sacando varias pavas a medio cocer. El que quiera una, se la lleva y reza una estación pal alma de los otros guerrilleros.
Las mujeres enmantadas suspiran con gritos apagados; Pedro las mira, cada una levanta una pava, mira a doña Virginia que teme tocar la pava que ha quedado cerca de ella.
¿Usted no sabe rezar?
Ay, cómo no, don Pedrito lo mira y luego agarra su pava. ¿Cuánto y por qué alma se lo voy a rezar?
Por el alma del Che Guevara. ¡Un rosario!
Pombo mira las pavas ladeando la cabeza. Pedro se saca el sombrero alisándose los cabellos, se arrodilla, los demás lo imitan callados.
¡Ya pues! Comience, doña Virginia.
Del libro Retratos de familia, La Paz, Correveidile, 2005
Graciela Zolezzi Faure
Argentina
Aniversario
Tu diario, tu sonrisa, tu retrato
y el brillo cachador desde los ojos
bebiéndose la vida trago a trago
Hace poco, muy poco todavía
con el mate en la mano
eras tan solo otro muchacho nuestro
y ahora
sos todos los muchachos
Hace poco
ahí nomás
como jugando
te alzabas con la cruz
verde de selva
y hacías la historia paso a paso
Hace muy poco aun
ta sólo un año
tal vez por eso
no podemos ni gritar tu nombre
apensas si lo murmuramos
Se diría un acuerdo
una verguenza
de no estar enterrados
allá
a tu lado
Tu diario y tu retrato
Vos
bandera
luz
legado
el brillo cachador
riendo en los ojos
y el coraje sobrándote en los labios.
publicado en Cormorán y Delfín Año 6 Viaje 22
Dardo Sebastián Dorronzoro
Luján- Argentina
Hay un Hombre
Hay un hombre en América
Que ya no se espanta las moscas,
Que ya no se lava la cara con el agua de los ríos,
Que ya no se calza todos los días un pedazo de sangre
Para
Ir a despertar pájaros en la selva, que ya no sale
De su duro pellejo,
De su corazón,
De su enorme lágrima, en busca
De esa otra lágrima americana que se repite
Desde que su mano comenzó a nacer, antes del tiempo.
Hay ese Hombre, Ernesto elaborado
Por cuarenta primaveras y muerto
Como una flor o un panal de abejas, pero que no está
Muerto,
Que continúa aquí, aún, en este
Costado del mensú, del indio, en este
Perfil de carne guerrillera, de carne
Que crece desde abajo y busca
A uña,
A dientes,
A fusil,
A llanto,
A los dueños del pan y de la tierra.
Hay ese Hombre Ernesto, sí, y tendrán que matarlo otra
Vez
Debajo de esta camisa,
Debajo de este cuero,
Antes que llegue el día.
Poeta desaparecido el 25 de junio de 1976 por las FFAA genocidas de Argentina.
Silvio Rodríguez
Cuba
América te hablo de Ernesto
Con una mano larga
para tocar las estrellas
y una presión de dios en la huella,
pasó por tu cintura
por tu revés y derecho
el curador de hombres estrechos.
Preparando el milagro
de caminar sobre el agua
y el resto de los sueños
de las dolencias del alma,
vino a rajar la noche
un emisario del alba.
Y con voz tan perfecta
que no necesita oído
hizo un cantar que suena a estampido.
En todos los idiomas el emisario
va a verte:
en todos los idiomas
hay muerte.
Aunque lo entierren hondo,
aunque le cambien la cara,
aunque hablen de esperanza
y brille la mascarada,
llegará su fantasma
bien retratado en las balas.
(1972)Santiago de Chile- Libro: “Que levante la mano la guitarra” Víctor Casaus - Luis Rogelio Nogueras- Editorial “El Juglar” - Bs.As. – Agosto 1984. Enviado por Andrea Ramos.
Silvio Rodríguez
Cuba
Fusil contra fusil
El silencio del monte va
Preparando su adiós.
La palabra que se dirá in memorian
será, la explosión.
Se perdió el hombre de este siglo allí,
Su nombre y su apellido son: fusil contra fusil.
Se quebró la cáscara del viento al sur
Y sobre la primera cruz despierta la verdad.
Todo el mundo tercero va
A enterrar su dolor.
Con granizo de plomo hará
Su agujero de honor, su canción.
Dejarán el cuerpo de la vida allí,
Su nombre y su apellido son: fusil contra fusil.
Cantarán su luto de hombre y animal
Y en vez de lágrimas echar, con plomo llorarán.
Alzarán al hombre de la tumba al sol
Y el nombre se repartirán: fusil contra fusil.
Del libro: “Que levante la mano la guitarra” Enviado por Andrea Ramos, Argentina-
Silvio Rodríguez
Cuba
Canción del Elegido
Siempre que se hace una historia
se habla de un viejo, de un niño o de sí,
pero mi historia es difícil:
no voy a hablarles de un hombre común.
Haré la historia de un ser de otro mundo,
De un animal de galaxia.
Es una historia que tiene que ver
Con el curso de la Vía Láctea.
Es una historia enterrada.
Es sobre un ser de la nada.
Nació de una tormenta,
en el sol de una noche,
el penúltimo mes.
Fue de planeta en planeta
buscando agua potable
Quizás buscando la vida
o buscando la muerte,
Eso nunca se sabe.
Quizás buscando siluetas
o algo semejante
que fuera adorable,
ó por lo menos querible,
besable, amable.
El descubrió que las minas
del Rey Salomón
Se hallaban en el cielo,
Y no en el Africa ardiente
como pensaba la gente.
Pero las piedras son frías
y le interesaban calor y alegrías.
Las joyas no tenían alma,
sólo eran espejos, colores brillantes.
Y así bajó hacia la guerra....
¡perdón! quise decir a la tierra.
Supo la historia de un golpe,
sintió en su cabeza cristales molidos
y comprendió que la guerra
era la paz del futuro:
lo más terrible se aprende enseguida
y lo hermoso nos cuesta la vida.
(de “Que levante la mano la guitarra”- V. Casaus – L. Nogueras. Edi “El Juglar” - B.A.– 1984. Enviado por Andrea Ramos.
Verónica Pedemonte
España
A Ernesto Guevara
Si el Che se hubiera casado con Chichina
en Cuba habría burdeles pero no jineteras.
¡Bien por las hijas de buena familia!,
hacen tanto por las revoluciones...
Conozco hijas de buena familia
que hicieron la revolución por menos,
fueron a tomar absenta
y se quedaron en la guerrilla.
Se trataba de cazar tiranos
con el tenedor de postre.
Si el Che se hubiera casado con Chichina
a ver a quién pondría usted
en su camiseta de diseño.
Eduardo Lucio Molina y Vedia
Argentina.
Carlos Arienti (Polo)
Fue un compañero leal, de mente limpia, testículos bien dispuestos y corazón sincero. Puso el cuerpo y el alma en la militancia revolucionaria argentina de los años 70. Cuando nosotros pensábamos en el Che, cuyo aniversario luctuoso se cumple ahora, no pensábamos en un héroe o semidios sino que lo veiamos como un extraordinario compañero, un poco mayor que nosotros, que se nos adelantó y nos marcó el camino. Como él, sabíamos que era posible que no viviéramos muchos años, pero decidimos poner nuestra vida a favor de un cambio profundo. Polo, todos nosotros, aunque amábamos la vida, mejor dicho porque la amábamos, nos la jugamos. No nos creíamos muy especiales ni objeto de admiración. Simplemente sentíamos y pensábamos que nuestro compromiso político era la única verdad capaz de dar un significado y una textura real a nuestra existencia. Muchos cayeron en la patriada, una "patriada" en realidad internacionalista, porque nuestra patria eran los trabajadores, los explotados y los oprimidos, los intelectuales y artistas progresistas, los visionarios de un futuro mejor, en cualquier parte del mundo. Otros sobrevivimos, como Polo y yo, en una época que se muestra adversa y distante de nuestros sueños y objetivos. Los bolcheviques pensaron que la revolución se extendería rápidamente a toda Europa antes de que Stalin instaurara la línea del "socialismo en un solo país": las fronteras de la enorme Unión Soviética". La historia tiene vaivenes. Cuando yo nací Hitler extendía el dominio nazifascista por toda Europa y cuando cumplí 3 años sus tropas estaban a 100 kilómetros de Moscú. Polo murió casi solo en México, lejos de su Argentina, de su ciudad natal (Federación o Federal recuerdo que se llamaba, en la provincia de Entre Ríos, una localidad que creo que ya no existe tras la construcción del puente internacional sobre el río Uruguay). Tal vez a mi me pase lo mismo que a Polo. Este poema que reproduzco a continuación lo escribí una horas después de verlo morir en un hospital del Distrito Federal mexicano.
POLO
A Carlos Arienti, in memoriam
Palabras tumefactas,
mordedura interior,
balbuceos de mascullada muerte.
Sus tensos globos oculares
miraban otra cosa,
fijos en el umbral anhelante.
Trago amargo de la nada
que a todos espera.
Así
tendido
en la desnuda cama de hospital,
respiró últimas bocanadas de vacío
ese otro nuevo hombre
para otro nuevo lienzo
de la lección de anatomía.
Muchacho de barrio,
o sea,
persona universal,
capaz de mano sincera
y odio preciso,
se jugaba la vida en voz baja.
El vino de los días
se le derramó por dentro
quemándole un hálito
de entrañas anegadas.
Degollados
disertaron sobre su cuerpo exánime,
a puerta cerrada,
los médicos de guardia.
Después lo envolvieron
estrechamente
en sábanas blancas,
como si pudiera escapar,
o desparramarse
por los mundos
que lo vieron desafiando
al sacro orden del absurdo.
No quiso vivir a medias,
morir a medias.
Se fue del todo.
Siempre hay muchos como él.
Hoy,
en los portales del IV Reich,
los pienso a ellos,
a nosotros,
como el túnel
que cavará la luz.
Están, estamos,
en cualquier esquina,
en el café o el aula,
en el taller, la cancha,
la redacción de un diario,
los campos desbocados.
Somos,
son,
los que nos jugamos la muerte,
los que siempre fuimos derrotados,
traicionados,
para vencer al fin,
una y otra vez,
la victoria segura
de lo cotidiano.
La guerra afila
su prueba de fuego.
Todo verdor
renacerá.
Un buen día
todos los días
digo
salvarán,
salvaremos,
al mundo.
Sergio Mouat
Chile
Comandante Che Guevara
Tu estrella solitaria y cósmica
ilumina los cielos de esperanzas,
como esa verdad universal
que hablaras a todos por igual.
Siguiendo su cauce contigo llegaron
a encontrarse todas tus pasiones
y traicionado vino a ti la muerte segura,
sin que temblara tu mano ni tu bravura.
Creyeron quienes te dispararon
tu cuerpo inerte consigo llevaría
todo lo que hidalgamente creías,
nunca sabrían cuán errados estarían.
Ni que por tan cobarde actitud
tu imagen a la inmortalidad llegaría
el mundo entero tu partida lloraría,
recibimos el tesoro que dejarías
una clara conciencia revolucionaria
ejemplo de lucha y razón libertaria.
Y fluyen como manantiales,
tu evocación por doquier brota,
no importarán los años,
a los pueblos del mundo toca
desde lo más profundo
de los sentimientos,
hasta la eternidad
seguir tus pensamientos.
De voces y huellas
Gerardo Alfonso
Son los sueños todavía
Tú surgías desde el Cono Sur
y venías desde antes,
con el amor al mundo bien adentro.
Fue una estrella que te puso aquí
y te hizo de este pueblo.
De gratitud nacieron muchos hombres
que igual que tú,
no querían que te fueras
y son otros desde entonces.
Después de tanto tiempo y tanta tempestad
seguimos para siempre
este camino largo, largo,
por donde tú vas.
El fin de siglo anuncia una vieja verdad,
los buenos y los malos tiempos
hacen una parte de la realidad.
Yo sabía bien que ibas a volver,
que ibas a volver de cualquier lugar,
porque el dolor no ha matado a la utopía,
porque el amor es eterno
y la gente que te ama no te olvida.
Tú sabías bien desde aquella vez
que ibas a crecer que ibas a quedar,
porque la fe clara limpia las heridas,
porque tu espíritu es humilde
y reencarnas en los pobres y en sus vidas.
Después de tanto tiempo y tanta tempestad...
Son los sueños todavía
los que tiran de la gente
como un imán que los une cada día.
No se trata de molinos,
no se trata de un Quijote,
algo se templa en el alma de los hombres,
una virtud que se eleva por encima
de los títulos y nombres.
Después de tanto tiempo y tanta tempestad...
Pablo Milanés
Cuba
Si el poeta eres tú
Sí el poeta eres tú,
como dijo el poeta,
y el que ha tumbado estrellas
en mil noches
de lluvias coloridas eres tú,
qué tengo yo que hablarte Comandante
Si el que asomó al futuro su perfil
y lo estrenó con voces de fusil
fuiste tu guerrero para siempre
tiempo eterno.
Qué puedo yo cantarte Comandante
En vano busco en mi guitarra tu dolor
y en mi jardín ya todo es bello no hay temor.
Qué puedo yo dejarte Comandante
que no sea cambiar mi guitarra por tu suerte
o negarle una canción al sol
o morir sin amor
Qué puedo yo cantarte Comandante
Si el poeta eres tú
como dijo el poeta
y el que ha tumbado estrellas
en mil noches de lluvias coloridas eres tú.
Qué puedo yo cantarte Comandante.
Nicolás Guillén
Cuba
Che Guevara
Como si San Martín la mano pura
a Martí familiar tendido hubiera
como si el Plata vegetal viniera
con el Cauto a juntar agua y ternura,
así Guevara, el gaucho de voz dura,
brindó a Fidel su sangre guerrillera
y su ancha mano fue más compañera
cuando fue nuestra noche más oscura.
Huyó la muerte. De su sombra impura,
del puñal, del veneno, de la fiera,
sólo el recuerdo bárbaro perdura.
Hecha de dos un alma brilla entera,
como sin San Martín la mano pura
a Martí familiar tendido hubiera.
Nicolás Guillén
Cuba
Lectura de domingo
He leído acostado
todo un blando domingo.
Yo en mi lecho tranquilo,
mi suave cabezal,
mi cobertor bien limpio,
tocando piedra, lodo, sangre,
garrapata, sed,
orines, asma:
indios callados que no entienden,
soldados que no entienden,
señores teorizantes que no entienden,
obreros, campesinos que no entienden
soldados teorizantes que no entienden.
Terminas de leer,
quedan tus ojos fijos
¿en qué sitio del viento?
El libro ardió en mis manos,
lo he puesto luego abierto,
como una brasa pura,
sobre mi pecho.
Siento las últimas palabras
subir desde un gran hoyo negro.
Inti, Pablito, el Chino y Aniceto.
El cinturón del cerco.
La radio del ejército
mintiendo.
Aquella luna pequeñita
colgando suspendida
a una legua de Higueras
y dos de Pucará.
Después silencio.
No hay más páginas.
Esto se pone serio.
Esto se acaba pronto
termina.
Va a encenderse.
Se apaga
Va a nacer.
Rogelio Ramos Signes
Tucuman, Argentina
El último sueño del comandante Guevara
Entonces soñó una piedra
y soñó los fieles
con sus ofrendas de agradecimiento,
y los burros y las mulas
y la sangre dulzona que mana de los cardos
en un día tan caliente (o tan frío)
como cualquier otro.
Entonces soñó un sueño que ya era una costumbre:
una mujer gritaba “Teté”
mientras él corría por un pasillo oscuro
temiendo que un cuchillo pudiera detenerlo,
y la tierra (más dura que el cielo
aunque hacía tanto que no llovía)
y un transistor que acuciaba “compre, compre”
y la constelación abiertamente infinita.
Entonces soñó una historia diferente:
una inundación al rayo de la siesta,
dos monjas que a escondidas robaban maquillaje,
un reloj de cu-cú que no daba las 3,
las frías patas de la iguana
apurando los huevos,
la escuelita de Higueras.
Y sobresaltado
quiso otra vez soñar la piedra
y correr por un pasillo oscuro
amenazado de cuchillos,
y llover y llorar y dar las gracias
y al sábado (o al domingo)
disimularlo con un martes
y hacerse un ovillo
y gritar.
Pero no pudo.
Quiso escapar del sueño.
Tampoco pudo.
Ya estaba muerto.
(1972)
El hombre nuevo
Marzo de 1965
Ernesto Che Guevara. El Hombre Nuevo - Cuba - 1965 - Resumen: Texto dirigido a Carlos Quijano, del semanario Marcha, Montevideo, marzo de 1965. Leopoldo Zea, Editor. Ideas en torno de Latinoamérica. Vol. I. México: UNAM, 1986.
Estimado compañero: Acabo estas notas en viaje por el Africa, animado del deseo de cumplir, aunque tardíamente, mi promesa. Quisiera hacerlo tratando el tema del título. Creo que pudiera ser interesante para los lectores uruguayos.
Es común escuchar de boca de los voceros capitalistas, como un argumento en la lucha ideológica contra el socialismo, la afirmación de que este sistema social o el periodo de construcción del socialismo al que estamos nosotros abocados, se caracteriza por la abolición del individuo en aras del Estado. No pretenderé refutar esta afirmación sobre una base meramente teórica, sino establecer los hechos tal cual se viven en Cuba y agregar comentarios de índole general. Primero esbozaré a grandes rasgos la historia de nuestra lucha revolucionaria antes y después de la toma del poder.
Como es sabido, la fecha precisa en que se iniciaron las acciones revolucionarias que culminarían el primero de enero de 1959, fue el 26 de julio de 1953. Un grupo de hombres dirigidos por Fidel Castro atacó la madrugada de ese día el Cuartel Moncada, en la provincia de Oriente. El ataque fue un fracaso, el fracaso se transformó en desastre y los sobrevivientes fueron a parar a la cárcel, para reiniciar, luego de ser amnistiados, la lucha revolucionaria.
Durante este proceso, en el cual solamente existían gérmenes de socialismo, el hombre era un factor fundamental. En él se confiaba, individualizado, específico, con nombre y apellido, y de su capacidad de acción dependía el triunfo o el fracaso del hecho encomendado.
Llegó la etapa de la lucha guerrillera. Esta se desarrolló en dos ambientes distintos: el pueblo, masa todavía dormida a quien había que movilizar, y su vanguardia, la guerrilla, motor impulsor de la movilización, generador de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo. Fue esta vanguardia el agente catalizador, el que creó las condiciones subjetivas necesarias para la victoria. También en ella, en el marco del proceso de proletarización de nuestro pensamiento, de la revolución que se operaba en nuestros hábitos, en nuestras mentes, el individuo fue el factor fundamental. Cada uno de los combatientes de la Sierra Maestra que alcanzara algún grado superior en las fuerzas revolucionarias, tiene una historia de hechos notables en su haber.
En base a éstos lograba sus grados.
Fue la primera época heroica, en la cual se disputaban por lograr un cargo de mayor responsabilidad, de mayor peligro, sin otra satisfacción que el cumplimiento del deber. En nuestro trabajo de educación revolucionaria, volvemos a menudo sobre este tema aleccionador. En la actitud de nuestros combatientes se vislumbra al hombre del futuro.
En otras oportunidades de nuestra historia se repitió el hecho de la entrega total a la causa revolucionaria. Durante la crisis de octubre o en los días del ciclón «Flora», vimos actos de valor y sacrificio excepcionales realizados por todo un pueblo. Encontrar la fórmula para perpetuar en la vida cotidiana esa actitud heroica, es una de nuestras tareas fundamentales desde el punto de vista ideológico.
En enero de 1959 se estableció el gobierno revolucionario con la participación en él de varios miembros de la burguesía entreguista. La presencia del Ejército Rebelde constituía la garantía de poder, como factor fundamental de fuerza.
Se produjeron en seguida contradicciones serias, resueltas, en primera instancia, en febrero del 59, cuando Fidel Castro asumió la jefatura de gobierno con el cargo de primer ministro. Culminaba el proceso en julio del mismo año, al renunciar el presidente Urrutia ante la presión de las masas.
Aparecía en la historia de la Revolución Cubana, ahora con caracteres nítidos, un personaje que se repetirá sistemáticamente: la masa.
Este ente multifacético no es, como se pretende, la suma de elementos de la misma categoría (reducidos a la misma categoría, además por el sistema impuesto), que actúa como un manso rebaño. Es verdad que sigue sin vacilar a sus dirigentes, fundamentalmente a Fidel Castro, pero el grado en que él ha ganado esa confianza responde precisamente a la interpretación cabal de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones, y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas.
La masa participó en la Reforma Agraria y en el difícil empeño de la administración de las empresas estatales; pasó por la experiencia heroica de Playa Girón; se forjó en las luchas contra las distintas bandas de bandidos armadas por la CIA; vivió una de las definiciones más importantes de los tiempos modernos en la crisis de octubre y sigue hoy trabajando en la construcción del socialismo.
Vistas las cosas desde un punto de vista superficial, pudiera parecer que tienen razón aquellos que hablan de la supeditación del individuo al Estado; la masa realiza con entusiasmo y disciplina sin iguales las tareas que el gobierno fija, ya sean de índole económica, cultural, de defensa, deportiva, etcétera. La iniciativa parte en general de Fidel o del alto mando de la Revolución y es explicada al pueblo que la toma como suya. Otras veces, experiencias locales se toman por el partido y el gobierno para hacerlas generales, siguiendo el mismo procedimiento.
Sin embargo, el Estado se equivoca a veces. Cuando una de esas equivocaciones se produce, se nota una disminución del entusiasmo colectivo por efectos de una disminución cuantitativa de cada uno de los elementos que la forman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a magnitudes insignificantes; es el instante de rectificar.
Así sucedió en marzo de 1962 ante la política sectaria impuesta al partido por Aníbal Escalante.
Es evidente que el mecanismo no basta para asegurar una sucesión de medidas sensatas y que falta una conexión más estructurada con la masa. Debemos mejorarlo durante el curso de los próximos años, pero, en el caso de las iniciativas surgidas en los estratos superiores del gobierno, utilizamos por ahora el método casi intuitivo de auscultar las reacciones generales frente a los problemas planteados.
Maestro en ello es Fidel, cuyo particular modo de integración con el pueblo sólo puede apreciarse viéndolo actuar. En las grandes concentraciones públicas se observa algo así como el diálogo de dos diapasones cuyas vibraciones provocan otras nuevas en el interlocutor. Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un final abrupto, coronado por nuestro grito de lucha y de victoria.
Lo difícil de entender para quien no viva la experiencia de la Revolución es esa estrecha unidad dialéctica existente entre el individuo y la masa, donde ambos se interrelacionan y, a su vez, la masa, como conjunto de individuos, se interrelaciona con los dirigentes.
En el capitalismo se pueden ver algunos fenómenos de este tipo cuando aparecen políticos capaces de lograr la movilización popular, pero si no se trata de un auténtico movimiento social, en cuyo caso no es plenamente lícito hablar de capitalismo, el movimiento vivirá lo que la vida de quien lo impulse o hasta el fin de las ilusiones populares, impuesto por el rigor de la sociedad capitalista. En ésta, el hombre está dirigido por un frío ordenamiento que, habitualmente, escapa al dominio de su comprensión. El ejemplar humano, enajenado, tiene un invisible cordón umbilical que le liga a la sociedad en su conjunto: la ley del valor. Ella actúa en todos los aspectos de su vida, va modelando su camino y su destino.
Las leyes del capitalismo, invisibles para el común de las gentes y ciegas, actúan sobre el individuo sin que éste se percate. Sólo ve la amplitud de un horizonte que aparece infinito. Así lo presenta la propaganda capitalista que pretende extraer del caso Rockefeller —verídico o no—, una lección sobre las posibilidades de éxito. La miseria que es necesario acumular para que surja un ejemplo así y la suma de ruindades que conlleva una fortuna de esa magnitud, no aparecen en el cuadro y no siempre es posible a las fuerzas populares aclarar estos conceptos. (Cabría aquí la disquisición sobre cómo en los países imperialistas los obreros van perdiendo su espíritu internacional de clase al influjo de una cierta complicidad en la explotación de los países dependientes y cómo este hecho, al mismo tiempo, lima el espíritu de lucha de las masas en el propio país, pero ése es un tema que sale de la intención de estas notas.)
De todos modos, se muestra el camino con escollos que, aparentemente, un individuo con las cualidades necesarias puede superar para llegar a la meta. El premio se avizora en la lejanía; el camino es solitario. Además, es una carrera de lobos: solamente se puede llegar sobre el fracaso de otros.
Intentaré, ahora, definir al individuo, actor de ese extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad.
Creo que lo más sencillo es reconocer su cualidad de no hecho, de producto no acabado. Las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas.
El proceso es doble, por un lado actúa la sociedad con su educación directa e indirecta, por otro, el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación.
La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado. Esto se hace sentir no sólo en la conciencia individual, en la que pesan los residuos de una educación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo, sino también por el carácter mismo de este periodo de transición, con persistencia de las relaciones mercantiles. La mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista; mientras exista, sus efectos se harán sentir en la organización de la producción y, por ende, en la conciencia.
En el esquema de Marx se concebía el periodo de transición como resultado de la transformación explosiva del sistema capitalista destrozado por sus contradicciones; en la realidad posterior se ha visto cómo se desgajan del árbol imperialista algunos países que constituyen las ramas débiles, fenómeno previsto por Lenin. En éstos, el capitalismo se ha desarrollado lo suficiente como para hacer sentir sus efectos, de un modo u otro, sobre el pueblo, pero no son propias contradicciones las que, agotadas todas las posibilidades, hacen saltar el sistema. La lucha de liberación contra un opresor externo, la miseria provocada por accidentes extraños, como la guerra, cuyas consecuencias hacen recaer las clases privilegiadas sobre los explotados, los movimientos de liberación destinados a derrocar regímenes neocoloniales, son los factores habituales de desencadenamiento. La acción consciente hace el resto.
En estos países no se ha producido todavía una educación completa para el trabajo social y la riqueza dista de estar al alcance de las masas mediante el simple proceso de apropiación. El subdesarrollo por un lado y la habitual fuga de capitales hacia países «civilizados» por otro, hacen imposible un cambio rápido y sin sacrificios. Resta un gran tramo a recorrer en la construcción de la base económica y la tentación de seguir los caminos trillados del interés material, como palanca impulsora de un desarrollo acelerado, es muy grande.
Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo.
De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Ese instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social.
Como ya dije, en momentos de peligro extremo es fácil potenciar los estímulos morales; para mantener su vigencia, es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieran categorías nuevas. La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela.
Las grandes líneas del fenómeno son similares al proceso de formación de la conciencia capitalista en su primera época. El capitalismo recurre a la fuerza, pero, además, educa a la gente en el sistema. La propaganda directa se realiza por los encargados por explicar la ineluctabilidad de un régimen de clase, ya sea de origen divino o por imposición de la naturaleza como ente mecánico. Esto aplaca a las masas que se ven oprimidas por un mal contra el cual no es posible la lucha.
A continuación viene la esperanza, y en esto se diferencia de los anteriores regímenes de casta que no daban salida posible.
Para algunos continuará vigente todavía la fórmula de casta: el premio a los obedientes consiste en el arribo, después de la muerte, a otros mundos maravillosos donde los buenos son premiados, con lo que se sigue la vieja tradición. Para otros, la innovación: la separación en clases es fatal, pero los individuos pueden salir de aquélla a que pertenecen mediante el trabajo, la iniciativa, etcétera. Este proceso, y el de autoeducación para el triunfo, deben ser profundamente hipócritas; es la demostracion interesada de que una mentira es verdad.
En nuestro caso, la educación directa adquiere una importancia mucho mayor. La explicación es convincente porque es verdadera; no precisa de subterfugios. Se ejerce a través del aparato educativo del Estado en función de la cultura general, técnica e ideológica, por medio de organismos tales como el Ministerio de Educación y el aparato de divulgación del partido. La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra.
Pero el proceso es consciente; el individuo recibe continuamente el impacto del nuevo poder social y percibe que no está completamente adecuado a él. Bajo el influjo de la presión que supone la educación indirecta, trata de acomodarse a una situación que siente justa y cuya propia falta de desarrollo le ha impedido hacerlo hasta ahora. Se autoeduca.
En este periodo de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas. Descontando aquellos cuya falta de educación los hace tender al camino solitario, a la autosatisfacción de sus ambiciones, los hay que aun dentro de este nuevo panorama de marcha conjunta, tienen tendencia a caminar aislados de la masa que acompañan. Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma.
Ya no marchan completamente solos, por veredas extraviadas, hacia lejanos anhelos. Siguen a su vanguardia, constituida por el partido, por los obreros de avanzada, por los hombres de avanzada que caminan ligados a las masas y en estrecha comunión con ellas. Las vanguardias tienen su vista puesta en el futuro y en su recompensa, pero ésta no se vislumbra como algo individual; el premio es la nueva sociedad donde los hombres tendrán características distintas; la sociedad del hombre comunista.
El camino es largo y lleno de dificultades. A veces, por extraviar la ruta, hay que retroceder; otras, por caminar demasiado aprisa, nos separamos de las masas; en ocasiones por hacerlo lentamente, sentimos el aliento cercano de los que nos pisan los talones. En nuestra ambición de revolucionarios, tratamos de caminar tan aprisa como sea posible, abriendo caminos, pero sabemos que tenemos que nutrirnos de la masa y que ésta sólo podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo.
A pesar de la importancia dada a los estímulos morales, el hecho de que exista la división en dos grupos principales (excluyendo, claro está, a la fracción minoritaria de los que no participan, por una razón u otra en la construcción del socialismo), indica la relativa falta de desarrollo de la conciencia social. El grupo de vanguardia es ideológicamente más avanzado que la masa; ésta conoce los valores nuevos, pero insuficientemente. Mientras en los primeros se produce un cambio cualitativo que les permite ir al sacrificio en su función de avanzada, los segundos sólo ven a medias y deben ser sometidos a estímulos y presiones de cierta intensidad; es la dictadura del proletariado ejerciéndose no sólo sobre la clase derrotada, sino también individualmente, sobre la clase vencedora.
Todo esto entraña para su éxito total, la necesidad de una serie de mecanismos, las instituciones revolucionarias. En la imagen de las multitudes marchando hacia el futuro, encaja el concepto de institucionalización como el de un conjunto armónico de canales, escalones, represas, aparatos bien aceitados que permiten esa marcha, que permitan la selección natural de los destinados a caminar en la vanguardia y que adjudiquen el premio y el castigo a los que cumplen o atenten contra la sociedad en construcción.
Esta institucionalidad de la revolución todavía no se ha logrado. Buscamos algo nuevo que permita la perfecta identificación entre el gobierno y la comunidad en su conjunto, ajustada a las condiciones peculiares de la construcción del socialismo y huyendo al máximo de los lugares comunes de la democracia burguesa, trasplantados a la sociedad en formación (como las cámaras legislativas, por ejemplo). Se han hecho algunas experiencias dedicadas a crear paulatinamente la institucionalización de la Revolución, pero sin demasiada prisa. El freno mayor que hemos tenido ha sido el miedo a que cualquier aspecto formal nos separe de las masas y del individuo, nos haga perder de vista la última y más importante ambición revolucionaria que es ver al hombre liberado de su enajenación.
No obstante la carencia de instituciones, lo que debe superarse gradualmente, ahora las masas hacen la historia como el conjunto consciente de individuos que luchan por una misma causa. El hombre, en el socialismo a pesar de su aparente estandarización, es más completo; a pesar de la falta del mecanismo perfecto para ello, su posibilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es infinitamente mayor.
Todavía es preciso acentuar su participación consciente, individual y colectiva, en todos los mecanismos de dirección y de producción y ligarla a la idea de la necesidad de la educación técnica e ideológica, de manera que sienta cómo estos procesos son estrechamente interdependientes y sus avances son paralelos. Así logrará la total conciencia de su ser social, lo que equivale a su realización plena como criatura humana, rotas las cadenas de la enajenación.
Esto se traducirá concretamente en la reapropiación de su naturaleza a través del trabajo liberado y la expresión de su propia condición humana a través de la cultura y el arte.
Para que se desarrolle en la primera, el trabajo debe adquirir una condición nueva; la mercancía hombre cesa de existir y se instala un sistema que otorga una cuota por el cumplimiento del deber social. Los medios de producción pertenecen a la sociedad y la máquina es sólo la trinchera donde se cumple el deber. El hombre comienza a liberar su pensamiento de hecho enojoso que suponía la necesidad de satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo. Empieza a verse retratado en su obra y a comprender su magnitud humana a través del objeto creado, del trabajo realizado. Esto ya no entraña dejar una parte de su ser en forma de fuerza de trabajo vendida, que no le pertenece más, sino que significa una emanación de sí mismo, un aporte a la vida común en que se refleja; el cumplimiento de su deber social.
Hacemos todo lo posible por darle al trabajo esta nueva categoría de deber social y unirlo al desarrollo de la técnica, por un lado, lo que dará condiciones para una mayor libertad, y al trabajo voluntario por otro, basados en la apreciación marxista de que el hombre realmente alcanza su plena condición humana cuando produce sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía.
Claro que todavía hay aspectos coactivos en el trabajo, aun cuando sea voluntario; el hombre no ha transformado toda la coerción que lo rodea en reflejo condicionado de naturaleza social y todavía produce, en muchos casos, bajo la presión del medio (compulsión moral, la llama Fidel). Todavía le falta el lograr la completa recreación espiritual ante su propia obra, sin la presión directa del medio social, pero ligado a él por los nuevos hábitos. Esto será el comunismo.
Debemos considerar, además, como apuntáramos antes, que no estamos frente al período de transición puro, tal como lo viera Marx en la Crítica del programa de Gotha, sino a una nueva fase no prevista por él; primero período de transición del comunismo o de la construcción del socialismo.
Este transcurre en medio de violentas luchas de clase y con elementos de capitalismo en su seno que oscurecen la comprensión cabal de su esencia.
Si a esto se agrega el escolasticismo que ha frenado el desarrollo de la filosofía marxista e impedido el tratamiento sistemático del período, cuya economía política no se ha desarrollado, debemos convenir en que todavía estamos en pañales y es preciso dedicarse a investigar todas las características primordiales del mismo antes de elaborar una teoría económica y política de mayor alcance.
La teoría que resulte dará indefectiblemente preeminencia a los dos pilares de la construcción: la formación del hombre nuevo y el desarrollo de la técnica. En ambos aspectos nos falta mucho por hacer, pero es menos excusable el atraso en cuanto a la concepción de la técnica como base fundamental, ya que aquí no se trata de avanzar a ciegas sino de seguir durante un buen tramo el camino abierto por los países más adelantados del mundo. Por ello Fidel machaca con tanta insistencia sobre la necesidad de la formación tecnológica y científica de todo nuestro pueblo y más aún, de su vanguardia.
En el campo de las ideas que conducen a actividades no productivas, es más fácil ver la división entre necesidad material y espiritual. Desde hace mucho tiempo el hombre trata de liberarse de la enajenación mediante la cultura y el arte. Muere diariamente las ocho y más horas en que actúa como mercancía para resucitar en su creación espiritual. Pero este remedio porta los gérmenes de la misma enfermedad; es un ser solitario el que busca comunión con la naturaleza. Defiende su individualidad oprimida por el medio y reacciona ante las ideas estéticas como un ser único cuya aspiración es permanecer inmaculado.
Se trata sólo de un intento de fuga. La ley del valor no es ya un mero reflejo de las relaciones de producción; los capitalistas monopolistas la rodean de un complicado andamiaje que la convierte en una sierva dócil, aun cuando los métodos que emplean sean puramente empíricos. La superestructura impone un tipo de arte en el cual hay que educar a los artistas. Los rebeldes son dominados por la maquinaria y sólo los talentos excepcionales podrán crear su propia obra. Los restantes devienen asalariados vergonzantes o son triturados.
Se inventa la investigación artística a la que se da como definitoria de la libertad, pero esta «investigación» tiene sus límites, imperceptibles hasta el momento de chocar con ellos, vale decir, de plantearse los reales problemas del hombre y su enajenación. La angustia sin sentido o el pasatiempo vulgar constituyen válvulas cómodas a la inquietud humana; se combate la idea de hacer del arte un arma de denuncia.
Si se respetan las leyes del juego se consiguen todos los honores; los que podría tener un mono al inventar piruetas. La condición es no tratar de escapar de la jaula invisible.
Cuando la Revolución tomó el poder se produjo el éxodo de los domesticados totales; los demás, revolucionarios o no, vieron un camino nuevo. La investigación artística cobró nuevo impulso. Sin embargo, las rutas estaban más o menos trazadas y el sentido del concepto fuga se escondió tras la palabra libertad. En los propios revolucionarios se mantuvo muchas veces esta actitud, reflejo del idealismo burgués en la conciencia.
En países que pasaron por un proceso similar se pretendió combatir estas tendencias con un dogmatismo exagerado. La cultura general se convirtió casi en un tabú y se proclamó el súmmum de la aspiración cultural una representación formalmente exacta de la naturaleza, convirtiéndose ésta, luego, en una representación mecánica de la realidad social que se quería hacer ver; la sociedad ideal, casi sin conflictos ni contradicciones, que se buscaba crear.
El socialismo es joven y tiene errores. Los revolucionarios carecemos, muchas veces, de los conocimientos y la audacia intelectual necesarias para encarar la tarea del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distintos a los convencionales y los métodos convencionales sufren de la influencia de la sociedad que los creó. (Otra vez se plantea el tema de la relación entre forma y contenido.) La desorientación es grande y los problemas de la construcción material nos absorben. No hay artistas de gran autoridad que, a su vez, tengan gran autoridad revolucionaria.
Los hombres del partido deben tomar esa tarea entre las manos y buscar el logro del objetivo principal: educar al pueblo.
Se busca entonces la simplificación, lo que entiende todo el mundo, que es lo que entienden los funcionarios. Se anula la auténtica investigación artística y se reduce el problema de la cultura general a una apropiación del presente socialista y del pasado muerto (por tanto no peligroso). Así nace el realismo socialista sobre las bases del arte del siglo pasado.
Pero el arte realista del siglo XIX, también es de clase, más puramente capitalista, quizás, que este arte decadente del siglo XX, donde se transparenta la angustia del hombre enajenado. El capitalismo en cultura ha dado todo de sí y no queda de él sino el anuncio de un cadáver maloliente; en arte, su decadencia de hoy. Pero, ¿por qué pretender buscar en las formas congeladas del realismo socialista la única receta válida? No se puede oponer al realismo socialista «la libertad», porque ésta no existe todavía, no existirá hasta el completo desarrollo de la sociedad nueva; pero no se pretenda condenar a todas las formas de arte posteriores a la primera mitad del siglo XIX desde el trono pontificio del realismo a ultranza, pues se caería en un error proudhoniano de retorno al pasado, poniéndole camisa de fuerza a la expresión artística del hombre que nace y se construye hoy.
Falta el desarrollo de un mecanismo ideológico-cultural que permita la investigación y desbroce la mala hierba, tan fácilmente multiplicable en el terreno abonado de la subvención estatal.
En nuestro país, el error del mecanismo realista no se ha dado, pero sí otro de signo contrario. Y ha sido por no comprender la necesidad de la creación del hombre nuevo, que no sea el que represente las ideas del siglo XIX, pero tampoco las de nuestro siglo decadente y morboso. El hombre del siglo XXI es el que debemos crear, aunque todavía es una aspiración subjetiva y no sistematizada. Precisamente éste es uno de los puntos fundamentales de nuestro estudio y de nuestro trabajo y en la medida en que logremos éxitos concretos sobre una base teórica o, viceversa, extraigamos conclusiones teóricas de carácter amplio sobre la base de nuestra investigación concreta, habremos hecho un aporte valioso al marxismo-leninismo, a la causa de la humanidad.
La reacción contra el hombre del siglo XIX, nos ha traído la reincidencia en el decadentismo del siglo XX; no es un error demasiado grave, pero debemos superarlo, so pena de abrir un ancho cauce al revisionismo.
Las grandes multitudes se van desarrollando, las nuevas ideas van alcanzando adecuado ímpetu en el seno de la sociedad, las posibilidades materiales de desarrollo integral de absolutamente todos sus miembros, hacen mucho más fructífera la labor. El presente es de lucha; el futuro es nuestro.
Resumiendo, la culpabilidad de muchos de nuestros intelectuales y artistas reside en su pecado original; no son auténticamente revolucionarios. Podemos intentar injertar el olmo para que dé peras; pero simultáneamente hay que sembrar perales. Las nuevas generaciones vendrán libres del pecado original. Las probabilidades de que surjan artistas excepcionales serán tanto mayores cuanto más se haya ensanchado el campo de la cultura y la posibilidad de expresión. Nuestra tarea consiste en impedir que la generación actual dislocada por conflictos, se pervierta y pervierta a las nuevas. No debemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni «becarios» que vivan al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas. Ya vendrán los revolucionarios que entonen el canto del hombre nuevo con la auténtica voz del pueblo. Es un proceso que requiere tiempo.
En nuestra sociedad, juegan un gran papel la juventud y el partido.
Particularmente importante es la primera; por ser la arcilla maleable con que se puede construir al hombre nuevo sin ninguna de las taras anteriores.
Ella recibe un trato acorde con nuestras ambiciones. Su educación es cada vez más completa y no olvidamos su integración al trabajo desde los primeros instantes. Nuestros becarios hacen trabajo físico en sus vacaciones o simultáneamente con el estudio. El trabajo es un premio en ciertos casos, un instrumento de educación, en otros, jamás un castigo. Una nueva generación nace.
El partido en una organización de vanguardia. Los mejores trabajadores son propuestos por sus compañeros para integrarlo. Este es minoritario pero de gran autoridad por la calidad de sus cuadros. Nuestra aspiración es que el partido sea de masas, pero cuando las masas hayan alcanzado el nivel de desarrollo de la vanguardia, es decir, cuando estén educadas para el comunismo. Y a esa educación va encaminado el trabajo. El partido es el ejemplo vivo; sus cuadros deben dictar cátedras de laboriosidad y sacrificio, deben llevar, con su acción, a las masas, al fin de la tarea revolucionaria, lo que entraña años de duro bregar contra las dificultades de la construcción, los enemigos de clase, las lacras del pasado, el imperialismo. . .
Quisiera explicar ahora el papel que juega la personalidad, el hombre como individuo dirigente de las masas que hacen la historia. Es nuestra experiencia, no una receta.
Fidel dio a la Revolución el impulso en los primeros años, la dirección, la tónica siempre, pero hay un buen grupo de revolucionarios que se desarrollan en el mismo sentido que el dirigente máximo y una gran masa que sigue a sus dirigentes porque les tiene fe; y les tiene fe, porque ellos han sabido interpretar sus anhelos.
No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces por año pueda ir alguien a pasearse en la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad. El individuo de nuestro país sabe que la época gloriosa que le toca vivir es de sacrificio; conoce el sacrificio.
Los primeros lo conocieron en la Sierra Maestra y dondequiera que se luchó; después lo hemos conocido en toda Cuba. Cuba es la vanguardia de América y debe hacer sacrificios porque ocupa el lugar de avanzada, porque indica a las masas de América Latina el camino de la libertad plena.
Dentro del país, los dirigentes tienen que cumplir su papel de vanguardia; y, hay que decirlo con toda sinceridad, en una revolución verdadera, a la que se le da todo, de la cual no se espera ninguna retribución material, la tarea del revolucionario de vanguardia es a la vez magnífica y angustiosa.
Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente; éste debe unir a un espíritu apasionado una mente fría y tomar decisiones dolorosas sin que se contraiga un músculo. Nuestros revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más sagradas y hacerlo único, indivisible. No pueden descender con su pequeña dosis de cariño cotidiano hacia los lugares donde el hombre común lo ejercita.
Los dirigentes de la revolución tienen hijos que en sus primeros balbuceos, no aprenden a nombrar al padre; mujeres que deben ser parte del sacrificio general de su vida para llevar la revolución a su destino; el marco de los amigos responde estrictamente al marco de los compañeros de revolución. No hay vida fuera de ella.
En esas condiciones, hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización.
El revolucionario, motor ideológico de la revolución dentro de su partido, se consume en esa actividad ininterrumpida que no tiene más fin que la muerte, a menos que la construcción se logre en escala mundial. Si su afán de revolucionario se embota cuando las tareas más apremiantes se ven realizadas a escala local y se olvida el internacionalismo proletario, la revolución que dirige deja de ser una fuerza impulsora y se asume en una cómoda modorra, aprovechada por nuestros enemigos irreconciliables, el imperialismo, que gana terreno. El internacionalismo proletario es un deber pero también es una necesidad revolucionaria. Así educamos a nuestro pueblo.
Claro que hay peligros presentes en las actuales circunstancias. No sólo el del dogmatismo, no sólo el de congelar las relaciones con las masas en medio de la gran tarea; también existe el peligro de las debilidades en que se puede caer. Si un hombre piensa que, para dedicar su vida entera a la revolución, no puede distraer su mente por la preocupación de que a un hijo le falte determinado producto, que los zapatos de los niños estén rotos, que su familia carezca de determinado bien necesario, bajo este razonamiento deja infiltrarse los gérmenes de la futura corrupción.
En nuestro caso, hemos mantenido que nuestros hijos deben tener y carecer de lo que tienen y de lo que carecen los hijos del hombre común; y nuestra familia debe comprenderlo y luchar por ello. La revolución se hace a través del hombre, pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario.
Así vamos marchando. A la cabeza de la inmensa columna —no nos avergüenza ni nos intimida el decirlo— va Fidel, después, los mejores cuadros del partido, e inmediatamente, tan cerca que se siente su enorme fuerza, va el pueblo en su conjunto; sólida armazón de individualidades que caminan hacia su fin común; individuos que han alcanzado la conciencia de lo que es necesario hacer; hombres que luchan por salir del reino de la necesidad y entrar al de la libertad.
Esa inmensa muchedumbre se ordena; su orden responde a la conciencia de la necesidad del mismo; ya no es fuerza dispersa, divisible en miles de fracciones disparadas al espacio como fragmentos de granada, tratando de alcanzar por cualquier medio, en lucha reñida con sus iguales una posición, algo que permita apoyo frente al futuro incierto.
Sabemos que hay sacrificios delante nuestro y que debemos pagar un precio por el hecho heroico de constituir una vanguardia como nación. Nosotros, dirigentes, sabemos que tenemos que pagar un precio por tener derecho a decir que estamos a la cabeza del pueblo que está a la cabeza de América.
Todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrificio, conscientes de recibir el premio en la satisfacción del deber cumplido, conscientes de avanzar con todos hacia el hombre nuevo que se vislumbra en el horizonte.
Permítame intentar unas conclusiones:
Nosotros, socialistas, somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres.
El esqueleto de nuestra libertad completa está formado, falta la sustancia proteica y el ropaje; los crearemos.
Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de sacrificio.
Nuestro sacrificio es consciente; cuota para pagar la libertad que construimos.
El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos.
Nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica.
La personalidad juega el papel de movilización y dirección en cuanto que encarna las más altas virtudes y aspiraciones del pueblo y no se separa de la ruta.
Quien abre el camino es el grupo de vanguardia, los mejores entre los buenos, el partido.
La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud; en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera.
Si esta carta balbuceante aclara algo, ha cumplido el objetivo con que la mando.
Reciba nuestro saludo ritual, como un apretón de manos o un «Ave María Purísima». Patria o muerte.
Guevara, Ernesto "Che" –
Alí Primera
Cuba
Hacen mil hombres
Hace mil hombres nacieron
multiples como la caña
las de un niño hombre y pueblo
tus manos son la montaña
son Maestra y Bahia Grande
son Guerrilla, son el Granma
son Cuba libre, son Patria
tus manos siguen viviendo
dicen pueblo, pueblo, pueblo
tus manos siguen viviendo
dicen fuego, fuego, fuego
tus manos, aun muertas estan viviendo
porque aprientan el gatillo
combatiente guerrillero
de aquel enorme fusíl
la voluntad de los pueblo
tus manos siguen viviendo
dicen fuego, fuego, fuego
tus manos buscan tu cuerpo
dicen pueblo, pueblo, pueblo
tus manos las está besando el pueblo
tus manos, tus manos, che
tus manos llenan de fé
llenan de fé en la victoria
tus manos, tus manos che,
cantando les dice el pueblo
hasta siempre venceré
tus manos,
aun muertas estan luchando,
porque tus manos,
no te las cortaron rogando.
tus manos,
aun muertas estan luchando
porque tus manos
no te las cortaron rogando.
Nicolás Guillén
Cuba
Guitarra en duelo mayor
Soldadito de Bolivia,
Soldadito Boliviano,
Armado vas de tu rifle
Que es un rifle americano.
Que es un rifle americano
Soldadito de Bolivia,
Que es un rifle americano.
Te lo dio el señor Barrientos,
Soldadito Boliviano.
Regalo de Mr. Johnson
Para matar a tu hermano.
Para matar a tu hermano
Soldadito de Bolivia,
Para matar a tu hermano.
No sabes quien es el muerto,
Soldadito Boliviano.
El muerto es el Che Guevara
Y era argentino y cubano.
Y era argentino y cubano
Soldadito de Bolivia,
Y el argentino y cubano.
El fue tu mejor amigo,
Soldadito Boliviano.
El fue amigo del pobre
Del oriente al altiplano.
Del oriente al altiplano
Soldadito de Bolivia,
Del oriente al altiplano.
Está mi guitarra entera,
Soldadito Boliviano,
De luto, pero no llora
Aunque llorar es humano.
Aunque llorar es humano
Soldadito de Bolivia,
Aunque llorar es humano.
No llora porque la hora,
Soldadito Boliviano
No es de lagrima y pañuelo,
Sino de machete en mano.
Sino de machete en mano
Soldadito de Bolivia,
Sino de machete en mano.
Con el cobre que te paga,
Soldadito Boliviano,
Que te vendes, que te compras,
Es lo que piensa el tirano.
Es lo que piensa el tirano
Soldadito de Bolivia,
Es lo que piensa el tirano.
Pero aprenderás seguro,
Soldadito Boliviano,
Que a un hermano no se mata
Que no se mata a un hermano
Que no se mata a un hermano.
Soldadito de Bolivia,
Que no se mata a un hermano
Que no se mata a un hermano!
Silvio Rodríguez
Cuba
La era está pariendo un corazón
Le he preguntado a mi sombra
a ver como ando para reírme,
mientras el llanto, con voz de templo,
rompe en la sala
regando el tiempo.
Mi sombra dice que reírse
es ver los llantos como mi llanto,
y me he callado, desesperado
y escucho entonces:
la tierra llora.
La era está pariendo un corazón,
no puede más, se muere de dolor
y hay que acudir corriendo
pues se cae el porvenir
en cualquier selva del mundo,
en cualquier calle.
Debo dejar la casa y el sillón,
la madre vive hasta que muere el sol,
y hay que quemar el cielo si es preciso
por vivir,
por cualquier hombre del mundo,
por cualquier casa.
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