jueves, 2 de agosto de 2007

Matar de Fidel Castro asesinar al líder cubano Robert Kennedy un ángel norteamericano





Otro macabro proyecto
Héctor Arturo • Viejo Blues

Este 2 de julio se ha conmemorado el aniversario 46 de la muerte del escritor norteamericano Ernest Hemingway, gran amigo de Cuba, simpatizante de la Revolución y quien vivió por más de 20 años en la Finca Vigía, en las afueras de La Habana. Nada se conocía, hasta hace muy poco, del intento de asesinar al Presidente Fidel por parte de la maquinaria yanqui, en la mencionada residencia...

Ahora que la CIA ha vuelto a desempolvar archivos ultrasecretos, con la desclasificación de documentos que comprometen a esa agencia y a las más altas autoridades de Estados Unidos en planes de atentar contra la vida de estadistas de otros países, vale recordar uno de estos macabros proyectos, encaminado a asesinar al Presidente Fidel Castro.

Apenas éste es uno de los 638 atentados preparados por la CIA y sus mercenarios asalariados desde 1959, dentro y fuera de Cuba, para cometer tal crimen.

Lo curioso, sin embargo, es que este plan no es siquiera mencionado en los archivos recientemente desclasificados, no tachados, como suelen hacer siempre, sino borrados mediante técnicas de computación en sus partes más comprometedoras.

Las casi 700 páginas sacadas a la luz pública la semana anterior, constituyen apenas la punta del iceberg de una política que ha sido la oficial de Estados Unidos, para sacar de circulación a sus adversarios.

Y mucha atención: los jefes de la CIA argumentan ahora, como mansas palomitas, que dichos documentos demuestran acciones de etapas pasadas, que ya no son empleadas por sus oficiales y agentes.

Como a Pinocho, les va a crecer la nariz, porque estos halcones y buitres mienten a sabiendas de que sobre todo en la dinastía Bush, la tortura, cárceles secretas, desapariciones y asesinatos revisten carácter de Ley y están más que siempre a la orden del día, y hasta el propio Presidente, su Vice y su Secretaria de Estado, han expresado públicamente sus perversos deseos de que Fidel muera, con el objetivo de lograr su cacareada "transición", que donde hace falta, en verdad, es en Estados Unidos.

La Operación Capilla De Hemingway


Hasta hace muy poco, nada se conocía acerca del intento de asesinar al Presidente Fidel en la Finca Vigía, que fue la residencia del escritor Ernest Hemingway en las afueras de La Habana, por más de 20 años.

En dicho complot habrían estado directamente involucrados el presidente John F. Kennedy y su hermano Robert, entonces fiscal general. Los periodistas David Corn y Gus Ruso exploran esta posibilidad a partir de un memorando del Pentágono, escrito hace 39 años.

En un amplio reportaje de estos dos colegas, publicado por el semanario estadunidense The Nation, se plantea que un documento del Pentágono - alguna vez clasificado como Altamente Secreto - fue sacado a la luz por el Tribunal de Revisión de los Archivos de Asesinatos en 1997.

El documento registra una reunión de funcionarios de Seguridad Nacional, realizada en la Oficina Oval el 16 de marzo de 1962, con la presencia del presidente John F. Kennedy, y su hermano, el fiscal general, Robert Kennedy.

El texto fue redactado por el brigadier general Edward Landsdale, a quien el Presidente había puesto a cargo de la Operación Mangosta, proyecto interagencias fraguado en noviembre de 1961, con el fin de derrocar a Fidel.

Presentes en dicha reunión estaban, además: McGeorge Bundy, consejero Nacional de Seguridad; John McCone, director de la Agencia Central de Inteligencia; el general Maxwell Taylor, consejero militar del Presidente; el general Lyman Lmnitzer, presidente de la Junta de los Jefes de Equipo; Roswell Gilpatric, funcionario del Buró del Departamento de Defensa; U. Alexis Johnson, del Buró del Departamento de Estado, y el propio Landsdale.

El único punto de la agenda era el de sentar las líneas a seguir en la Operación Mangosta. Landsdale presentó su informe sobre un esfuerzo para entrenar agentes cubanos anticastristas en las tácticas de la guerra de guerrillas.

El presidente Kennedy dijo al grupo que no aprobaría todavía ninguna intervención militar directa de Estados Unidos en Cuba. Luego, la conversación giró hacia otro asunto. Así registró Landsdale esto en su "memorando para el archivo":

El Fiscal General entonces mencionó una conversación que Mary Hemingway, viuda de Ernest Hemingway, había sostenido con Ed Murrow, antiguo radiodifusor de noticias, que encabezaba entonces la Agencia de Información de Estados Unidos.

Añadió Landsale que "la CIA tenía algunos fondos inestimables que debían ser utilizados para tal esfuerzo".

McCone preguntó si la gente activa estaba al tanto de esto, y Landsale respondió que teníamos que discutirlo, que ellos estaban de acuerdo con que valía la pena llevar a cabo el asunto, y que nosotros coincidíamos en que el tema era tan delicado y sensible que no debía ser del conocimiento del Grupo Especial (un grupo de élite interagencias que revisaba las acciones encubiertas) hasta que estuviera listo para llevarse a cabo, y entonces, no debía conocerse en detalle.

Landsale apuntó que todo esto conduciría al fraccionamiento de la Revolución Cubana. Si esto sucedía, podía irse extendiendo como la llama de la pólvora, como sucedió en Hungría, y debíamos estar preparados para conseguir nuestra meta de desembarazar a Cuba del Gobierno comunista.

En el memorando, Landsdale no mencionó más detalles acerca de la operación "Capilla de Hemingway", una referencia a la finca que el escritor tenía en Cuba, la cual había sido convertida en museo. Hablaba en su propia forma: en clave.

En otro memorando, Landsdale usó un término similar, el "fraccionamiento del régimen", para hablar de las acciones contra la Revolución Cubana, que incluían el asesinato de Fidel Castro.

Con la Operación Mangosta, que pretendía incitar un levantamiento popular en Cuba, los hombres de Kennedy bien pudieron abrigar la esperanza de que el asesinato de Fidel esparciría la tal "llama de la pólvora".

Más detalles


La descripción de Landsdale del plan Capilla de Hemingway como "muy delicado y sensible", y cuyos detalles debían ocultarse al Grupo Especial, es otro indicio de que la operación incluía el asesinato.

"Ésa es la salida", afirmó Peter Kornbluh, un antiguo analista del Archivo de Seguridad Nacional y especialista en documentos sobre Cuba. "De los casos de intento de asesinato que han sido desclasificados, éste es el más cerrado". Solo el magnicidio pudo haber sido un tabú para la discusión abierta con el Grupo Especial, que planeaba de manera rutinaria sabotajes, violencia y caos para tratar de socavar a la Revolución Cubana.

No está claro a cuál operación específica se estaba refiriendo Kennedy en la reunión del 16 de marzo. Ni Halpern ni Shackley recuerdan haber recibido órdenes para una misión que involucrara la finca de Hemingway. Los archivos de la Operación Mangosta que han sido desclasificados no se refieren a ningún intento de asesinato en la casa del Dios de Bronce de la literatura norteamericana. Y ninguno de los participantes en la reunión está vivo.

El secretario de Defensa de Kennedy, Robert McNamara, quien fue designado para asistir a esa sesión, pero no lo hizo, declaró acerca de la operación Capilla de Hemingway: "Yo no sé nada al respecto. Todo el asunto Mangosta era descabellado".

De acuerdo con el memorando de Landsdale, la discusión de esta operación en particular había sido detonada por los comentarios de Mary Hemingway, quien había tenido un breve encuentro con Fidel Castro ocho meses atrás.

El domingo 2 de julio de 1961, Ernest Hemingway se suicidó con una escopeta en Ketchum, Idaho, y poco después, Mary, su cuarta esposa, decidió viajar a Cuba para visitar la Finca Vigía, que Hemingway tenía en las afueras de La Habana, para recuperar manuscritos, pinturas y otras pertenencias.

Antes de que abandonara Ketchum, un funcionario cubano la llamó y le dijo que Cuba quería establecer un museo en Finca Vigía. Como ya en esa fecha se había decretado la prohibición de Estados Unidos de viajar a Cuba, ahora mucho más recrudecida, Mary recabó el apoyo de William Walton, periodista y artista cercano al presidente Kennedy.

Walton le pidió ayuda al Presidente, y en unas horas, Mary tuvo el permiso para hacer el viaje. Valerie Danby-Smith, quien había sido la secretaria de Hemingway y más tarde esposa del hijo menor de éste y asumió el apellido Hemingway, acompañó a la viuda.

En La Finca Vigía


De acuerdo con Valerie Hemingway, cuando las dos mujeres llegaron a finales de julio, el Comandante en Jefe Fidel les envió una nota en la que les decía que si requerían ayuda, lo buscaran, porque él era un admirador de Hemingway.

Varias noches después, Fidel se personó en Finca Vigía.

En su autobiografía, Mary Hemingway, quien murió en 1986, escribió que Fidel Castro "llegó en su jeep, acompañado solo de un carro indescriptible". Había llevado solamente a unos cuantos asistentes, ni batallones, ni guardias.

"No había mucha seguridad y esto impresionó a Mary", quien llamó a los sirvientes para que dieran la bienvenida al Jefe de la Revolución Cubana, recuerda Valerie.

Fidel entró en la casa y Mary le sirvió café. Discutieron la transferencia de Finca Vigía al Gobierno cubano. El Comandante en Jefe recordó cuando pescó con su esposo, durante el Torneo Internacional de Pesca de la Aguja Ernest Hemingway creado en La Habana por el insigne escritor, encuentro único entre ambos, ocurrido el 15 de mayo de 1960.

"Gran parte de la conversación fue en tono informal", relata Valerie Hemingway. Fidel contempló las cabezas disecadas de animales y pidió ver el lugar donde Hemingway había escrito sus novelas. Mary lo guió a la torre que ella había ordenado construir como estudio para que Hemingway escribiera, a varias yardas de la casa principal.

Sin esperar a sus asistentes, Fidel subió las escaleras de la torre hacia la oficina del piso de arriba y Mary lo siguió: "ella estaba impresionada con esto, pues pensó que cualquier otro líder hubiera ordenado a sus asistentes subir antes que él, para asegurarse de que estaba a salvo. Éste era un lugar ideal para matar a Castro, y Mary repararía en eso en muchas ocasiones durante años", señaló Valerie Hemingway.

Semanas después, Mary y Valerie arreglaron el desorden de Finca Vigía, revisaron cientos de papeles de trabajos no publicados, quemaron los documentos personales (de acuerdo con los deseos de Hemingway), etiquetaron las cabezas de animales (quién los mató, dónde y cuándo), pusieron la casa en orden para ser exhibida y empacaron las posesiones que Mary deseaba conservar.

Como solo podían viajar con un equipaje de mano en su vuelo de regreso a Miami, arreglaron para que un barco camaronero - que se dirigía a Tampa para ser reparado - transportara los paquetes con los papeles de Hemingway, las pinturas de Paul Klee, Juan Gris y André Masson, y otros recuerdos.

Desde septiembre de 1961 a enero de 1962, Mary Hemingway - todavía en shock por el suicidio de su esposo (que ella consideraba un accidente) - permaneció en Idaho. Una vez, en febrero, regresó a su piso en Nueva York.

Compartió con sus amigos las historias de su viaje a Cuba, su encuentro con Fidel y cómo se las había arreglado para sacar de Cuba las pinturas y los papeles de Hemingway.

Uno de sus amigos, Clifton Daniel, director asistente del editor del Times y esposo de Margaret Truman, se comunicó con el jefe de la Agencia de Información de Estados Unidos, Edward R. Murrow, y le sugirió que hablara con Mary Hemingway.

Murrow respondió a Daniel en una carta el 20 de marzo de 1962: "Mary Hemingway llamó. Tuvimos una interesante y útil conversación y estuve con ella en una o dos fiestas interesantes por aquí".

Expresa Valerie Hemingway que "la torre puede ser la clave para esto. Fue lo que más impresionó a Mary de Castro" Valerie insiste en que Mary no hubiera conscientemente ayudado o instigado un proyecto contra Fidel.

Incluso en su autobiografía, Mary recordaba haber asistido a una cena en la Casa Blanca en abril de 1962, donde ella "fastidió" al presidente Kennedy al calificar su posición de confrontación hacia Cuba como "estúpida, poco realista y, peor, inefectiva".

Asesinar a Fidel en la casa de Hemingway parecía una estrategia poco probable. Pero en la guerra secreta de Estados Unidos contra Cuba, la Casa Blanca, el Pentágono y la CIA adoptaron muchas ideas extrañas, y casi todas incluían el magnicidio, el mismo método que emplearon contra su propio presidente, John F. Kennedy.

En aquella reunión del 16 de marzo de 1962, la CIA probablemente no estaba en condiciones de asesinar a Fidel, a pesar de la excesiva y optimista afirmación de Landsdale de que la agencia poseía "invaluables recursos que deben ser utilizados para la causa", y que serían invertidos en el proyecto de la Capilla de Hemingway.

"Nosotros no teníamos ningún fondo que pudiera hacer algo con esta información entonces", justifica John Sherwood, un agente de la CIA que estuvo en el caso y trabajó en el asunto Cuba. "Teníamos unos pocos agentes en Cuba que podían enviarnos archivos escritos de la inteligencia. Eso fue todo. Lo demás eran cosas eran inventadas entonces".

Transcurridos más de 40 años de los días gloriosos de los Kennedy, es bien conocido que el joven John F. Kennedy tenía su lado oscuro. El debate sobre qué tan oscuro era ese lado, continúa.

El documento del 16 de marzo ofrece evidencia de que John y Robert participaron en uno de los más sucios ejercicios de esos días turbulentos. Quitar del camino a Fidel en la casa de Hemingway, un autor admirado tanto por Kennedy como por Fidel, suena más como una conjura salida de la pluma de un novelista que un plan concebido por un Fiscal General en presencia de su hermano, el Presidente de Estados Unidos.

Pero todo se sabrá a su debido tiempo. Quizás nosotros no, porque los años pasan. Pero nuestros hijos y nietos conocerán alguna vez sobre éste y otros episodios, en los cuales 10 administraciones yanquis, de una forma u otra, han estado involucradas contra Cuba, aún antes de que triunfara la Revolución, el 1º de Enero de 1959.

Mientras, este archivo sin desclasificar, pero que huele a carroña y a verdad, permanecerá en el terreno de la duda para los ingenuos, tanto tiempo como la familia Kennedy mantenga guardados los cientos de documentos de Robert F. Kennedy.

Como ha reiterado el Presidente Fidel: "el tiempo está a nuestro favor". Y tal como afirmó en una de sus recientes Reflexiones acerca de los planes de atentados en su contra, engendrados en Estados Unidos a espaldas de la población de ese país, y retomando una frase del también asesinado presidente Abraham Lincoln: "No se puede engañar al pueblo todo el tiempo".