SIGNIFICACIÓN HISTÓRICA DEL 20 DE MAYO DE 1902
En los textos constitucionales de 1901 y 1940 aparece el 20 de mayo como Día de la Independencia, una de las fechas nacionales de la República de Cuba junto al 24 de febrero y el 10 de octubre. Con la Ley Fundamental de 1959 que, con carácter provisional, rigió en Cuba hasta 1976, se suprimió el 20 de mayo como una de las fechas nacionales y en la actualidad, con la Constitución de la República vigente desde el 24 de febrero de 1976, se mantiene ese concepto. Las fechas nacionales de hoy son:
· 1ro. de enero: Día de la liberación.
· 1ro. de mayo: Día Internacional de los trabajadores.
· 26 de julio: Día de la Rebeldía Nacional.
· 10 de octubre: Inicio de las guerras de independencia.
La decisión tomada en 1959 ha motivado, a lo largo de más de cincuenta años, el enfrentamiento ideológico entre los revolucionarios cubanos y los contrarrevolucionarios y vendepatrias al servicio del imperialismo yanqui que, incluso, han secuestrado la fecha y la celebran en Miami y hasta algunos presidentes de los Estados Unidos han realizado discursos “dirigidos a la libertad, la democracia y los derechos humanos en Cuba” en ese fecha que continúan considerando como Día de la Independencia.
En Cuba, no se ha dejado de considerar el 20 de mayo de 1902 como una fecha histórica que motiva a la reflexión y al análisis sobre el pasado pero, se le ha dado el tratamiento que realmente debe tener. No es una fecha patriótica, tampoco es el Día de la Independencia ni tiene por tanto que ser feriado ni motivo de celebración y júbilo.
Ese día, ciertamente nace oficialmente para el concierto de las naciones libres del mundo la República de Cuba pero sólo oficialmente. En los principales edificios públicos de las ciudades y poblaciones cubanas se arrió la bandera norteamericana y se izó la cubana y tomó posesión para su período de gobierno el gobierno electo de Tomás Estrada Palma.
Pero la república formal nacía sin independencia real. Juan Gualberto Gómez, patriota cubano de la época lo sentenció: “La Enmienda Platt ha dejado a Cuba con poca o ninguna independencia”.
¿Qué fue la Enmienda Platt?
Un engendro jurídico neocolonizador. Una enmienda o ley, iniciativa de los círculos de poder de los Estados Unidos, aprobada en el congreso norteamericano y por tanto con carácter de ley para el territorio de los Estados Unidos. Se aprueba en 1901, en momentos en que Cuba estaba legalmente ocupada militarmente por ese país – la legalidad la dio el Tratado de París, de 10 de diciembre de 1898, celebrado entre España y Estados Unidos – pero el contenido era sobre las relaciones que debían mantener la isla de Cuba, una vez proclamada su república, y los Estados Unidos.
En síntesis, el engendro planteaba que Cuba no podía celebrar pactos ni tratados con terceros países sin consentimiento de los Estados Unidos; que cada vez que los Estados Unidos considerasen que se vería amenazada la independencia de Cuba tenían el derecho de intervenir y ocupar la isla; que el gobierno cubano estaba en la obligación de ceder los puertos necesarios para que los Estados Unidos instalasen en ella bases navales o carboneras; que quedaba omitida de los límites de Cuba, la Isla de Pinos (la segunda en extensión del archipiélago cubano), que quedaría bajo soberanía norteamericana hasta posteriores decisiones.
Esta enmienda fue obligada a ser aprobada por la asamblea constituyente cubana, cuyos miembros se opusieron inicialmente por abrumadora mayoría por lo insultante; tres votaciones fueron necesarias para su aprobación y la tercera termina con el handicap impuesto de su propia voz por el gobernador interventor Leonardo Word: Si no había enmienda no había república, por tanto fue impuesta.
Entre 1902 – 1904, el gobierno de Estrada Palma firmó los tratados de bases navales y carboneras, el de “reciprocidad” comercial y el Tratado Permanente, todos ellos para legitimar la enmienda. De esos subterfugios supuestamente legales pero en contra de la voluntad del pueblo, se origina la Base Naval de Guantánamo, territorio enajenado a Cuba, ilegalmente ocupado, base de agresiones a Latinoamérica, campamento de indocumentados y ahora prisión de “terroristas” sin previo proceso legal. La Isla de Pinos sólo fue devuelta a Cuba en 1925, hasta entonces fue objeto de planes de colonización por norteamericanos al estilo del Salvaje Oeste. Entre 1906 – 1909, Cuba sufrió la segunda ocupación militar norteamericana.
La Enmienda Platt fue abolida en 1934, como resultado de la impetuosa, pero frustrada Revolución del 30. Para entonces ya tenía los Estados Unidos consolidados los mecanismos de dominación: un ejército mercenario, políticos serviles, presidentes títeres y pleno dominio sobre las tierras, minas, servicios públicos, industrias, comercio y banca, es decir, la economía a sus pies. El historiador Oscar Pino Santos, atendiendo a la poca o casi ninguna independencia de que disfrutó Cuba durante la vigencia de la Enmienda Platt, califica a ese período como el Protectorado de Cuba por los Estados Unidos. Otros historiadores llaman a toda la etapa entre 1902 y 1958 como república mediatizada, seudorrepública o república neocolonial.
Como antecedentes al 20 de mayo de 1902 no sólo podemos analizar la asamblea constituyente y la aprobación de la Enmienda Platt, también hay que observar que en 1898 al desintegrarse los órganos representativos del pueblo cubano beligerante durante treinta años por su independencia contra España: el Partido Revolucionario Cubano fundado por José Martí –Apóstol de la independencia, caído en la lucha-, el Ejército Libertador Cubano y la Asamblea de Representantes (gobierno), los Estados Unidos construyeron un sistema multipartidista y en las primeras elecciones presidenciales impusieron a su candidato Tomás Estrada Palma en un rejuego tan fraudulento y sucio que su oponente, el general Bartolomé Masó, último presidente de la República en Armas, renunció a la lid electoral. En ese período constituyeron la Guardia Rural y el Ejército Permanente, a imagen y semejanza de la policía montada de su país, y en La Habana formaron un cuerpo de policía, después extendido a las restantes ciudades importantes, también al uso de la policía yanqui.
¿Qué nació entonces el 20 de mayo de 1902? ¿La república cubana?
No, una caricatura de república que, aunque no puede desconocerse como paso de avance respecto al dominio colonial español (1510 – 1898) no era la república “con todos y para el bien de todos” que soñó el apóstol José Martí. Hechos cercanos en tiempo al 20 de mayo, como la represión del movimiento huelguístico durante el primer gobierno republicano y la represión salvaje al Partido Independiente de Color en el segundo gobierno (1912), son ejemplos fehacientes de esa mal lograda república.
No es el día de la independencia, pues no se disfrutó de ninguna: el poder real estaba en Washington y se ejercía a través de los embajadores norteamericanos. La verdadera y definitiva soberanía de Cuba se logra el primero de enero de 1959, tras la huída del tirano Fulgencio Batista y la toma del poder por las masas populares, por eso se instituyó esa fecha como Día de la liberación.
En otro orden de cosas, desconocer la existencia de la república en armas como primera forma de gobierno republicano cubano es no admitir la existencia de una Cuba Libre en los campos cubanos durante tres guerras por la independencia.
Del 10 al 12 de abril de 1869, se reunió en Guáimaro la primera asamblea constituyente cubana y se proclamó la República de Cuba y se eligió a su primer presidente: Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria. Allí fue donde se adoptó la bandera de la estrella solitaria, el escudo de la Palma real y el Himno de Bayamo como símbolos patrios, y esa república permaneció viva durante diez años de la primera guerra contra el colonialismo español. Tras el Pacto del Zanjón (1878), que reconocía una paz sin independencia, la república se revitalizó en Baraguá mediante la enérgica protesta del general Antonio Maceo y una nueva constitución adoptada que proclamó a Vicente García como presidente.
Esa república en armas, se reconoció, al estallar la nueva guerra de independencia en 1895, en la Constitución de Jimaguayú y se renovó dos años después en La Yaya. Cuando se produce la intervención norteamericana en la guerra de los cubanos contra la tiranía española en 1898, existía una constitución, un gobierno, un ejército y otros símbolos representativos de la soberanía cubana sobre el territorio liberado.
Además, los más antiguos antecedentes de un intento de formación de un estado nacional cubano lo hallamos en 1812 cuando, por un lado el abogado bayamés Joaquín Infante, sobreviviente de la conspiración independentista cubana de 1810 dirigida por Román de la Luz, presentó en Caracas, Venezuela, su proyecto de Constitución republicana para Cuba y por otro, en varias regiones de la isla se producían las sublevaciones de los complotados en la primera conspiración de carácter nacional, dirigida por un criollo habanero, negro libre y carpintero, José Antonio Aponte y Ulabarra que pretendía la abolición de la esclavitud y el establecimiento de un estado libre.
¿Qué tenemos finalmente del 20 de mayo?
No es el 20 de mayo el Día de la Independencia, pues no se constituyó un estado soberano; tampoco fue la primera forma de gobierno republicana establecida en Cuba ni mucho menos el primer intento y, finalmente, la historia ha demostrado con suficientes pruebas que la real independencia de Cuba se alcanza el primero de enero de 1959.
¿Qué celebrar? Nada.
¿Qué conmemorar? No hay motivos para un pueblo hoy verdaderamente libre.
¿A qué dedicar la fecha? La historicidad de la fecha es incuestionable, debemos dedicar cada 20 de mayo a pensar la historia, a su análisis, a extraer experiencias como parte de la memoria histórica. Y sobre todo, a no permitir, ni que se tergiverse la historia, ni que se pierda la libertad que tantas generaciones lucharon por alcanzar.
INSTITUTO DE HISTORIA DE CUBA