viernes, 28 de mayo de 2010

Miguel Hernández España por los cinco porque nos faltan

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Recuerdan a Miguel Hernández

 

Con EL SONIDO DEL VALIENTE

 

"Yo trato que de mí queden una memoria de sol

y un sonido de valiente"    Miguel Hernández

 

Por Adys M. Cupull y Froilán González                        Mayo 16 de 2010

 

 

 Antonio Gimeno y Francisco  Barrera  dos  madrileños del Distrito de Salamanca, han propiciado un encuentro sobre la obra de Miguel Hernández. Fue  una tarde en que  reunidos con una representación de intelectuales  cubanos y españoles  que nos visitaron en este mes de mayo  comentaron sobre  el Centenario  del  nacimiento del poeta,  de  sus obras, de  su vida, su nacimiento  en Orihuela,  allá en la provincia de Alicante, el 30 de octubre de 1910.

 

Hablamos de su  Elegía Segunda, dedicada a  Pablo de la Torriente, (comisario político),  el poema a  La Pasionaria, el Canto a la Independencia. la Canción del Esposo Soldado, Viento del pueblo, y el poema a Rosario, dinamitera, entre otros..

 

¿Qué cómo era Miguel?   Lo describieron sus amigos,  según contó el escritor paraguayo Elvio Romero,  en la biografía  dedicada a Hernández, dice que sus ojos eran como dos  fuentes azules, ¡grandes!, sobre una frente orgullosa, protestativa.   Que su sonrisa era ancha, ·"dejando ver el maizal blanco de su dentadura perfecta y maciza".  1

 

Juan Marinello escribió sobre él: "Conocí a MIguel en lo más duro de la guerra española y la coyuntura agravaba su condición de campesino andador.   A trances violentos, iba de la peña literaria a la trinchera encendida, de la cabecera del herido al mitin popular.     La guerra había subliminado la porción dinámica y activa de su persona".2

 

Del asesinato de Federico García Lorca,  Miguel  afirmó: "Desde las ruinas de sus huesos me empuja el crimen con él cometido por los que no han sido ni serán pueblo jamás, y es su sangre el llamamiento más imperioso y emocionante que  siente y que me arrastra hacia la guerra".3 (sic)

 

Se había incorporado al Quinto Regimiento, vió caer a su lado  a otro querido compañero,  era el cubano  Pablo de la Torriente Brau, a quien

dedicó la Elegía Segunda ,  en la cual el poeta nos conduce por la vivencia del cubano que llegó a España para ofrendar su vida,  Miguel hace que lo sintamos allí,  que lo veamos junto a los soldados, capitanes, comisarios y el comandante, que no lloraron, y si  lo harían, sería con lágrimas de hierro, dijo.   Al leer el poema, lo vimos junto a Pablo quitándole pedazos de metrallas y poniéndole trofeos funerarios.   

 

Y a los hombres de su Brigada,  los describe con los fusiles furiosos, las botas iracundas y las manos crispadas pasando  ante el cubano generoso, así lo llama.

 

En 1937, Miguel participó en el Primer Congreso Internacional Antifascista de Escritores que se celebró en Valencia,  ese año se publicó en Madrid, su  obra, Viento del pueblo.  y  la Sección Valenciana de la Alianza de Intelectuales  organizó un acto en su honor, fue en el Ateneo donde  se le proclamó El Primer Poeta de la Guerra.

 

En la recordación de este día de mayo, a Miguel Hernández,   dedicamos  a los presentes,  especialmente a Antonio, Francisco y  Sagrario Losada, el fragmento de su poema titulado:

 

"Llamo a la Juventud"

                                                                                           Autor: Miguel Hernández

Los quince y los dieciocho,

los dieciocho y los veinte...

Me voy a cumplir los años

al fuego que me requiere,

y si resuena mi hora

antes de los doce meses,

los cumpliré bajo tierra.

Yo trato que de mí queden

una memoria de sol

y un sonido de valiente.4

 

El encuentro fue acto hermoso,  siguieron otros poemas  en la voz de la locutora  de la Televisión Cubana Teresita Segarra,  quien complaciendo la petición de Antonio declamó  Nanas de la Cebolla, un poema que Miguel dedicó a su hijo, cuando recibió una carta de su esposa Josefina, en la cual contaba que sólo comían pan y cebolla. y que algunos de los presentes   escucharon por primera vez. 

 Está compuesto de doce estrofas, con siete versos cada una.

 

 Nanas de la Cebolla

La cebolla es escarcha

cerrada y pobre.

Escarcha de tus días

y de mis noches.

Hambre y cebolla,

hielo negro y escarcha

grande y redonda.

 

En la cuna del hambre

mi niño estaba.

Con sangre de cebolla

se amamantaba.

Pero tu sangre,

escarcha de azúcar,

cebolla y hambre.

 

Una mujer morena

resulta en luna

se derrama hilo a hilo

sobre la cuna.

Ríete niño,

que te traigo la luna

cuando es preciso.

 

Alondra de mi casa,

ríete mucho.

Es tu risa en tus ojos

la luz del mundo,

ríete tanto

que mi alma al oírte

bata el espacio.

 

Tu risa me hace libre,

me pone alas.

Soledades me quita

cárcel me arranca.

Boca que vuela,

corazón que en tus labios

 relampaguea. 5

 

Es tu risa la espada

más victoriosa,

vencedor de las flores

y las alondras.

Rival del sol.

Porvenir de mis huesos

y de mi amor.

 

La carne aleteante,

súbito el párpado,

el vivir como nunca

coloreado.

¡Cuánto jilguero

se remonta, aletea,

desde tu cuerpo!

 

Desperté de ser niño;

nunca despiertes.

Triste llevo la boca:

ríete siempre.

Siempre en la cuna

defendiendo la risa

pluma por pluma.

 

Ser de vuelo tan alto,

tan extendido,

que tu carne es el cielo

recién nacido,

¡Si yo pudiera

remontarme al origen

de tu carrera!

 

Al octavo mes ríes

con cinco azahares.

Con cinco diminutas

ferocidades.

Con cinco dientes

como cinco jazmines

adolescentes.

 

Fronteras de los besos

será mañana,

cuando en la dentadura

sientas un arma.

Sientas un fuego

correr dientes abajo

buscando el centro.

 

Vuela niño en la doble

luna del pecho:

él, triste de cebolla,

tú, satisfecho.

No te derrumbes.

No sepas lo que  pasa

ni lo que ocurre.

 

 

Los biógrafos de Miguel Hernández  escribieron acerca de su niñez en el campo, su pasión por la lectura, su estancia en Madrid, su amor y boda con la joven Josefina Manresa ,  el nacimiento y muerte de su primer hijo, su encuentro con diferentes poetas y escritores de España y del mundo. Su participación en la Guerra Civil Española, en defensa de la República, combates persecuciones, el nacimiento de su segundo hijo. 

 

Miguel Hernández pasó sus últimos años,  de prisión en prisión y de celda en celda,  después de ser trasladado a Madrid y condenado a muerte, se le conmutó la pena a treinta  años de encierro, muere enfermo, el 28 de marzo de 1942.

 

Pidió a sus amigos que lo despidieran del sol y de los trigos.

 

Notas:

 

1.Literatura Española, El autor y su obra, Editorial Pueblo y Educación.P299

2. idem p.299

3. Idem P. 298

4.. Idem P 315

5. Idem p. 330