jueves, 9 de septiembre de 2010

ideas Che guardan notable actualidad Emilio Marín Museo Che Guevara Argentina

editorriales

 

A 40 AÑOS DEL FUSILAMIENTO DEL GUERRILLERO EN BOLIVIA
Muchas de las ideas del Che,
no todas, mantienen notable vigencia en el siglo XXI

Capturado herido el 8 de octubre de 1967, Ernesto Guevara fue fusilado al día siguiente en la escuela de La Higuera. Ese aspecto -el mito-mártir- tuvo mucho que ver con su creciente popularidad internacional, pero también pesó la vigencia de sus ideas.
                                                                           EMILIO MARÍN


Para los argentinos es el Che. Para los cubanos simplemente Che, o más formalmente “Guerrillero Heroico”. Aquí y allá y en una numerosa cantidad de países, Ernesto Guevara de la Serna –tal su nombre completo- es una figura reconocida. Lo es, identificado con la inmortal fotografía tomada por el cubano Alberto Korda el día que Cuba homenajeaba a las varias decenas de muertos provocadas por el atentado terrorista urdido por la CIA con la contrarrevolución interna en 1962 contra el barco Le Coubre. Ese rostro joven, determinado y pensante, capturado por ese fotógrafo, se convirtió en el ícono del ícono.
Es que el Che es el único emblema internacional de la rebeldía, dicho esto por un nada guevarista Jorge Lanata tras hacer un programa especial sobre el Che. Lanata es de los que piensan, muy equivocadamente, que el guerrillero se fue de Cuba peleado con Fidel Castro. “Al Che lo fueron de Cuba”, aseguró Lanata ayer en un reportaje de Víctor Hugo Morales en radio Continental, citando como fuente al escritor norteamericano John Lee Anderson.
Semejante tergiversación no resiste el menor análisis, pues es sabido que al incorporarse a la expedición del yate Granma en México, en 1956, el argentino planteó una condición: que si la revolución cubana triunfara, no se le pusieran obstáculos ni razones de Estado para impedirle salir a luchar en su país natal. Tal pedido fue aceptado por el jefe del Movimiento 26 de Julio sin pensarlo mucho. En ese momento todos los que viajaban hacia la costa y luego Sierra Maestra no sabían qué pasaría con ellos al día siguiente (tras el desembarco, de los 82 expedicionarios quedaron con vida solamente 13 con 7 armas).
Además, en refutación de Anderson y Lanata, de que Fidel se desembarazó del Che, está la propia carta de despedida de éste leída por aquél en acto público en Cuba. Allí queda claro que el argentino-cubano se iba a luchar contra el imperialismo siguiendo sus convicciones y para abrir otros frentes guerrilleros que perforaran la coraza del bloqueo estadounidense sobre el país socialista caribeño.
La amistad entrañable de ambos líderes quedó en evidencia. El viajero le dice a su amigo que si en la lucha le llega la muerte, su último pensamiento sería para él y para su pueblo, que lo había adoptado como un hijo.
Esta historia real del Che dejando a su amigo y admirado líder, sus cinco hijos, su puesto como Ministro de Industrias y comandante de la revolución, para ir a pelear primero al Congo y finalmente a Bolivia, donde había tantas posibilidades de morir, es lo que hizo más grande aún al personaje. Eso alimentó el mito, que varios periodistas miran sin ver o ven sin sacar todas las conclusiones porque su ideología, no la del Che, se las vela.

El antiimperialismo
Casi desde el mismo momento en que el prisionero fue ejecutado en La Higuera, se supo que la orden la había dado el presidente boliviano, general René Barrientos. Pero a su vez esa medida había bajado al Palacio del Quemado desde los Estados Unidos, la CIA y el ejército norteamericano que tenía bases en la Zona del Canal de Panamá. Durante los once meses que duró la experiencia guerrillera del ELN en Ñancahuazú, “boinas verdes” y asesores yanquis estuvieron en Bolivia, adiestraron regimientos de rangers y aunque no ponían el cuerpo en los combates, tomaban las decisiones más importantes.
Y ejecutar a Guevara fue una de aquéllas. Félix Rodríguez (que en los ´90 fue recibido en Olivos por Carlos Menem) y Gustavo Villoldo, dos cubano-americanos agentes de la CIA, estuvieron en La Higuera y reforzaron la orden de matar al famoso prisionero y cortarle las manos para su identificación dactiloscópica. Lo hicieron luego de comunicarse con sus jefes en la Zona del Canal.
Los militares bolivianos en consulta con esos agentes de la CIA resolvieron ocultar el cadáver, luego de presentar la mentira oficial de que Guevara había muerto en un enfrentamiento. El guerrillero y 6 compañeros caídos fueron enterrados clandestinamente cerca del aeropuerto de Vallegrande, inaugurando una metodología de desapariciones que se aplicaría en Argentina durante la dictadura. ¿Barrientos y Jorge R. Videla tenían los mismos manuales y asesores?
Si ese fue el fin personal del Che, ¿por qué los documentales del cubano Santiago Alvarez mostraron que años después las pancartas con su foto eran portadas por campesinos en Bolivia y Perú, estudiantes de Argentina y Francia, trabajadores de Chile, Alemania, Corea del Sur y tantos otros lugares?
En años más recientes ese fenómeno se extendió y el rostro del Che se asoma no sólo en los periódicos políticos y culturales o en temas de seminarios, sino también en las remeras de los jóvenes, los tatuajes y los trapos de las hinchadas de fútbol (hasta el capitalismo utiliza esa imagen para que ciertos productos vendan más).
Una parte de la explicación está en lo anotado al principio: el desprendimiento, el coraje, la solidaridad y la rebeldía del personaje ganó la simpatía de mucha gente, incluso el respeto de quienes no comparten sus ideas.
Pero hay otras razones, hayan sido intelectualizadas o no. Es que la prédica antiimperialista del Che, arriesgando el pellejo, vino siendo visualizada como acertada por muchísimas personas. Se dirá que George W. Bush ordenó invadir Irak y mató a 650.000 iraquíes, con lo que hizo un aporte formidable al mito guevarista. Algunos memoriosos recordarán el discurso del comandante donde homenajeaba al mártir congoleño Patrice Lumumba y decía que “no hay que confiar en el imperialismo ni un tantico así”, acercando el pulgar y el índice hasta tocarse.

Acá también
Cada invasión de los marines después de aquel 8 de octubre de 1967 (a Vietnam del Norte, Camboya y Laos, Granada, Panamá, Somalía, Haití, los Balcanes, Kosovo, Afganistán e Irak, por nombrar sólo algunas); cada golpe de Estado pronorteamericano (Chile, Argentina, Bolivia, Haití, Birmania, Filipinas, Timor, Pakistán, etc), fueron confirmando en el imaginario colectivo de varios continentes que Guevara tenía razón. Que había que desterrar al imperialismo y para el caso de las naciones ubicadas al sur del río Bravo, obtener así una Segunda y Definitiva Independencia.
Tal creencia se afianzó a partir del fenómeno de la deuda externa detonado con la cesación de pagos de México en 1982. Proliferaron los ajustes preconizados por el FMI, el Banco Mundial y el BID, entidades que el Che había apostrofado como enviado de Cuba a asambleas de la ONU y la reunión de cancilleres de la OEA en Punta del Este.
Luego de desangrarse con pagos de esa factura fraudulenta, potenciada por intereses usurarios, los países eufemísticamente llamados “en vías de desarrollo” aún deben 1,6 billón de dólares, según cifras de fines de 2006. Es una acusación ilevantable contra los organismos financieros internacionales y los bancos comerciales del imperio.
En Argentina se ha aplicado en forma impiadosa la receta del Consenso de Washington, que reclamaba el pago puntual de la deuda externa, el cronograma de ajustes en detrimento de los asalariados y programas sociales, la privatización de las empresas estatales, etc.
José A. Martínez de Hoz sostenía que “achicar el Estado es agrandar la Nación”. En verdad achicó todo eso, agrandando –como una réplica- el contenido antiimperialista del pensamiento de Guevara.
Bernardo Neustadt, alimentado en su mejor momento por los avisos de empresas monopólicas, decía: “el único imperialismo es el de la estupidez”. Lo aseguró en su insoportable “Tiempo Nuevo”, por suerte ido.
Pero una vez más estaba equivocado, o mejor dicho mentía, porque lo suyo no era error sino deliberada falsificación. Los diarios de ayer informaron en Buenos Aires que entre las 500 empresas líderes de Argentina, 350 compañías (72 por ciento del total) son extranjeras. Y que sobre los 10 grupos industriales que más facturan, 8 son multinacionales.
Visto el problema de la dependencia desde otro ángulo, citamos los diarios de anteayer, donde se puntualizaba que “casi 10 de cada 100 pesos que la población abona en impuestos y cargas sociales van al pago de intereses de la deuda”.
Con esa realidad a la vista uno se explica por qué la figura del Che recoge cada día mayor simpatía y a lacayos como “el tío Bernie” no les cree nadie.

 

 

 




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