domingo, 25 de abril de 2010

Iglesia Santa Maria de New York Hipocresías, mentiras y charlatanerías contra Cuba Padre Luis Barrios

 

Hipocresías, mentiras y charlatanerías contra Cuba

 

 

Practicad y guarda cuanto os dicen,

pero no obréis según ellos/as hacen, porque

predican y no practican.

Mateo 23:3

 

Por lo cual, dejando la mentira, hablad verdad

cada uno/a con su prójimo/a; porque somos miembros

los/as unos/as de los/as otros/as.

(Efesios 4:25)

 

La gente charlatana son los hombres y mujeres

más discretos/as: hablan y hablan y no dicen nada.

Alfred d' Houdetot

 

 

 

 

 

 

Estas dos narrativas Bíblicas y el pensamiento al comienzo de este escrito resaltan tres palabras claves que me interesa poder ilustrar dentro del mismo: hipocresías, mentiras y charlatanerías.

 

La hipocresía la resalta el hermano y compañero Jesús cuando le dice al pueblo que el liderato religioso predica pero no practica lo que predica. Y la mentira la resalta el Apóstol Pablo cuando le dice al pueblo que debemos de abandonar la mentira y hablar con la verdad. Es sorprendente, yo no conozco organización religiosa que tenga una doctrina en contra de la hipocresía o la mentira, dos pecados capitales que reflejan la perversidad de algunas realidades humanas con una enorme capacidad de destrucción personal, interpersonal y colectiva.  El escritor francés, Alfred d' Houdetot, nos dice  que en la charlatanería se habla y se habla, pero no se dice nada. En otras palabras, se caracteriza por ser una persona, o una política pública, que habla mucho pero sin sentido.

 

Estas tres disfunciones de relaciones humanas o vivencia colectiva deberían de ser catalogadas como prácticas contrarrevolucionarias y/o antidemocráticas en cualquier proceso democrático. Es más, deberían de ser catalogadas como prácticas criminales contra la humanidad. 

 

Dentro de este contexto de hipocresía, mentiras y charlatanerías es que quiero cimentar una crítica a la campaña mediática terrorista que el gobierno de Estados Unidos y otros gobiernos y/o grupos han desatado contra la revolución cubana lanzando acusaciones de: violación de derechos humanos; no respetar la disidencia; el dolorido fallecimiento del hermano  Orlando Zapata como resultado de una huelga de hambre; y la demanda que se hace para que el gobierno cubano propicie un desenlace humano que evite nuevas muertes de huelguistas.

 

 

Es claro que ni el gobierno de Estados Unidos, ni mucho menos el liderato charlatán de la disidencia cubana en el exilio –que quede claro,  hay disidencia cubana en el exilio que son personas serias las cuales tienen mis respetos, no estoy hablando de estas personas, sino de quienes practican la charlatanería- no tienen moral para hablar del respeto a la vida, derechos humanos o disidencia política. Históricamente se han caracterizado por hacer lo contrario. Es por esto que no tengo la menor duda cuando señalo que esta campaña mediática es una que está moldeada con desinformación, oportunismo y terrorismo contra una nación soberana que sigue viviendo el odio, la envidia y las arbitrariedades de un bloqueo inmoral e ilegal.

 

Tengo que comenzar por dejar claro que cualquier crítica que se levante contra la revolución cubana la misma debe de estar cimentada, a mi juicio, por lo menos en tres estandartes. Por un lado poder apreciar el cómo esta revolución con apoyo popular promueve el bienestar y la felicidad de los seres humanos y el cómo trabaja arduamente en la preservación de la vida dentro y fuera del país. Y asimismo el como promueve el respeto hacia la diversidad y el pluralismo, incluyendo la disidencia política que no está asentada en la charlatanería y/o terrorismo. Ni el gobierno de Estados Unidos ni mucho menos el liderato charlatán del exilio cubano han respetado la vida, la diversidad o la disidencia política. De esto yo soy testigo porque estuve encarcelado por disidencia política y sigo siendo hostigado por mi disidencia política. 

 

 

 

 

 

 

 

 

El otro estandarte lo es la credibilidad e intenciones de quienes ejercen la crítica. Si volvemos de nuevo a la narrativa de Mateo (23:8) al comienzo del escrito podemos notar cuando el compañero Jesús levanta su crítica diciéndoles que predican y no practican. Definitivamente la persona o las instituciones hipócritas tienen un serio problema delante de la humanidad y muy en particular delante de nuestra Diosa porque no aplican en su vida lo que están enseñando.  Por su historial terrorista y de violación de derechos humanos ni el gobierno de Estados Unidos ni el liderato charlatán del exilio cubano tienen moral para levantar críticas a la revolución cubana.

 

La última de estos estándares lo es el poder descubrir  las motivaciones que puedan tener personas y o grupos o gobiernos para levantar criticas. Yo mismo he levantado críticas contra algunas cosas que no estoy de acuerdo que han sucedido dentro de la revolución cubana. Yo parto del principio que nadie ni nada es perfecto, somos seres humanos, cometemos errores y en algunas ocasiones herimos a las personas que mas queremos. Este es el ejercicio de la crítica y la autocritica. Sin embargo, dentro de estas contradicciones humanas debemos de saber identificar si estamos lidiando con una situación permeada de sinceridad y humildad para reconocer los errores o si estamos de frente a una situación de hipocresías, mentiras y/o charlatanería. De nuevo, yo nunca he creído que Cuba es el paraíso, pero tampoco creo que sea el infierno. No es un secreto que las críticas, desinformación y terrorismo mediático orquestado en estos momentos contra la revolución cubana no responden a la preocupación por los derechos humanos, el respeto hacia la disidencia política o hacia la vida, sino más bien es una campaña política para  ponerles a la defensiva, satanizar el socialismo, glorificar el capitalismo, criminalizar la revolución popular, coartar la libertad de expresión,  no propiciar  el diálogo sino mas bien el odio entre quienes viven en Cuba y quienes viven en el exterior; y continuar aislando la experiencia cubana de liberación que es un ejemplo para el resto del mundo, muy en particular America Latina y mas específico para mi patria Puerto Rico, quien todavía vive bajo el yugo del colonialismo de Estados Unidos.    

 

 

 

 

¿Cuál es entonces la meta con esta campaña de hipocresías, mentiras y charlatanerías? Lo que se persigue es la eterna y engañada idea de derrocar el gobierno revolucionario a través de un programa de acción encubierta la cual dio comienzo el 17 de marzo de 1960 bajo el presidente de Estados Unidos, Dwight David Eisenhower. Es por esto que tanto el gobierno de Estados Unidos como el exilio cubano charlatán carecen de credibilidad y de apoyo popular. Y es por esto que de nuevo la revolución cubana triunfará porque fue, es y seguirá siendo una transgresión de paz con justicia con apoyo popular.

 

Dentro de este contexto reflexivo de hipocresías, mentiras y charlatanerías hay además a mi juicio cuatro realidades muy dolorosas dentro de lo que podemos identificar como la política externa del gobierno de Estados Unidos, la cual muy convenientemente el liderato charlatán del exilio cubano asimismo predica.

 

Una es que se caracteriza por definir la manera en que se realizarán las relaciones con las naciones extranjeras. La mayor parte de las veces son relaciones impuestas que se especializan por ser desiguales, oportunistas e ilegales. De esto Cuba se liberó y no se lo perdonan.

 

Otra realidad dolorosa de esta política externa es que la misma está cimentada dentro del entorno de que el gobierno de Estados Unidos todavía mantiene control político, militar, cultural y económico en el mundo, por lo tanto,  esta política externa es muy influyente. Este es el asunto del pez grande comiéndose al pez pequeño. De esta manera, esta política externa está fundada dentro de la doctrina del manifiesto divino, donde creen erróneamente que tienen un mandato divino de vigilar, supervisar y controlar al resto del mundo. De aquí justifican su colonialismo místico e imperialismo piadoso al declarase policías del mundo.

 

 

 

 

Por último, en la mayoría de los casos el pueblo de Estados Unidos –quien vive sumergido en un analfabetismo funcional; sufre de miopía política; carece de conciencia crítica que le impide cuestionar; y sufre de atosigamiento existencial que le produce la creencia errónea de que nada se puede hacer para cambiar la situación- desconoce la manera en que su gobierno funciona dentro y fuera del país. De aquí la necesidad de siempre buscar a un chivo expiatorio para que cargue con la culpa.

 

En cualquiera de estas cuatro realidades siempre vamos a ver que esta política externa no está fundamentada en construir relaciones de respeto e igualdad o de proteger adecuadamente a los/as seres vivientes y lo ecológico, sino más bien, la misma está organizada para beneficiar a unas personas y/o corporaciones en particulares. Esto en la mayor parte de los casos, se ha cimentado dentro de cinismo que se caracteriza por la hipocresía, la mentira y la charlatanería. Por supuesto, esta hipocresía, mentira y charlatanería nunca ha surgido como accidente, siempre ha sido muy bien calculada basada en el control cultural, ideológico y jurídico que deje como resultado una hegemonía a través de la construcción de una  consciencia popular o colectiva del sometimiento. De aquí la necesidad de responder con una  militancia holística que incluya todo tipo de activismo social, político, económico, laboral, estudiantil, género, espiritual, etc. hacia una descolonización.

 

 

Un ejemplo para concluir ilustrando todo esto lo es el terremoto en el hermano pueblo de Haiti y la comparación entre la respuesta del gobierno de Cuba y la del gobierno de Estados Unidos para con este pueblo. Muy bien lo describió el compañero y hermano Fidel Castro cuando dijo en unas de sus reflexiones: la pequeña isla sometida al injusto bloqueo no sólo tiene un sistema de salud infinitamente mejor que el de los ricos Estados Unidos, sino que además lo utiliza para aliviar la miseria de los demás pueblos. Es por esto que Estados Unidos respondió con militares y Cuba con personal médico. Es por esto que el personal médico de Estados Unidos ya se retiró y el de Cuba se quedó. Esto a mi juicio, es un compromiso, respeto, y preservación de la vida y los derechos humanos. En esta revolución no se comercializa con la vida. Esta revolución “atea” tiene contacto directo con Dios y la preservación de su creación y destruye el “In God we trust” capitalista que se caracteriza por la hipocresía, mentira y charlatanería. Esto es encarnar la paz con justicia.

 

P. Luis Barrios

Iglesia de Santa María

New York, New York

lbarrios@jjay.cuny.edu

10 de abril de 2010

 

 

 

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