lunes, 13 de junio de 2011

Arquitectura filicida argentina

CONTROL DE NATALIDAD ARQUITECTONICO


Los arquitectos debieran hacerse firmar un certificado de "LIBRE MUERTE" por los nuevos

propietarios de los departamentos que estos diseñan y construyen.  Es feísimo ir preso y cargar

con la culpa de una muerte evitable, lo es aún más.  Si ellos firman ustedes los arquitectos quedarán

protegidos de los juicios,  que gente como yo le inicien ante la muerte de una criatura.  El dinero

indemnizatorio pudiera aplicarse a la educación de estudiantes de arquitectura en el rubro

SEGURIDAD del habitante de futuros edificios.

Es deplorable la proliferación masiva de flamantes edificios de departamentos (que ya están

habitados por familias ó lo serán en breve), que poseen una característica aterradora. 

Barandas de protección de balcones que son armas mortales.   En tiempos sensatos estas

barandas ( fueran metálicas o de otro material ) eran diseñadas con barrotes ó columnas

"verticales" y la distancia entre cada uno de estos barrotes seguramente estaría especificada

por una norma municipal, que  supongo existía para proteger la vida de sus moradores.

Los riesgos de que un niño pequeño pasara por esos barrotes de un cuarto piso y muriera

estrellado contra la vereda de la planta baja, se eliminaron fijando una medida adecuada en la

separación de esos barrotes. 

Quedaba luego al azar el que los padres del niño decidieran colocar allí canteros, sillas, u objetos

a los que la criatura curiosa y movediza  por naturaleza (y sin conciencia del peligro ni del vértigo)

trepará para pasar sobre la baranda del balcón y caer trágicamente.

Pero el ser humano evoluciona y estos arquitectos de hoy han HORIZONTALIZADO los barrotes,

de forma de facilitar cinco o seis cómodos peldaños, para que el niño trepe y tras reventarse contra

el piso de la planta baja, vuelva a ascender al Reino de los Cielos.  "Dejad que los niños vengan a mí"

…. pero no de esa  forma tan traumática.   La tragedia se instalará en algunas familias que perderán

un hijo o el muertito será el crío de una visita inesperada que investigando el departamento (mientras

las dos señoras, ó los dos caballeros toman café, miran TV y charlan entusiasmados olvidándose del mundo) 

llegará hasta el fatídico balcón y viendo esos barrotes redondos lustrosos (como los de los juegos infantiles

de la Plaza a donde se siente tan feliz cuando lo llevan)  trepará enérgico y feliz hacia el trágico destino

QUE NO TENIA, y que es OBRA de los ARQUITECTOS que diseñan estas disimuladas máquinas de matar,

que cumplen exactamente a la inversa, la función para la que han sido pensadas. 

NO   PROTEGEN   SINO  QUE  PONEN  EN   PELIGRO

Imagino una beba de año y medio (rubio cabello enrulado y ojos azules eso si) caminando por un estrecho y

corto tablón, a treinta metros bajo ella, olas de hojas secas que el viento otoñal mueve en la vereda, mientras

el grupo de canes paseados se me hacen tiburones  Rotwailer, Pitbull ó Arquitecdogs.

Tras ella, parado en el anclado barco edificio un Arquitecto Pirata con dos parches negros (uno en cada

ojo) la empuja con la afilada punta de su indiferencia hacia la tragedia.

 

                      ¡¡ SALVEN  A  LOS  NIÑOS !!... (de los arquitectos desaprensivos) …"las  ballenas"

 

Eladio González   toto    director

Calle Rojas 129,  CABA,  Argentina

4 903 3285    museocheguevara@yahoo.com.ar