domingo, 2 de octubre de 2011

Haití, país ocupado castigado abusado abandonado jubileo Eduardo Galeano a 54


JUBILEO SUR/AMÉRICAS
jubileosur@gmail.com
www.jubileosuramericas.org

En nombre de maglio vargas
Enviado el: Domingo, 02 de Octubre de 2011
[jubileo_sur] Haití, país ocupado

 

Querid@s amig@s, de Haiti.

 

Despues de la barbarie lo que deviene no es otra cosa que el estadio de salvajismo. Y esto es lo que viene ocurriendo con nuestra siempre recordada y amada Haiti. Desde hace siglos

desde que el imperio Frances y sus aliados (Canada, EEUU, Ingaterra y Brasil),intervinieron, sometieron y obligaron a Haiti, a pagar una cuantiosa deuda, ¿deuda?, ¿de que, y porque?  cometer el delito, su unico delito,  haberse atrevido y desafiado a luchar y salir victoriosos, contra aquellas potencia y,  lograr ser el primer pais de este continente que logro su libertad. Eso no se lo aceptaron ni perdonaron.

 

Hoy unos soldados llamados "Cascos Azules" ONU,.a travez de una mal llamada MINUSTAH, vienen haciendo, -con una conducta amoral que raya en el salvajismo-, contando para sorpresa, con la participacion de paises de LatinoAmerica, que en distintos foros y escenarios diversos sostienen una posicion de identidad y defenza de"la mejores causas revolucionarias"-, toda clase de abusos y atropellos (desde redadas con detenciones violentas con palizas,violaciones de jovenes, -recien el embajador Uruguayo hizo un mea culpa en la Asamblea general de la ONU-  masacres de pobladores en cualquier barriada. y como si todo este sufrimiento no fuera poco le sucede un impresionante terremoto con cuantiosas perdidas humanas y materiales y para rematar al mejor estilo taurino, les nombra una especie de pro-consul que tendra amplios poderes supraconstitucinales para dirigir, supervisar y decidir sobre la "mejor forma" de invertir y operar la recontruccion. y quien este dichado de sensibilidad y virtudes filantropicas y morales ¡oh dios! el señor Bill Clinton ex presidente de  los EEUU, habrase visto tamaña desflachatez e inmoralidad ¡que descaro!, hasta cuando.

 

Toda la humanidad a un solo grito y a una sola voz debe decir ¡BASTA YA, DE OPRESION E INIQUIDAD!.

 

FUERA LA MINUSTAH DEL SUELO HAITIANO.

FUERA EL PROCONSUL BILL CLINTON Y DEMAS SECUACES DE HAITI.

PAGO DE LA DEUDA, CON INTERESES DEL GOBIERNO FRANCES -COBRADA INDEBIDAMENTE- AL PUEBLO HAITIANO.

NI LAS DESGRACIAS, NI LA NATURALEZA IMPEDIRAN QUE COMO EL CANTO DEL COLIBRI RENAZCA UNA NUEVA HAITI.

¡¡¡VIVA HAITI LIBRE Y SOBERANA!!!

 

Coalicion De Las Tendencias Clasistas Venezuela (CTC)

 

Maglio Vargas.

 

Nota: si hay todavia tiempo y, con las disculpa de rigor, solicitamos adherirnos a la carta al Secretario General de la ONU.


De: Jubileo Sur/Américas <jubileosur@gmail.com>
Para: jubileo_sur@lists.riseup.net
Enviado: miércoles 28 de septiembre de 2011 11:06
Asunto: [jubileo_sur] Haití, país ocupado

Estamos compartiendo la exposición que Eduardo Galeano dio ayer en la Biblioteca Nacional, sobre "Haití y la respuesta latinoamericana". Estaba junto a nuestro compañero Camille Chalmers, Director ejecutivo de la PAPDA, miembro de Jubileo Sur y de la APC,  quién también hizo una excelente exposición sobre la necesidad del retiro de las tropas de ocupación de la MINUSTAH y de la implementación de una verdadera cooperación solidaria que respete la autodeterminación del pueblo haitiano, primer pueblo en abolir la esclavitud.
Los calurosos aplausos que recibió Camille después de sus palabras, son la mejor muestra de afecto y solidaridad con la causa haitiana, y de que muchas veces nuestros gobiernos llevan adelante medidas que, cuando las verdades salen a la luz, son indefendibles e insostenibles en nombre de la paz y la solidaridad entre los pueblos.

UNITE a la Campaña de apoyo: ¡HAITI Libre! ¡Fuera la MINUSTAH! 
Sumá la firma de tu organización a la Carta al Secretario General de la ONU y estados miembros, antes del 30 de septiembre.
Participe de la Jornada mundial de Solidaridad con el pueblo haitiano el 5 de octubre.   
Más información

Contratapa|Miércoles, 28 de septiembre de 2011

Haití, país ocupado

Por Eduardo Galeano *

Consulte usted cualquier enciclopedia. Pregunte cuál fue el primer país libre en América. Recibirá siempre la misma respuesta: los Estados Unidos. Pero los Estados Unidos declararon su independencia cuando eran una nación con seiscientos cincuenta mil esclavos, que siguieron siendo esclavos durante un siglo, y en su primera Constitución establecieron que un negro equivalía a las tres quintas partes de una persona.

Y si a cualquier enciclopedia pregunta usted cuál fue el primer país que abolió la esclavitud, recibirá siempre la misma respuesta: Inglaterra. Pero el primer país que abolió la esclavitud no fue Inglaterra sino Haití, que todavía sigue expiando el pecado de su dignidad.

Los negros esclavos de Haití habían derrotado al glorioso ejército de Napoleón Bonaparte y Europa nunca perdonó esa humillación. Haití pagó a Francia, durante un siglo y medio, una indemnización gigantesca, por ser culpable de su libertad, pero ni eso alcanzó. Aquella insolencia negra sigue doliendo a los blancos amos del mundo.

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De todo eso, sabemos poco o nada.

Haití es un país invisible.

Sólo cobró fama cuando el terremoto del año 2010 mató a más de doscientos mil haitianos.

La tragedia hizo que el país ocupara, fugazmente, el primer plano de los medios de comunicación.

Haití no se conoce por el talento de sus artistas, magos de la chatarra capaces de convertir la basura en hermosura, ni por sus hazañas históricas en la guerra contra la esclavitud y la opresión colonial.

Vale la pena repetirlo una vez más, para que los sordos escuchen: Haití fue el país fundador de la independencia de América y el primero que derrotó la esclavitud en el mundo.

Merece mucho más que la notoriedad nacida de sus desgracias.

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Actualmente, los ejércitos de varios países, incluyendo el mío, continúan ocupando Haití. ¿Cómo se justifica esta invasión militar? Pues alegando que Haití pone en peligro la seguridad internacional.

Nada de nuevo.

Todo a lo largo del siglo diecinueve, el ejemplo de Haití constituyó una amenaza para la seguridad de los países que continuaban practicando la esclavitud. Ya lo había dicho Thomas Jefferson: de Haití provenía la peste de la rebelión. En Carolina del Sur, por ejemplo, la ley permitía encarcelar a cualquier marinero negro, mientras su barco estuviera en puerto, por el riesgo de que pudiera contagiar la peste antiesclavista. Y en Brasil, esa peste se llamaba haitianismo.

Ya en el siglo veinte, Haití fue invadido por los marines, por ser un país inseguro para sus acreedores extranjeros. Los invasores empezaron por apoderarse de las aduanas y entregaron el Banco Nacional al City Bank de Nueva York. Y ya que estaban, se quedaron diecinueve años.

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El cruce de la frontera entre la República Dominicana y Haití se llama El mal paso.

Quizás el nombre es una señal de alarma: está usted entrando en el mundo negro, la magia negra, la brujería...

El vudú, la religión que los esclavos trajeron de Africa y se nacionalizó en Haití, no merece llamarse religión. Desde el punto de vista de los propietarios de la Civilización, el vudú es cosa de negros, ignorancia, atraso, pura superstición. La Iglesia Católica, donde no faltan fieles capaces de vender uñas de los santos y plumas del arcángel Gabriel, logró que esta superstición fuera oficialmente prohibida en 1845, 1860, 1896, 1915 y 1942, sin que el pueblo se diera por enterado.

Pero desde hace ya algunos años, las sectas evangélicas se encargan de la guerra contra la superstición en Haití. Esas sectas vienen de los Estados Unidos, un país que no tiene piso 13 en sus edificios, ni fila 13 en sus aviones, habitado por civilizados cristianos que creen que Dios hizo el mundo en una semana.

En ese país, el predicador evangélico Pat Robertson explicó en la televisión el terremoto del año 2010. Este pastor de almas reveló que los negros haitianos habían conquistado la independencia de Francia a partir de una ceremonia vudú, invocando la ayuda del Diablo desde lo hondo de la selva haitiana. El Diablo, que les dio la libertad, envió al terremoto para pasarles la cuenta.

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¿Hasta cuándo seguirán los soldados extranjeros en Haití? Ellos llegaron para estabilizar y ayudar, pero llevan siete años desayudando y desestabilizando a este país que no los quiere.

La ocupación militar de Haití está costando a las Naciones Unidas más de ochocientos millones de dólares por año.

Si las Naciones Unidas destinaran esos fondos a la cooperación técnica y la solidaridad social, Haití podría recibir un buen impulso al desarrollo de su energía creadora. Y así se salvaría de sus salvadores armados, que tienen cierta tendencia a violar, matar y regalar enfermedades fatales.

Haití no necesita que nadie venga a multiplicar sus calamidades. Tampoco necesita la caridad de nadie. Como bien dice un antiguo proverbio africano, la mano que da está siempre arriba de la mano que recibe.

Pero Haití sí necesita solidaridad, médicos, escuelas, hospitales y una colaboración verdadera que haga posible el renacimiento de su soberanía alimentaria, asesinada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otras sociedades filantrópicas.

Para nosotros, latinoamericanos, esa solidaridad es un deber de gratitud: será la mejor manera de decir gracias a esta pequeña gran nación que en 1804 nos abrió, con su contagioso ejemplo, las puertas de la libertad.

(Este artículo está dedicado a Guillermo Chifflet, que fue obligado a renunciar a la Cámara de Diputados del Uruguay cuando votó contra el envío de soldados a Haití.)

* Texto leído ayer por el escritor uruguayo en la Biblioteca Nacional en el marco de la mesa-debate "Haití y la respuesta latinoamericana", en la que participaron además Camille Chalmers y Jorge Coscia.

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